Páginas

Otros "Calle y Camino"

sábado, 11 de septiembre de 2021

20 Años de los atentados del 11-S y las heridas que dejó en la Sierra de la Demanda.

El burgalés Edelmiro Abad Elvira fue uno de los tres españoles muertos en las Torres Gemelas y el dolor acompaña aún a su hermana Victoria.
Un atentado que golpeó a  la Sierra de la Demanda.


Los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron una masacre retransmitida en directo para todo el mundo. Su impacto fue tan grande que es complicado encontrar a alguien que viera la televisión aquel día y que no recuerde ese momento con nitidez. Aquellos angustiosos minutos se grabaron a fuego en la memoria de varias generaciones, y Victoria Abad Elvira no ha podido olvidar el sentimiento que recorrió su cuerpo cuando vio cómo se desmoronaba la Torre Sur, en la que su hermano, Edelmiro, se encontraba trabajando como vicepresidente ejecutivo de una gran empresa del sector bursátil.

Vídeo Atentados - Edelmiro : https://www.burgosconecta.es/provincia/edelmiro-burgales-fallecio-torres-6265038048001-20210724121123-vi.html

«Me acuerdo perfectamente de que estábamos a punto de comer y de que yo estaba sirviendo alubias rojas. Teníamos la tele de fondo, como siempre y, como escuché que hablaron de las Torres Gemelas, en las que trabajaba mi hermano, levanté la vista para ver qué es lo que decían», relata Victoria, que cuando alzó la mirada no se podía creer lo que estaba contemplando. «Al ver lo que estaba pasando me puse tan nerviosa que me levanté de golpe y tiré la silla», rememora la hermana de Edelmiro Abad Elvira, que fue uno de los tres españoles que fallecieron en los atentados.

Las alubias se fueron enfriando en la mesa mientras Victoria llamaba por teléfono a sus padres –que en aquel momento apuraban las vacaciones de verano en Moncalvillo de la Sierra, el pueblo en el que nació Edelmiro antes de que la familia se trasladase a Estados Unidos–. La menor de los Abad Elvira dijo a sus padres que encendieran la televisión y llegó la confirmación de que el accidente no era fortuito. «Estaba hablando con ellos y mi hijo, que estaba en el comedor, gritó que llegaba otro avión. Fui corriendo a ver qué pasaba y vi como el segundo avión se estrellaba contra la torre en la que estaba trabajando mi hermano», explica esta mujer, que en aquel momento se encontraba en la localidad barcelonesa de Igualada, en la que residía.
Tras observar lo que había sucedido, Victoria trató de ponerse en contacto con su hermano, pero las líneas estaban colapsadas. Después llamó a su cuñada, Lorraine, y tampoco pudo hablar con ella. «Estaba desesperada, pero pude contactar con una operadora de llamadas internacionales. Le expliqué lo que me pasaba, sin parar de llorar, y al final me consiguió abrir una línea. Hablé con una de mis sobrinas y me dijo que su madre no estaba, que la noticia le había sorprendido de camino al trabajo. Las chicas no sabían nada y busqué la ayuda del Ministerio de Asuntos Exteriores. Tras exponer mi situación, me llamó incluso el ministro, Josep Piqué, que me dijo que intentaría ayudarnos», explica la hermana del que a la postre sería el único castellano y leonés fallecido en el atentado de las Torres Gemelas.

Un desastre sin precedentes golpeó a los Abad Elvira y tanto los padres como la hermana de Edelmiro estaban a 6.000 kilómetros del lugar de los hechos. «Yo solo quería saber qué había pasado con él. Si había podido salir o no. Durante las primeras semanas mi hermana y mis sobrinas, que estaban allí, fueron de hospital en hospital buscando para ver si entre los nombres de los heridos estaba el de mi hermano. Los primeros meses fueron muy duros», apunta.

Los meses iban pasando y la familia fue perdiendo la esperanza de recuperar el cuerpo de Edelmiro, pero Victoria recibió, con cierto alivio, una noticia que llegó medio año después del atentado. «Pidieron a mi cuñada una muestra de ADN. Cogieron unos pelos de un peine que tenía mi hermano y se lo llevaron para analizarlo. En marzo de 2002 fue la Policía a casa de mi hermana y le dijo que por fin habían identificado a Edelmiro por un trocito de hueso del cuello que conectaba con el omoplato. Por ese fragmento nos confirmaron la muerte de mi hermano, aunque también encontraron su tarjeta de crédito. Lo que no pudieron hallar fue su anillo de casado, que a mi cuñada le hubiera gustado poder conservar», señala Victoria.

Moncalvillo de la Sierra,en la escultura en homenaje a Edelmiro.


Y de esta manera, seis meses después del 11-S, la familia recibió la confirmación del fallecimiento de Edelmiro. Ahora, que el 16 de agosto se cumplirán 20 años de la última vez que Victoria vio a su hermano, esta mujer echa la vista atrás para reconocer que el dolor que le ha acompañado desde el 11 de septiembre de 2001 sigue presente en su día a día. «Una herida así no se cura nunca del todo. La gente que ha perdido a sus seres queridos en un acto como este puede encontrar algo de consuelo con el entierro. Para nosotros y para las demás personas que perdieron a alguien y no pudieron enterrarlo es más difícil pasar página», explica Victoria, que desde 2002 tiene en Moncalvillo de la Sierra un lugar en el que recordar a su hermano: una escultura con dos torres realizada en memoria de Edelmiro y de las víctimas del terrorismo. «Este monumento es el único sitio al que puedo venir a llorar a mi hermano. No tenemos una tumba a la que llevar flores, pero al menos tenemos esto, que tiene grabada su fecha de nacimiento y fallecimiento», añade esta mujer, que ahora reside en este pequeño pueblo de la Sierra de la Demanda burgalesa junto a su marido.

La familia Abad Elvira lleva casi 20 años sin ver a Edelmiro y lo que más dolor les produce es la falta de certezas sobre lo que sucedió aquel día, en el que el mundo dio un vuelco mientras Victoria servía judías rojas para comer. «Hay muchas preguntas que te rondan la cabeza y que te impiden cerrar la herida del todo. La vida sigue, pero no pasa un día en el que no piense en él», insiste.

La angustia que reflejan los ojos de Victoria torna en orgullo cuando rememora lo que le dijo un compañero de empresa de su hermano durante el homenaje que se le hizo en Nueva York. «Uno de los trabajadores pudo llamar a su mujer mientras bajaba por la escalera. En esa llamada, este hombre dijo que estaban llegando al piso número 30 y que Edelmiro se había quedado en la retaguardia. No encontraban a una secretaria que se había casado el año anterior y que estaba embarazada y mi hermano se fue a buscarla. Entonces, se escuchó un ruido y se cortó la llamada. En ese momento se vino abajo el edificio. Mi hermano fue un héroe», recalca.

Y desde esa escultura, que recuerda a su hermano en el pueblo del que se marchó con solo siete años, Victoria mira una foto de Edelmiro en un antiguo álbum. Se la ve ensimismada, como queriendo decirle algo. Está claro que la herida le sigue doliendo pese al tiempo que ha transcurrido, pero parece que los buenos recuerdos ganan la batalla al dolor por unos instantes. «¿Sabes? Mi hermano y yo siempre discutíamos por el fútbol americano. Él era de los New York Jets y yo, de los Miami Dolphins», dice la pequeña de los Abad Elvira mientras no levanta la cabeza de la foto. «Me echaba la bronca por ser de un equipo de Miami en vez de uno de Nueva York. ¡Qué cosas! Si los dos tenemos sangre burgalesa», concluye esta mujer, a la que llaman española en América y americana en España, pero que, a su pesar, siempre será una víctima del terrorismo, a un lado y al otro del Atlántico

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión importa. Danos tu Opinión.