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miércoles, 23 de noviembre de 2022

La agricultura de tipo familiar tiene capacidad para adaptarse a las exigencias de los mercados, siempre que exista una política agraria integral.


Los que hemos leído su dilatada obra en el campo de la economía y la política agraria coincidimos en considerar a Servolin una referencia indiscutible en los estudios sobre la modernización de la agricultura y el papel desempeñado por las explotaciones de tipo familiar.

Su amplia formación jurídica y su profundo conocimiento de la política agraria de los “treinta gloriosos” (1950-1980), lo convirtió, junto a Henry Nallet, Pierre Coulomb y Philippe Lacombe, en un destacado referente para la siguiente generación de investigadores franceses. También lo fue para los jóvenes investigadores del resto de la UE, y muy en especial para los españoles que mirábamos a Francia a principios de los años 1980 buscando algunas claves de la exitosa modernización de la agricultura de ese país.

Su primera y gran aportación fue el artículo L’absortion de l’agriculture dans le mode de production capitaliste (hay traducción al español), publicado en 1972 como capítulo del libro “L’univers politique des paysans dans la France contemporaine” (editado por M. Gervais, Y. Tavernier y el propio C. Servolin). En ese trabajo, Servolin analiza, tomando como base el sector lácteo, la adaptación de las explotaciones de tipo familiar al intenso proceso de modernización experimentado en los años 1960-1970 y el modo como se han integrado de forma plena en la economía de mercado.

Una de las principales conclusiones de su investigación es que el inexorable proceso de concentración de la propiedad agraria, ya anunciado por la economía marxista (desde Marx a Lenin, pasando por Kautsky) y que daría pie a trabajos como el de Henry Mendrás, “Le fin des paysans”, no tiene por qué ser tan inexorable. Servolin demuestra que la agricultura de tipo familiar tiene capacidad para adaptarse a las exigencias de los mercados, siempre que exista una política agraria integral, capaz de acompañar y apoyar en ese proceso a este tipo de explotaciones.

Servolin demuestra que la agricultura de tipo familiar tiene capacidad para adaptarse a las exigencias de los mercados, siempre que exista una política agraria integral, capaz de acompañar y apoyar en ese proceso a este tipo de explotaciones.

Su énfasis en la importancia de la política agraria le convirtió en un claro referente, sobre todo después de publicarse en España su libro “Las políticas agrarias” (1989). En ese libro analiza no sólo los instrumentos jurídicos, sino también las orientaciones económicas y el papel desempeñado por las organizaciones profesionales agrarias como interlocutores del sector ante los poderes públicos, elementos todos ellos fundamentales de la política de “cogestión” francesa y de la Política Agraria Común (PAC) de la UE.

Quiero expresar mi reconocimiento a su figura como maestro indiscutible de la economía y política agraria, y como persona siempre atenta a los jóvenes investigadores que acudían a él pidiéndole orientación en sus incipientes carreras académicas. Tuve la suerte de ser uno de esos jóvenes que una mañana de 1983 llamó a su despacho en el INRA-Tenaille, de París, buscando ayuda para el proyecto sobre sindicalismo agrario europeo que comenzaba aquel año. Allí encontré la orientación que necesitaba. Servolin me abrió las puertas de su casa y me facilitó los contactos con las organizaciones profesionales francesas. Aprendí de su magisterio la pasión por la agricultura, la política agraria y el sindicalismo, e inicié con él una amistad que ha perdurado hasta ahora. Gracias maestro. Adiós, amigo

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