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viernes, 5 de junio de 2015

Avellanosa de Rioja, Donde el Tiempo Duerme

Torre para campanario y reloj en Avellanosa
 
Reloj en la torre, medidor del tiempo dormido
FOTOGRAFÍAS: Torre de la iglesia de Avellanosa. Reloj en la torre. (mayo de 2015).
 
Al final de un camino de nunca acabar, en los confines de Burgos y del mundo, está Avellanosa, rincón de avellanos y otras mil especies. Los que se fueron de este lugar cuando el gran éxodo, dejaron el reloj en marcha y las horas del campanario se sucedieron en silencio para nadie, o casi nadie.
Hasta que llegaron ellos, los rebotados de la gran ciudad, los refractarios, los rebeldes a la nueva civilización que huye de sí misma, los aprendices de anacoretas. Primero llegó uno, y ejerció con la profesionalidad de un ermitaño de la Tebaida; luego llegó otro con`parecidos intereses de vida; y no tardaría en aparecer otro más para lo mismo. El primero se fue después de años de soledad y silencio. (le conocí, se llamaba Ramón, hacía iconos).
Ahora quedan dos compartiendo por separado el reloj que nunca duerme.
Qué vendaval les empujó hasta Avellanosa, quién les dijo que en este lugar el tiempo no lo marcan las agujas del reloj superviviente, sino el sol y las estrellas temblonas, las estaciones?.
No lo sé. Debió ser la nueva civilización, la que no les daba un minuto de reposo, lo que les hizo incompatibles y desposeyó del título de urbanitas. Quizá les atrajo algún poderoso imán oculto en este recóndito edén, donde el tiempo permanece dormido.

1 comentario:

  1. ¿Donde está Avellanosa? ¡Nadie lo sabe! ¡Ni falta que hace!
    Si lo supieran, querrían quedársela.
    Es un lugar privilegiado, paradisíaco. Está escondida en el bosque.
    Es sólo para gente capaz de despojarse del orgullo. De las banalidades. De la avaricia. De la codicia. De la envidia. Del temor al prójimo.
    Es sólo para gente pacífica que ame la Tierra como si hubiera nacido de ella.
    En Avellanosa, estás sólo tú, y la Tierra.
    Por la mañana te saludan los pájaros y por la noche te despide el cárabo.
    Las vacas pasean por las calles, y los gatos son de todos y de nadie.
    Cuando te encuentras con el lento caminar de un sapo. Te paras a contemplarlo, le saludas y dejas que siga su destino por el estrecho camino.
    En la oscuridad de la noche, contemplas el cielo, y te crees, en parte, dueña del universo.
    Yo, me pregunto: ¿hay algún humano capaz de tener un mejor sueño?

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