Blog sobre Redecilla del Camino y comarca.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Bajada de la Virgen de Ayago, 2016.

Como todos los años, el día de San Isidro, 15 de mayo, 
los redecillanos y no pocos allegados comarcanos
 suben a la ermita de Ayago para bajar la Virgen.

Este año no fue tan luminoso como el año anterior.
La lluvia amenazó la subida y la bajada,
pero no se personó durante toda la procesión.

Este año, la Virgen de Ayago viste de azul.

Al salida de la ermita se echó una densa niebla sobre los montes de Ayago,
 y se hizo necesario proteger la imagen y el estandarte.

Unas 110 personas acompañaron a la Virgen desde la ermita


En Villaorceros comenzamos a cantar el Rosario


Estamos en las proximidades de Redecilla, en frente de La Aidilla.


En El Olmo se bendicen los campos,
donde se suman los que no han podido subir a Ayago.

San Roque

La Virgen de Ayago y San Roque llegan al pueblo

A la entrada del pueblo, casi 200 personas
acompañaron a los patronos en la procesión. 








jueves, 12 de mayo de 2016

Bajamos la Virgen de Ayago, el domingo, el día 15 de mayo.

A las 12hrs. en Ayago, 
ya "almorzados" y listos  para bajar a la Virgen para bendecir los campos.

La Ermita de la Virgen de Ayago está enclavada en el corazón 
de los Montes que llevan su nombre


¡Viva la Ntra. Sra. de Ayago!


Unas 65 personas subimos en 2015 a Ayago a acompañar a la Virgen

En 2004 fuimos unos 150 devotos subimos a bajar la Virgen de Ayago

Los Montes de Ayago tienen  magia y los pimpollos del roble reciben a la Virgen

Amando, bajando a la Virgen en 2006


Cantamos la Salve en La Lápida

Era 2004,  Mario bajando la Virgen de Ayago

Un recuerdo para Marino y Teodoro, era 2004

Comenzamos a rezar el Rosario Cantado

Bascuña recibe a la Virgen de Ayago como siempre.









En El Olmo se bendicen los campos, 2015



San Roque esperando a la Virgen




Juntos se encaminan a la iglesia parroquial, 2015

La Virgen de Ayago y San Roque entran en el pueblo por la Plaza Mayor, 2015


Todos acuden a recibir a la Virgen de Ayago, 2015




viernes, 6 de mayo de 2016

Rogativa a la Virgen de Ayago, día 8 de mayo

Como es costumbre y tradición el domingo siquiente a la Cruz de mayo, 
el pueblo de Redecilla del Camino y quien quiera (suelen acompañarnos devotos de otros pueblos) subimos a la ermita de Ntra Sra. Ayago en Rogativa.

Anteriormente lo ha hecho el pueblo de Bascuñana en torno al día de San Marcos.


Ermita de Ayago campo de chiribitas

Ermita de Ayago cara al sur. Al fondo toda la comarca.



Bascuñana y al fondo la ermita de Ayago

Este año toca el día 8 de mayo, domingo siguiente a la Cruz de Mayo (3 de mayo), los redecillanos y los que quieran acompañarnos, subiremos, únicamente a ver la Virgen de Ayago con la  intención de prepararla para su próximo retorno al pueblo y ya pedirle que vele por los campos y las personas de toda la comarca.


Rogativa 2010
Procesionaremos por la plaza de la ermita, rezaremos y  pediremos a la Virgen de Ayago, si quiere bajar a pasar el verano en el pueblo.

Por ello volveremos a subir, será el próximo 15 de Mayo, para bajar a la Virgen desde su ermita hasta Redecilla del Camino...



Los Montes de Ayago están a reventar



















viernes, 22 de abril de 2016

Un libro para celebrar el Día de Castilla: "Donde la vieja Castilla se acaba: Soria".

Artículo de Raúl Conde,

En la editorial Rimpego 
en el cualquier librería


Quienes consideran que Castilla sigue siendo grande a través de España. 
Quienes aún hoy sostienen estúpidos prejuicios sobre esta tierra de cien veredas. Quienes blanden falsos agravios regionalistas desde la periferia de la Península. Quienes todavía a estas alturas continúan manteniendo el mantra de la centralidad.
Todos ellos deberían leer con detenimiento la prosa de Avelino Hernández.
Y no sólo para solaz del paladar literario, sino porque ayuda a entender el ocaso de Castilla.


Felicidades a todos los Castellanos.
Viva  Castilla y León!

De la Castilla literaria conocemos, sobre todo, el verso machadiano, la retranca barojiana, la herrumbre unamuniana y los andurriales celianos de posguerra. La Generación del 98 prefiguró una imagen entre prístina y dramática de un territorio sumido en la belleza de la soledad. Si Galdós retrató la sordidez mesetaria, los cronistas del desastre engendraron un arquetipo -con una plasticidad excelsa- que aún hoy arrastra la Castilla de militares y campanarios, de estorninos y gorriones, de barrancos y ribazos.

Regresar a los clásicos siempre constituye un ejercicio balsámico. Pero, entre éstos, cabe situar en toda su dimensión a Avelino Hernández (Valdegeña,Soria, 1944-Mallorca, 2003). Curtido en una narrativa fresca y prolija, su figura resurge ahora gracias a la reedición que la editorial leonesa Rimpego ha publicado de Donde la vieja Castilla se acaba: Soria. El libro, editado por primera vez en 1982, permanecía agotado. Su recuperación permite volver los pasos sobre una joya convertida en un tratado de una región que va camino de extinguirse.
La virtud principal del relato de Hernández reside en la viveza y la sencillez con la que explica qué es Castilla a través de la geografía física y humana de Soria. El autor recorrió esta provincia de punta a punta a comienzos de los ochenta. El esfuerzo cuajó en un volumen ahíto de pueblos, villorrios, lugareños, parajes y almuerzos. Todo sin estridencias, con la dosis de lirismo precisa para no caer en la hagiografía rural. Incluso el lenguaje es franco: directo, ameno, salpicado con un léxico que no se alcanza en los corredores urbanos. 
Hernández surcó los barbechos que un día amaron Bécquer, Machado y Gerardo Diego. Escudriñó la Soria de Ucero y la garganta del río Lobos. La Soria de topónimos pétreos y poéticos: Medinaceli, Berlanga, El Burgo de Osma, Almazán, Gómara, Ágreda y la tierra de Pinares.

Una Soria que ya no existe, o que existe de otra manera, moldeada a través de un piélago humano curtido entre leyendas del Moncayo, meriendas con pan y chorizo y pucheros en la trébede. Hasta la arquitectura tradicional, tan bien conservada en algunos enclaves (Calatañazor, Vinuesa), es hoy pasto de la piedra impostada frente a las tainas ringadas del pasado. "Estaba ya preparada la lumbre y en el rescoldo se freían codornices, se cocían cangrejos y se asaban chuletas de ternasco y chorizo de aderezar. Olía el campo a támaras quemadas de zarzamora y enebro. Hacía calor; pero los chopos de la alameda, unidos de siete en siete, cobijaban nuestro encuentro alrededor de la fuente fría".
Donde la vieja Castilla se acaba no es una guía turística, ni un libro de viajes al uso, ni una crónica sentimental del paisanaje. Es un soberbio ejercicio de prosa macerado a través de los resabios cultuales y culturales de la extinta Celtiberia. El autor tilda de "sobrio y agarrado" al soriano y recomienda hablar con todos los aldeanos que uno encuentre en el camino. "No entres por las casonas y bardales. Echa a andar por las eras y aléjate un trecho a mirar el paisaje y a escuchar la soledad y el silencio. Mira la tierra, el cielo y el horizonte en que se funden: el valle cárdeno largo, estrecho, del Arbujuelo; los esteros blancos, casi siempre sin sal, de las Salinas; el reverbero de plata del cauce lento del Jalón recién hecho; Azcamellas, Lodares, Beltejar..."

Pero el retrato que delinea el autor de Silvestrito no se limita a los cantares de gesta del páramo soriano, sino que señala con agudeza la realidad de su sangría demográfica y económica. Cerca de la Tierra del Burgo, recuerda que a quien entonces quisiera levantar la voz por alguna causa -fuera o no noble- apenas podrían responder unos 80.000 sorianos, de los que 30.000 se concentraban en la capital, 25.000 se repartían en diez municipios y 10.000 en otros seis pueblos. El resto correspondían a 166 municipios después de que desaparecieran otros 165 en el último siglo.
"Tocamos a un kilómetro cuadrado para nueve habitantes sobre una media nacional de 75, y es casi todo barbecho y monte lo que nos cabe en suerte", pergeñó. "En Rebollosa estaban abiertas las puertas arrancadas de todas las casas, abandonadas; se habían hundido un muro y el techo de la iglesia. (...) A la izquierda del camino, Modamio, Madruédano y Nograles han dejado de ser municipios y no tardando mucho dejarán de ser a secas. En Pereda, que tampoco casi es, les robaron ya los santos de la iglesia. Y en Mozarejos queda "medio vecino": una viuda y el hijo que cuida las ovejas".
La realidad ha cambiado poco o nada porque Soria sigue siendo una de las reservas espirituales del erial castellano, pero también de la despoblación. De ahí que, cerca de la ribera del Duero, el narrador numantino dejara escrito que a Castilla le sobraron clérigos y derivados, y le faltan mesones buenos y lugares "donde bien comer y holgar". Su receta para el futuro, ya en el 82, consistía en el turismo y el aprovechamiento de las viandas y el vino: "Ignoro el papel que los nuevos hacedores de Castilla atribuyen a todo lo tocante al regocijo del cuerpo. Pero mal irían las cosas si no les asignan un puesto destacado", consignó con lucidez.
Avelino Hernández estudió Filosofía y Letras y Derecho, pero no concluyó ninguna de las dos carreras. Tampoco sus estudios de árabe. Fue encarcelado por la Brigada Político Social y procesado en 1970 por el Tribunal de Orden Público, el órgano judicial represor del franquismo. Nunca orilló su compromiso social, pero con el transcurso de los años fue decantándose por su veta literaria. Escribió casi medio centenar de obras, entre libros de viajes, relatos y poesía. Y, sobre todo, se erigió en el guardián de la memoria rural. 
Julio Llamazares, que firma el prólogo en la edición de Rimpego, considera que Donde la vieja Castilla se acaba es un libro tan enraizado en la realidad como fantasioso. Un clásico de la literatura castellana y española. "Uno de esos libros que nunca mueren porque son vida en estado puro", según el autor de La lluvia amarilla, una obra en gran medida inspirada en los cuentos de Hernández y uno de los pocos títulos del momento que abordan la desertización del campo, la angustia que suscita la pérdida progresiva de la cultura de tierra adentro.
Quienes consideran que Castilla sigue siendo grande a través de España. Quienes aún hoy sostienen estúpidos prejuicios sobre esta tierra de cien veredas. Quienes blanden falsos agravios regionalistas desde la periferia de la Península. Quienes todavía a estas alturas continúan manteniendo el mantra de la centralidad.
Todos ellos deberían leer con detenimiento la prosa de Avelino Hernández. Y no sólo para solaz del paladar literario, sino porque ayuda a entender el ocaso de Castilla. 

lunes, 28 de marzo de 2016

Albergue Essentia, Redecilla del Camino.

Albergue Essentia. 



Dirección:

c/ Mayor, 34
Localidad: Redecilla del Camino
Código postal: 09259


Contacto:
Teléfono: 606-04-62-98
Mail: manuramirez6@hotmail.es

Localización:
Céntrico y a pie de El Camino, en la misma calle Mayor.

Servicios y características:
.- Exclusivo para peregrinos:  Sí
.- Admite reserva: No
.- Número de plazas:  10
.- Dormitorios:  2; de 4 y 6 plazas
.- Disponibilidad (meses inclusives):  Todo el año
.- Hora de apertura: 13:00
.- Hora de cierre: No tiene
.- Precio: 6 euros


Observaciones:

José Manuel, el hospitalero, vive en el propio albergue con la compañía de su perro Pincho.


Servicios y equipamiento:

.- Cena comunitaria:  9 euros
.- Desayuno: 2 euros
.- Wi-Fi
.- Lavadora y Secadora = Coste extra
.- Sábanas
.- Taquillas individuales
.- Admiten mascotas
.- Resguardo para bicicletas cubierto en un garaje, = Coste extra

Otros datos:
.- Año de apertura: marzo 2016
.- Titularidad: Albergue privado
.- Gestión: Particular
.- Encargado: José Manuel Ramírez


Información facilitada por GRONZE.COM
Inicio

NOTA:
Desde este Blog damos la bienvenida a José Manuel y a su Albergue Essentia, y le damos las gracias por aposentarse en nuestro pueblo.

domingo, 13 de marzo de 2016

Redecilla del Camino acude con frecuencia a la Caja de Cooperación para financiar

 sus necesidades de tesorería y de crédito.
 
I.P. / Burgos - sábado,
12 de marzo de 2016
 
 
 
A fecha actual el Ayuntamiento está al corriente
en la devolución de prestamos solicitados
a esta Caja de la Diputación de Burgos,
y a punto de liquidar la devolución de los últimos 25.000 solicitados
y concedidos en 2015 por necesidades de tesorería.
 
La Caja de Cooperación dispone este año de 1,1 millones para préstamos
 
Esta institución de crédito, creada por la Corporación Provincial, facilita la ayuda económica a los ayuntamientos para ejecutar obras, instalaciones y servicios de competencia municipal.
 
El activo de la Caja de Cooperación de la Diputación a 31 de diciembre de 2015 ascendía a 5.390.554 euros, mientras que las cantidades amortizadas fueron de 1.042.249 euros, según la memoria de este organismo aprobada en el último pleno de la corporación provincial por unanimidad.

A pesar de tener esos activos esta institución de crédito provincial, dispondrá de 1.100.000 euros para atender las peticiones de las entidades locales de la provincia durante este año 2016, un millón para préstamos, consignados en una partida del presupuesto, y 100.000 para operaciones de tesorería, en otra. Si las peticiones por parte de las corporaciones locales superaran esas cantidades, hay activos suficientes para aprobar una modificación presupuestaria y atender las solicitudes, explica el presidente de la Comisión de Hacienda, José María Martínez.

 Por otra parte, las cantidades que durante este ejercicio deberán reintegrarse en la Caja por parte de los ayuntamientos se eleva a los 543.941 euros en concepto de amortizaciones y 18.851, de intereses.

 Valorada como un importante servicio de ayuda financiera a los ayuntamientos de la provincia por todos los grupos políticos y las propias corporaciones municipales, al año 2015 no fue, sin embargo, de mucha actividad en la Caja de Cooperación, ya que tan solo dos ayuntamientos solicitaron préstamos, Redecilla del Camino, 25 .000 euros para una operación de Tesorería, y Villalmanzo, 50.000 euros, también por el mismo concepto. Martínez cree que el descenso de peticiones en 2015 ha tenido que ver con el cambio de corporaciones municipales, debido al proceso electoral de mayo, peor que en ningún caso, la Diputación  pone en entredicho la continuidad de este servicio financiero.

Los préstamos que concede la Caja responden a dos modalidades: concesión de préstamos por plazo que no exceda de 10 años, y concesión de operaciones de Tesorería por plazo no superior a un año y, salvo, causas excepcionales que lo motiven, no renovables.
Respecto a los préstamos que no excedan de 10 años, en 2015 finalizaron de pagar una decena de ayuntamientos que los habían solicitado en 2005, como fueron Castrillo de la Vega, Melgar de Fernamental, Estépar, Hacinas, Redecilla del Camino, Pedrosa de Duero (dos), Salas de Bureba y Valle de Mena.
 
También acabaron de pagar su préstamo el año pasado, aunque lo habían solicitado en 2006, 2007 y 2008, respectivamente, Padilla de Abajo, Quintanar de la Sierra y Modúbar de la Emparedada. Quintanar de la Sierra volvió a solicitar dos préstamos en 2011 y 2012,  de 44. 200 y 100.000 euros, respectivamente, pero ambos terminó de pagarlos en junio y diciembre de 2015, al igual que Villalba de Duero, que pidió un préstamos de 136.000 euros en 2013 y en febrero del año pasado le amortizó.
 
Pradoluengo, que solicitó a la Caja de Diputación, 75.000 euros en 2014; Redecilla del Camino, 30.000 euros, también en 2014 como Barbadillo de Herreros, que pidió 47.000 euros, les han terminado de pagar a lo largo del pasado año.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Por los Montes de Ayago, marcha nocturna

Rutas de Vilda
Puntuales a la cita fuimos apareciendo en el lugar convenido, eran las cinco menos diez de la mañana, noche cerrada, y caía un poco de agua . Después de los saludos de rigor y de comentar  lo que nos podía acontecer durante la jornada, en cuanto a climatología (por que la previsión era agua para todo el día), nos ponemos en marcha seis aguerridos caminantes.
Nos dirigimos a Redecilla del Campo, este primer tramo es por carretera, cruzamos el pueblo en silencio  y aunque parezca raro no nos ladran ni los perros. Parece un pueblo fantasma y nosotros almas en pena sin un destino. Salimos del pueblo por una fuerte pendiente y comienza a caer agua, es el primer chaparrón de los muchos que nos cayeron encima. No nos pilla por sorpresa, la previsión era de "chaparrones intermitentes durante toda la jornada".
Nos dirigimos hacia Castildelgado por una estrecha carretera, continua lloviendo, pero ya vemos las luces a lo lejos. Cuando llegamos deja de llover, el trafico en la nacional 120 es escaso, hay una cafetería sin clientes abierta, pero el pueblo duerme. A lo lejos el ladrido de un perro y sin tiempo para más el pueblo se ha terminado. Seguimos por carretera y como los margenes están bien delimitados apagamos los frontales, con lo que nos quedamos en la oscuridad mas absoluta.
Cuando llevas el frontal encendido, el mundo se reduce a los 8 o 10 metros que ilumina pero cuando lo llevas apagado este se reduce aún más, limitándose a los sinuosos margenes de la carretera. Comienza a llover, nos ponemos la capucha, y mi campo de visión se reduce a la mínima expresión. Solo existe la carretera, más allá de la cuneta no hay nada, solo el más profundo abismo.
Así llegamos a Bascuñana, aquí los perros nos ofrecen un recibimiento  bastante digno, pero en cuanto abandonamos el pueblo se olvidan de nosotros. Continua lloviendo, este chaparrón es bastante largo, con lo que sigo cerrado en mis pensamientos. ¡Que cosa más rara!, sin referencias visuales de ningún tipo, todo lo que nos rodea no existe. Te puedes imaginar lo que hay alrededor, pero como tu mundo se reduce a tu campo visual y no ves un carajo, el mundo es muy pequeño.
Sabia que nos dirigíamos dirección sur, porque sabía colocar los pueblos en un mapa, no por que tuviera referencia alguna. Seguía la noche cerrada y el cielo cubierto, con lo que seguíamos" a pies juntillas" las indicaciones de nuestro  guía. El agua se ha convertido en una compañera inseparable, llevamos varios kilómetros en su compañía y empieza a ser un poco pesada.
Llegamos a Quintanar de Rioja, aquí el recibimiento es apoteósico, un nutrido grupo de perros prepara un jaleo bárbaro. Casi seguro que algún vecino se asomaría a la ventana para conocer el motivo de tal jaleo. Nosotros a lo nuestro, en las ultimas casas se acaba el alumbrado, la carretera y todo lo que conocemos como civilización y avanzamos por, lo que se intuye más que verse, un camino. No tenemos más remedio que encender el frontal para hacernos una idea de como es el camino, y sin demora comenzamos las primeras pendientes de ascenso al monte Ayago.
 El viento sopla con fuerza y mueve los pinos y hayas que se intuyen a nuestro alrededor, los bordes camino están regados de Galampernas de todos los tamaños, kilos y kilos, pero no hemos venido a por setas, otra vez será.
El ascenso comienza a endurecerse, a una curva la sigue otra curva ¡esto no tiene fin! y seguimos a oscuras. Casi en la cima comienza a clarear, es un amanecer espeso con las nubes rozando las copas de los arboles. Y el mundo comienza a ampliarse, no mucho, pero ya veo las hayas y pinos que intuía en el ascenso. Son casi las ocho y media de la mañana.
Tenemos ante nosotros una zona de llano, pero un poco impracticable a causa del agua, el hayedo es magnifico, lastima que nuestra visión, quede reducida a unos cientos de metros. Me comentan que desde esta altitud el paisaje es magnifico. Para tener constancia de nuestro paso hacemos las primeras fotos. Un albergue espera nuestra llegada, donde reponemos fuerzas, a  mí me quedaban  muy pocas por lo que como con avidez. Una vez repuestos comenzamos el largo descenso.
Al principio hay grandes campas, donde pastan las vacas, repletas de todo tipo de setas. Pero no estamos a ellas, con lo que se quedan para otra ocasión. El bosque está precioso con los colores del otoño.
 Nos adentramos en un hayedo y empieza a llover como si no lo hubiera hecho nunca, el ruido es ensordecedor y las gotas enormes. El camino está tapizado de hojas y las hayas crean una bóveda sobre él y en cada recodo del camino hay una nueva sorpresa. ¡Maravilloso!
Salimos del bosque y tras un rápido descenso nos acercamos a Ojacastro.

Precioso pueblo, con varias casonas señoriales y una monumental iglesia ( que no se ve desde la carretera). Salimos del pueblo y por un pequeño puente de madera cruzamos el rió Oja, siguiendo la ruta verde, que algún día fueron vías del ferrocarril llegamos a Ezcaray.
Cuando llegamos a la plaza mayor son las 10.30 h. nos hemos metido entre pecho y espalda 28 km en algo menos de cinco horas y media y creo que nos hemos ganado el almuerzo.
Los más aguerridos continuaran hasta la cima del San Lorenzo, pero yo me retiro, por hoy vale.
Nota.
Nunca había hecho una marcha nocturna, pero por las sensaciones experimentadas espero no sea la ultima. En otras rutas, los sentidos están ocupados permanentemente, paisajes, ruidos etc... pero por la noche tienes los sentidos alerta, a la expectativa y lo más curioso es que no captas nada de nada. ¡Es fantástico!

Fotos de Redecilla del Camino en el Instituto del Patrimonio Cultural Español, IPCE.

  19650516 Archivo Pando, IPCE, Ministerio de Cultura, 1965. Pila bautismal. Reproducción [Copia fotográfica en papel con un imagen de la pi...