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domingo, 23 de febrero de 2025

El Camino Francés integrador de la Rioja en León y Castilla.

 Tanto santo Domingo de la Calzada, como san Juan de Ortega, de una manera o de otra, cuidaron el Camino Francés desde Logroño hasta Burgos. 
Camino que era el cordón umbilical de La Rioja con Castilla.



Sancho Garcés IV (1054-1076) fue proclamado rey de Navarra y reconocido por su tío Fernando I, el rey de León, en el mismo campo de batalla de Atapuerca. Tenía catorce años y gobernó tutelado por su madre Estefanía, que tenía una gran habilidad política. Cuando murió doña Estefanía en 1058 empezó a evidenciarse el difícil carácter del soberano.

La primera en ponerse en su contra fue la nobleza que ya en 1061 intentó rebelársele. No eran mejores las relaciones del monarca navarro con su propia familia y con los reinos vecinos, y además no se le ocurrió otra cosa que aliarse con los musulmanes de Zaragoza.

La verdad es que en el fondo de todo estaba la herencia envenenada que García Sánchez III, don García el de Nájera, le había dejado a su sucesor como consecuencia de la conquista de Calahorra en 1045. Ese hecho fue el comienzo de la segunda época de la Reconquista, pero a partir de entonces la Reconquista se vio adulterada por el muy lucrativocobro de “parias”, negocio que arrastrará a la ruina a Sancho IV el de Peñalén, aún más codicioso y desequilibrado que su padre.

El malestar generalizado, efectivamente, desembocó en el asesinato de Sancho Garcés IV que fue despeñado en Peñalén, junto a Funes, el 4 de junio de 1076, por sus hermanos Ramón y Ermesinda, con el consentimiento de los reinos vecinos, incluidos sus presuntos aliados de Zaragoza.

Inmediatamente León y Castilla y Aragón se repartieron el reino de Pamplona. El rey de León y Castilla, Alfonso VI, primo carnal del rey asesinado y de sus hermanos y también del rey de Aragón, se hizo con La Rioja (con la colaboración de parte de la propia familia del rey asesinado); con el Señorío de Vizcaya (atrayéndose a Lope Iñiguez, a cambio de concederle el señorío hereditario de Haro,  Señorío del  que dependerá Redecilla del Camino desde su refundación); con Álava; con el Duranguesado; con una gran parte de Guipúzcoa y la orilla derecha del bajo Ega, al parecer con el apoyo de los linajes de la zona.

 Alfonso VI, monarca de León y Castilla, una de las figuras más relevantes del medievo español, tuvo muy clara siempre la necesidad de la reconstrucción territorial del reino de León, la del condado de Castilla y la de las respectivas zonas de influencia, tras las graves alteraciones sufridas tanto en la sucesión de su abuelo, Sancho el Mayor de Navarra, como en la de su padre, Fernando I de León. Igualmente mantuvo siempre la necesidad de una unidad de mando para los dos reinos, distintos pero complementarios, de León y de Castilla. Por todo ello gozó del apoyo incondicional de los cronistas posteriores (Ovetense, Silense, Najerense) apoyo que en más de una ocasión deja translucir un claro antinavarrismo.

Alfonso VI se propuso integrar definitivamente La Rioja en Castilla y tomó las medidas apropiadas para ello.
Dio nuevos fueros a Nájera y los presentó como mejores que los que le habían sido concedidos por los reyes navarros.
Entregó a Cluny, degradada a simple priorato, la nonnata catedral najerina de Santa María, fundada para ser sede del obispado de Calahorra-Nájera que debía abarcar, integrándolos, los territorios de la diócesis de Calahorra y los de la Vieja Castilla. Sin que el rey moviera un dedo en su favor, la comunidad cluniacense le hizo la vida imposible al obispo de Calahorra en Nájera que tuvo que trasladar su cátedra episcopal, primero, a santa María de Arcos en Tricio y más tarde, cuando fructificó la obra de santo Domingo de la Calzada, a la ciudad calceatense. La diócesis Calahorra-Nájera terminó convirtiéndose en diócesis de Calahorra y La Calzada.

Nombró gobernador de toda la antigua “Tierra de Nájera” al noble leonés de su absoluta confianza, García Ordóñez, (-1108), conocido como Crespo de Grañón. Lo hizo conde de Nájera y lo casó con Urraca Garcés, hermana de Sancho Garcés IV el de Peñalén.
García Ordóñez trasladó el peso político y militar de Nájera a Logroño, desarrollando la antigua puebla logroñesa, situada junto al puente sobre elEbro en la entrada del Camino de Santiago en La Rioja, así como puesto fronterizo entre los reinos de Castilla,Navarra y Aragón. Para acrecentar la población de tan estratégico enclave, Alfonso VI concede elFuero de Logroño en el año 1095. Este fuero fue muy importante ya que a partir de él se redactaron la mayoría de fueros de la zona.

Alfonso VI nombró a García Ordóñez ayo de su único hijo varón, Sancho Alfónsez, además de darle el cargo de Alférez Real, sustituyendo en el cargo a Rodrigo Díaz de Vivar. Tomó parte en la batalla de Uclés, entablada el 29 de mayo de 1108 entre las tropas cristianas de Alfonso VI  y las almorávides de Yusuf ibn Tasufin. Los cristianos fueron totalmente derrotados y en ella murió García Ordóñez defendiendo heroicamente la vida del joven Sancho Alfónsez, que también perecería poco después.

En la tarea de proteger el Camino de Santiago, Alfonso VI encontró, para el tramo riojano, un excelente colaborador en Domingo, un laico, antiguo ermitaño, dedicado ahora enteramente al servicio de los peregrinos. Inmediatamente después de su muerte se le conocerá como santo Domingo de la Calzada.

Santo Domingo decide que el Camino de Santiago, en vez de seguir por la llanura de Valpierre la antigua calzada romana que viniendo de Tricio y pasando por por Leiva y Cerezo se dirigía a Briviesca, debe ir de Nájera a Belorado y de allí a Burgos. En un lugar intermedio del Camino, entre Nájera y Redecilla del Camino, el terreno presentaba un obstáculo importante: a un cerrado encinar le seguía el ancho cauce del río Oja. El lugar era un excelente refugio de bandidos. Santo Domingo se las arregla para que se construya una sólida calzada entre esos dos pueblos, y se levante el puente sobre el Oja. Después crea allí mismo un hospital y una iglesia para atender en lo físico y en lo espiritual a los peregrinos y viajeros. En torno al hospital y a la Iglesia comienza a crecer una población que se siente segura protegida por el Santo.

Alfonso VI está encantado de ver cómo se abre una ancha vía de comunicación entre las recién ocupadas tierras riojanas y Burgos, la capital de Castilla. Dará toda su protección al santo y lo mismo harán los obispos de Calahorra que buscan la cercanía del poder civil que ya no está en Pamplona, sino en Castilla y León de las que Calahorra está muy alejada.

En el trayecto de Belorado a Burgos queda el obstáculo de los Montes de Oca. Se encargará de resolverlo un clérigo, san Juan de Ortega, discípulo de santo Domingo que realizará así el plan de Domingo y los deseos de Alfonso VI. Lo hará protegido por los monarcas sucesores de Alfonso VI.
Tanto santo Domingo de la Calzada, como san Juan de Ortega, de una manera o de otra, cuidaron el Camino Francés desde Logroño hasta Burgos. Camino que era el cordón umbilical de La Rioja con Castilla.

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Biblioteca Gonzalo Berceo.
   

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