Tú, peregrino, si quieres llegar a Santiago en perfectas condiciones,
tienes que meter la cabeza en la fuente de Villambistia. Lo dice la
tradición y también unos papeles que guarda como oro en paño Rosa María
García, en su casa al lado del Camino. Sí, bueno, su casa, aunque en
realidad es la del abuelo de su marido, Adolfo Manso. 'Casa del Che' se
llama. Lo decía un cartel colgado a la puerta y que ahora está de baja
debido a las heridas que le causó el viento del pasado fin de semana.
"Me lo arrancó de cuajo", explica Adolfo con el cartel en la mano.
Promete colocarlo pronto, para que lo vea el próximo peregrino que pase
por aquí... y por la fuente de la localidad.
¡A ver esa tradición! Pues cuenta la leyenda que hace muuuuchos años, en
un verano en el que el sol derretía hasta las ampollas de los
caminantes (mama tranquila, que a mí me están perdonando, y cruzo los
dedos de los pies para que siga así). Decía que hace muuuuuchos años
llegó hasta Villambistia un peregrino que venía desde Redecilla del
Camino con la lengua fuera. Cansado es poco. Sofocado es menos. Estaba
destrozadito el pobre. Y un vecino de lugar le dijo que lo mejor para
refrescarse era meter la cabeza entera en la fuente. El peregrino no se
lo pensó dos veces y hundió la testa en el agua. ¡Splashhh! Hasta el
cuello. Y oye, mano de santo. El caminante llegó a Santiago. Comentó la
jugada a otros viajeros compostelanos y, desde entonces, cuentan en
Villambistia, la fuente del pueblo ha servido de amuleto para todos
aquellos que al pasar por aquí decidieron mojarse en la fuente. Tentado
estoy de zambullirme, pero ¡brrrr!, hace tanto frío...
Rosa María y
Adolfo (simpáticos es poco) me eximen, así que me doy por mojado.
Los dos son enamorados de su pueblo. El natal de Adolfo. El de adopción
de Rosa María. La pareja vive en Burgos, como la mayoría, pero en cuanto
pueden se escapan hasta esta esquinita del Camino de Santiago. «Venir
aquí es una gozada. Puedes hacer un montón de cosas». Excursiones por el
campo, senderismo, hay fiestas casi todos los sábados y, dicen, se lía
parda en las fiestas de agosto. Por la zona se pueden ver culebras,
jabalíes, zorros y corzos. «Viene mucha gente a cazar, es una pena», se
lamenta Rosa María, una de las 200 socias de la asociación cultural y
recreativa de la localidad. Y eso que el pueblo sólo tiene 82 vecinos
empadronados. En realidad, durante el invierno aquí sólo viven 13, tal y
como reconoce Inmaculada, la hospitalera del albergue San Roque, que
llegó a la localidad hace unos meses para que no se quedara sola la
docena. Sólo unos meses, pero ya se sabe, cómo no, la historia de una de
las fuentes más famosas del Camino.
El Norte de Castilla 4/03/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión importa. Danos tu Opinión.