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miércoles, 20 de noviembre de 2024

El feudalismo tecnológico se arraiga en los campos de China e India

 Microsoft afirma que su ambición es mapear y recopilar datos sobre todas las fincas del mundo e integrarlos en sus plataformas digitales.
Y por “todas” Microsoft no se refiere sólo a todas las grandes fincas industriales, 
sino también a los 500 millones de pequeñas fincas alrededor del mundo.

El feudalismo tecnológico se arraiga en los campos de China e India

Durante los últimos años, las principales corporaciones tecnológicas han lanzado iniciativas en el sector agrícola. Microsoft afirma que su ambición es mapear y recopilar datos sobre todas las fincas del mundo e integrarlos en sus plataformas digitales. Y por “todas” Microsoft no se refiere sólo a todas las grandes fincas industriales, sino también a los 500 millones de pequeñas fincas alrededor del mundo.
 
En China e India, donde se encuentran casi dos tercios de las fincas pequeñas del mundo, y con la bendición y el apoyo pleno de ambos gobiernos, la expansión de las grandes empresas tecnológicas en la agricultura avanza rápidamente. Y lo hace sin restricciones reales, sin transparencia sobre los datos que recopilan, y sin regulaciones sobre los productos que estas empresas y sus socios producen a partir de estos datos. El poder corporativo en el sector también está camuflado, con muchas pequeñas empresas emergentes aparentemente independientes, pero que trabajan dentro de una red que en última instancia está controlada por unos pocos gigantes tecnológicos. Esto coloca al agricultor, ganadero o forestal en una posición muy precaria.
 
Y aunque los servicios se presentan como una manera de entregar mayor información a las personas agricultoras, en realidad contribuyen a la pérdida de capacidades, ya que las incitan a depender en el asesoramiento generado por una inteligencia artificial  y en los insumos corporativos, en lugar de utilizar sus propios conocimientos y sus propias semillas locales.

Descubre más en nuestro nuevo informe: https://grain.org/e/7198


Otras referencias:

lunes, 4 de noviembre de 2024

Salvar al Visón Europeo de su inminente Extinción. Nuestros ríos comarcanos tiene la mayor concentración de Visones.

Este bello animal se merece pervivir.
 
En España quedan apenas unos 142 visones. 
Si no actuamos de forma urgente, la especie desaparecerá por completo en menos de 5 años.  
#SALVEMOSALVISÓN.
Nuestra cuenta del río Tirón y sus afluentes tiene 
mayor concentración de visón europeo en toda la Provincia, 
y una de las más importante de España.
El río Villar está entre ellos.
Y debemos tener la mayor responsabilidad en que esa especie no se extinga
La zona azul claro marca su habitat actual

Este mustélido ocupa parte del País Vasco, Navarra, La Rioja y el noreste de Castilla y León: en las provincias de Burgos y Soria.
Distribución en Castilla y Léon.

El área de distribución regular del Visón Europeo en Burgos incluye el sector oriental del río Ebro y las cuencas de los ríos Oca, Tirón, Ayuda, Zadorra (cuenca del Ebro ) y Arceniega (cuenca norte). 
La densidad más alta es la de la cuenca del río Tirón y sus afluentes.

El visón europeo es una de las siete especies que fueron declaradas en 2018 en España como “en situación crítica”.
Nuestra comarca y sus aledañas de la Rioja somos la principal reserva del visón europeo en España

Por tanto, nuestra comarca ostenta una gran responsabilidad en la conservación de esta especie, ya que sólo sobreviven tres subpoblaciones en el mundo (zonas muy limitadas de Rusia/Estonia, zona limitadas de la cuenca del Danubio/Rumanía, y la nuestra del norte de España  y sur de Francia).

En España, el Visón europeo cuenta desde 2005 con una Estrategia nacional de conservación y, dado lo delicado de su situación, en 2008 se aprobó un Programa de conservación ex situ. En la actualidad, dicho programa está proporcionando unas 20-30 crías anualmente que se liberan en el medio para reforzar las poblaciones existentes, distribuidas sobre todo en la parte alta de cuenca fluvial del Ebro. Ello incluye territorios de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra, La Rioja, norte de Castilla y León (provincias de Burgos y Soria) y, en Aragón, pequeños núcleos en el sector noroccidental de la provincia de Zaragoza.
Existe un Grupo de Trabajo para esta especie conformado por el MITECO y las comunidades autónomas donde el Visón europeo está presente, y que cuenta con el asesoramiento de los principales expertos en la materia. Una de las prioridades detectada por este grupo de trabajo fue la necesidad de conocer la distribución y población del Visón europeo, para lo que se planificó la realización de un muestreo no invasivo durante 2022.
El muestreo se realizó durante el otoño de 2022 mediante el empleo de trampas de pelo. El análisis genético de identificación individual permitió reconocer la existencia de un mínimo de 87 ejemplares de Visón europeo en las muestras (50 hembras y 37 machos).
A partir de esta información, y utilizando modelos de ocupación y captura-recaptura espacialmente explícita, se ha obtenido una cartografía de la ocupación del visón y una estima de su población total, que se cifra en 142 con un intervalo de confianza de 130-157 individuos. 


Ello supone una importante llamada de atención sobre la necesidad de intensificar las actuaciones en curso para revertir la tendencia regresiva de este mamífero y lograr una mejora de su estado de conservación.
Por tanto su situación crítica: Su área de distribución a nivel global se ha reducido más de un 95%, y en nuestro país su población ha pasado de unos 1000 ejemplares hace 25 años a apenas unos 142 en la actualidad (2022).

Tras la declaración del Visón europeo “En situación crítica” en 2018 se identificó, además de la necesidad de contar con una estima nacional, la importancia de impulsar la cría en cautividad e intensificar la lucha contra el Visón americano, especie incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y una de las principales amenazas para el Visón europeo.
El MITECO y las comunidades autónomas vienen invirtiendo importantes recursos desde hace años en el trampeo selectivo de Visón americano, de manera mucho más intensa en el área de contacto entre la distribución de ambos visones. El objetivo debe ser mantener el control que ya se ejerce, e irlo intensificando allí donde sea posible.

En cuanto a la cría en cautividad, diferentes centros colaboran con el MITECO y las CCAA en esta materia (como FIEB en Toledo, Sacha en Álava, Pont de Suert en Lérida) y, tras identificarse la necesidad de contar con un Centro público de referencia con elevada capacidad, se encuentra en marcha su construcción en la Finca de Ribavellosa, ubicada en el municipio de Almarza de Cameros (La Rioja) y gestionada por el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) del MITECO. Se espera que su finalización y puesta en servicio suponga también un nuevo e importante impulso a este aspecto de la conservación de la especie.

-----Firma esta campaña de apoyo-------------------------------

En España quedan apenas unos 142 visones. Si no actuamos de forma urgente, la especie desaparecerá por completo en menos de 5 años. Firma para salvar a los últimos ejemplares #SALVEMOSALVISÓN

sábado, 19 de octubre de 2024

La mejor imagen de naturaleza del año en MontPhoto 2024

 Un año más las mejores fotografías de naturaleza se han dado cita en el
consolidado desde hace tiempo como referente internacional en esta especialidad.

El certamen, celebrado recientemente en la localidad de Lloret de Mar, congregó durante tres intensas jornadas charlas con ponentes de renombre, presentaciones de proyectos, exposiciones y por supuesto la gala de premios del concurso. 


El premio de honor en Montphoto 2024 como ganadora absoluta de esta edición ha sido para la fotógrafa Irma Szabo por su excelente fotografía “Night Walking” en la que puede apreciarse la silueta de un corzo dejando su estela con un halo de luz, que consiguió gracias a un estratégico juego de focos, una larga exposición y la paciencia de pasar muchas noches esperando en un escondite el momento exacto.  

Szabo, amante de la fotografía de naturaleza de estilo creativo, tiene también el honor de ser la primera mujer en conseguir este premio, circunstancia que no se había dado nunca en las 28 ediciones del veterano concurso. 

El premio al mejor porfolio de Naturaleza fue otorgado al reconocido fotógrafo español Jaime Rojo por su trabajo «Salvar a la Monarca». El reportaje sobre las mariposas monarca y el peligroso viaje que emprenden después de haber descendido su población un 80% en las últimas décadas. Este proyecto le hizo ganar, entre otros premios, un World Press Photo regional este mismo año.


Otras Fotos premiadas










domingo, 6 de octubre de 2024

La despoblación rural, ¿ favorece o perjudica a nuestra fauna silvestre?.

Últimamente se está hablando mucho de que 
hay más aves (incluso maníferos) en las ciudades que en el campo. 
Entonces la pregunta es: 

El proceso de despoblación rural, 
¿favorece o perjudica a nuestra fauna silvestre?

Durante los últimos años ha habido cíclicas manifestaciones en Madrid y otras partes de España organizadas por varios colectivos del mundo rural para protestar por el aparentemente imparable proceso de despoblación, por la falta de trabajo, de infraestructuras… 

En definitiva, por la falta de futuro para nuestro agro. Tras una semana cortando carreteras y arrojando alimentos al suelo, el interés informativo decae, las manifestaciones y protestas se diluyen y todo vuelve a su ser.

Es un proceso que viene de lejos, por lo menos desde 1812 cuando se inició en España el ciclo de desamortizaciones que empezaron a dar el golpe de gracia a un mundo rural que hasta ese momento tenía medios de vida y sostén. Fue un proceso liderado por el Estado liberal y, hoy día, por la empresa capitalista. No me corresponde a mí en este artículo vislumbrar qué sucederá con este proceso en el futuro. 

Avutarda.
Quiero enfocarlo desde otro punto de vista, 
el de la fauna silvestre que es mi especialidad. 

La pregunta es: 

El proceso de despoblación rural, 
¿favorece o 
perjudica a nuestra fauna silvestre?.

No hay una respuesta tipo “Sí” o “No”.
 


Hay determinados tipos de fauna a los que les favorece la desaparición del ser humano del medio rural. Se ha puesto como ejemplo muchas veces al lobo ibérico. Arrinconado en 1970 en el ángulo noroeste de la Península, desde entonces ha conocido un proceso de expansión geográfica, uno de cuyos factores ha sido la desaparición de su archienemigo humano de amplios sectores de nuestro territorio. Pero no sólo eso. La propia expansión del jabalí y del corzo, dos de las principales presas del lobo ibérico (a su vez estimuladas también por el abandono rural), han supuesto también un “tirón” para la expansión del lobo.

Por otro lado, hay otra fauna que se ve perjudicada por el abandono rural. Me refiero a las aves que dependen de cultivos humanos, como los de secano fundamentalmente, bien adaptados a nuestra geografía y nuestro clima. Las aves esteparias son un buen ejemplo, muy extendidas por las estepas cerealistas. Estos cultivos de secano están en retroceso por el propio abandono rural y porque los agricultores buscan una mayor rentabilidad en cultivos de regadío, más inadecuados para nuestro clima, y para los cuales las aves esteparias (entre otras) no están adaptadas, no pueden realizar ningún tipo de aprovechamiento en ellos.
Cuando llega el invierno y, con él, las grullas del norte, en muchas regiones de la Península Ibérica ellas se alimentan en los campos de secano de sus áreas de descanso. Estos agricultores son compensados económicamente por los daños causados. Si estos cultivos desaparecen, víctimas del abandono rural, ¿de qué se alimentarán estas magníficas aves?

No todas las interacciones del ser humano con la naturaleza son, pues, negativas. 
Un mundo rural adaptado a la geografía y al clima no es un obstáculo para la fauna silvestre, nunca lo fue. Por ejemplo, en la montaña asturiana existen unas construcciones tradicionales para albergar a los pastores en las jornadas veraniegas en las que el ganado pasta en altura, son los teitos. Pues bien, se ha reportado que muchos animales llegan a hibernar en ellos mientras están desocupados por los humanos, como los tejones por ejemplo.
El hombre, un elemento más en la cadena de la vida

Por último, existe un grupo de animales, muy generalistas y oportunistas, para los cuales es indiferente que haya o no haya humanos: van a prosperar igualmente, como puede ser el zorro, la gineta o los córvidos.

En definitiva, el ser humano es un elemento más en la cadena de la vida. Influye en otros seres vivos, y a su vez es influido por ellos. Al menos, eso era antes de que el mono desnudo se saliera del ciclo de la vida presa de su ignorancia, su arrogancia y su soberbia.


lunes, 29 de abril de 2024

"Guía de adaptación al cambio climático para el Camino de Santiago Francés”, proyecto Fund.Sta. María La Real.


    Un estudio, realizado desde el área de Paisaje y Sostenibilidad de la Fundación Sta. María la Real, ha permitido definir y catalogar hasta 24 tipos de paisaje diferentes en esta histórica ruta, que comprende, además, 69 unidades paisajísticas, a lo largo de cinco regiones y 173 municipios.

Entre ellas está definido como unos de las 24 paisajes por los que pasa el Camino de Stgo. Francés: el  Paisaje Sierras Ibéricas.
El paisaje Sierra Ibérica es el que se puede disfrutar en el tramo del Camino que va quedando a la margen izquierda del Camino Francés en sentido de la marcha hacia Santiago, que comprende todos los Montes de Ayago, los de Oca y la sierra de Atapuerca. Los tres son piedemonte de las cimas alta de la Sierra de la Demanda, e inicio de la Cordillera Ibérica. 
Desde Azofra ( desde Valpierre-Hormilla), el Camino Francés se va pegando a las faldas de esos montes en su cara norte, cuando llega a Villafranca Montes de Oca, incluso los atraviesa por su centro.
Pero por su derecha es todo semiplano, son los llanos, altolomos y oteros riojanos. 
Este paisaje del Camino, es la divisoria entre estos Montes y Sierra de la Demanda, y las llanadas hasta el río Ebro.
Por tanto estamos ante un paisaje que son dos paisajes: los peregrinos pueden disfruta de dos realidades paisajísticas bastante diferentes: la montaña boscosa y el llano agrícola.
Y las diferencias de esas dos realidades geológicas y topográficas, no solo dan dos paisajes netamente diferenciados, conllevan necesariamente unas diferencias zoológicas, botánicas, climáticas... que, aunque comparten elementos, conviene estudiarlas por separado.

Por otra parte, aunque Sierras Ibéricas lo define principalmente, también ha que tener en cuenta que este tramo del Camino tiene un fuerte desnivel longitudinal desde Azofra 559msnm, Redecilla del Camino 740msnm, Villafranca Montes de Oca 948msnm,  San Juan de Ortega 970msnm y Atapuerca con 953msnm. Esta subida a la Meseta de Castilla acumula 341 mts. de desnivel en 54 kms, lo que también ordena diferencias biológicas...

Una de las características paisajísticas más singulares de este Paisaje Sierras Ibéricas lo aportan los ríos y riajales que atraviesan verticalmente el Camino: todos los ríos que han que cruzar los peregrinos nacen en la Sierra de la Demanda y esos piedemontes, por tanto todos discurren de sur a norte, cuando el Camino va de este a oeste, Son el río Glera, el río Villar, el río Áchigo (Reláchigo), el río San Julián, el río Valorio, el río Tirón, el río Retorto, río el Oca, río Cerratón y río Vena. La mayoría desembocan en el río Tirón y el río Oca, que desaguan en el río Ebro.  Muchos de esos ríos están bajo el amparo de Red Natura 2000, donde se acogen especies protegidas como el visón europeo, el cangrejo autóctono.

Ha sido proverbial la construcción de calzadas y puentes para los peregrinos por parte de dos santos comarcanos:  Sto. Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega. De hecho, a ambos se les atribuye el cambio al Camino actual desde Valpierre (próximo a Hormilla-Azofra) por Ayuelas (Sto.Domingo de la Calzada), Redecilla del Camino, Belorado, Villafranca Montes de Oca, San Juan de Ortega y Burgos. Hasta entonces el trazado  seguía la vieja Calzada de Romana que desde Valpierre se dirigía a Libia (Herramellurí), Cerezo de Río Tirón, Briviesca y Burgos.  Ese cambio de trazado debió producirse en torno al año 1060, y realmente lo que hace es acercar el Camino de Santiago a los  Montes Distercios (San Millán de la Cogolla), a los Montes de Ayago, y los de Oca, en general a la Sierra de la Demanda norte, a los inicios de la Cordillera Ibérica... 
Este camino es más corto que el anterior, y  con una subida a la Meseta castellana más suave, salvo 3 klms en los Montes de Oca, en las proximidades del puerto actual de La Pedraja. VBS


24 tipos de paisaje diferentes en esta histórica ruta, que comprende, además, 69 unidades paisajísticas: Este dato es una de las principales conclusiones de la investigación realizada, en el marco del proyecto “Guía de adaptación al cambio climático para el Camino de Santiago Francés”, que cuenta con el apoyo de Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la convocatoria de subvenciones para la realización de proyectos que contribuyan a implementar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030.

 El reto del proyecto que comenzó hace unos meses es ofrecer una visión integral de cómo el cambio climático está afectando a este icónico recorrido y cómo los conocimientos vernáculos locales pueden ayudar a abordar estos desafíos.

El Camino de Santiago Francés es una de las rutas de peregrinación más importantes del mundo, con una media de 350.000 peregrinos al año. Cifras que demuestran que se ha convertido en un punto de referencia para amantes de la naturaleza, viajeros y peregrinos de todo el mundo. Sin embargo, las amenazas del cambio climático, como el aumento de las temperaturas, el riesgo creciente de incendios forestales o las lluvias torrenciales, están afectando a este itinerario.

 
Identificar retos y aportar soluciones

Con el proyecto "Guía de adaptación al cambio climático para el Camino de Santiago Francés", buscamos no solo concienciar sobre estos desafíos, sino también identificar soluciones prácticas basadas en los conocimientos tradicionales de cada región. La investigación exhaustiva permitirá identificar prácticas locales que han ayudado a las comunidades a adaptarse durante siglos a unas condiciones climáticas cambiantes.

La publicación que se editará tanto en formato impreso como digital estará diseñada no solo para llegar a los municipios del Camino, sino también a albergues, peregrinos, oficinas de información turística y todos los amantes de esta experiencia única. El reto final es que se transforme en una herramienta valiosa para promover la conciencia sobre el cambio climático y para inspirar la acción en la preservación de esta joya cultural y natural. 

 Tipología del paisaje

El proyecto se extenderá hasta 2025 y, por ahora, ya se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica y una investigación que ha permitido identificar 24 tipos de paisajes en el Camino, con 69 unidades paisajísticas distintas, desde bosques, a ríos, valles o montañas.

El trabajo continuará con la elaboración de mapas que identifiquen cada uno de esos paisajes, las unidades paisajísticas que comprenden y otros datos como usos del suelo, hábitats de interés o espacios pertenecientes a la Red Natura. Además, se realizará un análisis de Debilidades y Fortalezas (DAFO) y una caracterización de cada paisaje, así como su evolución climática y cartográfica.

El desarrollo de la investigación y la guía son posibles gracias al apoyo de Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Convocatoria de Subvenciones para la realización de proyectos que contribuyan a implementar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030). Además, se cuenta con la colaboración de la Asociación de Municipios del Camino de Santiago Francés que, actualmente, comprende 113 localidades. 

martes, 26 de septiembre de 2023

La imagen del campo en los libros de texto de Ed. Primaria: así nos va.

Los libros de texto de Educación Primaria en España 
trasladan al alumno una idea del campo a caballo 
entre la imagen clásica del agricultor hortelano 
y la de un sector que avanza en sus usos y procedimientos, 
pero a la vez se nos sitúa como uno de los actores principales 
en la contaminación del planeta.

Eso “no sólo no se ajustaba a la realidad,
 sino que atentaba gravemente contra” este sector primario.


Libros de texto de la asignatura de la asignatura Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural en Primaria
para el curso académico 2023/2024.
Efeagro/J.J.Ríos

Son algunas de las conclusiones que se pueden obtener tras analizar los libros de texto que han lanzado para este curso académico que acaba de comenzar cinco de las principales editoriales del país (SM, Santillana, Anaya, Vicens Vives y Edelvives).

Según el informe elaborado por Efeagro tras la consulta efectuada a estos libros, los contenidos en Primaria que hacen referencia al sector agroalimentario se incluyen dentro de la asignatura Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural y la mayoría se pueden encontrar a partir de tercero, cuando el escolar tiene ocho años.

Al alumno se le explica con textos breves e ilustraciones qué es la agricultura de secano y de regadío; o la ganadería extensiva e intensiva y se le indica que es el primer eslabón en la obtención de alimentos para luego transformarlos.
En ese contraste entre imagen clásica y modera llaman la atención ejemplos como presentar una fotografía del ordeño a mano de una vaca, ya en desuso, frente a otra en la que aparece un dron sobrevolando una cosecha.

Sobre la pesca, se recalca que existe la pesca fluvial, la marítima de altura y de bajura así como la “ganadería del mar” (la acuicultura) e incluso con personajes ficticios como el de la acuicultora Mariluz que cuida lubinas en una zona donde estos peces pueden “nadar y alimentarse libremente”.

Ya en sexto se incorporan en el material definiciones que han adquirido relevancia, como los alimentos de “proximidad” para explicarle al niño que son productos que se venden en mercados situados “a pocos kilómetros”, son “más frescos y más beneficiosos para la salud”; o incluso se les detalla que en agricultura ya se usan drones para un riego más eficiente.

Agente contaminante 
Si hay algo que se repite desde tercero a sexto de primaria es la idea de que el sector primario es uno de los actores responsables de la contaminación medioambiental; incluida en las unidades didácticas que abordan el cuidado del entorno y de los ecosistemas.

Uno de los casos más llamativos se recoge en tercero de primaria con un destacado en el que se informa de que la ganadería intensiva produce “el 14,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuye a la deforestación y los excrementos de los animales se filtran en el terreno y lo envenenan” para, a renglón seguido, preguntarle al escolar si cree que reduciendo el consumo de carne y apoyando la ganadería agroecológica se pude “solucionar este problema”.

Es habitual presentar a la agricultura como una de las causantes de la deforestación; así una editorial recoge que la tala “masiva” de árboles se hace para “usar la madera o para dedicar el suelo a la agricultura”; y se subraya la amenaza del uso de fertilizantes agrícolas, siendo uno de los orígenes de la “catástrofe medioambiental sucedida en el Mar Menor”, según un texto de tercero de primaria.

En algunos libros, se plasma la idea de que la agricultura es una amenaza para la disponibilidad de agua porque los riegos hacen un “consumo elevado” y eso “puede poner en peligro la cantidad disponible de este bien, además de alterar los ecosistemas”.

Sobre la amenaza que supone el sector pesquero para la sostenibilidad medioambiental, hay textos que hablan de la existencia de la “sobrepesca” y algunos de ellos la definen como la extracción de peces “usando técnicas que no controlan la cantidad ni las especies que se capturan”, lo que está “amenazando la supervivencia de muchos animales marinos”.

El sector pesquero es protagonista también de los residuos marinos y por ejemplo se asegura que el “46 % de la masa total” de los plásticos hallados en la conocida como la “isla de basura del Pacífico Norte” son redes de pescar.

Como solución a la lucha contra éstas y otras fuentes contaminantes, varias editoriales hacen alusión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) porque promueven “la nutrición de todos los habitantes del planeta y una agricultura sostenible”.

Críticas 
Esa imagen de actor contaminante no es nueva si se atiende a las quejas que han hecho públicas en los últimos años, especialmente desde el sector vinculado a la ganadería.

En marzo de 2021, por ejemplo, la Organización Colegial Veterinaria (OCV) criticó las afirmaciones recogidas en un libro de texto de 4º de Primaria en el que se aseguraba que la ganadería es “uno de los principales factores de deforestación”, algo que según los veterinarios “no sólo no se ajustaba a la realidad sino que atentaba gravemente contra” este sector primario y pedían que se revisase y cesase su distribución y uso en los centros escolares.

Más recientemente, en mayo de este año, el sector ganadero-cárnico emitió un comunicado pidiendo cambios en algunos libros de texto porque contenían información “incorrecta y no contrastada” referente a dicho sector.

viernes, 8 de septiembre de 2023

Un verano tenaz: Los paisanos no tienen respuesta ante la nueva meteorología.

He caminado por los campos, me he encontrado con muchos robles secos, 
con sus  brazos extendidos, con sus hojas por los suelos, esqueletos que apuntan a los cielos, 
pidiendo clemencia a los dioses de los muertos.

Un grupo de alcaldes de la Ribera del Tormes se han reunido, 
buscando alternativas a la actual situación.
He visto encinas que, a pesar de sus luengas raíces, no han podido encontrar agua que pudiera saciar su sed.  He caminado entre alisos y chopos que han perdido sus verdores, cubriendo las veredas de alfombras de hojarasca, dejándose vencer por la sequía y calores de este verano tenaz. El Tormes, sobre sus lágrimas camina, sin poder regar los campos, sin poder ser eficaz a esta Ribera que adora.

Los paisanos no tienen respuesta ante la nueva meteorología, ante el árbol que pierde sus frutos antes de la maduración.  Se desmorona al enfrentarse a un nuevo ciclo en el que no se podrán sembrar judías.  Se le vienen los ánimos abajo, al ver a los regajos que  pierden sus yerbas y aparecen las arenas. Maldicen a los dioses al ver sus pueblos vacíos, abocados a una nueva emigración.

Desde hace años, gran parte de la población campesina consideraba a los ecologistas como enemigos,  porque les decían que no debían cortar árboles, que había que hacer una mejor utilización del agua, que no usaran insecticidas agresivos, ni echaran veneno a los campos.
 Actualmente,  los campesinos y ganaderos están perplejos,  el cambio climático en que están inmersos les está llevando a descubrir que los ecologistas tenían razón, aunque hay algunos que se dejan seducir por los negacionistas que, apoyándose en el pesimismo, desconfianza e  insolidaridad ancestral, piensan que todo el mundo está contra ellos, que utilizan aviones que rompen las nubes e impiden las lluvias, al tiempo que expanden gases que provocan plagas y epidemias.
A pesar de estas ideas negacionistas y anticientíficas,  la naturaleza cada día nos enseña sus leyes, nos muestran sus heridas y sus respuestas.

Para encontrar soluciones, un grupo de alcaldes de la Ribera del Tormes se han reunido, buscando alternativas a la actual situación. Una de sus propuestas es impedir que, durante los meses de invierno y primavera,  parte de las aguas de las gargantas no lleguen al Tormes, sino que se distribuyan por las laderas de la sierra, con el fin de alimentar los acuíferos, para que, en forma de vasos comunicantes, encuentren las aguas su salida en las fuentes y, desde ellas, terminar en el Tormes durante los meses veraniegos.

 Esto, aunque no es una solución al problema, demuestra un cambio de conciencia, al considerar que el agua es un bien escaso.  Esto puede ser un grano de arena, aportado con muy buena intención, aunque no es la solución al problema por sí mismo.

La nueva realidad medioambiental afecta de igual manera al mundo rural y al de las grandes ciudades, es más, nos muestra un mundo inquietante, en el que la población rural seguirá descendiendo y las grandes ciudades aumentarán su tamaño y sus  problemas.

 Hemos comenzado una nueva era que nos llama a otra forma de vivir, a huir del consumismo, a construir la armonía con la "Pacha Mama". No es posible mantener este ciclón de crecimiento hasta el infinito.
   Es la hora de exigir a los poderes públicos un mejor reparto de la riqueza,  unos mejores  servicios 100% públicos, una planificación y control del consumo, que pueda llegar a los más vulnerables.
 Llegado a este punto, es necesario que cada cual  aporte los granos de  arena que sus fuerzas le permitan, conjugando derechos y deberes.

Ante el comienzo de esta nueva legislatura, es lamentable escuchar a unos, el propósito de  querer "aumentar las zonas de regadío",  a otros, "aumentar las  privatizaciones" y a nadie que se atreva a plantear medidas de " decrecimiento."
Tendremos que olvidarnos del sillón y de la caja tonta, y acudir a las movilizaciones del "Otoño  Caliente", a que nos llama COESPE, junto a todo el movimiento de pensionistas y otras asociaciones y sindicatos.
            Rufino Hernandeze

martes, 9 de mayo de 2023

Romería para bajar a la Virgen Ntra. Sra. de Ayago desde su ermita a Redecilla del Camino, 15 de Mayo.

Redecilla del Camino reserva uno de sus dos días de fiestas locales 
para la bajar la Virgen, Ntra. Sra. de Ayago: 
el día 15 de mayo es festivo en el pueblo.

Conjunto de los Montes de Ayago.

Como es costumbre inmemorial, ese día 15 de mayo 
procedemos a acompañar a la Virgen de Ayago en el descenso 
desde su ermita, desde los Montes de Ayago,  hasta el pueblo.

Este año las horas previstas 
.- de salida desde la ermita sería en torno a las 12,15h 
.- con llegada al Olmo y Bendición de los Campos en torno a las 13,45h +/-
.- y en el pueblo la misa a las 14,00h.

Son unos 6 km de bajada en el que se desciende unos 315m de desnivel desde 1054 msnm, altitud de la ermita.
Mapa Iberpix 4, IGN

Estamos todos invitados, el camino está cómodo, aunque exigente,  y recién recebado, 
y esperamos que llueva y mucho, el agua será bien recibida... 
Y en esto la Virgen de Ayago tiene fama.






viernes, 5 de mayo de 2023

Se amplía la Declaración de Época de Peligro de Incendio en Castilla y León por RESOLUCION DE 4 DE MAYO. ¡Cuidemos!




Texto de la 

RESOLUCION DE 4 DE MAYO 
DE LA DIRECCION GENERAL DE PATRIMONIO NATURAL Y POLITICAFORESTAL 
DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEON POR LA QUE SE AMPLÍA 
LA DECLARACIÓN DE ÉPOCA DE PELIGRO MEDIO EN CASTILLA Y LEÓN.

Las labores de prevención y extinción de incendios forestales deben adaptarse en cada momento del año al riesgo existente. Por ello la Junta de Castilla y León ha optado por un operativo flexible, que integra la prevención y extinción y cuyas dimensiones se adapten a las condiciones de riesgo existentes en cada momento.

Continúa la escasez de lluvias de las últimas semanas y las temperaturas muy superiores a lo esperado para esta época del año. Eso está provocando una sequía importante y un aumento del riesgo por incendio forestal.

Es necesario por tanto tomar medidas que han de ser objeto de una precisa coordinación en aras a lograr la máxima eficacia en el cumplimiento de su fin, por lo que se hace preciso que, desde el órgano directivo competente, se dicten aquellas resoluciones tendentes a lograr dicha coordinación.

Por ello, y de conformidad con las competencias derivadas del Decreto 63/1985, de 27 de julio,
sobre prevención y extinción de incendios forestales, y el Decreto 9/2022, de 5 de mayo, por el
que se establece la estructura orgánica de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y
Ordenación del Territorio, esta Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal.

RESUELVE

Ampliar la declaración de Época de Peligro Medio de incendios forestales en la Comunidad de
Castilla y León del 5 al 11 de mayo, ambos incluidos, con las mismas medidas preventivas
asociadas a la resolución inicial de la resolución dictada con fecha 29 de marzo de 2023:

• Suspensión de todas las autorizaciones y comunicaciones de quema de vegetación y restos vegetales.

Refuerzo del personal de guardia y de los medios desplegados en las comarcas de más riesgo.

De acuerdo con lo previsto en el apartado 7 del artículo 48 de la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes, esta resolución tendrá vigencia y causará efectos desde el momento de su firma, y será objeto de publicación oficial.

Valladolid,

El Director General de Patrimonio Natural y Política Forestal
José Ángel Arranz Sanz.
______________________________________

Todos los Redecillanos tenemos que apoyar la prevención de incendios.
La iniciativa de la Peña de Ayago de las fiestas de Acción de Gracias del año pasado, 
todo un ejemplo que debemos seguir y aumentar.












lunes, 17 de abril de 2023

Visón Europeo en peligro, Exposisión en Belorado

 Entre los días 15 de abril y el 1 de mayo estará abierta 
en distintos días y a distintas horas dicha exposición 
en el  Teatro Reina Sofía de Belorado. 

Redecilla del Camino tiene en los Montes de Ayago, concretamente en la vega alta de río Villar, una zona de protección del visión europeo, dentro de la Red Natura 2000. La comarca en general es una zona de especial protección para este mustélido, Asociación Visión Europeo.

sábado, 8 de abril de 2023

La agroganadería del futuro.

En ‘Regénesis (es una visión impresionante de un nuevo futuro para la alimentación y la humanidad)
George Monbiot propone que sustituyamos la cría de ganado 
por polvos proteínicos de laboratorio 
y que gran parte de la tierra recupere su estado salvaje. 
Hay ausencias llamativas en su discurso.

New Left Review 138, enero-febrero 2023,

En Regénesis: Alimentar al mundo sin devorar el planeta [editado en España por Capitán Swing], el periodista y activista George Monbiot aborda el que en su opinión es “el tema medioambiental más importante” y, sin embargo, uno de los más olvidados del momento presente: la cuestión del uso de la tierra
La agricultura –explica de manera tajante– es la principal causa mundial de la destrucción del hábitat, la principal causa de la pérdida global de diversidad salvaje y la principal causa de la crisis de extinción global”. Hasta hace muy poco tiempo, defiende Monbiot, en las distintas regiones y países del planeta se seguían dietas radicalmente distintas, conformadas por sistemas de agricultura discretos, así como por la historia y las tradiciones de cada población. Pero se ha producido un inmenso cambio cultural que ha conducido a lo que él denomina la “dieta estándar global”, rica en grasas y proteínas y muy dependiente de un pequeño número de megacosechas: trigo, arroz, maíz, azúcar y (con destino al pienso animal) soja: una población de ganado en crecimiento vertiginoso consume ahora la mitad de las calorías que produce la agricultura. 
En el relato de Monbiot, el alimento de esta dieta estándar global se produce en la “granja estándar global”. Desde su implantación pionera en Estados Unidos, el agronegocio ha impulsado una enorme concentración de producción de megacosechas, sobre todo en este país, pero también en Brasil, Canadá, Argentina o Francia, bajo la égida de un puñado de poderosas multinacionales que han doblegado a los productores más pequeños. 
Cuatro empresas, Cargill, Archer Daniels Midland, Bunge y Louis Dreyfus, controlan ahora el 90 % del comercio global de cereales; otras cuarto (Bayer, Corteva, ChemChina y BASF) ha acaparado dos tercios del mercado de productos químicos para la agricultura y ese mismo grupo posee más de la mitad de las semillas del mundo.

Cuatro empresas controlan el 90% del comercio mundial de cereales.

Vacas pastando en el área renaturalizada de Knepp (Reino Unido).Matt Ellery (CC BY-SA 2.0) via Flickr

Estas multinacionales han promovido una estandarización de las técnicas agrícolas, de las variedades de cosechas, de los productos químicos, de la maquinaria, etcétera, impulsada por la búsqueda de resultados. 
La consecuencia es que los sistemas nacionales de producción de alimentos se están volviendo menos modulares y más sensibles a los choques globales: enfermedades, sequías o inundaciones, cuyo impacto se magnifica por la especulación financiera o por los cuellos de botella de una frágil cadena de suministros. En opinión de Monbiot, un sistema complejo empieza a “parpadear” cuando se acerca a un punto de inflexión y eso es lo que está ocurriendo ahora con el sistema alimentario global. No sabemos muy bien dónde pueden radicar esos puntos de inflexión o qué combinación de choques podría desencadenar una ruptura, nos advierte Monbiot: “De alguna manera necesitamos no solamente reducir las presiones externas que pesan sobre el sistema, esto es, la crisis medioambiental y la demanda en aumento, sino cambiar el propio sistema”.

Los sistemas nacionales de producción de alimentos se están volviendo más sensibles a los choques globales

Entonces, ¿cómo podemos alimentar a la población mundial sin destruir el planeta? 

El libro traza un programa radical: Monbiot quiere que sustituyamos la cría de ganado por polvo proteínico compuesto por una bacteria fermentada que pueda sustituir la proteína y la grasa de las dietas humanas, concentrar la producción de alimentos restantes en enclaves de alto rendimiento y permitir que el resto de la tierra recupere su estado salvaje. Pero Monbiot es un periodista avezado y endulza la píldora con entretenidos relatos de experiencias. Regénesis: Alimentar al mundo sin devorar el planeta comienza en la parcela que Monbiot tiene en Oxford, con una oda de cinco mil palabras a un terrón:

La tierra, que antaño entendíamos como una masa homogénea, se compone de estructuras dentro de estructuras. Lombrices, raíces y hongos crean terrones pegados con las fibras y los pegajosos elementos químicos que producen, llamados agregados. Dentro de estos agregados, los animales diminutos, como los ácaros y los colémbolos crean terrones aún más pequeños. Dentro de estos, las bacterias y sus depredadores microscópicos –criaturas que ni siquiera puedo ver con la ayuda de mi lupa, como tardígrados, ciliados y amebas– forman unos agregados aún más pequeños […]. Hemos tardado todo este tiempo en aprehender con propiedad que el sustrato del que dependen nuestras vidas es una estructura biológica.

La majestad inadvertida del suelo le inspira para “relatar una nueva historia, una regénesis, sobre lo que comemos y cómo lo cultivamos”.  Monbiot procede a detallar el enorme daño medioambiental que ha producido la agricultura. Empieza junto a su hogar, en su amado río Wye, que ahora se ha convertido en una “asquerosa alcantarilla” después de que se permitieran granjas aviares en su cuenca. Después se reúne con algunos granjeros innovadores: Iain Tolhurst, en South Oxfordshire, que ha desarrollado un modelo de cultivo de frutales y verduras sin productos químicos ni productos procedentes del ganado, que evita la reducción del rendimiento mediante un manejo minucioso de la tierra; Tim Ashton, de Shropshire, que emplea los métodos “sin arado” para cultivar cereal, los cuales reducen la destrucción del suelo; Ian Wilkinson, cuya granja agroecológica experimental en West Oxfordshire, FarmED, ha creado una “economía circular rentable”. A Monbiot le emociona especialmente el trabajo de The Land Institute de Kansas, que cultiva variedades perennes de cosechas anuales, que de otra manera deberían replantarse cada año, como un pariente del trigo llamado kernza. Cualquier reconfiguración del sistema alimentario debería tener en cuenta también las necesidades que debe cubrir. Monbiot traza un vívido retrato de un banco de alimentos cerca de su casa y de la lucha comunitaria contra la pobreza alimentaria, lo que le conduce a una reflexión sobre la relación existente entre la protección medioambiental y la justicia alimentaria. Las campañas por la soberanía alimentaria, concluye, deben reconocer la colisión entre la defensa del medio ambiente y la agricultura, así como el hecho de que la producción local de alimentos en un país como Gran Bretaña nunca podrá cubrir los requisitos alimentarios modernos.

Finalmente, Regénesis: Alimentar al mundo sin devorar el planeta aborda el tema de las proteínas y las grasas. Mientras que los capítulos anteriores se centraban en los métodos agrícolas alternativos, este se titula “Farm Free” [Sin cultivo]. Monbiot viaja a Helsinki, donde se emociona con el trabajo de Pasi Vainikka, director ejecutivo de Solar Foods, que emplea un procedimiento que inició la nasa en la década de 1960 para producir proteínas mediante la “fermentación de precisión” de microorganismos, que se reproducen rápidamente en tanques sin necesidad de la luz del sol por lo que “por primera vez en la historia de la humanidad […] tendríamos una comida básica que no proceda de la fotosíntesis”. La poco prometedora papilla amarilla que se bate en los tanques de fermentación de Vainikka se seca para formar Solein, “una harina dorada que huele a huevos revueltos”. “Supone –declara con júbilo Monbiot– el principio del fin de la mayor parte de la agricultura”. Producir alimento de esta manera  –y explica que Solein es solamente una de las docenas de opciones y que la bacteria del suelo que se emplea aquí es tan solo una de las miles de candidatas– liberaría vastos terrenos de la agricultura, permitiendo la reversión al estado salvaje a una escala previamente inimaginable. Una revolución contraagrícola de este tipo sería inmensamente disruptiva; los gobiernos tendrían que apoyar a quienes necesitaran encontrar empleo en otras áreas, con suerte en las nuevas industrias, que tendrían mejores patronos que los de la industria cárnica. Pero el cambio marcaría una era: “A la era de la Extinción le sucedería la era del Regénesis”.

Para Monbiot, es necesario reconocer que la agricultura es la principal causa de la destrucción ecológica

Monbiot se ocupa de los obstáculos de diverso tipo que surgirán en el inicio de esta nueva era. Entre ellos se hallan las mistificaciones pastorales, tan imbricadas en la cultura occidental, el énfasis de la cultura gourmet contemporánea en la autenticidad, la incultura matemática de muchos activistas medioambientales y su insuficiente énfasis en el rendimiento. El nuevo movimiento tendrá que reconocer que la agricultura es la principal causa de la destrucción ecológica y juzgar cualquier sistema nuevo en virtud de tres criterios: 
¿produce más alimentos con menos cultivos?, 
¿quién los controla y posee?, 
¿los alimentos que produce son saludables, baratos y accesibles?.

En la estampa final, de nuevo en su parcela, golpeada por una helada intempestiva, Monbiot reflexiona sobre las frustraciones del activismo medioambiental: “Recogemos las pruebas, explicamos el problema, proponemos una solución y se nos recibe como al doctor Stockmann en la obra de Henrik Ibsen Un enemigo del pueblo: con ira, negación y deshonra”. Sin embargo, el éxito depende de que exista un movimiento preparado para el momento en el que se abra la posibilidad y su intuición es que, dado el alineamiento de las nuevas tecnologías, la fragilidad sistémica y el creciente desasosiego de la gente, “pronto nos encontraremos, creo, con un momento para que las condiciones cambien”.

Monbiot probablemente sea el periodista medioambiental británico más conocido. Netamente situado en la izquierda y partidario de la independencia escocesa, galesa y norirlandesa, ha mostrado su apoyo diversamente al Partido Verde, al Plaid Cymru, a los Liberal-Demócratas y al Partido Laborista de Corbyn. Estudiante de zoología en Oxford a principios de la década de 1980, empezó su carrera en la bbc, trabajando en la unidad de historia natural, y sus primeros libros –Poisoned Arrows (1989), Amazon Watershed (1991), No Man’s Land (1994)– eran relatos en primera persona de los abusos ecológicos y de los derechos humanos en Papúa Occidental, Brasil, Kenia y Tanzania. Columnista en The Guardian desde 1996, ha escrito extensamente sobre ecología, política y temas sociales y ha figurado en documentales y programas sobre temas de actualidad. Otros de sus libros destacados son Heat (2006), que versa sobre las soluciones a la crisis climática; Feral (2013), sobre la resilvestración, y Out of the Wreckage (2017), que defiende una “política de la pertenencia”. Regénesis: Alimentar al mundo sin devorar el planeta, con su mezcla de historia, reportaje y activismo, con sus cambios de registros y énfasis, encaja perfectamente con su obra anterior. ¿Cómo deberíamos, pues, valorar este libro?

Monbiot tiene razón al argumentar que la “carnificación” de las dietas impulsa un ciclo destructivo.

Deberíamos empezar por agradecer la atención que el libro dedica a los efectos de la industria ganadera intensiva, detallando los problemas para deshacerse de los residuos, el abuso de los antibióticos, las enfermedades zoonóticas, la “expansión agrícola” masiva de los productos químicos y los monocultivos mecanizados de soja y maíz destinados a la alimentación de los animales confinados en macrogranjas. Monbiot tiene razón al argumentar que la “carnificación” de las dietas impulsa un ciclo destructivo. La carne, los lácteos y los huevos se vuelven relativamente baratos mediante la externalización de sus costes ecológicos; el aumento del consumo alimenta los beneficios que impulsan la expansión y la profundización del sistema. El libro contribuye también a fomentar la alianza de los movimientos climáticos con las luchas contra la destrucción ecosistémica. Aunque la biodiversidad y el calentamiento global fueron ambas convenciones fundacionales de la Cumbre de la Tierra de la onu celebrada en Río en 1992, las políticas sobre el clima hace tiempo que han dejado de lado la biodiversidad en parte debido a la necesidad de combatir el negacionismo bien financiado de las compañías de combustible fósil. Los académicos y activistas que se oponen a los procedimientos de la ganadería intensiva llevan tiempo argumentando que la transformación de la agricultura –actualmente gobernada por grandes empresas interconectadas que ejercen su control sobre los productos químicos y farmacéuticos, el comercio, las finanzas y, por encima de todo, sobre la genética de semillas y animales– es fundamental para resolver tanto la crisis climática como la ecosistémica. El libro de Monbiot se publica en un momento en el que las grandes corporaciones agrícolas, ellas mismas profundamente implicadas en las industrias de los combustibles fósiles, han empezado a aparecer, finalmente, en las reuniones internacionales sobre el clima y la biodiversidad. La oportunidad de la publicación de Regénesis: Alimentar al mundo sin devorar el planeta resulta incrementada por la participación de Monbiot, junto con Extinction Rebellion, en la COP15 celebrada en Montreal, en un movimiento denominado Reboot Food, que apoya el programa descrito en el libro.

Como los anteriores libros de Monbiot, este se propone popularizar un tema complejo (en un momento, afirma, que ha leído tanto sobre la composición del suelo que podría haberse graduado, aunque tiene la sensación de que apenas ha empezado a arañar la superficie). Pero captar el cuadro completo de su razonamiento y de sus implicaciones sigue siendo, no obstante, un desafío. Hay temas importantes que no se abordan. ¿Cómo, por ejemplo, podrían responder las innovaciones de los diferentes granjeros que se describen en el libro a la llamada a la acción también contenida en el mismo? Monbiot no nos aclara cómo podría abastecer Tolhurst a una población más amplia que la de su vecindad, cómo podría acceder rápidamente a una tierra fértil y bien situada, ahora que está menguando, cómo podría competir con las ofertas del supermercado de productos exóticos y fuera de temporada, ni qué sucedería a quienes trabajan en esas explotaciones de Kenia, México y otros lugares, contratados para proporcionarlos. A la inversa, deduce que la granja de cereales mixtos de Wilkinson es “bella” pero “no correcta”, porque su rendimiento es insuficiente. Pero Monbiot no logra explicar cómo se mide ese rendimiento, ni tampoco cómo los cambios en las subvenciones y las políticas existentes, así como la contabilización de la totalidad de los costes o de las rentas garantizadas, podrían alterar los precios relativos y la asequibilidad.

En segundo plano afloran temas más generales. Un ejemplo al respecto es la cuestión del estiércol, ¿cómo se adaptaría un sistema de producción alimentaria a la erradicación de la ganadería? A pesar del tributo inicial a la tierra, el libro evita el tema de su renovación, respecto a la cual todos los ejemplos proporcionados por Monbiot, con la excepción de Tolhurst, se apoyan en una pequeña cantidad de animales domésticos, que van desde las gallinas que merodean y los peces que comen insectos hasta, dependiendo de la bioregión, animales de pasto de mayor tamaño; Monbiot no menciona el rebaño de bisontes nativos que vive en The Land Institute. Tiene razón al decir que, en manos de la agricultura industrial, el estiércol se ha convertido en un elemento contaminante, pero el estiércol procedente de animales sanos, locales, entre los que se puede potencialmente incluir a los seres humanos, es una cuestión diferente. Lo mismo puede decirse de las fuerzas estructurales e históricas más generales. Monbiot da por sentadas las subvenciones a los productos agrícolas y las instituciones que respaldan el complejo de macrogranjas y monocultivos que los alimentan; al igual que desdeña la geografía de la especialización y el comercio, tratándolas no como constructos políticos, sino como obstáculos inamovibles respecto a un sistema alimentario local, inclusivo y diverso.

Las dietas se han modificado varias veces, siempre en relación con los patrones cambiantes de las clases y de la acumulación de capital

El cambio en la dieta, incluyendo la carnificación y los alimentos ultraprocesados, se entendería mejor en el contexto de los regímenes alimentarios históricos. Las dietas se han modificado varias veces, siempre en relación con los patrones cambiantes de las clases y de la acumulación de capital. Monbiot tiene razón cuando dice que el complejo monocultivo-ganadero surgió en el seno de un régimen alimentario establecido por la hegemonía estadounidense de posguerra, pero el bloque social que la sustentaba se derivaba en realidad de una clase creada por el régimen anterior dominado por la Gran Bretaña imperial. Su agricultura hereda la lógica de los plantadores coloniales que crearon las plantaciones de azúcar en el Caribe, roturando las complejas selvas durante mucho tiempo moldeadas por los pueblos arahuacos e importando la caña de azúcar, una planta asiática, para que allí la cultivara y cosechara una mano de obra esclava. En su libro Changes in the Land (1983) William Cronon documentó cómo las ideas puritanas del jardín del Edén –un imaginario explícitamente invocado por el título del libro de Monbiot– distorsionaron las percepciones del lugar que los colonizadores llamaron Nueva Inglaterra. Percibieron a las tribus abenakis como primitivas en un paraíso en el que abundaba la caza mayor, los bosques proporcionaban muchos estupendos productos para comer y las tierras eran fértiles para el cultivo del maíz. El paraíso se deshizo cuando los colonos dividieron y vallaron la tierra, porque no entendieron que las poblaciones indígenas practicaban lo que hoy se llamaría agroforestería, atrayendo a los venados a lugares específicos.

Más hacia el oeste en la línea fronteriza, el Estado expansionista del siglo XIX y el capital ferroviario fueron incapaces de concebir las praderas americanas como unos enormes pastos para decenas de millones de bisontes moldeados por la población lakota, cuyas formas de vida estaban intrincadamente unidas a la multitud de plantas y animales de las llanuras. A partir de la década de 1870, los granjeros europeos que se asentaron en las praderas, ahora ya despejadas de su población nativa, de sus plantas y de sus animales, practicaron una agricultura de exportación basada en el cultivo de cereales y en el ganado bovino, que se convirtieron en nuevos productos naturales incorporados a la economía mundial. El régimen de monocultivo-ganadería del periodo de posguerra descrito por Monbiot se conformó mediante precios subvencionados para productos concretos, especialmente el maíz y la soja, cuyos campos crecieron a la par de las industrias de alimentación de ganado, sustituyendo a la paja y el heno como alimento para el ganado bovino, porcino y aviar ahora estabulado. Un resultado de ello fue la inmensa reducción de número de explotaciones agrícolas; los subsidios recompensaban la producción a gran escala de monocultivos, lo que impulsaba a los operadores de mayor tamaño a concentrar las granjas de sus vecinos. Las operaciones agrícolas ampliadas se convirtieron con el tiempo en oportunidades de inversión; los inversores, y no tanto los granjeros, se embolsaban los subsidios. Una de las hojas de la tijera eran las grandes empresas químicas y de maquinaria, que vendían los insumos necesarios para reemplazar la fertilidad y los controles naturales de plagas y enfermedades que se habían perdido con la consolidación de los monocultivos. La otra hoja comprendía a las gigantescas industrias de procesado alimentario que monopolizaban las compras.

El régimen alimentario ha ido de crisis en crisis desde la Cumbre Mundial del Hambre de 1974

El complejo ganadero apuntaló un enorme aumento del consumo de productos cárnicos y lácteos, a la vez que proporcionaba los insumos colaterales del maíz y la soja, que pasaron de las industrias de alimentación para el ganado a las industrias alimentarias capitalizadas. Las mercancías comestibles que proliferaron en las estanterías de los supermercados combinaban estos productos derivados con productos químicos hasta entonces no consumidos por los seres humanos y amablemente denominados “aditivos”. Los supermercados, a su vez, arrinconaron a las carnicerías, fruterías y panaderías locales, lo cual modificó las dietas. Se centraron no solamente en la carne y los lácteos, sino también en los nuevos alimentos ultraprocesados. Los ingredientes sustituibles se agruparon en categorías inventadas de “almidones”, “grasas” y “edulcorantes”; las etiquetas nutricionales detallaron las proteínas, las calorías, las vitaminas, etcétera en minúsculas etiquetas, mientras que los productos de la granja, como el brócoli, se convirtieron en añadidos que ahora figuraban en la cara visible del paquete para invocar el espíritu de las cocinas clásicas.

Un puñado de megacorporaciones y sus laboratorios estarán en disposición de controlar las nuevas fuentes de proteínas

Ahora se está produciendo un cambio ulterior, procedente de un régimen alimentario que ha ido de crisis en crisis desde la Cumbre Mundial del Hambre de 1974. Una y otra vez los capitales agroalimentarios fueron rescatados por los Estados más potentes, arrinconando a los países más débiles y vulnerables y a los movimientos sociales. El papel de los Estados y de las organizaciones supraestatales está en buena medida ausente en Regénesis: Alimentar al mundo sin devorar el planeta, pero sería complicado exagerar el impacto sobre la agricultura mundial de los programas de ajuste estructural del fmi, que obligaban a los países endeudados a maximizar las cosechas para la exportación, incrementando así el precio de los ingredientes de las cocinas locales. Las dietas pobres y las inhumanas condiciones laborales trajeron la inseguridad alimentaria a las poblaciones locales y las hicieron vulnerables ante las enfermedades. Ahora las industrias de alimentos ultraprocesados dirigen la persistente lógica de la incorporación de nuevos productos a la economía mundial. A medida que los ingredientes se vuelven cada vez más sustituibles, el último producto agrícola incorporado a esta (después del tabaco, los cereales, el ganado, el maíz y la soja) es la plantación de palma. El aceite de palma, primero cultivado domésticamente en África Occidental, se trasplantó a Asia a partir de la década de 1990. Las pequeñas explotaciones africanas aún plantan la palma dentro de una matriz de bosques y campos y continúan usándolas para sus necesidades culinarias y culturales. Las plantaciones de palma de Malasia e Indonesia proveen aceites aún más baratos para los alimentos ultraprocesados, después de roturar bosques tropicales y acabar con los seres vivos que los habitan. Contratan como mano de obra a quienes históricamente conformaron estos hábitats específicos. Las plantaciones de palma ahora han regresado a África, donde amenazan la agroforestería tropical.

La falta de atención a las relaciones de poder es especialmente evidente en el planteamiento de Monbiot sobre las proteínas y las grasas, respecto a las que pide básicamente que los movimientos medioambientales se alineen detrás del subsector emergente del capital riesgo atento a la producción de proteínas de laboratorio. Festeja las posibilidades –“limitadas únicamente por nuestra imaginación”– sin comentar el cambio de la evolución de las formas de cocinar guiadas por la experiencia y el deseo a otras guiadas por el interés de grupos empresariales. E ignora al sector líder de las “alternativas a la carne” –la carne celular– con el desplazamiento de la tecnología, de la química a la genética. Todo ello se adecúa al desplazamiento de la fuerza impulsora del libro. La protección de los suelos del mundo acaba subsumida en el objetivo de abolir la industria cárnica y láctea; el veganismo, más que la preservación, se convierte en el motor de la argumentación. Detrás de Solar Foods, pronto se descubre un abanico vertiginoso de empresas recién creadas, de emisiones de acciones y de absorciones y adquisiciones de empresas públicas y privadas dedicadas al diseño genético y la manufactura de proteínas, entre ellas Bayer, dueña de Monsanto, y Exxon, que está investigando la fermentación microbiótica para fabricar biocombustibles. A este subsector le interesa trasladar sus tecnologías desde los márgenes al centro de los mercados alimentarios, lo cual tendrá como resultado que un puñado diferente de megacorporaciones y sus laboratorios estarán en disposición de controlar las nuevas fuentes de proteínas del mundo a partir de una base genética aún más endeble. Cuesta entender que un desarrollo así sea algo distinto de la extensión de la dieta estándar global.

Hoy la comida barata son las pastas precocinadas y las pizzas congeladas, mientras que los ricos comen productos frescos orgánicos

Lo que el concepto de Monbiot no tiene en cuenta es que, en realidad, se trata de una dieta de clase, lo cual no es nada nuevo. El azúcar colonial proporcionó consuelo a la población londinense empobrecida durante el siglo XVIII; Engels describía la dieta de la clase obrera de Manchester durante la década de 1840 como lo que quedaba en los mercados que la clientela con más dinero había frecuentado a primera hora del día. Mientras que antaño la gente pobre consumía menos carne y de peores cortes que la gente rica, hoy la comida barata son las pastas precocinadas y las pizzas congeladas, mientras que los ricos comen productos frescos orgánicos, cuyos elevados precios son el resultado de su existencia en los márgenes de la agricultura predominante liderada por las megacorporaciones agrícolas y ganaderas. Esta división dietética de clase solo puede agrandarse a medida que la producción alimentaria industrial desplace a los productos agrícolas. Monbiot tiene la esperanza de que pueda evitarse la conquista de este nuevo sector por parte de las grandes corporaciones, pero suena como un deseo ingenuo. No explica cómo podrían imponerse realmente leyes antimonopolio o límites a la propiedad intelectual. La ciencia ficción ya nos ha advertido de esta posibilidad futura. La película de 1973 Soylent Green (Cuando el futuro nos alcance) describe un futuro distópico –en 2022 ni más ni menos– en el que los habitantes de Nueva York ingieren únicamente galletas de soja y lentejas manufacturadas en una fábrica pantagruélica; no pueden ni imaginar el sabor de la carne o de las fresas, restringidas a una minúscula élite que puede permitirse sus precios exorbitantes.

Detrás de las causas de la soberanía alimentaria y la agroecología se halla quizás el movimiento social más importante del mundo

En Regénesis: Alimentar al mundo sin devorar el planeta la democracia y el poder corporativo se relegan a un segundo plano. ¿Cómo explicar esto? Monbiot tiene un historial de posturas poco ortodoxas. Podríamos traer a colación su defensa de la energía nuclear: opuesto a ella en un primer momento, rompió con buena parte del activismo verde en 2011 por su apoyo a la misma. Igualmente resulta sorprendente que a diferencia de su entusiasmo por el subsector de la alimentación industrial “no cultivada en explotaciones agrícolas”, Monbiot descuide o rechace a quienes sería esperable que respaldara. Detrás de las causas de la soberanía alimentaria y la agroecología se halla el que probablemente sea el movimiento social más importante del mundo. Vía Campesina es una organización de pequeños agricultores fundada en 1992 para protestar contra la incursión de la Organización Mundial del Comercio en la agricultura, que defiende los derechos sociales y culturales al tiempo que la prosecución de objetivos medioambientales. Entre sus miembros se cuenta el Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra brasileño, la Alianza por la Soberanía Alimentaria en África (AFSA) y muchos otros movimientos locales. Vía Campesina lucha para defender los paisajes bioculturales contra el capital extractivo y sus Estados cautivos. Los miembros de la AFSA han logrado promover leyes que combinan el derecho consuetudinario con la protección de los derechos de las mujeres, la infancia y la juventud. Organizaciones de pequeños agricultores como estas buscan defender las ecologías y las culturas de sus territorios amenazados por los poderes corporativos de la minería y la extracción de madera, así como por los monocultivos. Las personas que lideran estos movimientos, que defienden el agua y la tierra, son cada vez más víctimas de asesinatos.

Vía Campesina y sus aliados han logrado una serie de victorias ante la ONU y la FAO

En los últimos años, Vía Campesina y sus aliados han logrado una serie de victorias ante la ONU y la FAO en las que se han adoptado principios agroecológicos por diversos comités. El Grupo Forest Tenure Funders adjudicó 1.700 millones de dólares en la COP26 para apoyar los derechos de las poblaciones indígenas y la salvaguarda de los bosques. Ahora Francia está pidiendo el reconocimiento de las tierras renovadas mediante buenas prácticas agrícolas como sumideros de carbono y presiona a la Unión Europea para que apoye la agricultura saludable, incluyendo la agroecología. Naturalmente, siempre existe el peligro de la apropiación. “Smoke and Mirrors”, un informe del Panel de Expertos Independiente sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles apunta que términos como “soluciones basadas en la naturaleza” y “sostenibilidad” están siendo utilizados para esquivar las críticas. Como sus aliados del sector de los combustibles fósiles, el capital agroalimentario se apropia rápidamente del lenguaje que lo critica. La industria pesticida, experta en propaganda, hoy se denomina CropLife.

Monbiot justifica su marginación de este movimiento global por sus bajos rendimientos. Quienes promueven la agroecología y la soberanía alimentaria, defiende, a menudo son “ciegos ante el rendimiento” y olvidan que “es imposible alimentar al mundo con una agroecología de bajo rendimiento”. Aquí y en otros textos, Monbiot se basa en una agronomía, cuyo compromiso con la modernización de la agricultura aplica criterios de eficacia estrechos, que favorecen las cosechas únicas en campos homogéneos, lo cual le lleva a cuantificar inadecuadamente buena parte de lo que es realmente importante para los sistemas naturales. Los criterios del “mayor rendimiento en la menor cantidad de tierra posible” se aplican únicamente en campos en los que se cultiva un único producto: el rendimiento es mucho más difícil de calcular en sistemas de cultivos mixtos, especialmente en los integrados en el seno de las dinámicas de ecosistemas específicos, ya sean bosques, marismas o praderas. Monbiot reconoce a medias que “a veces los rendimientos de la agroecología son mayores que los de la agricultura convencional”, si se tienen en cuenta la totalidad de los factores, y menciona de pasada los éxitos cosechados en la India y Malawi. Pero seguir este hilo socavaría sus prescripciones.

Las consecuencias ecológicas y para la salud de reemplazar las granjas mixtas por monocultivos están bien documentadas. Estas incluyen la pérdida de “servicios ecológicos” procedentes de los bosques talados y la desaparición de las cosechas que fijan el nitrógeno, del estiércol animal, de las plantas de hoja verde y de los insecticidas fabricados a base de plantas. Todos estos elementos son sustituidos por fertilizantes y pesticidas químicos, así como por maquinaria, como en el caso de los pozos que extraen agua del subsuelo para que las cosechas sean más fiables que si dependieran de la lluvia… hasta que esta se gasta. A ello se añade la contaminación que tan bien describe Monbiot. La gente desplazada por los monocultivos pierde acceso a los alimentos locales. En la India, la Revolución Verde, que fue el origen del argumento de la preservación de la tierra, que adoptan determinados conservacionistas incluyendo a Monbiot, hizo que las lentejas fueran más caras que el arroz y dejó a la gente sin proteína vegetal. También se les privó de verdura (redefinida como hierbas) y de los productos del bosque, que proporcionaban vitaminas, minerales, pienso para animales y medicinas tradicionales. El primer déficit nutricional del que se informó ampliamente después de la Revolución Verde fue el de vitamina A, que causa ceguera. Por supuesto, esto puede remediarse con suplementos: el capitalismo siempre vende soluciones para los problemas que crea. Sin darse cuenta, Regénesis: Alimentar al mundo sin devorar el planeta nos lleva de vuelta a la lógica del sistema agrícola global que buscaba subvertir.

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Este texto se publicó originalmente en New Left Review.

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