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domingo, 11 de mayo de 2025

Multinacionales contra los pequeños agricultores y expulsando el mercado las pequeñas empresas de semillar.

Este monopolio en la industrialización de la semilla ha ido de la mano con el de las principales productoras de pesticidas, las cuales compraron o expulsaron del mercado a miles de pequeñas y medianas empresas de simientes. 
En paralelo, en lo que va del siglo desapareció el 75% de la diversidad genética de los cultivos.
Mientras una cuarta parte de la humanidad padece inseguridad alimentaria, un pequeño grupo de multinacionales juegan un rol casi hegemónico en la industria de la alimentación. Las transnacionales suizas Syngenta Group, las alemanas Bayer, BASF y KWS, la estadounidense Corteva y la francesa Limagrain controlan dos tercios de las semillas comerciales en el mundo y sostienen una tendencia concentradora acelerada.

Hasta las semillas se roban
En menos de tres décadas, este monopolio en la industrialización de la semilla ha ido de la mano con el de las principales productoras de pesticidas, las cuales compraron o expulsaron del mercado a miles de pequeñas y medianas empresas de simientes. En paralelo, en lo que va del siglo desapareció el 75% de la diversidad genética de los cultivos.Datos y reflexiones contundentes que una serie de organizaciones no gubernamentales (ONG) y redes especializadas en la temática alimenticia acaban de publicar en Semillas en Peligro. Las luchas mundiales por el control de la alimentación. Coeditado por la ONG helvética SWISSAID, la Alianza por la Soberanía Alimentaria de África, la Asociación para el Mejoramiento de Plantas en Beneficio de la Sociedad (APBREBES), las Iniciativas Regionales del Sudeste Asiático para el Empoderamiento Comunitario (SEARICE) y la Fundación Rosa Luxemburgo, este documento salió a la luz en francés como Semences en péril. Les luttes mondiales pour le contrôle de l’alimentation.
Las plantas representan más del 80% de la dieta y la nutrición humanas. De ahí la trascendencia del control monopólico de las semillas. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) afirma que hasta hoy se han identificado y descrito 250.000 especies de plantas superiores, de las cuales 30.000 son comestibles. Y treinta de estas son los cultivos principales que nutren a la humanidad. Cinco cereales (arroz, trigo, maíz, mijo y sorgo) proporcionan el 60% del aporte calórico de la población mundial. Hacia 2050, cuando se prevé que la misma pase los 9.000 millones, debería lograrse un aumento del 60% en la producción de alimentos para cubrir las necesidades esenciales. Por lo tanto, en el control de las semillas se juega una de las principales batallas no solo actuales sino también para el futuro de la humanidad.
Nada anda bien
El control de esas seis multinacionales sobre las dos terceras partes de las semillas comerciales expresa claros signos de fracaso del sistema alimentario a escala internacional, afirma Semillas en peligro. Al mismo tiempo que la biodiversidad mundial disminuye rápidamente y las comunidades más vulnerables y marginadas –especialmente los trabajadores agrícolas y los agricultores– soportan el peso del creciente impacto de las crisis medioambientales y económicas.
Las semillas son el pilar central de todos los sistemas alimentarios porque contienen la información genética que determina las características y el rendimiento de los cultivos. Por otra parte, la diversidad de variedades disponibles es el resultado del esfuerzo colectivo de los agricultores, quienes durante miles de años la han transmitido de generación en generación. En otras palabras: desde hace más de 10.000 años, los campesinos han seleccionado, intercambiado y conservado este rico patrimonio que ahora corre el peligro de extinción.
Desde la industrialización acelerada de la agricultura posterior a la Segunda Guerra Mundial, la selección de semillas se fue convirtiendo en un negocio lucrativo para las empresas especializadas. En diversos países europeos y en América del Norte, esa actividad se regula a través de leyes de propiedad intelectual. Sin embargo, este enfoque resulta poco adaptado al contexto de muchas naciones del Sur donde hasta el 90% de las semillas son conservadas por los agricultores. Paradójicamente, a pesar de esta realidad, varios países del Sur han adoptado normativas sobre las semillas similares o incluso más estrictas que las vigentes en los países del Norte para complacer a las transnacionales.
Las grandes multinacionales buscan reforzar su poder sobre la producción y comercialización de semillas y alimentos aprovechándose de la compleja legislación sobre derechos de propiedad intelectual. Como lo reiteran SWISSAID y las demás coeditoras de Semillas en Peligro, dichas leyes también se incorporan en los acuerdos comerciales internacionales, lo que les permite a las multinacionales controlar el tipo de semillas que se va a comercializar y, en última instancia, qué tipo de cultivos se va a producir.
Esta marcada dependencia de los agricultores locales respecto de las multinacionales de semillas reduce su autonomía y su capacidad de elección en las prácticas agrícolas. Como resultado, sus derechos a la alimentación se dificultan y sus esfuerzos para la erradicación del hambre en sus propias comunidades y países se ven seriamente limitados. Por otra parte, esta dependencia refuerza el desarrollo de monocultivos, orientados esencialmente a la exportación y con consecuencias nefastas para la biodiversidad. La misma se ve amenazada por la aplicación masiva de fertilizantes químicos, el empleo de semillas híbridas y el uso de organismos genéticamente modificados.
Ideas innovativas
Para transformar los sistemas alimentarios, sostienen las coeditoras de Semillas en peligro, es esencial una nueva manera de ver las semillas y de interactuar con ellas. Y retoman las reflexiones de Michael Fakhri, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, quien afirmó que “los sistemas de semillas [propios] de los agricultores les permiten cultivar alimentos que respondan y se adapten al cambio para que las comunidades sean más fuertes y los sistemas alimentarios más resilientes”.
Aunque las grandes multinacionales dominan la cadena agroalimentaria a través de la tecnología, la legislación y el control del mercado, existen herramientas para oponerse a ellas, sostienen los principales movimientos sociales del campo. Entre los posibles mecanismos de control, señalan el fortalecimiento y la aplicación de leyes antimonopólicas y la refutación de leyes de propiedad intelectual y de acuerdos comerciales.
Esos movimientos sociales del mundo rural recuerdan que este sistema de semillas cuenta con el beneplácito de la OMC (Organización Mundial del Comercio), el Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional), y se refleja en los acuerdos de libre comercio y en las leyes modelo de protección de derechos de los que controlan las variedades vegetales, como por ejemplo la UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales). Dicho sistema solo permite la circulación de semillas “patentadas” (o propietarias) que otorga derechos exclusivos, al tiempo que criminaliza la conservación, el intercambio, la utilización, la donación y la venta de semillas locales entre agricultores. La situación ha llegado a tal punto que las campesinas y los campesinos han perdido el control sobre las semillas autóctonas, están siendo penalizados por el uso y el intercambio de sus propias semillas, y a menudo se ven sometidos a registros e incluso a la incautación de sus propias semillas.
Los movimientos sociales rurales y las ONG que los sostienen consideran un avance importante la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDROP), ratificada en 2018 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La misma consagra el derecho a las semillas y la diversidad biológica y exige que los Estados permitan que los campesinos participen en los procesos de toma de decisiones que afectan sus vidas, sus tierras y sus medios de vida.
La publicación Semillas en peligro, presenta también vías creativas. Actualmente, cientos de variedades tradicionales y nuevas se publican bajo una licencia de código abierto (similar a la utilizada para el software) para protegerlas de la privatización y la restricción de su uso. Una coalición global de organizaciones y movimientos está identificando iniciativas de este tipo en los cinco continentes.En muchas regiones se están creando bancos de semillas para salvaguardar la diversidad genética. Por ejemplo, el Banco Mundial de Semillas o Cámara Global de Semillas de Svalbard, un enorme almacén subterráneo en la isla noruega de Spitsbergen cuyo objetivo es preservar muestras de semillas de todos los cultivos alimentarios del planeta. Se lo conoce también como la Cámara del Fin del Mundo porque se construyó de tal forma que puede resistir terremotos, el impacto de bombas y otros cataclismos.
La lucha por las semillas forma parte de la identidad de los más importantes movimientos sociales rurales a nivel internacional. La Vía Campesina que representa a más de 200 millones de mujeres y hombres trabajadores agrícolas, pequeños y medianos agricultores y pueblos indígenas, defiende el concepto de “Semillas Campesinas, patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad”. Sostiene la necesidad de promover el intercambio de semillas y productos agroecológicos que dinamicen los mercados locales y regionales. Apuesta a una agricultura ecológica urbana y rural. Y propugna la recuperación de la memoria histórica y la cultura ancestral del manejo de semillas: la preminencia de lo autóctono que se opone a productos y cultivos transgénicos.

* Journaliste RP/periodista RP, desde Berna, Suiza.

domingo, 4 de mayo de 2025

Las explotaciones familiares: ¡Urgente!

Se trata de la cuestión más relevante a afrontar en los próximos años, 
pieza angular de cualquier política agraria que se precie , 
y que busque garantizar el futuro de tantos y tantos profesionales de nuestro país 
que quieren ser o seguir siendo agricultores y ganaderos.
Los objetivos de una Ley de Agricultura y Ganadería Familiares debe ser 
que todas las líneas de ayuda , incluido la PAC 2028-2034, tanto en el primer pilar,
 como en las actuaciones de desarrollo rural , 
se supediten al apoyo a este modelo de agricultura
que ha de ser prioritario y contar con una discriminación positiva 
respecto a los modelos diferentes de agricultura...
ruralsiglo21

Este sábado participó en la jornada que en todas las ediciones de la feria Terracultura, organización UPA-Almería. El motivo de mi intervención fue la defensa del modelo de explotaciones familiares. La jornada, a la que asistieron unos 300 agricultores y ganaderos profesionales del sector de los frutos secos ecológicos, todos ellos de seco, de la comarca de Los Vélez, en la provincia de Almería, me permitió conocer las particularidades de un sector muy concreto, de pequeñas y medianas empresas, y reafirmarme, más si cabe, en la urgente defensa del modelo de agricultura y ganadería familiar.

Probablemente el mayor obstáculo para avanzar en la protección de estas explotaciones es la propia definición del modelo . En realidad, teniendo en cuenta lo que hoy sucede en el sector agrario en España, sólo hay dos modelos, el de las explotaciones familiares, y el de las explotaciones gestionadas por grandes empresas o grupos de inversión. El primero, el que nos ocupa, podría definirse, pues, como aquel que incluye todas las empresas que no forman parte del segundo. Podría ser también, aquel en el que la mayor parte de la mano de obra de la explotación procede del núcleo familiar. En todo caso, conviene añadirle el apellido “profesional”, para que cuando, una vez definida -y esto deberá hacerse en la próxima Ley de Agricultura Familiar en la que está trabajando el Ministerio de Agricultura-, se prioricen estas explotaciones para todas las ayudas -incluidas las de la PAC- que las administraciones ofrecen al sector, no se igualen para las explotaciones profesionales y las que no lo son.

Desde el más puro sentido común, podríamos decir que las empresas familiares agrarias son aquellas que están dirigidas por agricultores y ganaderos que viven en nuestros pueblos, se asientan sobre el territorio -con el que se mantienen siempre fieles, no deslocalizándose-, vertebran el medio rural, generando empleo y riqueza -que redistribuyen a su vez en las comunidades en las que desarrollan su actividad- y mantienen y moldean el paisaje.

Se enfrenta a grandes dificultades entre las que destacan el relevo generacional, la presencia de un número todavía reducido de mujeres al frente de las mismas y la falta de impulso a los proyectos de titularidad compartida, el acceso a la tierra y al agua, la excesiva burocracia administrativa, la falta de prioridad en las ayudas públicas o la competencia de otras actividades económicas, que buscan la tierra y el agua que también necesita la agricultura, para desarrollarse -entre ellas, las energías renovables-.

Para hacer que sean viables, y que puedan seguir siendo nuestro modelo de empresa agraria más característico, es necesario garantizar una mayor profesionalización, mayor competitividad y hacer de ellas, empresas rentables -y que, a su vez, generen rentas a los agricultores y ganaderos-.

Uno de los objetivos de una Ley de Agricultura y Ganadería Familiares debe ser que, una vez definidas, todas las líneas de ayuda , incluido el desarrollo de la PAC 2028-2034, tanto en el primer pilar, como en las actuaciones de desarrollo rural , se supediten al apoyo a este modelo de agricultura, que ha de ser prioritario y contar con una discriminación positiva respecto a los modelos diferentes.

También, debe impulsar la creación de bancos públicos de tierra , para asegurar el acceso a este factor limitante, de los jóvenes y de los profesionales. De igual forma, debe ser tratado el acceso al agua , pues es muy difícil de imaginar -salvo contadas excepciones- futuro para el sector agrario en España sin acceso al recurso agua. Éste bien, que es -y debe ser tratado como tal- público, se ha convertido en las últimas décadas en el factor que delimita la rentabilidad de las explotaciones agrarias y, en los usos agrarios, el agua debe estar supeditado al impulso al modelo de agricultura y ganadería familiar.

El impulso al relevo generacional, con una revisión drástica de la intervención de incorporación al sector de jóvenes agricultores y ganaderos, en el segundo pilar de la PAC, la revisión del modelo de explotaciones de titularidad compartida, una fiscalidad preferente o mejores condiciones en las cotizaciones a la seguridad social para la contratación de mano de obra por parte de las explotaciones familiares, son otras cuestiones acuciantes para la defensa del modelo.

Una Ley de Agricultura y Ganadería familiares en España –que puede partir de las experiencias de Castilla-La Mancha y Aragón, donde ya hay en vigor, no sin dificultades, una Ley autonómica-ha de afrontar estos desafíos y transformarlos en objetivos preferentes del trabajo de la administración pública agraria.

Desde mi punto de vista, se trata de la cuestión más relevante a afrontar en los próximos años, pieza angular de cualquier política agraria que se precie , y que busque garantizar el futuro de tantos y tantos profesionales de nuestro país que quieren ser -y/o seguir siendo- agricultores y ganaderos.

sábado, 15 de febrero de 2025

La Riojilla Burgalesa y comarcas aledañas reciben la mitad de las Indemnizaciones por el desastre del cereal

 Riojilla Burgalesa, con la inaudita sequía de casi tres años sin llover lo suficiente
 y un pedrisco que puso la puntilla a la cosecha 2024,
va a recibir casi 4 millones por esos daños,
del total de la provincia que han sido de 8,2 millones de euros para el cereal. 
Bureba-Ebro acapara la mitad de las indemnizaciones al cereal.

R.E. MAESTRO / Burgos
-



La zona de Bureba-Ebro ha concentrado la mitad de las indemnizaciones al cereal, fundamentalmente por los graves daños sufridos en la Riojilla Burgalesa por la inaudita sequía y un pedrisco que puso la puntilla.

La zona de Bureba-Ebro ha concentrado la mitad de las indemnizaciones al cereal, fundamentalmente por los graves daños sufridos en la Riojilla Burgalesa por la inaudita sequía y un pedrisco que puso la puntilla.
 La zona de Bureba-Ebro ha concentrado la mitad de las indemnizaciones al cereal, fundamentalmente por los graves daños sufridos en la Riojilla Burgalesa por la inaudita sequía y un pedrisco que puso la puntilla. En toda la provincia burgalesa se han repartido un total de 8,2 millones de euros, mientras que casi 4 han ido a parar a agricultores de esta comarca. 

El campo burgalés recibió en 2024 un total de 20,5 millones de euros de indemnizaciones agrícolas, mientras que a ello se suman 1,7 millones que se corresponden al conjunto de los seguros pecuarios. Según los datos facilitados por Agroseguro a este periódico, la cifra total para la uva de vino en Burgos llegó a 12,2 millones de euros y para los cultivos herbáceos se quedaron en 8,2 millones.

La comarca de la Ribera del Duero se sitúa en lo más alto de esta tabla (con 12,1 millones) debido a que los fenómenos meteorológicos adversos se concentraron especialmente en la uva. Las heladas y el pedrisco han causado grandes pérdidas y de ahí que esta última campaña haya resultado como una de las más escasas que se recuerdan. Se recogieron 95 millones de kilos y para ver una cifra tan baja como esta hay que viajar hasta 2013. Eso sí, la calidad es excelente. La mayoría de las indemnizaciones se centran en los viñedos (11,8 millones), mientras que para el cereal solo se dieron 300.000 euros.

La mayor cantidad de dinero para las fincas de cereal se entregó en la comarca Bureba-Ebro. Supone hasta 3,8 millones de euros. Según expone José Ignacio García Barasoain, director territorial de Agroseguro en Castilla y León, detalla que la principal razón para ello se encuentra en los importantes daños sufridos en la Riojilla Burgalesa antes de arrancar la cosecha.

Una fuerte granizada a mediados del mes de junio dio el golpe definitivo al trigo y al cereal de la Riojilla Burgalesa, arruinando así lo poco que se pensaba recoger en la campaña. Pese a que en el resto de la provincia miraba en ese momento al campo con una sonrisa ante la buena previsión de cosecha -como así acabó sucediendo finalmente-, en esta zona concreta apenas tuvieron lluvias y la sequía se convirtió de nuevo en la protagonista. Los agricultores de Cerezo de Río Tirón y otros pueblos del entorno expresaban que la situación era límite, puesto que se trataba del tercer año consecutivo malo. Mientras, las organizaciones agrarias Asaja y UCCL solicitaron que se declarase como zona de sequía extrema.

El resto de indemnizaciones al cereal concedidas en la provincia burgalesa han tenido como causa el pedrisco, según explica García Barasoain. Destacan Pisuerga (1,5 millones de euros) y Arlanza (950.000 euros). Más bajas son las cifras de Arlanzón (680.000 euros), Merindades (420.000), Páramos (280.000) y Demanda (240.000).

El año pasado el seguro agrario marcó su récord. Se abonaron 44,7 millones por el cereal (cifra muy superior a la de este año por la sequía) y 9,8 por la uva de vino.

viernes, 7 de febrero de 2025

El futuro de la agricultura y el mundo rural.

 El futuro de la agricultura y el mundo rural, 
nuevo monográfico de Dossieres EsF

El número de invierno 2025 de Dossieres EsF, coordinado esta vez por José María Sumpsi y Bárbara Soriano (Universidad Politécnica de Madrid), aborda dos temáticas, la rural y la agraria, que, aunque relacionadas, dado el peso de lo agrario en el mundo rural, son a la vez distintas.

Acceso a Dossieres EsF

En los diez artículos que componen este monográfico de Dossieres EsF se trata de entender, por un lado, las causas y efectos del fenómeno de la despoblación de las áreas rurales, lo que supone no solo un reto demográfico sino también una crisis territorial, y las posibles políticas para superar esa crisis demográfica y territorial rural. Por otro lado, se  analiza si existe o no realmente una crisis del sector agrario, el papel de la Política Agraria Común (PAC), sus ayudas y sus condiciones ambientales, y qué razones de las protestas agrarias representan problemas reales o no.

Quizás una de las conclusiones más importantes de la temática agraria de este número de Dossieres EsF es que no existe una agricultura en España sino varias agriculturas y que, por tanto, hay que evitar las generalizaciones simplistas y casi siempre demagógicas.

PRESENTACIÓN: EL FUTURO DE LA AGRICULTURA Y EL MUNDO RURAL

José María Sumpsi y Bárbara Soriano (Universidad Politécnica de Madrid)

La despoblación de las áreas rurales en España ha sido un tema recurrente que ha adquirido reciente notoriedad social y política, debido a la creación de diversos movimientos sociales en defensa de los territorios despoblados, que culminaron en la manifestación de marzo de 2019 celebrada en Madrid, en la que participaron más de cien organizaciones. Esta gran manifestación, popularizó la expresión «La España vaciada», expresión que no es muy acertada pero que ayudó a la proyección pública de estos movimientos sociales y volvió a poner el tema de la despoblación en la agenda política española.

Fruto de estos movimientos sociales y protestas fue la creación, en el nuevo gobierno de PSOE- Podemos de noviembre de 2019, del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Alguno de estos movimientos sociales con más arraigo y larga trayectoria, como Teruel Existe, se transformó en organización política y se presentó primero a las elecciones generales de 2019 con notable éxito, logrando un diputado que fue decisivo para la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Más tarde, en las elecciones de 2022 de Castilla y León, una comunidad eminentemente rural y que ha sufrido gravemente el problema de la despoblación, se presentaron varios de estos movimientos sociales con éxito desigual, destacando «Soria Ya», que ganó las elecciones es esa provincia con tres diputados. En el año 2021, y cumpliendo con uno de los compromisos del Gobierno con Teruel Existe, el Centro de Estudios Constitucionales reunió a un grupo de expertos para elaborar un informe sobre despoblación, cohesión territorio e igualdad de derechos publicado en 2022, y en el que participaron algunos de los autores de este número de Dossieres EsF.

Por otro lado, la agricultura también ha sido motivo de preocupación social por el fuerte incremento de los costes de producción y de los precios de los alimentos como consecuencia de la complicada salida de la pandemia, por la dificultad de restablecer con rapidez las cadenas internacionales de suministros, y la guerra de Ucrania. De hecho, desde hace dos años la carestía de la cesta de la compra ha sido una preocupación constante de la población, en especial de las clases de renta media y baja, y del Gobierno, que ha puesto en práctica diversas medidas, básicamente la reducción del IVA de alimentos básicos. En España, al notable incremento de los costes de producción se han unido las cosechas cortas en varios productos, como consecuencia de la sequía y otros fenómenos climáticos adversos, y las mayores exigencias ambientales impuestas a los agricultores como condición para percibir las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) a partir del 1 de enero de 2023. Justamente estos fueron los factores que impulsaron las movilizaciones de tractores en Europa y en España en los meses febrero, marzo y abril de 2024. Sin embargo, la proximidad de las elecciones al Parlamento europeo contaminó las movilizaciones y, de hecho, algunas de las convocatorias, que no tuvieron una respuesta masiva, aunque agresiva e incluso violenta, fueron promovidas por organizaciones vinculadas a la ultraderecha, que hicieron de la negación del cambio climático, la conservación del medio ambiente y la Agenda 2030 su principal bandera.

Este número de Dossieres EsF sobre agricultura y mundo rural reflexiona sobre ambos temas. Por un lado, tratando de entender las causas y efectos del fenómeno de la despoblación de las áreas rurales, lo que supone no solo un reto demográfico sino también una crisis territorial, y las posibles políticas para superar esa crisis demográfica y territorial rural. Por otro, analizando si existe o no realmente una crisis del sector agrario, el papel de la Política Agraria Común (PAC), sus ayudas y sus condiciones ambientales, y qué razones de las protestas agrarias representan problemas reales o no. Quizás una de las conclusiones más importantes de la temática agraria de este número de Dossieres EsF es que no existe una agricultura en España sino varias agriculturas y que, por tanto, hay que evitar las generalizaciones simplistas y casi siempre demagógicas.

Por tanto, en cierto modo este es un número de Dossieres EsF doble, pues aborda dos temáticas, la rural y la agraria, que, aunque relacionadas, dado el peso de lo agrario en el mundo rural, lo que justifica su tratamiento en un solo número de Dossieres EsF, son a la vez distintas. Esta característica singular de este número justifica la extensión ligeramente mayor a la establecida por los responsables de los Dossieres EsF y, por tanto, agradecemos su condescendencia hacia los coordinadores y autores de este dossier.

El primer trabajo, de Mercedes Molina (UCM), presenta el modelo de crecimiento seguido en España y considera que es la causa principal de los desequilibrios territoriales, al generar territorios ganadores y perdedores. Las políticas públicas han sido responsables de dichos desequilibrios, que no solo suponen un problema demográfico debido a la existencia de territorios muy despoblados como consecuencia de la emigración de las áreas rurales, sino también una grave crisis territorial. Para superar esta grave crisis es esencial un Pacto de Estado que configure una Estrategia de cohesión social y territorial con actuaciones a corto, medio y largo plazo. Tal Estrategia requiere inversiones públicas que reduzcan la brecha actual existente y configuren una competitividad territorial que favorezcan un desarrollo rural diversificado por actividades y funciones y un dinamismo de las ciudades intermedias. La excesiva polarización territorial del crecimiento, cuyas externalidades negativas son ya evidentes, introduce la necesidad de un nuevo modelo vertebrador, no excluyente, rural-urbano-metropolitano.

El segundo trabajo, de Luis Camarero (UNED), analiza en profundidad el fenómeno de la despoblación rural que se asocia de forma común al declive demográfico y a los desequilibrios de la población rural. Pero también cuando cobra su sentido como territorio vacío o despoblado, se refiere a las transformaciones sociales y espaciales relacionadas con la transformación de las actividades productivas y los sistemas de hábitat de las sociedades contemporáneas. La denominada «España vacía» es el producto de dos componentes, el primero demográfico, que refiere la reducción y alteración de las estructuras poblacionales. El segundo, que responde a la adaptación socio-territorial de los modelos de desarrollo a los nuevos contextos de economías globales. Ambos factores se retroalimentan, hasta el punto en que la diferencia entre causas y efectos de la despoblación sea una maraña de difícil solución. La despoblación se presenta como un proceso sociodemográfico de adaptación a los modelos de desarrollo centrados en economías de aglomeración. No significa, sin embargo, el vaciamiento del territorio. La movilidad, tal vez mejor expresado la auto-movilidad, es el mecanismo que mantiene el hábitat rural...    sigue leyendo o accede al Dossier 

sábado, 25 de enero de 2025

El futuro de la agricultura y el mundo rural, Dossier EsF.

 El futuro de la agricultura y el mundo rural, 
nuevo monográfico de Dossieres EsF.

Dossieres Economistas sin Fronteras. 
n.º 56, invierno 2025El
Coordinan:José María Sumpsi y Bárbara Soriano,
Universidad Politécnica de Madrid.

Acceso a dossier EsF nº 56/2025

El número de invierno 2025 de Dossieres EsF reflexiona sobre agricultura y mundo rural. 

Por un lado, tratando de entender las causas y efectos del fenómeno de la despoblación de las áreas rurales, lo que supone no solo un reto demográfico sino también una crisis territorial, y las posibles políticas para superar esa crisis demográfica y territorial rural. 

Por otro, analizando si existe o no realmente una crisis del sector agrario, el papel de la Política Agraria Común (PAC), sus ayudas y sus condiciones ambientales, y qué razones de las protestas agrarias representan problemas reales o no. 

Quizás una de las conclusiones más importantes de la temática agraria de este número de Dossieres EsF es que no existe una agricultura en España sino varias agriculturas y que, por tanto, hay que evitar las generalizaciones simplistas y casi siempre demagógicas.

Por tanto, en cierto modo este es un número de Dossieres EsF doble, pues aborda dos temáticas, la rural y la agraria, que, aunque relacionadas, dado el peso de lo agrario en el mundo rural, lo que justifica su tratamiento en un solo número de Dossieres EsF, son a la vez distintas. Esta característica singular de este número justifica la extensión ligeramente mayor a la establecida por los responsables de los Dossieres EsF y, por tanto, agradecemos su condescendencia hacia los coordinadores y autores de este dossier.

Índice, acceso alDiez son los artículos que componen este monográfico de Dossieres EsF 

jueves, 9 de enero de 2025

En España 900 fondos poseen ya tierras valoradas en más de 100.000 millones de euros

¡Quien se beneficia de la subida de la renta agraria, 
nuestros pueblos, los pequeños agricultores o ganaderos? 
NO,
los accionistas de Fondos de Wisconsin o la City de Londres.

La agricultura tiene un gran futuro en España. 
Lo que está en peligro es el modelo social, territorial,
 y profesional de pequeños y medianos agricultores y ganaderos.

Los datos macroeconómicos de Renta Agraria 2024 
enmascaran una creciente pérdida de poder adquisitivo 
de los pequeños y medianos agricultores profesionales, los sustentan los pueblos.

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha hecho pública una nota como parte del Balance Agrario 2024, según la cual "En la actualidad, en la península Ibérica más de 900 fondos poseen ya tierras valoradas en más de 100.000 millones de euros"
Fardos de paja en Navarra. David F. Sabadell

El comunicado destaca, según la información obtenida por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y del análisis y valoración aportados por la propia entidad, lo siguiente:

.- La Renta Agraria total en términos reales (descontada la inflación) ha experimentado en 2024 una subida del 10,8% respecto a 2023, según la 1ª estimación publicada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 
¿Por qué no lo están notando de forma significativa el 93,4% de pequeños y medianos agricultores en sus cuentas de resultados? 
Porque, según los propios datos del Ministerio de Agricultura, el 6,6% de grandes empresas agrarias acaparan ya el 42% del valor de la producción que se genera en nuestros campos. 
En este contexto, quién se beneficia de la subida de la renta agraria, nuestros pueblos o accionistas de Wisconsin o la City de Londres”?, ha subrayado Miguel Padilla, secretario general de COAG.

.- En 2024 el proceso de uberización del campo español se ha acelerado y con el mismo el aterrizaje de fondos de inversión especulativos. 
La compraventa de fincas rústicas ha experimentado un aumento significativo, con un incremento del 20% en comparación con 2019. Este auge está siendo liderado por grandes fondos de inversión de capital de riesgo, tanto nacionales como extranjeros, que buscan grandes fincas con derechos de agua, en cultivos atractivos como los leñosos y súper-alimentos. 
En la actualidad, en la península Ibérica más de 900 fondos poseen ya tierras valoradas en más de 100.000 millones de euros. “La agricultura tiene un gran futuro en España. Lo que está en peligro es el modelo social y profesional de pequeños y medianos agricultores y ganaderos. La concentración de la producción y la creación de oligopolios estimulan la entrada de fondos de inversión. Un joven que se quiera incorporar no puede competir con estos grandes capitales a la hora de acceder a tierra y agua para dimensionar su explotación", ha afirmado Padilla.

.- Del análisis realizado por los Servicios Técnicos de COAG se desprende una contundente evidencia: los datos macroeconómicos de Renta Agraria 2024 enmascaran una creciente pérdida de poder adquisitivo de los pequeños y medianos agricultores profesionales: en los últimos 20 años, los principales inputs para producir se han encarecido un 92%, mientras que la renta agraria corriente ha crecido un 49%.

.- Los consumos intermedios (insumos) alcanzaron en 2024 los 28.914 mill € en términos corrientes, con una importante reducción del 8,5% respecto al año anterior, pero siendo aún la tercera cifra más alta de la serie. Este capítulo se ha incrementado un 37% en 10 años y un 92% en los últimos 20. Dos de los capítulos con mayor peso en los consumos intermedios descendieron en su precio respecto a 2023: los piensos con un -19,1% y la energía y lubricantes un -5,8%. Por el contrario, aumentó el valor de fertilizantes (+13,6%).

.- Mayor volumen por mejor clima, precios más bajos.
La producción vegetal ascendió un 8,9% en valor, debido a la subida en el volumen producido (-18,8%), contrarrestada en parte por la caída de las cotizaciones (-8,3%). El comportamiento ha sido desigual según las producciones. Mientras todos los sectores han visto como el volumen producido aumentaba – cereales (76,9%), cultivos forrajeros (44,0%), plantas industriales (39,6%), aceite de oliva (22,6%), vino y mosto (14,3%), frutas (13,9%), hortalizas (4,9%) y patata (0,6%) –, en precios sólo tuvieron incrementos patata y aceite de oliva. En olivar, los precios en origen del aceite de oliva se han desplomado en las últimas semanas del año por debajo de los 4 euros/Kg, cuestión que no recoge la 1º estimación de Renta publicada.

En la producción ganadera se reduce en valor un 1,3% debido a la bajada de los precios en un 2,2%, mientras que el volumen producido ha crecido un 0,9% respecto a 2023. Los principales incrementos productivos se han dado en aves (+4,9%) y bovino (+4,2%), con descensos en las producciones de ovino y caprino (-9,4%). Por otra parte, se ha dado un aumento en los precios de productos como el bovino (+10,6%) y el ovino y caprino (+10,2%) y descensos en leche (-7,9%).

.- Tendencia a la baja en el número de titulares de explotación
A pesar de la mejora del último año, el sector no alcanza la tendencia general al aumento de ocupados del conjunto de la economía española. El número de UTA (Unidades de Trabajo Agrario) en el sector está un 3,0% por debajo de la media de los últimos 5 años y acumula una significativa pérdida de activos en 20 años (-209.000 UTA).

.- El análisis del COAG muestra su rechazo a la firma del acuerdo de la Unión Europea con el Mercosur, la unión económica de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, Esta alianza campesina califica el acuerdo de libre comercio como el “golpe definitivo para la agricultura y ganadería europeas”. 

.- La COAG también exige la suspensión del acuerdo de libre comercio UE-Marruecos tras conocerse la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en la que se confirma que este acuerdo “viola el derecho internacional por vulnerar, en particular, los principios de autodeterminación y del efecto relativo de los tratados, al no prestar su consentimiento el pueblo del Sáhara Occidental”.
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Ya comentamos lo mismo el año pasado



martes, 7 de enero de 2025

Ser tierra, El Suelo, Un todo ser vivo

 SER TIERRA
El suelo, un todo vivo, ser Tierra.
El 60% de los suelos de nuestro continente está degradado.
Restaurar la tierra sin restaurar la relación con ella, es un ejercicio vacío. 
Solo esa relación puede hacer que la tierra prospere y su salud perdure.
La tierra es mucho más, es un todo ser vivo hecho de las relaciones de todas sus partes. 
La tierra es también nuestra madre".
Como dicen por Iberamérica: 
"PACHAMANA"

Suelo con residuos tóxicos derivados de la producción de fertilizante en Huelva. / Santini Rose

Gustavo Duch 
¿Qué entienden ustedes por suelo? 
Para la mayoría de nosotras el suelo se identifica con una superficie sólida, llana y artificial por la que andamos, sobre la que se construye, que pisamos sin ningún reparo..., ¿verdad?,
En cambio, en su uso más técnico, la palabra suelo (en griego edafos) hace referencia a esa fina capa o piel que cubre algunas partes de la superficie terrestre. Como explica la ciencia que lo estudia, la edafología, el suelo se compone de pequeñas partículas minerales, agua, gases, materia orgánica procedente de restos de plantas y animales, junto a miles de seres vivos sean hongos, bacterias o gusanos... Hablamos de un lugar donde, entre otras cosas, germinan las semillas y crecen plantas y árboles. 

Pero... Se sabe que este estrato está en una situación muy delicada. En uno de los últimos informes al respecto encargado por la Comisión Europea y publicado el pasado octubre, El estado del suelo en Europa’, se advierte que un 60% de los suelos de nuestro continente está degradado, señalando como causas a “diversas presiones antropogénicas como la intensificación de la agricultura, la urbanización y las actividades industriales”
Es decir, nuestra forma de habitar el mundo provoca que una mayoría de estos suelos sufran una serie de alteraciones que lo ponen en peligro. Entre ellas destacan el exceso o la deficiencia de algunos elementos del suelo que hace posible la nutrición de los vegetales que ahí viven, como sería el caso del exceso de nitrógeno derivado de los purines de las granjas de producción animal intensiva, o bien la pérdida de carbono orgánico que se escapa hacia la atmósfera; la erosión del suelo, una amenaza cada vez más frecuente como hemos visto con las inundaciones en el País Valenciano; la contaminación con toda una batería de metales pesados, plásticos, pesticidas u otros productos químicos; la salinización como ocurre alrededor de las minas de potasas en Catalunya; la extinción de micro y macroorganismos que viven en el suelo, desde hongos a lombrices de tierra, quizás la situación más dolorosa; y, desde luego la pérdida de suelos agrícolas sepultados por el avance urbanizador. 

Pero...  El informe mencionado también aporta una serie de medidas políticas que se deberían aplicar, como la obligatoriedad de mantener controles de seguimiento y evaluación de la salud del suelo, incentivar las buenas prácticas agrícolas u ofrecer más formación en estas materias

Pero... Estamos hablando que, con su degradación, es toda la vida del planeta la que está en riesgo
Sin profundizar en estas medidas, pongo todo el paquete en duda por una simple pero fundamental cuestión semántica
En castellano, ¿estamos utilizando el nombre correcto? Con el tecnicismo suelo, ¿asimilamos que nos referimos a un ser vivo, a un vientre que engendra toda la vida? Su acepción arquitectónica ¿ayuda a comprender e interiorizar el respeto y consideración que merece? 
De hecho, estamos hablando que, con su degradación, es toda la vida del planeta la que está en riesgo, pues de esta madre depende la existencia de selvas y bosques que regulan el clima y el ciclo hídrico, el secuestro del carbono atmosférico que puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y toda la producción de alimentos que nutre a toda la vida terrestre, humana y no humana.

Y lo digo porque, como recogió mi amigo Fernando López en un artículo publicado en el número 86 de la revista La Fertilidad de la tierra, Robin Wall Kimmerer, en su conocido libro Una trenza de hierba sagrada, ya afirmó que “restaurar la tierra sin restaurar la relación con ella, es un ejercicio vacío. Solo esa relación puede hacer que la tierra prospere y su salud perdure”. 
Y el primer paso es nombrarla como merece, como hace la autora estadounidense: tierra. 

Si el suelo es eso que está debajo de nosotras, real y simbólicamente, la tierra es mucho más, es un todo vivo hecho de las relaciones de todas sus partes. “La tierra es también nuestra madre”, dijo Hildegarda de Bingen a principios del milenio pasado.  “Es la madre de todo lo que es natural, madre de todo lo que es humano. Es la madre de todas las cosas, pues en ella están contenidas las semillas de todas las cosas. La tierra contiene toda la humedad, todo el verdor, todo el poder de la germinación. Es fértil de tantas maneras. Es de ella de la que nace toda creación. Y, por tanto, forma la materia bruta de la especie humana”. 

Y puesto que somos tierra, ¿por qué no nos sublevamos ante quien la/nos ataca?

viernes, 3 de enero de 2025

La insensatez de delegar nuestra alimentación. Mercosur: bomba agrícola

Hace un año, los agricultores europeos estaban en pie de guerra. Principalmente después de que la supresión de los derechos de aduana sobre los productos alimenticios ucranianos hubiera provocado una caída de los precios en la Unión Europea. 
Sin embargo, el 6 de diciembre, la Comisión Europea concluyó con éxito las negociaciones sobre un acuerdo de libre comercio con varios países sudamericanos. Su ratificación comprometería aún más la situación de los agricultores y la soberanía alimentaria de países como España o Francia.
STÉPHANIE SAGOT. — Terre amoureuse, Gardarem lo Larzac, 2024 

Neumáticos delante de las delegaciones del Gobierno y las sedes de gobiernos regionales, balas de heno en las rotondas, tractores en los centros urbanos: ¿acabará convirtiéndose esta escena en un ritual invernal? Hace un año, un movimiento social de gran amplitud sacudió el mundo agrícola europeo. En Francia, surgido en el sudoeste del país y apoyado por el principal sindicato sectorial, la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA), se extendió rápidamente por todo el territorio. Unas cuantas medidas de urgencia apaciguaron temporalmente el descontento, pero sin poner remedio a las cuestiones de fondo. De ahí que los agricultores no hayan esperado mucho para retomar el camino de la protesta. El pasado noviembre volvieron a manifestarse, siempre con el punto de mira en la imposibilidad de vivir decentemente de la producción de sus explotaciones debido a la presión ejercida sobre los precios por los productos agrícolas importados.

En la clase política, todos fustigan hoy la competencia “desleal” de los países con bajos costes de producción, incluidos los representantes de partidos que llevan treinta años sin parar de aprobar acuerdos de libre comercio y de favorecer la penetración cada vez mayor de importaciones agrícolas. El excedente francés en este ámbito —7800 millones de euros en 2019— corresponde a las exportaciones de vinos y licores, así como a las de cereales; al margen de estos dos rubros, el déficit se eleva a 11.000 millones de euros, casi el doble que en 2010 (1). En Francia, las importaciones han pasado de 28.000 a 56.000 millones de euros desde el año 2000 y en la actualidad representan el 20% de la alimentación nacional, el 45% del consumo de aves de corral, el 56% del de carne de ovino, el 63% del consumo de proteínas vegetales de las oleaginosas destinado a animales y el 71% del de frutas (2). Francia depende, pues, de socios europeos —entre otros— que cuentan con mano de obra más barata. Un tercio de las aves de corral y un cuarto de la carne de porcino transformados industrialmente en Francia proceden de los Países Bajos, Bélgica, Alemania, Polonia y también de Ucrania, país que, pese a no pertenecer a la Unión Europea, se beneficia de condiciones de exportación muy favorables.

Aunque la liberación de los intercambios comerciales triunfó en Europa con las reformas introducidas por la Política Agraria Común (PAC) desde 1992 y la entrada en vigor del mercado único en 1993, a escala mundial tiene su origen en el Acuerdo de Marrakech, que instituyó la Organización Mundial del Comercio (OMC) y puso fin a la regulación de los mercados agrícolas por medio de los precios. La Unión Europea reemplazó las medidas de regulación internas (como la financiación pública de las existencias en almacén) por la entrega de ayudas directas a los agricultores y aprobó una reducción constante de los aranceles. En los últimos quince años, la Unión ha firmado tratados de libre comercio con Canadá, Japón, Vietnam, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Australia, el Reino Unido, Costa de Marfil, Malí…

Fanáticos de la teoría ricardiana

La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen confía hoy en imponer el acuerdo comercial con el Mercado Común del Sur (Mercosur) (3). El 6 de diciembre, Von der Leyen y los jefes de Estado argentino, brasileño, paraguayo y uruguayo concluyeron veinticinco años de negociaciones. El hecho ha suscitado fuertes críticas en Francia por parte del sector agrícola y, tras él, de la clase política en su conjunto. La región sudamericana, gran proveedora de productos alimentarios, en especial de carne, tiene la capacidad de desequilibrar el mercado francés. Entre los costes de producción de las explotaciones bovinas francesas y brasileñas hay una relación de uno a dos (4). La carne de bovino procedente del Mercosur supone ya el 70% de las importaciones europeas, y en el caso de las aves de corral el porcentaje es del 50%. ¿Qué sucederá si el acuerdo entra en vigor (5)? A los negociadores europeos no les importa gran cosa, adeptos convencidos como son de la teoría ricardiana —en referencia a David Ricardo, economista inglés del siglo XVIII—, también conocida como “teoría de la ventaja comparativa”, que estipula que a todas las partes les interesa comerciar, siempre y cuando elijan especializar su producción siguiendo el sentido común. Para conseguir un descenso de los aranceles sobre productos industriales europeos, Phil Hogan, el comisario europeo de Agricultura y, más tarde, de Comercio, admitía “haber concedido un poco de carne de vacuno [a los países del Mercosur], ya que había que hacer concesiones” (Le Monde, 4 de julio de 2019).

El acuerdo elimina el 92% de los aranceles para los bienes importados en la Unión procedentes del Mercosur. Prevé cuotas de productos exentos de aranceles o que gozarán de aranceles reducidos en el caso de productos alimentarios, por ejemplo, 99.000 toneladas de carne de vacuno a un tipo reducido del 7,5%. Bruselas ha elegido favorecer importaciones que no respetan la normativa impuesta a sus propios productores. En la actualidad, la reglamentación brasileña permite el uso de harinas de origen animal y antibióticos como vectores de crecimiento, está exenta de imposiciones sobre bienestar animal relativas a las condiciones de transporte y carece de disposiciones sobre la trazabilidad de los animales desde su nacimiento hasta su sacrificio. El mercado europeo debe, pues, comercializar productos en los que se han usado principios activos presentes en pesticidas prohibidos en la Unión, pero empleados en altas dosis en los países del Mercosur… que a su vez se abastecen de productores alemanes, británicos o italianos. Entre 2015 y 2019, los exportadores del Viejo Continente enviaron al Mercosur 56.600 toneladas de productos prohibidos en sus propios países (6).

En marzo de 2024, después de que la crisis del sector agrario del invierno pasado presentara este proyecto de tratado con el Mercosur como un símbolo de competencia desleal, el presidente francés Emmanuel Macron lo calificó ante una asamblea de productores brasileños de “muy mal acuerdo”, negociado “como se hacía en los años noventa”, contrariamente a los virtuosos tratados “de nueva generación” que supuestamente permiten el desarrollo concertado de las partes signatarias. Un año después, Macron se jacta de plantar cara a la Comisión Europea: “Nuestros agricultores no serán sacrificados en nombre de un mercantilismo propio del siglo pasado”, afirmó en Polonia el 12 de diciembre.

Sin embargo, al final de las negociaciones, en junio de 2019, Macron había juzgado que el acuerdo era “bueno en el punto en el que estamos” y lamentado las reacciones “neoproteccionistas” (7). El presidente francés dio un primer viraje dos meses después, durante una cumbre del G7 en Biarritz, en respuesta a las descomedidas declaraciones sobre el clima de Jair Bolsonaro. Pero la cosa no fue más lejos. Francia nunca ha solicitado la interrupción del proceso ni sugerido que se revisara el mandato de negociación que el Consejo Europeo (que representa a los Estados miembros) confió a la Comisión Europea. En la primavera de 2023, el ministro francés de Comercio Exterior, Olivier Becht, llegó incluso a abogar por la firma de un texto que no había experimentado ninguna modificación, alegando la presencia de “disposiciones muy favorables a nuestras empresas”, habida cuenta de que, según él, el Gobierno francés nunca “se había opuesto a la firma del acuerdo” (8).

La oposición mostrada por Macron en 2024 parece, sobre todo, un intento desesperado por salvar la política de desregulación de los intercambios comerciales sacrificando (¿temporalmente?) el acuerdo con el Mercosur. El 24 de enero de 2024, los diputados del bando presidencial en el Parlamento Europeo aprobaron un texto negociado con Chile. Presentado como “virtuoso”, aumenta las cuotas de importación exentas de aranceles de carne porcina, carne de vacuno, vino, aves de corral, preparados de frutas, aceite de oliva o etanol. Y suprime totalmente las cuotas sobre las entradas de manzanas y kiwis. Algunos meses antes, el 9 de julio de 2023, Francia aprobaba la llegada a un acuerdo con Nueva Zelanda que aumentaba las cuotas de importación de carne de ovino (un sector de por sí frágil en Europa) y productos lácteos, pese a hallarse en un estado de sobreproducción en el Viejo Continente.

Los promotores de estos acuerdos pretendidamente nuevos alaban la inclusión de cláusulas de reciprocidad —las llamadas “cláusulas espejo”—, que supuestamente imponen normas idénticas a los productos importados y a los locales. Pero, en opinión de Marine Colli, asesora en políticas agrarias públicas, se trata de un ardid. El mecanismo no impide en absoluto a Nueva Zelanda exportar productos en los que se ha usado herbicidas e insecticidas prohibidos en la Unión Europea. La única verdadera prohibición concierne a la importación de carne proveniente de animales alimentados en centros de engorde: una práctica casi inexistente en Nueva Zelanda...

Las cláusulas espejo

Los defensores del Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA, por sus siglas en inglés) firmado entre la Unión Europea y Canadá también elogian la presencia de cláusulas espejo… que, de nuevo, carecen de efectividad, como señala Marine Colli. Antes al contrario, este acuerdo desregula casi por completo los intercambios agrícolas entre ambas partes, ya que elimina el 93,8% de los aranceles sobre los productos canadienses. Las cuotas exentas del pago de aranceles aumentan hasta llegar a las 80.000 toneladas de carne de cerdo y las 65.000 toneladas de carne de vacuno, pese a las considerables diferencias entre los modelos de explotación de ambas zonas: “El perfil medio observado en las explotaciones canadienses y, en términos más generales, en los Estados o regiones con los que se contempla llegar a acuerdos de libre comercio, parece bastante alejado del modelo francés y europeo de explotación familiar —apunta el senador de Los Republicanos Laurent Duplomb en un dictamen sobre el proyecto de ley que autoriza la ratificación—. El engorde se realiza en grandes explotaciones de 30.000 plazas de donde el pasto desaparece rápidamente debido a la densidad de animales; la ración alimentaria se compone en un 80% de productos elaborados con harina de soja modificada genéticamente”. El parlamentario también señala normas mucho más laxas en materia de uso de harinas animales y antibióticos o en lo concerniente a la trazabilidad (9).

Este acuerdo —también muy criticado—, fue ratificado por el Parlamento Europeo el 15 de febrero de 2017. En Francia, la Asamblea Nacional lo aprobó el 23 de julio de 2019 con el único apoyo del grupo que respalda a Macron. El 21 de marzo de 2024 —cinco años después de su aprobación por la Cámara Baja—, el Senado votó en contra de la ratificación, lo que teóricamente habría supuesto su devolución a los diputados. Pero el Gobierno no tiene prevista tal cosa. En cualquier caso, la ausencia de ratificación por parte de Francia y de buen número de Estados miembros —hoy en día, solo 17 lo han hecho— no impide que se aplique la parte del acuerdo que es competencia propia de la UE, lo que equivale al 90% de los puntos del tratado (10).

Quienes apoyan el CETA esgrimen otro sorprendente argumento: en la actualidad, Canadá solo usa el 3% del volumen de las cuotas concedidas a sus exportaciones de carne de vacuno, por lo que el impacto del acuerdo sobre este sector sería insignificante. En realidad, aunque de momento los ganaderos canadienses producen carne destinada, sobre todo, al mercado estadounidense y chino, Ottawa se está preparando para la conquista trasatlántica: acaba de solicitar a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que se reconozca el tratamiento de desinfección de las reses con ácido peroxiacético. De tener éxito el trámite, Canadá podría aumentar de forma masiva sus exportaciones a Europa.

Tras la industria, la alimentación

Por su parte, el mecanismo para el arreglo de diferencias entre Estados e inversores privados —que permite a estos últimos recurrir a un organismo de arbitraje si consideran que aquellos han tomado una decisión contraria al tratado y perjudicial para sus intereses— aún no ha sido abordado. Presente en todos los tratados preparados por la Comisión Europea, este mecanismo pisotea una democracia ya vapuleada por la forma misma de las negociaciones: discusiones de las que se ocupa la Comisión sobre la base de un mandato que no se ha hecho público, opacidad de las negociaciones con la parte contratante y relegación de los parlamentos nacionales.

El libre comercio se defiende para apoyar a ciertos sectores exportadores, pero se denuncia cuando sus efectos se juzgan nefastos para otros sectores: los dirigentes políticos se enredan en sus propias contradicciones. Tal le sucede al presidente de la FNSEA, que defiende las movilizaciones contra el acuerdo con el Mercosur, pero afirma: “El proteccionismo no tiene sentido en la agricultura francesa” (BFMTV, 25 de febrero de 2024). Entretanto, sigue en punto muerto la elaboración de una política coherente, centrada en la soberanía alimentaria, la preservación de los ingresos de los productores y la protección del medioambiente. Desde la crisis de la covid-19, es moneda corriente declararse favorable a la soberanía; así, el ex primer ministro Michel Barnier eligió completar el nombre oficial del Ministerio de Agricultura añadiéndole “de la Soberanía Alimentaria y de los Bosques”. “La cuestión de los intercambios comerciales sigue siendo un ámbito intocable [de la UE]”, explica Jonathan Chabert, uno de los portavoces del sindicato agrícola francés Confédération Paysanne, que dice no creer “ni un segundo en que exista una solución dentro del propio proceso del libre comercio, ya que las medidas espejo son totalmente ineficaces”. De ahí que su sindicato exija medidas aduaneras sobre volúmenes y precios. En concreto, aboga por la puesta en práctica de precios mínimos de entrada aplicados a los productos importados. De acuerdo con este mecanismo, el precio no debe ser inferior a los costes afrontados por los productores nacionales (en concepto de salarios, costes de la seguridad social, etc.).

El pasado 12 de noviembre, más de seiscientos parlamentarios franceses pidieron a la Comisión que no sometiera el acuerdo de asociación con el Mercosur a la aprobación del Parlamento Europeo y del Consejo. Después de tres décadas de terapia librecambista, la cuota del sector industrial en la producción nacional ha caído hasta el 11%. Tras la pérdida de la soberanía industrial, ¿llegará el fin de la soberanía alimentaria? Para evitarlo, una oposición circunstancial limitada al acuerdo con el Mercosur no va a ser suficiente.

Apertura de la Piscina de Redecilla del Camino, día 27 de junio a las 12,00h

 Tras unas reformas, reparaciones y reposiciones en las instalaciones  se procede a abrir la piscina municipal de Redecilla del Camino,  en ...