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martes, 26 de septiembre de 2023

La imagen del campo en los libros de texto de Ed. Primaria: así nos va.

Los libros de texto de Educación Primaria en España 
trasladan al alumno una idea del campo a caballo 
entre la imagen clásica del agricultor hortelano 
y la de un sector que avanza en sus usos y procedimientos, 
pero a la vez se nos sitúa como uno de los actores principales 
en la contaminación del planeta.

Eso “no sólo no se ajustaba a la realidad,
 sino que atentaba gravemente contra” este sector primario.


Libros de texto de la asignatura de la asignatura Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural en Primaria
para el curso académico 2023/2024.
Efeagro/J.J.Ríos

Son algunas de las conclusiones que se pueden obtener tras analizar los libros de texto que han lanzado para este curso académico que acaba de comenzar cinco de las principales editoriales del país (SM, Santillana, Anaya, Vicens Vives y Edelvives).

Según el informe elaborado por Efeagro tras la consulta efectuada a estos libros, los contenidos en Primaria que hacen referencia al sector agroalimentario se incluyen dentro de la asignatura Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural y la mayoría se pueden encontrar a partir de tercero, cuando el escolar tiene ocho años.

Al alumno se le explica con textos breves e ilustraciones qué es la agricultura de secano y de regadío; o la ganadería extensiva e intensiva y se le indica que es el primer eslabón en la obtención de alimentos para luego transformarlos.
En ese contraste entre imagen clásica y modera llaman la atención ejemplos como presentar una fotografía del ordeño a mano de una vaca, ya en desuso, frente a otra en la que aparece un dron sobrevolando una cosecha.

Sobre la pesca, se recalca que existe la pesca fluvial, la marítima de altura y de bajura así como la “ganadería del mar” (la acuicultura) e incluso con personajes ficticios como el de la acuicultora Mariluz que cuida lubinas en una zona donde estos peces pueden “nadar y alimentarse libremente”.

Ya en sexto se incorporan en el material definiciones que han adquirido relevancia, como los alimentos de “proximidad” para explicarle al niño que son productos que se venden en mercados situados “a pocos kilómetros”, son “más frescos y más beneficiosos para la salud”; o incluso se les detalla que en agricultura ya se usan drones para un riego más eficiente.

Agente contaminante 
Si hay algo que se repite desde tercero a sexto de primaria es la idea de que el sector primario es uno de los actores responsables de la contaminación medioambiental; incluida en las unidades didácticas que abordan el cuidado del entorno y de los ecosistemas.

Uno de los casos más llamativos se recoge en tercero de primaria con un destacado en el que se informa de que la ganadería intensiva produce “el 14,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuye a la deforestación y los excrementos de los animales se filtran en el terreno y lo envenenan” para, a renglón seguido, preguntarle al escolar si cree que reduciendo el consumo de carne y apoyando la ganadería agroecológica se pude “solucionar este problema”.

Es habitual presentar a la agricultura como una de las causantes de la deforestación; así una editorial recoge que la tala “masiva” de árboles se hace para “usar la madera o para dedicar el suelo a la agricultura”; y se subraya la amenaza del uso de fertilizantes agrícolas, siendo uno de los orígenes de la “catástrofe medioambiental sucedida en el Mar Menor”, según un texto de tercero de primaria.

En algunos libros, se plasma la idea de que la agricultura es una amenaza para la disponibilidad de agua porque los riegos hacen un “consumo elevado” y eso “puede poner en peligro la cantidad disponible de este bien, además de alterar los ecosistemas”.

Sobre la amenaza que supone el sector pesquero para la sostenibilidad medioambiental, hay textos que hablan de la existencia de la “sobrepesca” y algunos de ellos la definen como la extracción de peces “usando técnicas que no controlan la cantidad ni las especies que se capturan”, lo que está “amenazando la supervivencia de muchos animales marinos”.

El sector pesquero es protagonista también de los residuos marinos y por ejemplo se asegura que el “46 % de la masa total” de los plásticos hallados en la conocida como la “isla de basura del Pacífico Norte” son redes de pescar.

Como solución a la lucha contra éstas y otras fuentes contaminantes, varias editoriales hacen alusión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) porque promueven “la nutrición de todos los habitantes del planeta y una agricultura sostenible”.

Críticas 
Esa imagen de actor contaminante no es nueva si se atiende a las quejas que han hecho públicas en los últimos años, especialmente desde el sector vinculado a la ganadería.

En marzo de 2021, por ejemplo, la Organización Colegial Veterinaria (OCV) criticó las afirmaciones recogidas en un libro de texto de 4º de Primaria en el que se aseguraba que la ganadería es “uno de los principales factores de deforestación”, algo que según los veterinarios “no sólo no se ajustaba a la realidad sino que atentaba gravemente contra” este sector primario y pedían que se revisase y cesase su distribución y uso en los centros escolares.

Más recientemente, en mayo de este año, el sector ganadero-cárnico emitió un comunicado pidiendo cambios en algunos libros de texto porque contenían información “incorrecta y no contrastada” referente a dicho sector.

miércoles, 2 de agosto de 2023

Restauración de la naturaleza y seguridad alimentaria. Dos agriculturas, las Dos necesarias.

El Parlamento Europeo aprobó el pasado 12 de julio 
Sin embargo, el acuerdo no fue fácil dadas las discrepancias entre las dos posiciones contrapuestas de la Alianza de Socialistas y Demócratas (S&D) y el Partido Popular Europeo (PPE). 
Finalmente fue aprobado. La controversia estaba entre unas posiciones más exigentes 
ante el deterioro medioambiental y el cambio climático 
y, otras, preocupadas por los impactos que las nuevas medidas pudieran provocar. 


Acceso a Ley de Restauración de la Naturaleza: 

En la elaboración de la Ley han participado muy dispares posiciones, desde el negacionismo, al dogmatismo medioambiental hasta posturas meramente productivistas
El resultado es un documento que deja claramente entrever la presencia de estas distintas posiciones. Pero, finalmente queda un único documento. Un resultado, una solución que nunca será perfecta, pero aspira a ser la mejor de las posibles

Sin embargo, en la Comunidad de Plataforma Tierra Francisco José Castillo se preguntaba si, tras la implantación de la Ley sobre la Naturaleza, la Unión Europea sería capaz de producir suficientes alimentos para satisfacer la demanda de fibras y alimentos para su población. 

Este es el quid de la cuestión: 
avanzar en la sostenibilidad sin poner en riesgo la producción de alimentos suficientes, asequibles y desde estructuras productivas económica y socialmente viables. 
No es una tarea fácil. 

Las propuestas
El Reglamento pretende la recuperación continua, a largo plazo y sostenida de una naturaleza rica en biodiversidad y resiliente en todas las zonas terrestres y marítimas de la UE mediante la restauración de los ecosistemas y la consecución de los objetivos generales de en materia de mitigación del cambio climático y adaptación al mismo. 
Las medidas de restauración efectivas y basadas en la superficie que, en conjunto, abarcarán al menos el 20 % de las zonas terrestres y marítimas de la Unión de aquí a 2030 y, de aquí a 2050, todos los ecosistemas que necesiten restauración. 
En resumen, las principales propuestas son:
1.- Revertir el declive de insectos, muy especialmente los polinizadores.
2.- Ecosistemas forestales: gestión adecuada de la madera muerta, de los bosques con edades diferentes, conectividad forestal, reservas de carbono.
3.- Ecosistemas urbanos: aumento y preservación del espacio verde.
4.- Ecosistemas agrícolas: aumentar las mariposas de los prados y aves en tierras agrícolas, incrementar la reserva de carbono en los suelos, proporción adecuada de tierras agrícolas con elementos paisajísticos diversos. Valorada el 30 % de las turberas drenadas por usos agrícolas hasta 2030 y 70 % hasta 2050.
5.- Ecosistemas marinos: recuperar hábitats marinos como prados marinos o fondos de sedimentos. Valorada hábitats de especies.
6.- Conectividad fluvial: detectar y eliminar barreras que impiden la conectividad de las aguas superficiales de manera que 25.000 km de río vuelvan a tener caudal libre de aquí a 2030.
La dificultad
En cualquier caso, la complejidad suele ir de la mano de la dificultad. Muchas de las medidas propuestas tienen una relación directa o indirecta sobre los rendimientos de la producción agraria, forestal y pesquera. 
La reducción de insecticidas, que es una medida imprescindible para defender a los polinizadores e insectos en general, genera indefensión frente a plagas. Algunas prácticas agroecológicas, a pesar de su interés medioambiental, conllevan rendimientos productivos inferiores, como por ejemplo la agricultura ecológica, que en cereales supone reducciones de la producción en más de un 30 % respecto al cultivo convencional. Algunas técnicas de cultivo regenerativo afectan igualmente a los resultados productivos. La destrucción de barreras para alcanzar caudales libres en los ríos puede afectar a las posibilidades de regadío
Pero estos hechos ciertos no pueden esconder el problema medioambiental que se pretende resolver. Todo ello puede acarrear pérdida de competitividad y, consecuentemente, de viabilidad empresarial en el marco de la economía global. 
En relación con este riesgo, la Unión Europea se propone liderar el cambio hacia formas más sostenibles de producir, pero está condicionada por los acuerdos en la Organización Mundial de Comercio.
Gestionar los impactos
La Ley pone mucho énfasis en los argumentos de daño ambiental para justificar las medidas propuestas, pero poco en la gestión de los impactos que puedan ocasionar las medidas establecidas. Para justificar sus propuestas, utiliza de aval los detalles que da el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) acerca de la gravedad de los problemas medioambientales. Pero no cita el IPCC cuando este ofrece vías de solución frente a los impactos. 
El tema es suficientemente preocupante y requiere una reflexión en busca de la mejor manera de abordarlo. Por un lado, hay unas problemáticas medioambientales severas que hay que resolver, pero hay unas necesidades vitales relativas a la alimentación que no pueden menospreciarse. Por otra parte, los productores (agricultores, granjeros, pescadores) expresan su cansancio frente a los esfuerzos y riesgos que suponen los cambios
Hay que estar muy atentos a los ritmos, a la oportunidad y a la viabilidad de las medidas. Todas las propuestas deben basarse en una rigurosa y documentada justificación, con participación, conocimiento y comprensión de las partes más afectadas y de la sociedad en general. En caso contrario, los vendedores de soluciones fáciles, los populismos, impondrán su criterio.
La restauración de la naturaleza según el IPCC
En el capítulo sobre el ‘Suelo, océano, alimento y agua’, el IPCC dice: “Muchas opciones de la agricultura, silvicultura y otros usos del suelo (AFOLU) proporcionan beneficios para la adaptación y mitigación que se podrían aumentar a corto plazo en la mayoría de las regiones. La conservación, mejora de la gestión y restauración de bosques y otros ecosistemas ofrecen la parte más importante del potencial de mitigación económica, con una reducción de la deforestación en las regiones tropicales donde está el mayor potencial de mitigación sobre el total. La restauración de ecosistemas, la reforestación, y la aforestación puede requerir compensaciones debido a las demandas competidoras sobre la tierra. La minimización de compensaciones requiere enfoques integrados para alcanzar múltiples objetivos, incluida la seguridad alimentaria. Las medidas por el lado de la demanda (cambio a dietas saludables sostenibles y reducción de la pérdida/desperdicio de alimentos) y la intensificación agrícola sostenible puede reducir la conversión de los ecosistemas y las emisiones de metano y óxido nitroso, liberando tierras para la reforestación y restauración de ecosistemas".
Es decir, el IPCC afirma que hay que avanzar en la conservación y restauración de los ecosistemas, pero al mismo tiempo hay que atender la seguridad alimentaria. Por lo que, por el lado de la demanda, es necesario avanzar hacia dietas saludables y evitar el desperdicio alimentario; por el lado de la producción, hay que avanzar hacia la intensificación sostenible de la agricultura. 
Este camino de menos exigencia de recursos (dieta), menos pérdidas (desperdicio) y producción más intensiva a la vez que sostenible deben permitir ganar espacios hacia la recuperación y restauración de los ecosistemas naturales. 
El IPCC insiste en la palabra 'compensación'. El IPCC es consciente de que algunas medidas que propone reducen el potencial productivo agrícola; por lo tanto, para garantizar la seguridad alimentaria harán falta estrategias compensadoras. El IPCC lo ha entendido.
  1. Cambio a dietas saludables y sostenibles. Tema que está en el centro de las tendencias. En este sentido recordar las cualidades de la dieta mediterránea. Abogar por una evolución hacia un consumo más vegetal sin demonizaciones ni prohibiciones y dejando a la demanda como guía (un proceso que ya se está produciendo). Valorar otras opciones alimentarias no competitivas con el suelo: insectos, algas, hongos, cianobacterias. Otras opciones tecnológicas avanzadas tales como nuevos procesos de fermentación y producción de carne por cultivo celular in vitro. Finalmente, en este capítulo, vale la pena añadir la apuesta por la proximidad, que reduce transporte y dinamiza la agricultura local. 
  1. Reducción de la pérdida/desperdicio de alimentos. Este tema, que está presente en todos los programas agroalimentarios, no es sencillo ya que requiere reforzar la conciencia ciudadana y recuperar hábitos culturales más adecuados. Sin embargo, existen herramientas poderosas para hacer frente al desperdicio bajo el nombre de bioeconomía circular con todas las ‘R’ relacionadas (reducir, reutilizar, rellenar, recuperar, reciclar, regenerar), dando nueva vida a los residuos como nuevo producto 
  1. Intensificación sostenible. La adopción por parte del sexto informe del IPCC del concepto ‘intensificación sostenible’ debe considerarse un paso importante hacia el realismo transformador. Este concepto ha sido defendido desde años por la propia FAO, Sin embargo, la intensificación de la producción ha sido considerada desde el ecologismo utópico como un anatema absoluto. Esta concepción ha bloqueado el uso de herramientas eficaces en el camino de las soluciones.
Dentro de este concepto encontramos herramientas o sistemas de producción del ámbito de la agroecología (agricultura orgánica, producción integrada, agricultura de conservación, uso de técnicas de bio-control, uso de bio-estimulantes, etc.).
Que se complementan con las biotecnologías, las cuales pueden generar, por ejemplo, productos resistentes a plagas que eviten el uso de insecticidas. Asimismo, el regadío tiene un papel importante ya que multiplica la producción, la acerca y evita deforestación. Por su parte, las tecnologías digitales proporcionan las herramientas para implantar la agricultura y la ganadería de precisión, aquella que usa los mínimos inputs al aplicarlos al momento y en las cantidades precisas, obteniendo máximos de eficiencia. 
En fin. Ya tenemos Ley de Restauración de la Naturaleza, ahora solo queda concretar la forma definitiva entre el Parlamento y el Consejo en base a los acuerdos tomados. Su ejecución, sin embargo, debe alejarse de los ideologismos y reforzar todas las decisiones en base a datos objetivos
Comenta Daniel Innerarity que “La principal amenaza de la democracia no es la violencia ni la corrupción o la ineficiencia, sino la simplicidad”. La realidad, en general, responde a este mismo esquema. Tras la simplicidad se esconde el dogmatismo o la ingenuidad, cuál de ellos más peligroso. Por tanto, dada la complejidad, será conveniente tratar la aplicación de las medidas con flexibilidad, verificando su desarrollo con indicadores contrastados adecuados y, si procede, corrigiendo. 

viernes, 21 de julio de 2023

La agricultura y la ganadería familiar se postulan como el mejor sistema para alimentar a la sociedad de forma sostenible.


Más de 800.000 explotaciones en España son explotaciones familiares, en las que sus propietarios son hombres y mujeres que trabajan fundamentalmente con el apoyo de sus familias. Este modelo de la agricultura y la ganadería familiar sigue siendo por tanto el mayoritario en España, pero enfrenta graves amenazas que ponen en peligro su supervivencia y requiere apoyo, a todos los niveles, para sustentar su desarrollo.

Esta es una de las principales conclusiones del Anuario 2023 de la Agricultura y Ganadería Familiar, que edita la UPA junto a la Fundación de Estudios Rurales, y en la que colaboran más de una treintena de autores y autoras de carácter multidisciplinar. Obra que ha alcanzado, con esta, las 30 ediciones, pues comenzó a editarse en 1994.

Este año, la problemática del cambio climático y sus efectos más directos en el campo, como son la falta de lluvias y los fenómenos extremos e inesperados, ha marcado en gran medida los contenidos del Anuario y de la jornada de presentación, que ha tenido lugar en el Ateneo de Madrid, con la presencia de doscientas personas, entre agricultores, ganaderos, científicos y representantes de empresas, instituciones y administraciones públicas.

LA AGRICULTURA FAMILIAR ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO

La agricultura y ganadería familiar, según queda demostrado en los datos estadísticos que recoge el Anuario y en los artículos de análisis y opinión que aglutina, son el modelo que mejor puede abordar el reto de la sostenibilidad. Sostenibilidad medioambiental, social y económica, pues como aseguran desde UPA, “no puede existir una sin las otras”.

La agricultura y ganadería familiar es un modelo “sostenible por naturaleza”, pues se basa en el aprovechamiento de unos recursos heredados para legarlos a la siguiente generación, transmitiendo al tiempo un patrimonio natural y cultural que constituye la base de la historia y la vida de los pueblos.

Desde la Fundación de Estudios Rurales han explicado que el modelo familiar de producción de alimentos mira además al futuro, asumiendo en primera persona la modernización tecnológica y la digitalización, reconociendo el papel clave que juegan y jugarán en el presente y futuro de la producción de alimentos en un contexto de escasez de recursos y población creciente.

– El Anuario 2023 se puede descargar íntegro aquí


LOS MEJORES EJEMPLOS DE AGRICULTURA FAMILIAR PREMIADOS
También se han entregado los premios 2023 de la Fundación de Estudios Rurales, que desde el año 2000 premian a personas e instituciones ejemplares en su defensa del medio rural y de la agricultura familiar. En esta ocasión, los premiados ‘Orgullo Rural’ han sido los Servicios Técnicos de UPA, la emprendedora Lara Iglesia y la pareja formada por Daniel Pellejero y María Lina Hernando.
También los profesores Manuel Parras, José María García Álvarez-Coque y José Emilio Guerrero. Además del comunicador y emprendedor Ricardo Migueláñez y del Instituto Cervantes, representado por su director Luis García Montero. El premio especial ha recaído este año, a título póstumo, en el líder agrario leonés Matías Llorente.

miércoles, 12 de abril de 2023

El 40% de las explotaciones agrícolas han desaparecido en 15 años: El ocaso del campo europeo.

En España, la reducción es menor, aunque está por encima del 14%, en una transformación que es especialmente intensa en países de Europa del Este, como Bulgaria o Hungría.

         “Es un drama. Es una reconversión brutal que ha traído otro modelo de producción, el de sustituir pequeñas explotaciones por otras más industrializadas, que se hacen con más producción y con más tierras”. El responsable de la cadena y de mercados de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Andoni García, califica de drama el proceso, en toda Europa, hacia un menor número de explotaciones agrarias. 

Así lo ha constatado Eurostat, la agencia estadística de la Unión Europea (UE) que acaba de publicar datos sobre la evolución del número de granjas, agrícolas y ganaderas, a lo ancho del territorio europeo.

La conclusión es clara. En los 15 años comprendidos entre 2005 y 2020, el año de la pandemia, desaparecieron casi 4 de cada 10 explotaciones. En concreto, un 37%.

En el siguiente gráfico se puede comprobar cómo en el año que impactó el coronavirus había 9 millones de explotaciones agrícolas en el conjunto de la UE, según los censos que publica Eurostat. En cambio, 15 años antes, se superaban los 14 millones. 



Este cambio de modelo de producción agrícola y ganadera lleva al responsable de COAG a hablar de una “Europa vaciada” que constituye un “problema para toda la sociedad”. “Se han sustituido las pequeñas explotaciones, familiares y tradicionales, por otras más industriales, más intensivas y más ligadas a la especulación”, que colocan el “negocio por encima de la vida rural”, argumenta Andoni García.

Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), también se constata ese cambio de modelo. “Es una realidad que acontece en toda Europa desde hace años”, apunta su portavoz, Diego Juste. “La estructura de costes de las explotaciones y el hecho de que los precios pagados a los agricultores lleven tantos años siendo tan bajos, presionados por el resto de la cadena alimentaria, ha hecho que las explotaciones hayan tenido que dimensionarse”, asume. 

“Al final, las industrias y la distribución presionan para que haya explotaciones cada vez más grandes y controlables”, ahonda el portavoz de UPA, que apunta también a otros factores, como la progresiva “mecanización”, que conlleva que el nivel de gasto a veces no sea afrontable para las pequeñas explotaciones, y también el “progresivo despoblamiento” del territorio rural.



España no es una excepción. Según los datos del Censo Agrario publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en nuestro país los macro cultivos (las explotaciones de más de 100 hectáreas) han aumentado en los últimos veinte años, pasando de suponer el 54% de toda la tierra agrícola al 58%. El resto de cultivos de tamaños inferiores, en cambio, han ido perdiendo terreno.

Las diferentes situaciones en Europa

Las estadísticas señalan que, si bien la realidad de un menor tejido de explotaciones se da en toda la Unión Europea, no ha afectado igual a todos los países.

Como se ve en el siguiente gráfico, en España ha impactado, pero menos que en otros socios comunitarios. Aquí la caída de explotaciones agrícolas en esos 15 años se ha situado en el 14,5%, menos de la mitad de la media europea. 



En España el recorte es mayor que en Portugal, que ha perdido el 10% de su tejido de explotaciones agrícolas y ganaderas, pero está lejos del 30% que han superado tanto Francia como Italia. 

Más evidente es el cambio en gran parte de Europa del Este. En Polonia, por ejemplo, el número de explotaciones se redujo más de un 47% entre 2005 y 2020. Porcentaje que se dispara por encima del 67% y del 74% cuando se analizan las cifras de Hungría y Bulgaria, respectivamente. 

En estos mercados, explica Andoni García, se trata de la desaparición de explotaciones pequeñas y medianas. “Es un proceso que no para”, se lamenta.

El cambio de modelo en España

A lo largo de estos años, las explotaciones han disminuido en todo el territorio español, con una excepción: Andalucía. Según los datos que publica el organismo estadístico europeo, en 2020 esta comunidad autónoma alcanzaba las 267.700 granjas agrícolas y ganaderas, un 4,4% más que en 2005. Sin embargo, como se ve en el siguiente mapa, es un caso único en la distribución regional.



En las regiones del Cantábrico, la evolución ha sido muy diferente, con retrocesos que van del 48% de Euskadi y Asturias al 38% de Cantabria. En Galicia, la caída en el número de explotaciones es del 17,8%. En cambio, en la Comunitat Valenciana y Murcia, la disminución del número de granjas de este tipo roza el 30% y en Canarias e Illes Balears es más del 26%.

En el norte de España, uno de los motivos de esta transformación del campo es el progresivo desmantelamiento del tejido ganadero. “Desde 2008 se han perdido el 50% de las explotaciones de leche. Es vaciar a los pueblo de vida”, argumenta Andoni García. 

Los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación constatan que, en siete años, España ha perdido más de 9.000 ganaderos dedicados a la producción de leche. Son los que transcurren entre 2015, el año en el que desaparecieron las cuotas lácteas, y 2022. En ese lapso de tiempo, se ha pasado de 20.000 ganaderos dedicados a la producción láctea a poco más de 10.000, según los datos al final del último ejercicio. 

En el terreno agrícola, la producción en España también tiende a la concentración. Como se analizó en esta información, la superficie destinada en España al uso agrícola prácticamente no ha variado en la última década. 

En total, cerca de 24 millones de hectáreas dedicadas a producir todo tipo de cultivos: frutales, viñedos, olivares o pastos, que se han mantenido estables en extensión. En cambio, de nuevo, se percibe una caída del 9% en el número de explotaciones dedicadas a la agricultura entre 2009 y 2020, según los citados datos del Censo Agrario del INE.

El impacto de la Política Agraria Común

Las distintas fuentes consultadas sitúan la presión de la industria y la distribución, por mejorar las cifras de producción y su coste, como uno de los factores que están impulsando la transformación del campo. También, la política económica ligada al sector primario y la regulación del comercio internacional. Sobre todo, la desregulación. 

“La Unión Europea y las políticas que se aplican están basadas en la liberalización, en los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los acuerdos con Mercosur. Estos traen una bajada de precios para los agricultores, que luego no ven los consumidores”, señala el responsable de COAG. “Se están favoreciendo las importaciones y eso tiene un impacto en los precios y en la destrucción de explotaciones locales. ¿Qué sentido tiene traer producciones de la otra parte del planeta cuando no se necesita, porque se puede hacer aquí? Lo hemos visto con la miel”, en referencia a la crisis que vive el sector apicultor por las importaciones que llegan de mercados como el chino que, en muchas ocasiones, no se reflejan en las etiquetas de los productos que llegan al supermercado. 

En el trasfondo, la Política Agraria Común (PAC). Actualmente, esta política está en transformación, porque trata de ligar la producción a un modelo más basado en la sostenibilidad. Está previsto que, entre 2023 y 2027, España reciba más de 47.700 millones de euros de la PAC. Es el tercer país receptor, solo por detrás de Francia y Alemania. Según los cálculos del Ministerio de Agricultura, estos fondos suponen el 20% de los ingresos agrarios del sector. 

La PAC está transformándose y, aunque ha disminuido ligeramente su presupuesto en las últimas décadas, no parece estar vinculada a la caída en el número de explotaciones que reflejan los datos de Eurostat. 

En el marco financiero que marcó Bruselas para el periodo 2007-2013, los fondos para el presupuesto agrícola y rural, el medio ambiente y la pesca alcanzaron los 413.000 millones de euros. Para el siguiente periodo, 2014-2020, se situaron en 408.313 millones. Y para el que está en curso, hasta 2027, esta suma se ha rebajado hasta los 386.603 millones de euros.

Una financiación que, según las organizaciones agrarias, en España debería tener un foco en la búsqueda de nuevos agricultores y ganaderos, pero para hacer que el campo sea rentable sin la necesidad de ese tipo de ayudas. “El reto es que la producción no deje de ser familiar, que esté vinculada al territorio, que haya diferentes generaciones y se pueda encontrar un relevo generacional”, concluye el portavoz de UPA.


"Guía de adaptación al cambio climático para el Camino de Santiago Francés”, proyecto Fund.Sta. María La Real.

    Un estudio, realizado desde el área de Paisaje y Sostenibilidad de la Fundación Sta. María la Real, ha permitido definir y catalogar has...