martes, 6 de marzo de 2018

Despoblamiento.

Castilla y León, donde las escuelas cierran y los cementerios se amplían.
Castilla y León pierde población de forma continuada desde mediados de 2008. 
En diez años sus habitantes han descendido en más de 125.000. 

LAURA CRUZ

“En Castilla y León no hay voluntad política por ordenar adecuadamente el territorio, porque conlleva transferir a las zonas rurales poder en la toma de decisiones. 
No todo se puede decidir desde los despachos de la Junta de Castilla y León y/o las diputaciones provinciales. 
Es necesario vertebrar un modelo de gobernanza territorial que empodere a los municipios rurales, cosa que no está en los planes ni en el ideario del Partido Popular”.

Castilla y León, a pesar de ser la comunidad autónoma más extensa del Estado español, es la que pierde población a un ritmo más alto. Tierra de ilustres, como los escritores Miguel Delibes o Carmen Martín Gaite, y famosa por su clima extremo de inviernos gélidos, Castilla 'la vieja' no encuentra manera de parar la sangría de población que sufre. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que, desde que comenzó de forma oficiosa la llamada crisis económica en 2008, su población ha descendido ininterrumpidamente año tras año, hasta llegar a perder 125.000 habitantes.

Sus algo más de 2,4 millones de habitantes se reparten de forma muy desigual por las nueve provincias que la componen. Así, Valladolid, es el territorio que más habitantes aglutina, con una población de más de 500.000 habitantes. Sin embargo, el triste síntoma de la involución demográfica se ceba con los núcleos rurales: no solo pierden población, sino que debido a este motivo también disminuyen sus servicios públicos, lo que repercute muy negativamente en sus habitantes, cada vez más envejecidos.

ACTO ROMÁNTICO
Diego Alonso es un joven de 25 años que vive en Mota del Marqués, un municipio de 375 habitantes en la provincia de Valladolid. A Diego le gustaría quedarse a largo plazo en su pueblo, “pero últimamente, debido a mis circunstancias laborales, lo veo difícil”, comenta. “Siempre he visto el pueblo como mi casa, pero ahora mismo quedarme sería más un acto romántico que una opción de vida real”. La falta de expectativas laborales unida a la desidia institucional respecto al campo, supone la pérdida servicios básicos y problemas de abastecimiento. 

Diego Alonso: “El recorte sanitario de plantillas hace que menos médicos tengan que recorrer más pueblos, ya que la extensión territorial es la misma”
“Hace poco fui a una conferencia sobre ‘Desiertos alimentarios’ y me llamó la atención enterarme de que en las zonas rurales escasean algunos productos básicos como leche o pan. Me parece surrealista que en un pueblo, donde antes se producían esos alimentos, ahora sus habitantes no puedan tener acceso a ellos”, relata Diego.

El Festival contra la despoblación 4 Gatos
se celebró en San Pelayo por primera vez en 2017.
La asistencia sanitaria, por lo general itinerante, cuenta con menos potenciales pacientes, pero cada vez más propensos a ponerse enfermos, debido a su avanzada edad. “El recorte sanitario de plantillas hace que menos médicos tengan que recorrer más pueblos, ya que la extensión territorial es la misma. Los médicos pasan más tiempo en la carretera que atendiendo a pacientes. Hay días que incluso no hay consulta, algo inadmisible”, explica el joven.


Otro problema de este aislamiento al que se ha condenado al espacio rural es la dependencia del transporte privado, ya que el público también ha ido desapareciendo. “De mi pueblo sale un autobús a las 8 de la mañana hacia Tordesillas. Allí hay que cambiar de autobús a otro que te lleva hasta Valladolid. En un trayecto que en coche no te lleva más de media hora, con transporte público tardas hora y media. Y la única opción que hay para volver sale a las dos horas de Valladolid. Con estos horarios es imposible ir a estudiar o trabajar a la ciudad”, dice este vecino de Mota del Marqués.

EL PP Y LA VOLUNTAD POLÍTICA
En el tema de los servicios públicos, lo eficaz podría ser la comarcalización para que se pudiese llegar a todos los municipios. Así lo explica Javier Paniagua, director-gerente del Colectivo para el Desarrollo Rural de Tierra de Campos, una organización que lleva 25 años trabajando por el medio rural. “En Castilla y León no hay voluntad política por ordenar adecuadamente el territorio, porque conlleva transferir a las zonas rurales poder en la toma de decisiones. No todo se puede decidir desde los despachos de la Junta de Castilla y León y/o las diputaciones provinciales. Es necesario vertebrar un modelo de gobernanza territorial que empodere a los municipios rurales, cosa que no está en los planes ni en el ideario del Partido Popular”.

Javier Paniagua: “El problema es que no hay posibilidad de obligar a las operadoras a extender sus servicios de cobertura o instalación de antenas”
En Castilla y León el Partido Popular lleva 31 años en el gobierno regional y su presidente actual, Juan Vicente Herrera, ostenta el cargo desde 2001. Pero el éxodo rural viene de más atrás. “La dictadura franquista se encargó de configurar un imaginario perverso sobre los pueblos que aún perdura. Paletos, cazurros, analfabetos... fueron los estereotipos más utilizados para desacreditar a sus habitantes. Se abandonó el medio rural, pero hoy en día puede recuperarse con las nuevas tecnologías, ya que muchos profesionales trabajan desde casa. La mejora de las comunicaciones también puede florecer nuevos negocios en el ámbito rural, por ejemplo a través de la venta online”, reclama Javier Paniagua. Sin embargo, según reconoce después, “el problema es que no hay posibilidad de obligar a las operadoras a extender sus servicios de cobertura o instalación de antenas, cosa que no se puede hacer tampoco desde las administraciones públicas”.

Sobre el abandono de las instituciones, Pedro Pérez, alcalde socialista del municipio de Trigueros del Valle explica: “No creo que este sea solo un problema del PP, sino de todos. Nuestros políticos trabajan mucho la política 'de salón', desentendiéndose de los pueblos y basando la mayor parte de sus decisiones en informes de zonas que nunca han pisado. Aquí nunca hemos tenido la visita de ningún consejero, y no será por las invitaciones que les hemos hecho. A veces da la sensación de que somos un estorbo”.

MASCULINIZACIÓN Y TRABAJO MECANIZADO
Además de la pirámide poblacional invertida debido al envejecimiento y la caída de la natalidad, los oficios tradicionales se han ido mecanizando, lo que ha supuesto la pérdida de puestos de trabajo en lo rural. “Hay mucha masculinización en estas zonas, lo que produce la invisibilidad de la mujer en el medio rural. Nuestros pueblos necesitan un impulso empresarial, destacando la promoción de las pequeñas y medianas explotaciones agrícolas para descartar las macrogranjas, que no generan trabajo alguno y destruyen esa forma de vida”, afirma Pérez.

También hay dificultades para recibir dotaciones públicas, según el alcalde de Trigueros del Valle. “Las subvenciones de Fondos Europeos que de verdad necesitamos no llegan a nuestros pueblos. Es el caso de los de gestión de aguas residuales para municipios de menos de 2.000 habitantes, que finalmente nunca recibimos”.

En las elecciones municipales de 2015, el panorama de algunos pueblos cambió. Entraron en juego las candidaturas municipalistas y algunos municipios cambiaron su gestión. Es el caso de San Pelayo, una de las poblaciones más pequeñas de la provincia de Valladolid. Cuenta con 54 habitantes (44 en 2015) y desde hace más de dos años está regida por Virginia Hernández, de la candidatura Tu pueblo toma la palabra. Virginia explica que “hay que empezar a valorar distintos servicios, como la posibilidad de una red de taxis rurales o líneas regulares de microbuses. Ahora tenemos autobuses de 52 plazas que unen dos veces a la semana los pueblos con la capital. ¡Parecemos Paco Martínez Soria! Otro pilar fundamental sería internet, como mínimo a 30 mbps”.

Quique Seoane, alcalde de Castronuño
Virginia Hernández: “Sería necesaria una política de vivienda que obligue al mantenimiento efectivo de los caseríos y facilite el acceso a ellos a la población más joven”
El equipo de gobierno de San Pelayo, formado por Virginia Hernández y Elisa Cerrillo, ha contratado la energía del pueblo a Energética, una cooperativa de consumidores que no depende de las grandes compañías eléctricas. “Si desapareciesen los pueblos —dice Virginia— se produciría una pérdida inmensa de cultura y también desastres medioambientales como el vivido en Galicia hace unos meses, ya que se pierden los cuidadores de la tierra”. Para reflexionar sobre ello en San Pelayo se creó el año pasado el Festival contra la despoblación 4 Gatos, con talleres, charlas y actividades destinadas a crear comunidad. Su éxito de asistencia ha hecho que este año se haya programado su segunda edición para el último fin de semana de julio.

MODELO ECOLÓGICO VS DESMANTELAMIENTO RURAL
Quique Seoane, también de la candidatura popular Tu pueblo toma la palabra, es alcalde de Castronuño, un municipio vallisoletano de menos de 900 habitantes censados. Opina que esta “desidia institucional” podría aliviarse si “se pusiese en marcha un plan industrial regional paralelo al modelo agrícola, para desarrollar un modelo ecológico y sostenible. Así el valor de los productos añadidos se quedaría en la región”. Sobre la forma en la que el Partido Popular en Castilla y León maneja esta problemática, añade que “es un plan orquestado para el desmantelamiento rural. Con ello se abre la puerta a multinacionales cuya gestión es insostenible medioambientalmente. Es el caso de la extracción de gas por medio de fracking en Burgos y Palencia o las minas de uranio de El Retortillo en Salamanca. En zonas más pobladas estas prácticas encontrarían la oposición de la población para defender sus tierras”.

Una cosa que todos coinciden en señalar cuando hablan de que el tema de la despoblación no se trata en las Cortes de Castilla y León, es que tampoco se trata en el Congreso de los Diputados. Inciden en que lo primordial sería un plan de medidas contra la despoblación. “Si la gente se va de una comunidad es porque no se pueden satisfacer las necesidades básicas en ella”, analiza Quique Seoane. Para garantizar que la gente se quede, Virginia Hernández cuenta que sería necesaria “una política de vivienda que obligue al mantenimiento efectivo de los caseríos y facilite el acceso a ellos a la población más joven”.

Mientras llega ese plan contra la despoblación, el tiempo parece haberse detenido en los municipios de Castilla y León. Un dicho popular dice que “el campo castellano, por sus diversas tonalidades, es la escuela de los pintores”. Esos campos bañados por el sol y pintados de una gama que va del verde al ocre, esperan que las instituciones comiencen algún día a trabajar para revertir su éxodo

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