Blog sobre Redecilla del Camino y comarca.

Mostrando entradas con la etiqueta Sierra Demanda. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sierra Demanda. Mostrar todas las entradas

lunes, 1 de enero de 2024

Jesús Garzón, pastor trashumante y defensor de la naturaleza

 Hay personas que dejan huella, personas que no se van. 
La víspera de nochebuena, Jesús nos dejó, a los 77 años,
Jesús Garzón es naturalista y referente de los conservacionistas en España y era una enciclopedia andante con un conocimiento deslumbrante sobre todo lo que le rodeaba,

La víspera de nochebuena nos dejó, a los 77 años, Jesús Garzón, si es que pueden irse los sabios, los héroes o los poetas, porque todo eso era Suso para los defensores del medio ambiente. Un conservacionista y naturalista único, forjado al aire libre y acostumbrado a dormir bajo las estrellas, enseñado desde joven junto al fuego de guardas y pastores, ilustrado y culto como pocos y un verdadero cum laude en la universidad de la naturaleza.

Juan Carlos del Olmo.
Fuente Diario El País.

Recuerdo con nitidez una conversación que, siendo yo muy joven —hace más de 30 años—, tuvimos en Extremadura junto a una humilde zarza y en la que Suso, que era capaz como nadie de atraparte con esa voz grave y pausada, me convenció de que la zarza no tenía nada de humilde. Me explicó con tono apasionado que la zarza era un prodigio de la naturaleza, que fijaba el suelo junto al agua, que era la despensa de las currucas del norte cuando migraban y una verdadera fortaleza armada donde encontraban refugio los conejos que el lince cazaba. Y terminó con unos versos sobre las moras y una receta para hacer la mermelada. Así era Suso, una enciclopedia andante con un conocimiento deslumbrante sobre todo lo que le rodeaba, capaz de interpretar un paisaje solo con una mirada, conectando las tramas invisibles de la naturaleza con siglos de historia humana y con la cultura popular que lo rodeaba.

En los años setenta, cuando solo salían al campo los que en él habitaban, Suso recorrió con el apoyo de WWF palmo a palmo sierras y llanos de aquella España aún salvaje e inexplorada en busca de los últimos linces, lobos, osos, urogallos, avutardas y las escasas parejas de águila imperial que aún quedaban, casi extintas y acorraladas por una sociedad inculta que aún las consideraba simples alimañas. Ese conocimiento pionero permitió poner en marcha las primeras medidas para su conservación y le hizo merecedor desde muy joven de la amistad de Félix Rodríguez de la Fuente y del respeto de los mejores biólogos y científicos, asombrados por el extraordinario conocimiento de la vida salvaje que demostraba.

A mediados de los setenta, mientras exploraba las sierras extremeñas y subido al castillo de Monfragüe, descubrió cómo las excavadoras del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) arrasaban las laderas dónde el río Tajo se junta con el Tietar, arrancando alcornoques, acebuches y jaguarzos para sustituir el bosque autóctono por monótonos eucaliptales. Suso lo dejó todo y se trasladó a vivir con Isabel, su compañera de viaje, y sus hijos, al corazón de Monfrague y se entregó en cuerpo y alma a una verdadera cruzada dentro y fuera de España hasta conseguir detener los aterrazamientos y la declaración de Monfragüe como parque natural en 1979. Con toda seguridad, ese templo de la biodiversidad mediterránea del que nos enorgullecemos hoy no existiría sin su determinación y coraje.

En 1984, fue nombrado Director General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, haciendo historia al ser el primer conservacionista en dirigir una administración y lograr situar a esta desconocida región en lo más alto del mapa de la biodiversidad de Europa. Pero tres años después abandonó los despachos para volver al activismo y al campo. Porque Suso fue un conservacionista que participó en la fundación y la vida de algunas de las principales organizaciones de defensa de la naturaleza de nuestro país, como WWF, Seo/Birdlife, ADENEX en Extremadura, ARCA en Cantabria, la CODA o el Fondo Patrimonio Natural, que en esos años de desarrollismo libraron infinidad de batallas para salvar de las  máquinas y el cemento muchas de las joyas naturales con las que por suerte hoy contamos en España.

Suso fue un maestro y un referente para muchas de las personas que hoy lideramos la defensa del medio ambiente y que tuvimos la suerte de conocerle y aprender de él.

Defensor de la trashumancia 

Pero por lo que probablemente será más recordado es por su lucha para recuperar las vías pecuarias, la ganadería extensiva y defender a los últimos trashumantes frente al arrollador modelo actual basado en una ganadería industrial, insostenible y desarraigada. Por el contrario, Suso defendía a ultranza el pastoreo estacional como una pieza clave, totalmente actual, de nuestra cultura y nuestra historia que había que rescatar. Y nuestros 125.000 kilómetros de vías pecuarias los defendía como una infraestructura única en el mundo y un arma estratégica para mitigar el cambio climático y adaptarnos a los impactos que están por llegar, para producir alimentos de calidad reduciendo el consumo de agua, piensos y energía, y para combatir el abandono rural y el desmoronamiento de la cultura tradicional. Para ello fundó organizaciones conservacionistas enfocadas a este objetivo, como Concejo de la Mesta y Trashumancia y Naturaleza, y se convirtió en un pastor más que cada año se ponía en marcha al frente del rebaño de ovejas, cabras o vacas para transhumar en busca de nuevos pastos entre Andalucía y Teruel o entre las dehesas de Extremadura y los puertos de León.

Durante tres décadas, con frío o calor, sol y nieve, Suso recorrió las cañadas y cordeles de España para denunciar su urbanización o la invasión por la agricultura o las carreteras y reclamar la recuperación de

este bien público para el uso y disfrute de toda la sociedad. Por eso cada año Suso irrumpía en Madrid atravesando el corazón de la ciudad con cientos de ovejas y cabras, recordándonos que todos descendemos de pastores, que la trashumancia es parte de nuestra tradición colectiva y el derecho ancestral de los rebaños sobre los coches a transitar.

Finalmente, este mes de diciembre la Unesco ha inscrito la trashumancia como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por “contribuir a la inclusión social, al fortalecimiento de la identidad cultural y a los lazos entre familias, comunidades y territorios”, un reconocimiento merecido a la vida de Jesús Garzón y a la de los últimos nómadas del mundo que aún practican esta forma de vida tan revolucionaria como ancestral.

Hay personas que dejan huella, personas que no se van. Suso siempre estará en cada pastor que trashuma, en cada esquila que suena y en cada nueva voz que se alza en defensa de la naturaleza salvaje y de la vida al aire libre y sin domesticar. Descanse en paz.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Trashumancia un práctica humana copiada de los animales, Patrimonio inmaterial de la Humanidad.

Hacia el octavo o noveno milenio antes de Cristo, 
el ser humano comenzó a domesticar ganado. 
Desde hace 10.000 años detrás de los rebaños.

Parece ser que ocurrió por primera vez en Mesopotamia y que la cabra fue la especie que inició el proceso, seguida por las ovejas y los bóvidos. Con la ganadería ya no se depende completamente de la caza para obtener proteína animal, pero se plantea un nuevo problema para aquellas comunidades: hay que alimentar a los animales. Los pastos pueden secarse o agotarse en un momento dado, por lo que los rebaños tienen que moverse en busca de otras zonas que les sean propicias.

Algo parecido ocurría con los grandes grupos de herbívoros salvajes que en aquella época todavía poblaban lo que hoy llamamos Europa. Estas manadas se desplazaban dos veces al año en busca de comida y todo indica que los incipientes pastores de la Península Ibérica aprendieron de ellas y comenzaron a realizar movimientos; pero en vez de seguir a los uros o a los rinocerontes lanudos para poder darles caza, se desplazaban con sus propios animales para procurarles sustento. Es el origen de la trashumancia, una de las actividades más importantes para el ser humano durante muchos siglos en lo económico, en lo cultural y en lo medioambiental.

Pasaban siete meses alejados de sus familias, diez directamente fuera de sus casas. Dormían a la intemperie. Soportaban los duros envites de la meteorología. Recorrían cientos de kilómetros, a pie, por caminos a veces peligrosos. Sufrían por su ganado, del que dependía la sustento doméstico. Y por las familias que habían dejado en el pueblo, en especial, por esas mujeres que se echaban al hombro toda la carga familiar y laboral sin una queja. Ser pastor trashumante nunca fue fácil, pero sí gratificante.

El orgullo es uno de los signos característicos de los pastores trashumantes. «Orgullo por haber sacado adelante a sus familias», explica el investigador Francisco Martínez. Hablando con familias de la trashumancia, Martínez ha visto «orgullo por el trabajo realizado, que les ha permitido sacar a sus familias adelante. Un trabajo lleno de sacrificios, pero también cargado de tradiciones y saberes», que se han conservado generación tras generación.

Martínez es coordinador y autor principal de 'Trashumando recuerdos', una publicación de la Fundación Oxígeno que recoge una amplísima investigación etnográfica sobre la trashumacia, partiendo desde las sierras de La Demanda y Neila en Burgos. «Los pastores trashumantes, unas personas singulares históricamente, habían pasado desapercibidos para la mayoría de la sociedad, pero habían dejado una huella importante en la historia, la cultura y el patrimonio», explica Martínez.

Así que, hace cinco años, la Fundación Oxígeno puso en marcha un proyecto para recoger la memoria de la trashumancia y darla a conocer. «El objetivo era recoger los recuerdos de las gentes que conocían la trashumancia porque la habían practicado, escribiendo las últimas páginas de la tradición en Burgos», indica, o de hijos y nietos que lo habían vivido en primera persona y sabían lo que había supuesto socialmente.

Las familias trashumantes están orgullosas de su tradición, pese a la dureza del trabajo.
Las familias trashumantes están orgullosas de su tradición, pese a la dureza del trabajo. Fundación oxígeno

Después de casi un centenar de entrevistas, de recorrer museos, archivos y miles de kilómetros de cañadas, de investigar y escuchar, en 2018 se presentó un documental que ahora se completa con una publicación. 'Trashumando recuerdos' condensa en 600 páginas la historia de la trashumancia y su impacto social, económico, cultural y patrimonial, con el apoyo de 570 imágenes y dibujos, 24 vídeos, 18 audios (estos accesibles con códigos QR) y más de 600 entradas de léxico trashumante.

«Queríamos dar a conocer el trasiego de pastores y ovejas por las cañadas», afirma Martínez, pero también homenajear a esos pastores trashumantes «que abandonaban la sierra en octubre, estaban siete meses fuera de casa, diez entre los que bajaban a Extramadura y pasaban en la sierra». Vivían a la intemperie, soportaban noches muy largas, innumerables penalidades y sufrían las noches de vigilia en las parideras, sabiendo que sus familias dependían de cómo resultara la parición de los corderos.

Una vida muy dura que, los implicados, recuerdan con pasión y emotividad. «A algunos se le saltaban las lágrimas cuando nos contaban sus recuerdos», apunta Martínez, quien no se olvida del importante papel que jugaba la mujer en la sociedad trashumante. Se quedaba en el pueblo, sola, con los niños y los mayores, atendiendo al ganado y asumiendo una carga laboral y familiar sin ningún tipo de comodidades. «Y los pastores le reconocen este trabajo».

Historia viva

Francisco Martínez destaca el impacto social, económico e histórico de la trashumancia en nuestro país, una tradición de ocho siglos, desde que Alfonso X el Sabio creara el Consejo de la Mesta en el siglo XIII hasta la actualidad. Cierto es que, en pleno siglo XXI, quedan pocos trashumantes (en Burgos, ninguno) pero la Asociación Trashumancia y Naturaleza mueve anualmente 40.000 cabezas de ganado, que recorren buena parte de los 125.000 kilómetros de la red de cañadas.

«La cultura trashumante es un legado que se ha movido por las cañadas», insiste Martínez. Se compartía cultura, costumbres, tradiciones, cantares, vestimenta o gastronomía, muchas de las cuales han perdurado hasta nuestros tiempos, lo mismo que un léxico asociado a la actividad. El legado de la trashumancia son también las cañadas, convertidas ahora en vías pecuarias protegidas, para usos no solo ganaderos, sino 'verdes' e históricos, en torno a las cuales hay innumerables bienes patrimoniales.

La trahumancia se ha perdido en Burgos pero se mantiene en España, donde se mueven 40.000 cabezas de ganado anualmente.
La trahumancia se ha perdido en Burgos pero se mantiene en España, donde se mueven 40.000 cabezas de ganado anualmente. Fundación oxígeno

Solo hay que analizar el caso de Burgos. Partiendo de Neila y Valle de Valdelaguna, siguiendo por la Tierra de Lara, el Arlanza y La Ribera, hasta salir de la provincia por el territorio Esgueva, nos encontramos con innumerables bienes patrimoniales. Solo en la zona de Las Mamblas, nos encontramos con la iglesia visigoda de Quintanilla de las Viñas, el castillo de Lara, el dolmen de Mazariegos, varias iglesias románicas, los monasterios de Arlanza y Silos...

Además, «las cañadas son el mayor parque natural de España», asegura Francisco Martínez, y la trashumancia ha modelado el paisaje nacional. Gracias a la tradición de este tipo de pastoreo tenemos los pastizales de las montañas leonesas y burgalesas o las dehesas de Extremadura y Andalucía. «La biodiversidad de España está asociada a la ganadería trashumante» y, ahora, su futuro depende de la extensiva.

Martínez recuerda que la trashumancia se ha reconocido como parte del patrimonio cultural inmaterial de nuestro país y, en Burgos, ha sido clave en la historia de las sierras de La Demanda y Neila. Los pastores, ajenos a los límites políticos provinciales, se movían por el Alto Macizo Ibérico, bajaban a Extremaduras y algunos, en lugar de retomar a la sierra burgalesa (soriana o riojana) acababan en la Cantábrica, en Palencia y León, creando nuevos lazos de hermanamiento que siguen vivos.

martes, 19 de diciembre de 2023

Trashumancia, Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad. 6 de diciembre 2023

Una Protección mundial a la trashumancia, 
un tesoro en peligro por el cambio climático y el abandono.

Trashumancia, una economía acorde con la naturaleza.

En España desde el siglo XIII, la trashumancia es la fórmula ganadera de pastoreo tradicional que mueve los animales según las estaciones, Ahora es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, según ha comunicado la Unesco, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Este reconocimiento ha sido aprobado el 6 de diciembre 2023 en la decimoctava sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial que se desarrolló en Kasane, República de Botsuana.

La declaración del deber de protección de esta forma de ganadería se extiende a una decena de países europeos: Albania, Andorra, Austria, Croacia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Rumanía y España.

Ya en abril de 2017 el Gobierno de España declaró a la trashumancia Patrimonio Cultural Inmaterial de España. Fue,  a propuesta del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, esa la declaración de la trashumancia como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.

 Para facilitar este trasiego de los ganados, no solo ovejas, España cuenta con 125.000 kilómetros de vías pecuarias que cubren todo el territorio peninsular y de las islas, que ponen de manifiesto que la trashumancia es una práctica extendida por todas las comunidades autónomas.

La Unesco destacó el papel de los ganaderos en la “documentación, la transmisión y la promoción” de la trashumancia, así como el impacto económico y social en los países donde se practica. También remarcó que esta modalidad de pastoreo es beneficiosa para los ecosistemas, ya que contribuye a preservar las razas locales y mejorar la fertilidad del terreno.

La trashumancia en España y en el mundo constituye en la actualidad un patrimonio vivo. Además de haber contribuido a conformar la identidad cultural de muchos territorios, la actividad trashumante ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad.

La trashumancia destaca es una “práctica ancestral que implica prácticas sociales y rituales relacionados con el cuidado, la cría y el adiestramiento de los animales, así como la gestión de los recursos naturales”. Ha sido “transmitida de manera informal en el seno de familias y comunidades, y refuerza la identidad cultural y los lazos entre familias, comunidades y territorios, al tiempo que contrarresta los efectos de la despoblación rural”.

A su vez, la trashumancia porta las manifestaciones de la tradición oral, la artesanía y las técnicas de pastoreo tradicional, así como la ordenación de los pastos en el marco del derecho consuetudinario son elementos de la cultura trashumante que esta actividad ayudó a transmitir a su paso por los diferentes y distantes territorios peninsulares. De esta manera, “la trashumancia ha sido tradicionalmente un mecanismo de intercambios culturales entre los diferentes territorios de la Península”.

Al mismo tiempo, se destaca que través de la amplia red de vías pecuarias, se produjo la transmisión de noticias y conocimientos, resultando que a lo largo de los diferentes territorios se genera una cierta homogeneidad cultural derivada de las interrelaciones sociales y culturales que este pastoreo producía. La actividad ganadera trashumante ha aunado históricamente el aprovechamiento de los recursos naturales y el ganado mediante la “denominada cultura pastoril trashumante, produciendo interrelaciones familiares, sociales, económicas, patrimoniales y biológicas y modelando y contribuyendo a la cohesión y vertebración del paisaje peninsular”.

La primera regulación legal en España de la trashumancia data de 1273, y la legislación legal vigente data de 1995, donde se protegió de forma especial las rutas trashumantes tradicionales que atraviesan el territorio peninsular e isleño.

sábado, 10 de diciembre de 2022

Cuando el vasco se hablaba en la Sierra de la Demanda Norte.

Se agradece que nuestro periódico de cabecera acceda a hablar de lo que es una vivencia humana desde siempre y una evidencia científica desde hace mucho tiempo. Lástima que lo haga como arrastrado por el hallazgo de la "Mano de Irulegui". 
A ver cuándo empezamos hablar de lo que tenemos nosotros y por nosotros mismos, y no por lo que otros tengan; porque somos lo que somos y también lo somos por lo que hemos sido, y no porque hoy nos estén diciendo que no queramos serlo.
No obstante se vuelve a agradecer que el Diario de Burgos hable de la Sierra de la Demanda Norte de aquí, que la vamos a definir como "todo lo que hay a mano izquierda del Camino de Santiago desde Redecilla del Camino hasta Montes de Oca", y lógicamente hasta las cozmontes de la propia Sierra.

Un breve nota bibliografía comentada para documentarlo:
Nuestros ríos y riajales, valles y barrancas, montes y árboles... "cantan" vasco desde siempre...; durante 2 siglos estas tierras fueron "gestionadas" por los Señores de Vizcaya...

.- José Juan Bautista Merino y Urrutia. La lengua vasca en la Rioja y Burgos: Con un estudio lingüístico de la toponimia del Valle de Ojacastro, vecino de Redecilla del Camino, y un apéndice sobre el vasco-iberismo. IER, Servicio de Cultura de la Excma. Diputación Provincial, Logroño, 1978; en la pág. 75 se habla de Ayago por sus raíces vascas.

.- Siguiendo con la palabra Ayago: A las palabras latinas que empiezan por fpero sólo en el norte castellano y algo en sur de Francia, el castellano (de inicial f) las convirtió generalmente con el paso el tiempo en h aspirada en un primer momento, y h muda después. Más tarde y en no pocas ocasiones, la h llega desaparecer de la escritura. 
Por ejempo: fagus, fagea, se transforma en faga, luego en faia (la g se transforma en i/y); luego la f se transforma en h aspirada. Esa h pierde la aspiración y se hace muda en (h)aya, aia, y finalmente esa h desaparece en la escritura: así llega el “aya” de Aya(go) a nuestros días. En la palabra Ayago la h ya ha desaparecido de la pronunciación y de la escritura. 
De nuestra comarca, dice Rafael Lapesa que el foco inicial de ese fenómeno se da en el norte de Burgos y en la Rioja en los siglos IX al XIII; y que ese fenómeno solo puede atribuirse a la existencia de factores indígenas anteriores al latín: “cuando un fenómeno propio de una región es muy raro o desconocido en el resto de la Romanía, si en el idioma prelatino correspondiente existían tendencias parecidas, debe reconocerse la intervención del factor indígena”.
Rafael Lapesa nos está diciendo que este fenómeno, que se da en la comarca, tiene sus raíces en idiomas muy anteriores a los romanos, y muy anteriores incluso a los celtas; esos factores pudieron ser de origen íbero o vasco. Estamos hablando de un sustrato lingüístico muy importante y muy antiguo,  del que esta comarca es protagonista, y que tiene su traslación directa en uno de sus topónimos y vocablos más significativos: Ayago.
*Rafael Lapesa, Historia de la Lengua Española. Ed. Gredos, Madrid, 1981, 9ªedc, Colección Manuales nº 45, 9ªedc pags. 36 a 39.  Rafael Lapesa (Valencia 8 de febrero de 1908 – Madrid 1 de febrero de 2001) fue un filólogo español, miembro de la Real Academia Española y de la Real Academia de la Historia.
*DRAE; Pilar García MoutonToponimia Riojana Medieval; y D. Manuel Alvar, Dialecto Riojano, Biblioteca Románica Hispánica, Madrid 1986.

.- Esta amplia comarca, que va desde los nacientes y montes de las cuencas altas del río Cárdenas hasta el río Tirón, es como una cápsula del tiempo, como un castillo no conquistado por los flujos migratorios e invasiones foráneas que en cada época ha habido y que no transitaban por los montes, pero sí transitaban los llanos de Rioja, Bureba, Merindades...: Los Montes de Ayago, también los de San Lorenzo, de Oca, de San Antonio (es decir los montes de la Sierra de la Demanda Norte)... han permitido a esta zona ser una reserva, un depósito de la cultura íbera, de la mixta celtibera y de la vascongada. Esta característica geomórfica de los montes de la comarca ha favorecido la conserva de muchos vocablos (topónimos, hidrónimos, onomásticos....) procedentes de distintas culturas, las más antiguas de las que tenemos conocimiento. Y así en esta comarca, en esta geografía, encontramos estratos del habla íbera, vasca... 
*Tesis que también mantiene y documenta Rufino Gómez Villar en su Toponimia vasca en la comarca de Belorado (Burgos)”,  Fontes Linguae Vasconum. Año XXXV. Nº 92. Enero-Abril 2003. Recoge un interesante y documentado estudio de la influencia vascuence que se percibe en los múltiples pagos de la comarca, sobre todo la conservada en los Montes de Ayago.  El mismo autor en el Diario de Burgos dice el 9/11/2003:Relacionados con pueblos (Arraya, Cerratón, Galarde, Uzquiza), con nombres de bosques (Bagaza, Ayago, Ezquerrarana, Iraza, etc.), de prados (Larraederra, Larrabota, Remendia, etc.), de fuentes (lurias, Leturrias, Iturrioz, etc.) o de vallejos (Muñarana, Arangurnia, Cortarana, etc.). En definitiva, una larga lista que viene a confirmar el uso del vascuence en esta comarca burgalesa”.  

Pero tanta abundancia de nombres vascos no hubiesen llegado a nosotros si sólo hubiesen permanecido en la comarca 200 años(s. IX-XIII): "En tal caso los rastros serían menores, ya que el lapso de tiempo de esa estancia humana será entonces pequeño para legarnos hasta el día el abundante material aludido...;  están en segundo término los lugares que corresponden al paso de las tropas castellanas que empujaron a los árabes hacia el Sureste, y que por contraste fue este empuje el que mantuvo el vascuence en las montañas vasconas y en los montes riojano-burgaleses de la Demanda...".
Parece que, efectivamente, los Montes de Ayago y los demás comarcanos fueron un refugio ante la inculturación que imponen los invasores del llano, y por eso son un depósito lingüístico de primer orden al haber preservado las huellas de aquellas viejas lenguas propias de la zona.

.- Por eso si retrocedemos más atrás en el tiempo: antes de los romanos, antes incluso de las invasiones celtas. Antes que llegaran por aquí esos grandes invasores, tal vez migrantes, había población humana en la zona. A decir del oriundo redecillano Carlos Martínez Villar hay un sustrato humano compartido con España y con Europa, que son ascendientes de los vascos; los vascos serían un sustrato humano anterior a esas grandes migraciones que volvieron a reconfigurar los mapas genético, lingüístico, cultural indoeuropeos en Europa:   “Los paleolíticos eran ascendientes de los vascos, y no solo eran aborígenes de España, sino de toda Europa, aunque reciban otros nombres, arcadios, ligures, etc.
En Redecilla del Camino tenemos pruebas arqueológicas de la presencia humana de hace 3.000 a.C.
"Castrajón" es un topónimo, más arriba de la villa de Villorceros, que debería estudiarse con detenimiento.
* Ver el libro del redecillano Carlos Martínez Villar, Vascos e Íberos, una historia distinta del pueblo vasco. Ed. Asunción 2003, pg. 214.

.- Acercándonos, pues, a la frontera entre la prehistoria y la historia en esta comarca los pobladores íberos (?) tuvieron que estar asentados en castrajones con una organización precaria de clanes familiares o tribales, ajenas todavía a las nuevas formas de organización de los “Estados” surgidos a partir del año 3000 a.C, en Mesopotamia, Egipto, y a partir del año 1000 a.C. en los distintos estados, ciudad/estado, etc.,  que se organizan, crecen e imperan en torno al Mediterráneo, en Oriente Medio y en  Centroeuropa por parte de los celtas... 
Para profundizar este asunto se recomienda la lectura de los Profesores de la UBU, J. Carlos Díez Fernández-Lomana y José A. Rodríguez Marcos, o  también Juan José García González,  quienes hacen un recorrido más explícito que el somero acercamiento contextual que aquí hemos hecho.
J. Carlos Díez Fernández-Lomana y José A. Rodríguez MarcosLas Raíces de nuestra Historia, de Atapuerca al Neolítico, ed Caja Círculo, 2009. 
Juan José García González y vv.aaHistoria de Castilla, de Atapuerca a Fuensaldaña, ed. Esfera de los Libros, 2008, pgs 23-88.
V.B.S.

Reproduzco aquí lo publicado por el Diario de Burgos que ha motivado el comentario anterior.



El primer registro del euskera recién hallado sobre un bronce data del siglo I a.C. 

En la toponimia de varias comarcas de Burgos también hay vestigios de que la lengua vascuence 
se habló en Castilla al menos en los siglos IX y X e incluso antes.

Esta pieza en bronce, La Mano de Irulegui, fue hallada el año pasado cerca de Pamplona
fue presentada hace unos días como el registro escrito más antiguo que existe en lengua euskérica.
Data del del siglo I a.C.

El bronce hallado el pasado año cerca de Pamplona en un yacimiento arqueológico del año I a.C. con inscripciones que, según los especialistas, es antiguo aquitano o lengua vascónica, se ha considerado el primer registro conocido del euskera. La Mano de Irulegui, que así se llama la pieza, ha revolucionado todas las tesis anteriores sobre el origen de esta lengua. 

Lengua que también llegó a hablarse en distintas zonas de Burgos entre los siglos IX yX, como reveló en 1935 el historiador e investigador José Bautista Merino. En un estudio titulado 'El vascuence hablado en Rioja y Burgos' señalaba éste que el área del vascuence «se extiende también por los pueblos de la provincia de Burgos lindantes con la de Logroño, en una zona de bastante profundidad, que llega hasta las cercanías de la capital burgalesa, como así lo he visto después probado por la abundante toponimia menor que he recogido (...) 

Estas aportaciones nos enseñan que el vascuence se habló tardíamente, por lo menos en toda la Rioja alta, la Bureba y cercanías de Burgos (comarca de Juarros), corriéndose también por la montaña hasta Valdelaguna, del partido de Salas de los Infantes, cuyas actuales regiones corresponden a la primitiva población de Berones, Austrigones y Turmódigos, pueblos limítrofes de los Vascones, y por consiguiente los restos del  vascuence que en ellas encontramos demuestran que lo hablaron las citadas tribus».

Una de las tesis que emplea Merino es que esos vestigios «fueron un resto o sedimento de los Vascones, que en su época tardía (siglos IX y X) pasaron el Ebro a repoblar la Rioja y la Bureba, que acababan de desalojar los árabes, siguiendo el impulso natura1 de trasladarse a tierras más fértiles». Pero sostiene otra tesis más, ya que estima poco consistente ese argumento «porque en tal caso los rastros serían menores, ya que el lapso de tiempo de esa habitación será entonces pequeño para legarnos hasta el día el abundante materia1 aludido y, por otro lado, no tendríamos la diferencia de zonas que se perciben hoy con más o menos abundancia de voces vascas, y precisamente están en segundo término los lugares que corresponden al paso de las tropas castellanas que empujaron a los árabes hacia el Sur, y que por contraste fue este empuje el que mantuvo el vascuence en las montañas vasconas y en las riojano-burgalesas, pues de no haber tenido Castilla este designio imperial es indudable que los árabes hubieran quedado mayor espacio de tiempo en el Norte de la Península, con evidente peligro para su elemento aborigen».

Además de este argumento, existe otro según el investigador. «Antes de esos siglos encontramos documentos en los que aparecen nombres toponímicos euskéricos dentro del perímetro de las regiones referidas, lo que es prueba clara de que con gran anterioridad había ya en ella población que hablaba vascuence. (...) Y sobre el extenso número de material toponímico, no debe olvidarse aludir a la existencia actual en esas regiones de apodos y frases sueltas, total o parcialmente euskéricas, y que algunas costumbres y danzas sean idénticas a las que actualmente tienen expresión en las Vascongadas».

Y La Demanda. Otro historiador, Luis María Mújica, registró en un estudio, décadas después, hasta «mil ciento cincuenta topónimos vascos». Y ampliaba la tesis de Merino a tierras de la Demanda, donde defiende que hay más toponimia euskérica que en la Bureba o los Juarros. «Como era de esperar, de la pervivencia de restos de una habla, ya extinguida hace mas de seiscientos años, los topónimos llegados a nosotros contienen muchas adulteraciones, metatesis, síncopas y otros cambios; con todo, tales nombres son vascos o vascoides, indiscutiblemente, y, por ello, testimonio de la existencia de una Vasconia lingüística mucho más amplia que la actual, siendo la Castilla actual punto de unión con Vasconia, mucho mas que de separación».


martes, 15 de noviembre de 2022

Camino a Ayago, camino a la Granja de Villorceros, recebado y pisonado, en Redecilla del Camino.

 El Ayuntamiento de Redecilla del Camino ha procedido a recebar 
el camino de conduce hasta los Montes de Ayago, desde Villaorceros y 
hasta la cima (la cozmonte) que está más arriba 
de la ermita de Ntra. Sra. la Virgen de Ayago.

Merecerá la pena usarlo y, por ello, cuidarlo. 
Es un camino rural, no es una autopista.






Fotos cedidas por el Ayto. de Redecilla del Camino.


jueves, 28 de julio de 2022

"Ni percepción ni capacidad de autocrítica": visión de "Silvestres Ezcaray" sobre los incendios de este verano.

Recojo aquí una reflexión que, partiendo de la ola de incendios actual, me parece muy acertada, 
muy conocedora de la realidad e historia de nuestros montes, 
y que nos apunta problemas reales (no inventados) y alguna salida a esta situación.

Ha sido publicada en el facebook de Guía intérprete del Medio Natural. Técnico Forestal y Guía Profesional de Media Montaña de Silvestres Escaray.

De mucho interés las fotos publicadas y sus comentarios.

Aldea de Posadas. Sin árboles. Sin bosques. Limpio todo como la patena. Silvestres Ezcaray



Metidos de lleno en plena vorágine de incendios, asistiendo a como se arrasa y también se atenta, sin escrúpulo alguno, contra el patrimonio natural de todos, la biodiversidad y sus paisajes. Justo en el momento preciso y despiadadamente, cuanto más vulnerable e indefenso se encuentra el monte, ese insustituible ecosistema forestal por el que se sufre y lucha frente a una sofocante amenaza, acechante y destructiva, que no es otra que la originada por nuestra propia especie
Ante la acuciante agonía de muchísimas personas que están perdiendo sus hogares, animales y bienes en cuestión de minutos, su futuro y medio de subsistencia, sin poder hacer nada, abandonos a su suerte, ante la desidia de mandatarios políticos y administraciones que se escudan y eluden cualquier clase de responsabilidades. 
Resulta fácil señalar y autoexcluirse. De excusar errores. De continuar alentando un argumentario populista y simplón, azuzado por un desenfrenado ambiente de sinrazón y de controversia ideológica, de continuada desinformación y que excede ya, en mucho, al ámbito de los manidos incendios forestales. 
No pecamos por falta de conocimiento, no. De lo que se peca es de una carencia de entendimiento e insensatez en todas sus facetas, magnitudes y contextos. 
Se habla largo y tendido sobre la problemática. Se debate, se señala y se vuelve a señalar. No se reflexiona. Se sueltan barbaridades y sandeces por doquier, a cada cual más exagerada y surrealista. La majadería es tal que algunos iluminados están proponiendo poner a la gente desempleada a trabajar limpiando el monte, al menos como se hacía antaño, tajamatas en mano ¿no? 
¿Qué tiene que decir ante tamaño menosprecio y descrédito el sector forestal de nuestro país? ¿Qué ocurre con la dignidad y prestigio de todo un colectivo profesional? ¿Con el grado de experiencia, atribuciones y competencias conseguidas a base de mucho esfuerzo y trabajo? Proseguimos infravalorando su deber y compromiso para con el resto de la sociedad, fomentando una vez más la precariedad laboral, el vilipendio, la desatención y burla… ¡Qué tremendísima falta de respeto!

Se acusa por otra vertiente al excesivo control e impermisibilidad de las leyes proteccionistas ¡Pero coño! si es que si se nos deja lo depredamos todo. Da igual truchas, que setas, que leñas, que caza, que agua..., y no son los emigrantes, no, vivo en un pueblo y los que me conocen saben de sobra de lo que hablo y a qué me refiero ¿Cómo no regular entonces? Aún recuerdo en mis años de estudiante como un profesor de la escuela de ingeniería arremetía contra la gente que se llevaba de los pinares - ¡hasta las piñas! -. Dada la situación y con la que está cayendo, posiblemente hoy opine todo lo contrario… 

Numerosos representantes relacionados con la política y gestión forestal aprovechan para acaparar réditos y proseguir con las imputaciones olvidándose de que, en cierta medida, tampoco se han hecho las cosas demasiado bien por su parte, y si no ¿Quién le iba haber dicho a un ingeniero del antiguo ICONA que las repoblaciones que se planteaban por entonces, por su extensión, monoespecificidad y densidad, iban a ser un verdadero problema ante las condiciones extremas que se están viviendo cincuenta años después? 
Resulta paradójico observar cómo todavía se planta a marcos excesivamente reducidos y a altas densidades, atendiendo a unos más que evidentes criterios productores y económicos, incluso en cuarteles y montes de marcada vocación protectora y conservacionista 
¿Quién les iba decir, igualmente, que la expropiación forzosa de terrenos para reforestaciones iba a ser uno de los detonantes que propiciaría el abandono de pueblos y aldeas a finales del siglo pasado? Se vetaron múltiples usos, y con ello desaparecieron muchas costumbres, tradiciones y paisajes. Esas prácticas seculares que ahora mismo se plantean resucitar a toda costa, con muy poco juicio y mucha falta de coherencia. 
Cabe recordar que, si la superficie forestal nacional ha logrado recuperarse en los últimos decenios, esencialmente ha sido gracias a ese éxodo rural y a la disminución de unas formas de explotar los recursos que poco tienen que ver con las demandas sociales en la actualidad
y qué decir de lo que imponen los mercados en mundo cada vez más globalizado y manipulado. 
No es de ahora. Esto se veía venir desde hace mucho tiempo ¿Buscamos culpables? 
Aldea de Zaldierna. No había bosque. Los pagos y cultivos ascendían hasta donde el clima
y el suelo lo permitiesen. Silvestres Ezcaray.

El bosque crece y se expande, a razón de una reducida tregua suscitada por la emigración de pueblos a ciudades. Reclama sólo sus anteriores dominios, coloniza y compite en base a unos desatendidos terrenos caídos en desuso ¿por descuido? ¿supresión? ¿indolencia? Así lo documentan los Inventarios Forestales Nacionales, aunque, ¿resulta verdaderamente positivo? 
Analizo imágenes en blanco y negro de mediados del siglo pasado de La Demanda y Alto Oja riojano y, es cierto, efectivamente, el monte estaba bien limpito y aseado. Blanco y negro, literal. Se rozaba y quemaba con bastante asiduidad. Los incendios no resultaban tan devastadores ni peligrosos porque básicamente había muy poco que quemar. Apenas quedaba arbolado autóctono y muchas repoblaciones todavía se encontraban en un estado muy incipiente de desarrollo. 
La misma situación era extrapolable al resto de la península ibérica. En relación con esto, debe entenderse que, si hoy en día continúan existiendo en el campo áreas de “maleza” espesa y cerrada; de ese repudiado matorral que es promesa y cuna de futuros bosques, que da comer a nuestras abejas, refugia a la caza, retiene humedades y abona el suelo, entre otras muchas cosas más, es porque justamente ha sido el uso reiterado del fuego el que ha creado y retroalimenta esta clase de estructura y composición vegetal. Es consecuencia de un círculo vicioso, propiciado fundamentalmente por el hombre. Si se quema con cierta frecuencia tendrás más matorral, más denso e intransitable y, por ende, mucho más acúmulo de combustible dispuesto a arder y propagar llama en caso de incendios recurrentes. 
Antiguos prados y pagos abandonados, colonizados por el bosque mixto original.
Valle de Urdanta. Silvestres Ezcaray.

Impacta escuchar a numerosos expertos en su afirmación de que: “vamos a pasar de proteger el bosque, a defendernos de él”. No sé a vosotros, pero a mí me rechinan estas contundentes declaraciones. 
Solo espero que no se malinterpreten de forma generaliza, como lo que sigue; 
.- Que los montes se hallan completamente abandonados. 
.- Que, por estas mismas razones, sólo por estas, arden con una virulencia incontrolable. 
.- Que hace falta gestión, gestión y más gestión. 
.- Desproteger especies y espacios naturales, atenuando limitaciones normativas. 
.- Limpieza, ganadería sin limitaciones, implantación de parques solares y eólicos fuera de control, más quemas si cabe y que, en resumidas cuentas, en el campo se vuelva hacer lo que a cada uno le entre en gana...profundizado un poco en el asunto, se comprende que suelen coincidir las mismas causas y motivaciones por las que a menudo se da fuego al monte de manera furtiva y absolutamente intencionada 
¿Contra quién realmente debemos defendernos entonces? No se trata de dementes o de pirómanos trastornados ¡No!: Sobre dicha lacra poco se discute y razona. 

Se habla de desbrozar sin medida y fuera de época cuando en la atmosfera se dan unos niveles de CO2 que hacen que la vegetación se reproduzca súbitamente de nuevo, de fragmentar al máximo las masas y comarcas forestales, de crear más cortafuegos, pistas y caminos, cuando la mayoría de los incendios provocados se originan cerca de caminos, pistas y carreteras, de reintroducir ovejas y cabras donde se quiera, cien, doscientas, trescientas,…a miles…, que se talen más y más árboles y que tras los aprovechamientos maderables se deje al bosque hecho una zarria, inundado de ramajes altamente inflamables, de desmontes y nuevos accesos, que se extraiga y mercadee con toda suerte de leña,…explotación, explotación, explotación, sin mencionar apenas regeneración. 

Reitero. Regeneración en todas sus facetas, magnitudes y contextos. El momento es delicado, condicionado por un clima severo y una sequía que se atisba atroz y persistente. Ahí está el verdadero peligro y, contra esto, volvemos a desviar preocupaciones 
¿Debemos reaccionar? por supuesto que sí ¿Regresar a la actividad y prácticas tradicionales desde un prisma más amplio, innovador y sostenible? Ojalá, no hay mejor alternativa, pero ¿A qué nivel o escala? ¿Con qué medios y de qué forma? ¿Con qué financiación y recursos?... ¿Con qué apoyo? ¿Cómo se explica y se hace ver una sociedad urbana, a unas nuevas generaciones, cuando la desvinculación e indiferencia respecto a esta orden de desafíos roza los límites del no retorno?
-------------
Contacto con Silvestres Ezcaray
Calle Carnicerías, nº14 bajo
26280 Ezcaray – LA RIOJA
Tlfn. 679078471 (Juan)

jueves, 30 de junio de 2022

Sendero Los siete puentes. Uno de los Senderos más bonitos de España.

Con Descripción de la ruta
Con itenerario Gráfico para no perderse.
Con indicación de GPS para imposible perderse (pdfs, tracks...)


Introducción
Seguramente, si le pidiéramos a cualquier persona que nos describiese qué se imagina al pensar en un sendero, nos describiría esta maravillosa ruta por el barranco formado por el arroyo de Usaya en la Sierra de la Demanda.

Este sendero circular parte desde la aldea de Azarrulla y transcurre a la ida junto al mencionando arroyo, bajo la sombra de frondosas hayas, cruzando el caudal en diversas ocasiones por los puentes que dan nombre a la ruta. A su vuelta, el sendero discurre entre pinos, a media ladera, hasta llegar a la solana desde donde podremos divisar unas vistas maravillosas del valle y de los picos circundantes, como el San Lorenzo, el más alto de la sierra con 2.270 m. y en cuya ladera norte se encuentra la estación de esquí de Valdezcaray. Podemos decir, por tanto, que este sendero es un dos por uno: un sendero de ribera y un sendero de media-alta montaña.

En cuanto a la vegetación, las hayas, robles, álamos y demás vegetación de ribera son los protagonistas indiscutibles de la primera parte del recorrido, ofreciéndonos un espectáculo grandioso de colores en la época otoñal. Esta ruta es, también, un paraíso para los aficionados a las setas, que aquí crecen en gran abundancia y variedad. En la parte alta del recorrido encontraremos pinos, piornos, helechos y acebos.
Por lo que respecta a la fauna, estos bosques de aspecto mágico, dan cobijo a multitud de especies como el corzo, el jabalí, el tejón, el gato montés o la ardilla común (que quizás sea la menos difícil de avistar); numerosas aves, entre las que destacan el águila culebrera, el águila calzada, la real y el buitre leonado;  anfibios como la rana común, la salamandra común, el tritón jaspeado, el tritón palmeado y el sapo partero común; y, por supuesto, reptiles como la lagartija ibérica, la culebra de collar, la lagartija roquera y el lagarto verde.
Aviso La nieve puede ser muy abundante en esta zona. Siempre es conveniente consultar el parte meteorológico a la hora de preparar una excursión y llevar el equipamiento adecuado para las circunstancias que podamos encontrarnos.

El recorrido
El sendero comienza en la aldea de Azurralla. Al llegar encontraremos una pequeña explanada la izquierda de la carretera donde podremos aparcar nuestro vehículo. En este punto, junto a los carteles informativos, sale una pista que da inicio a nuestro sendero y que tras unos pocos metros gira hacia la izquierda en dirección al barranco del Usuaya. Toda la ruta está bastante bien señalizada con las marcas blancas y amarillas de sendero de pequeño recorrido que iremos viendo desde su mismo inicio.
Tras caminar unos doce minutos llegaremos a un cruce con una pista que asciende a nuestra izquierda, la ignoramos y seguimos de frente sin desviarnos. Unos cinco minutos después y tras un giro a la izquierda, el sendero inicia un suave ascenso. A partir de aquí iremos siempre ascendiendo, aunque será un ascenso suave la mayor parte del tiempo. Llevamos el arroyo a nuestra derecha que va bajando y jugando con las rocas, formando pequeños saltos, cascadas y pozas. Caminamos entre hayas y álamos por un camino cada vez más amplio, alfombrado de hojarasca  que lo tiñe de tonos entre el marrón y el púrpura.
Tras unos cuarenta minutos de marcha alcanzamos el primero de los siete puentes de madera por los que cruzaremos sobre el arroyo. Lo cruzamos y continuamos nuestro camino, ahora con el arroyo a nuestra izquierda. Tras otros cinco minutos, volvemos a cruzar el cauce por el segundo de los puentes y continuamos nuestro camino, ascendiendo suavemente por el barranco, con el Usuaya saltando entre las rocas a nuestra derecha.
Seguimos caminando y entre las copas de los árboles, a nuestro frente, podemos ver la cima del majestuoso San Lorenzo, nevada o no según la época del año en la que hagamos la ruta. Unos diez minutos desde el último puente, nos encontraremos con el tercero y, cinco minutos después, con el cuarto. Los cruzamos y seguimos por el sendero, cuya pendiente se incrementa ahora durante algunos cientos de metros hasta llevarnos al quinto puente. Tras cruzarlo, giramos a la derecha y, a los pocos metros, de nuevo a la izquierda.
Continuamos nuestro ascenso bajo una arboleda imponente y rodeados de rocas cubiertas de musgos. El piso del sendero se vuelve un poco más agreste, barranco parece estrecharse un poco, hasta que, finalmente, llegamos al sexto puente. Lo cruzamos y continuamos nuestro camino por el margen izquierdo del arroyo. En unos poco minutos alcanzamos el séptimo y último puente de madera que cruza el arroyo justo por debajo de donde éste forma una pequeña cascada escalonada. Una vez cruzado el puente, debemos prestar atención a la señalización del camino, ya que unos metros más adelante debemos girar a la izquierda abandonando la aparente pista que tenemos frente a nosotros. El camino trepa entre los árboles y deberemos seguir las marcas de color amarillo fosforescente que encontraremos en los árboles y que nos indicarán un giro hacia la derecha. Subimos una empinada pendiente y llegamos a un cruce indicado por un poste de madera donde giraremos hacia la izquierda, tomando la dirección “Solana de Usuaya”. Seguimos caminando y a los diez minutos, aproximadamente, de haber cruzado el último puente, tendremos que vadear el arroyo Usuaya en primer lugar y otro pequeño arroyo en segundo, unos metros más adelante. Ahora el sendero se ha vuelto mucho más estrecho y la vegetación ha cambiado, con los pinos como protagonistas. Estamos alcanzando la máxima cota de nuestro camino.
Tras unos viente minutos de marcha, salimos de los pinos a una zona más despejada y cubierta de helechos. Debemos estar atentos en este punto a las señales de continuidad del sendero y a los pequeños hitos de piedra que marcan el camino que gira hacia nuestra izquierda en unos 45 grados y continúa descendiendo, de nuevo entre los pinos. Unos minutos después volveremos a salir del abrigo de los pinos y alcanzaremos la solana. El sendero continúa su descenso a media ladera, ofreciéndonos unas vistas que nuestras retinas tardarán en olvidar y que bien merecen detenerse un rato para disfrutarlas. En esta parte del camino, además de las marcas de pintura blanca y amarilla encontraremos postes que nos indicarán el camino.
Continuamos bajando. En dos ocasiones llegaremos a sendos cruces en los que debemos seguir el camino en dirección descendente, hasta que el sendero desemboque en una ancha pista. Nos incorporamos a  ella y seguimos bajando hasta que ésta hace una pronunciada curva a la izquierda. En este punto veremos una vereda que sale a la derecha, la cogemos y seguimos descendiendo por ella hasta que desemboquemos en la pista por la que iniciábamos el sendero, justo al salir del aparcamiento.
No te puedes perder
1. Los Puentes: Estas sencillas estructuras de madera, con malla de alambre en el piso para evitar resbalones, nos permitirán cruzar de una orilla a otra del Usuaya hasta en siete ocasiones. Dan nombre a la ruta y el ir a su encuentro constituye, sin duda, el gran aliciente de la primera parte del sendero.

2. Los saltos de agua: El sendero discurre en su primera mitad por el barranco formado por el Usuaya. Este arroyo de aguas cristalinas baja alegre desde la montaña, precipitándose en numerosas pequeñas cascadas y saltos de agua dignos de ver.

3. Vistas desde la Solana de Usuaya: Uno de los grandes atractivos de este sendero es el marcado contraste entre la solana y la umbría de Usuaya. Durante la primera parte del recorrido vamos por el fondo del barranco, en sombra, rodeados de hayas, robles y vegetación de ribera. Pero, en la segunda parte, hemos ganado altura, hemos caminado entre un espeso pinar y, finalmente, hemos salido a la solana que, desnuda de árboles, nos regala unas vistas impresionantes del valle y de sus cimas circundantes. Bien merece la pena detenerse un rato a disfrutar de ellas.

viernes, 24 de junio de 2022

Desde la Sierra de la Demanda, Blog: 49 rutas por nuestra Sierra (algunas de invierno para esquí de travesía).

*.- Rutas Andando:

 1.1       BURGOS
356. Pozo Negro de Otero   Sierra de la Demanda - Fresneda de la Sierra.
326. Pico San Millán   Sierra de la Demanda - Santa Cruz del Valle.
324. Pico Mencilla   Sierra de la Demanda - Pineda de la Sierra.
316. Barranco y cascadas de Altuzarra Sierra de la Demanda - Santa Cruz del Valle Urbión.
296. Por el embalse de Alba  - Villafranca Montes de Oca.
277. Otero (Sierra de la Demanda). Fresneda de la Sierra Tirón.
276. San Millán (Sierra de la Demanda). Santa Cruz del Valle Urbión.
251.  Mencilla.  Iglesiapinta.
250. San Millán y Trigaza.  Pineda de la Sierra.
249. Mencilla. Pineda de la Sierra.
248. San Millán. Santa Cruz del Valle Urbión.
223. Trigazas.  Santa Cruz del Valle Urbión.
217. San Millán y Barranco de Altuzarra.   Santa Cruz del Valle Urbión.o.
194. Cabeza Aguilez, por el Nacedero.     Pradoluengo.
192. Torocuervo   desde Eterna
186. Pico Otero - Barranco de Pozo Negro    Fresneda de la Sierra Tirón
161. Trigaza   desde Valmala.
150. San Millán y Trigaza Sur  desde Pineda de la Sierra
144. Torocuervo, Campos Blancos, Otero  Fresneda de la Sierra
140. San Millán y barranco de Altuzarra   Santa Cruz del Valle Urbión
135. Pico Mencilla  desde Pineda de la Sierra
131. San Millán y Cabeza Aguilez  Santa Cruz del Valle Urbión
116. Pico San Millán  desde Pineda de la Sierra
62. Pico Mencilla    desde Pineda de la Sierra
59. Torruco Zarzabala - Cabeza Aguilez    Fresneda de la Sierra
58. Por el Barranco de Altuzarra   Santa Cruz del Valle Urbión
27. Pico San Millán y Trigazas  Santa Cruz del Valle Urbión

 
1.8       LA RIOJA
252. Chilizarrrias  Desde Pazuengos.
244. Valle de Valvanera,  Monasterio de Valvanera
211. Cuña - Gulizarrias - Chilizarrias    desde Ezcaray
65. Pico Gatón - Ermita de la Soledad    desde refugio Llano de la Casa.


*.- Rutas con esquí de travesía

2.1       BURGOS
379.  Trigaza   Alarcia
334.  Trigaza   Alarcia
311.  Trigaza   Santa Cruz del Valle Urbión
302. Trigaza. Pineda de la Sierra
301. Trigaza. Alarcia
263. Trigaza, Vértice Geodésico  Santa Cruz del Valle
262. Trigaza Sur  Pineda de la Sierra
207. Trigaza    Alarcia (Burgos)
123. Mojón Alto (Sierra de la Demanda)  Santa Cruz del Valle Urbión
40. Nieve y frío en Trigazas   desde Alarcia
01. Pico Trigaza    Alarcia


2.7       LA RIOJA
312. San Lorenzo  Valdezcaray
279. San Lorenzo  Valdezcaray
234. San Lorenzo  Valdezcaray


Reapertura de la Cafetería y Bar de Redecilla del Camino, Polideportivo Municipal, día 27 de marzo.

Según informa del Ayuntamiento de Redecilla de Camino, el bar/cafetería, ubicado en el Polideportivo Municipal abrirá todos los Fines de Sem...