Daniel Ortiz, Nuevecuarentayuno
Viven en plena armonía con la naturaleza, con el amor hacia el semejante y hacia el medio como única norma y sin jerarquías. Son la ‘Familia del Arcoíris’ y desde hace un par de semanas se han instalado en La Rioja para celebrar un rito de comunión con la naturaleza que finalizará la próxima semana, al concluir el ciclo lunar que les congrega en la Sierra de la Demanda.
En el poblado improvisado no hay normas: ni sociales ni de higiene. Desnudos, practicando sexo libre y sin mascarilla en plena pandemia, los miembros de la comuna (hay varios menores de edad entre ellos) cocinan en una fogata los alimentos que han llevado en sus vehículos. En otra hoguera de mayores dimensiones, el «fuego sagrado», los miembros de la ‘Familia del Arcoíris’ hacen yoga, cantan y bailan. Cabe recordar que La Rioja se encuentra hasta el 1 de julio en ‘riesgo bajo’ de incendios, pero está prohibido encender fuegos en terrenos forestales como en el que se asienta la comuna, lo que ha propiciado la preocupación de los Agentes Forestales que cuidan del entorno.
También hay dudas sobre la legalidad de pernoctar en el lugar, si bien no es posible desalojar el poblado sin que antes los propietarios de los terrenos o la Consejería de Sostenibilidad del Gobierno de La Rioja inste a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a que los «hippies», como les conocen los vecinos de las 7 Villas, abandonen el lugar.
«No sabemos de dónde han salido», explican a NueveCuatroUno varios vecinos de la zona, que aseguran que entre los miembros de la ‘Familia del Arcoíris’ reunidos en La Rioja hay «portugueses, alemanes, holandeses y de otros países». Entre sus temores, destaca la posibilidad de un incendio en el valle, «una de las zonas más vírgenes y salvajes de la comunidad». Además, lamenta que la presencia de tanta gente «perturbe a la fauna de la zona».
Otras acampadas de la comuna
La ‘Familia del Arcoíris‘ (‘Rainbow Family’) tiene su origen en Estados Unidos a principios de la década de los años 70. Cada año organiza encuentros por todo el mundo como experiencia de convivencia comunitaria en la que cualquiera es bienvenido, siempre que se rija por los valores de la paz mundial y la no violencia. Otros requisitos son prescindir de aparatos electrónicos y productos químicos.
Hace cinco años, la Sierra de Guara (Aragón) ya vivió una situación como la que actualmente se da en La Rioja. La acampada, entonces, comenzó con unas pocas decenas de participantes, pero en pocos días congregó a centenares de personas hasta su desalojo.
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