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viernes, 15 de octubre de 2010

Movimiento de la población de la provincia de Burgos en el último lustro

21.340 inmigrantes amortiguan la fuga de 2.200 burgaleses en un lustro

Crecimiento positivo. La población extranjera aún sostiene el crecimiento poblacional en el 1,1% desde 2004
 La inmigración, fenómeno apabullante en el último lustro, ha sido en realidad un espejismo para buena parte de los municipios de la provincia. El desembarco de 21.340 extranjeros desde el año 2004 al calor de la bonanza económica ha amortiguado el impacto humano y demográfico que supone la salida de 2.214 burgaleses -cifra similar a los habitantes de Belorado- y ha mantenido el crecimiento medio anual en positivo (1,1), algo que no ocurría en las últimas décadas.
Sin embargo, tal y como reflejan las estadísticas del Anuario Económico de España 2010, publicado recientemente por La Caixa, este fenómeno demográfico se ha gestado con un desempleo provincial en torno al 3% (paro registrado sobre población total según La Caixa) y será imposible que continúe al actual ritmo con el 5,8% de paro que se alcanzó el pasado año, la cifra más alta en las últimas estadísticas barajadas en el Anuario.
Así, a la luz de éstas, se da la paradoja de que en un buen número de municipios burgaleses la salida de autóctonos ha sido mayor que la llegada de foráneos. Por ejemplo, desde 2004 Huerta de Rey ha perdido 112 vecinos y ha recibido a 17 extranjeros, con lo que el crecimiento poblacional entre 2004 y 2009 ha sido del -7,9%; de Melgar salen 189 vecinos y llegan 99 (-4,6%); de Sasamón salen 159 y entran 20 (-10,3%); de Valle de Tobalina, 91 y 45 (-4,3%); y de Villadiego 157 y 18 (-7,3%).
Hay más casos, aunque quizá los más sangrantes por su desproporción los protagonizan Pradoluengo, que ha perdido a 184 vecinos y ha acogido a 4 extranjeros (10,9 de pérdida de población en cinco años), y, sobre todo, Oña, que, según el Anuario, pierde 230 en el último lustro y gana tan solo un extranjero (-15,4%).
Por lo que respecta a Burgos capital, en el periodo analizado mantuvo un crecimiento medio anual del 1,1%, acogiendo a 9.284 nuevos vecinos, 9.205 de los cuales son extranjeros.
En los municipios mencionados el paro se sitúa en torno a la media provincial (5,8%) e incluso por debajo de la misma, como es en el caso de Sasamón (1,8) y Villadiego (2,4). Sin embargo, el desempleo en el tramo de edad entre los 25 y 49 años supera en la mayoría de los casos los dos dígitos (13,2% en Briviesca, 10,5% en Huerta de Rey...), por lo que cabe achacar esta salida de capital humano autóctono a la búsqueda de las oportunidades educativas, profesionales y vitales que no puede ofrecer la provincia.
Además, la emigración del siglo XXI se concentra entre la población estudiante y la mejor preparada profesionalmente y, muy especialmente, entre las mujeres universitarias o ya profesionales en edad fertil y potenciales creadoras de familia, lo que degenera en dos fenómenos que no se conocían desde el pasado siglo: la progresiva masculinización del mundo rural, su colapso demográfico y vaciado poblacional.
Por contra, la inmigración sostenida por la abundancia de empleo, y por ello circunstancial, ha servido en su mayoría para cubrir los puestos de trabajo que no han podido cubrirse con nacionales y tampoco garantiza el asentamiento de población.
En la provincia se contabilizan 375.563 habitantes, según datos del pasado año, 1.891 más que en 2008. Por sexo, la población se reparte entre 190.271 hombres y 185.292 mujeres. Los extranjeros suman 34.671, el 9,2% del total provincial. En la última década, Burgos ha ganado 28.346 habitantes, aunque el ritmo de crecimiento hasta el último lustro es negativo.

ALFOZ. La gran mayoría de 2.214 burgaleses que han desaparecido del censo desde 2004 han abandonado la provincia, mientras que el grueso de los 21.340 inmigrantes se han concentrado especialmente en la capital (9.205), Miranda de Ebro (3.192), Aranda de Duero (2.137) y Briviesca (1.216).
En paralelo se ha producido otro fenómeno interno en el alfoz de la capital, en este caso no promovido por la inmigración sino por la búsqueda de precios más asequibles de vivienda y de un estilo de vida diferente al de la ciudad. Así, el municipio más emblemático es Arcos, cuya población ha crecido un 113,3% en el último lustro (569 nuevos vecinos), seguido de Cardeñadijo, que sube un 61,8% su población (413); Villagonzalo Pedernales, 46,6% (486) o el Alfoz de Quintanadueñas, 37,5% (487). En estos casos, aunque no en los mismos porcentajes, se registra un aumento de los servicios básicos de comunicaciones, vehículos y establecimientos comerciales y de ocio.

Fuente: Diario de Burgos

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