Blog sobre Redecilla del Camino y comarca.

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domingo, 18 de febrero de 2024

En defensa de los agricultores

 

Fotografía: Tractores en Toledo, febrero de 2024. 
Autora: Francisca Bravo, 

¡Cómo han cambiado las cosas en muy poco tiempo! Tras las manifestaciones de los agricultores en Alemania, y, sobre todo, Francia, nadie hubiera imaginado una reacción como la que han tenido los agricultores y ganaderos españoles. Hace unas semanas en este mismo blog relatábamos las reivindicaciones de los agricultores en los países citados y cómo consiguieron el apoyo de la sociedad y las negociaciones con sus respectivos gobiernos (https://ruralsiglo21.org/2024/01/28/la-voz-del-campo/). Incluso, el presidente de la República Francesa trasladó las preocupaciones de los agricultores de su país a la presidenta de la Comisión Europea.

En un contexto de reflexión sobre el futuro de la Política Agraria Común (PAC) y los condicionantes medioambientales, la presidenta de la Comisión Europea, influida, sin duda, por las próximas elecciones del mes de junio y el inusual impacto social de las reivindicaciones del campo en todo el continente, decidió dar marcha atrás a la decisión de reducir en un 50% el uso de fitosanitarios en la agricultura europea.

Creo, en primer lugar, que este nuevo planteamiento y lo que está sucediendo estos días, pone de manifiesto que las decisiones sobre la PAC, y sobre las cuestiones agrarias en general, deben tomarse teniendo en cuenta a los agricultores y ganaderos, los que están sobre el terreno y conocen la realidad de lo que sucede en el campo. Y, por otra parte, los que, en la práctica, en el ámbito agrario, van a tener que llevar a cabo los compromisos del Pacto Verde.

Una segunda reflexión es que el futuro de nuestra sociedad, y también de la agricultura, depende, en gran medida, de nuestro compromiso europeo, inquebrantable, con la lucha contra el cambio climático, la reducción de gases de efecto invernadero, la transición energética y los objetivos de la Agenda 2030. Este compromiso no puede ponerse en cuestión. Algunos, desde planteamientos muy reaccionarios, vinculados a partidos de ultraderecha, aprovechando el río revuelto, y rozando el ridículo, lo cuestionan, incluso señalan estos objetivos ambientales como el mayor problema para los agricultores y ganaderos. Hay que combatir este discurso, sin ambages. La agricultura y ganaderías europeas solo tendrán futuro en el marco de los compromisos del Pacto Verde. El componente ambiental ha de ser, además, un argumento fuerte para solicitar una PAC con más recursos y con un reparto mas justo de las ayudas, que priorice a las explotaciones familiares, pequeñas y medianas que, desde la multifuncionalidad, son las que vertebran el territorio, combaten la despoblación y cuidan del medio ambiente.

Es muy necesario hacer un esfuerzo pedagógico, hacia los agricultores y ganaderos, con los que, insisto, hay que contar para aplicar las medidas y para que éstas sean exitosas y consigan los objetivos propuestos en el Pacto Verde. Pero también hacia la sociedad en su conjunto, para que vea a los agricultores y ganaderos como un colectivo fundamental para el progreso social, en el desarrollo del medio rural, la preservación del medio ambiente o la garantía de la seguridad alimentaria. Quizá las manifestaciones de estos últimos días, que demuestran la fuerza del sector, mayoritariamente desde el respeto, y que han contado con un gran apoyo social, puedan constituir un punto de inflexión a este respecto.

Ajustando el foco, en el caso de España, hay algunas medidas en las que el gobierno ha actuado con rapidez y contundencia en los últimos años. El volumen de ayudas nacionales -al margen de la PAC- por la sequía, los efectos de la guerra de Ucrania o las consecuencias económicas de la pandemia, ha sido el más alto de nuestra historia. También, la subida exponencial del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de los últimos años o la reforma laboral, han tenido en cuenta, me atrevería a decir que, por primera vez, al eslabón más débil de la cadena agroalimentaria, los trabajadores asalariados del campo, tantas veces olvidados.

Es momento, ahora, de afrontar otras cuestiones. La defensa a ultranza de un modelo de agricultura familiar, que se asienta sobre pequeños y medianos emprendedores en nuestros pueblos, profesionales de la agricultura y ganadería, es urgente, imprescindible, si queremos que nuestro sector tenga futuro. Para ello, urge una PAC orientada a este modelo de explotación, que les priorice de verdad, que sea más sencilla y fácil de entender para nuestros agricultores y para el conjunto de la sociedad. Y es muy necesaria la elaboración de una ley de agricultura familiar que blinde este modelo de agricultura, que canalice la prioridad política hacia ellas, de tal forma que puedan competir en igualdad de condiciones con las grandes empresas y con los productores y operadores del feroz mercado global.

Y por supuesto, como ha comprometido el presidente del Gobierno, reforzar la Ley de la Cadena Alimentaria, para que exista rentabilidad en todos los eslabones, principalmente en el más débil, el primero. Que los costes sean razonables para todos, que los márgenes comerciales nos sean abusivos y que los precios sean dignos para todos. Parece muy lógico, pero no es fácil de lograr. Sin embargo, la batalla es necesaria, también muy urgente

Es evidente que la movilización de los agricultores y ganaderos tiene una motivación económica. Pero en la demostración de fuerza de estos últimos días hay también un deseo de decir a la sociedad de nuestro país algo así como: “Aquí estamos. Formamos parte de la sociedad, producimos alimentos y somos importantes. Y así queremos que nos veáis

Nos lo están pidiendo. Y debemos escucharlos. Es momento de estar con ellos, de apoyarles y entenderles. No sólo estos días. Siempre.


jueves, 15 de febrero de 2024

Guía para abordar las tractoradas desde la España vaciada.

La lucha de los agricultores y ganaderos puede ser capitalizada por partidos neoliberales, 
y la izquierda será cómplice de ello por graves carencias discursivas.

¿Recuerdan cuando Alberto Garzón criticó las macrogranjas y los ganaderos se indignaron? 
El problema no estuvo en los contenidos de la crítica. 
Se trata, en realidad, de una cuestión de identidades políticas. 



En primer lugar, Garzón era el líder de Izquierda Unida, y en el mundo rural minifundista, el de los pequeños propietarios, el de los autónomos, hay una larga tradición de enemistad con la izquierda, vista como una amenaza a la propiedad privada. Porque en territorios como Castilla y León, el agricultor es y ha sido mayoritariamente un pequeño propietario, y no un asalariado como por ejemplo el jornalero andaluz que trabajaba para un señorito. Históricamente, los pequeños propietarios siempre han constituido una zona de confusión y conflicto en la tradición marxista y en el movimiento obrero. ¿Pequeñoburgueses u otra víctima del capital? ¿Amigos o enemigos? En no pocos lugares, las identidades políticas se han construido en torno a esa lucha fratricida entre los desposeídos y los casi desposeídos del todo. 
Esto sigue presente, y creo que es lo que explica el hecho de que un ganadero que trabaja a pérdidas por culpa de tratados de libre comercio vote opciones neoliberales. No es algo exclusivo del campo: ocurre lo mismo con los autónomos de las ciudades. No hay espacio aquí para hablar del gran error de considerar al pequeño propietario el enemigo, como si fuera lo mismo poseer Inditex que una zapatería o una cafetería de barrio. Pero sí tengo que resaltar que en el campo ese error sale aún más caro, porque el poso histórico del miedo a la pérdida de la tierra que da de comer es mucho más grande de lo que pueda parecer. Esto es lo primero que la izquierda tiene que entender.

No, no va a funcionar hablar de ecologismo. Primero, porque es percibido como algo de izquierdas. Así de sencillo y así de complejo. Pero además, no va a funcionar porque los agricultores y ganaderos sienten que se les hace pagar a ellos la factura ecológica de todos. Es uno de sus hartazgos. La Unión Europea le está sacando partido a la ola verde de las protestas de 2019. Pone medidas restrictivas dentro mientras firma tratados de libre comercio con países que desde luego no participan de pacto verde alguno. Y si los agricultores protestan, siempre podrán decir a la opinión pública que la UE quería ser verde, pero que estos señores bloquearon las calles con tractores pidiendo volver a lo de siempre. Y así, Von der Leyen y compañía ya tendrán lo que buscan: que se acreciente ese falso dilema entre el mundo rural y el desarrollo sostenible; que los de abajo se enfrenten entre ellos. Por eso ha sido muy inteligente la maniobra de retirar la ley que pretendía reducir el uso de pesticidas. 

Además, mientras se ponga el acento en la cuestión ecológica, no se pone en la económica. Mientras debatamos sobre los mililitros de fertilizantes permitidos que recoja la siguiente normativa, no hablamos de que todo apunta a que de aquí a unos pocos años toda la agricultura y la ganadería estarán en manos de grandes corporaciones transnacionales, y que los pueblos de Europa estarán más vaciados si cabe, porque arruinados, sus habitantes pasarán a formar parte de la masa desempleada o precarizada de las ciudades. Es muy difícil y a la vez muy fácil: hay que hablar en términos económicos, hay que explicar adónde se va el dinero que están dejando de ganar los agricultores, para que todos tengamos claro quiénes son los culpables y dónde está el enemigo. Sin perdernos en detalles, por muy importantes que puedan ser esos detalles. Hay que ir a lo estructural; hay que hacer una suerte de pedagogía de lo estructural. Porque en los últimos años se ha querido articular tantas demandas distintas, que quizá hemos acabado por perder de vista la demanda que tiene que articular a las demás, eso que podríamos llamar “la demanda estructural”. Y no es que haya demandas que no sean importantes. Lo que ocurre es, entre otras cosas, que lo que se está haciendo no funciona, porque interpela sólo a quienes se identifican con la izquierda. Se podría ir al campo a hablar en términos de ecologismo y vestidos con chaquetas de coderas, pero les puedo ahorrar el trabajo: no va a funcionar. Y la razón de ello, insisto, no está en el contenido del mensaje, está en una cuestión de identidades. Se percibe una amenaza de izquierdas, pero no la amenaza neoliberal, y eso hace que si la lucha contra las macrogranjas o contra el libre comercio la abandera alguien con ropaje de izquierdas, esa lucha será lucha del enemigo y se percibirá como un ataque. 

Se pueden crear nuevas identidades, claro está. Se suponía que, desde el análisis de Mouffe y Laclau, era lo que pretendía hacer el primer Podemos, pasando de la dicotomía izquierda-derecha a los de abajo contra los de arriba. Pero al final todo quedó en un nuevo partido de izquierdas, y lejos de interpelar a una mayoría, la mitad del país vio el proyecto como algo situado a la izquierda de la izquierda. O sea, como al enemigo. Y ahora, una vez muerto el espíritu del 15M, ¿sigue habiendo oportunidades de articular un “los de abajo” contra el capitalismo salvaje? ¿Por dónde empezamos? Las nuevas identidades no nacen de la nada, sino que surgen a partir de las que preexisten, que se funden, se separan, se desarrollan, mutan… Y es una mala idea pretender que surja una nueva identidad popular partiendo de la identidad “izquierda”, porque no va a funcionar. Desde sectores como el campo (pero no sólo), todo lo que surja a partir de la izquierda se verá como un otro amenazante: en el peor de los casos, un otro enemigo, y en el mejor, un otro que habla desde lejos y que los mira con condescendencia. 

La lejanía y la condescendencia, aunque sean involuntarias, se aprecian en el propio uso del lenguaje: ¿por qué los medios de izquierdas hablan de los “campesinos”, si es un término con el que jamás se identificaría un agricultor? ¿Saben dónde no se cometen esos errores? En Vox. Y ojo, no hay que confundir la capitalización que hace Vox de la causa de los agricultores y ganaderos con la acusación de que sea ese partido quien los esté convocando. Porque ahora se está hablando de dos tipos de agricultores: los fieles a los sindicatos, cuya lucha es legítima, y los que pasaron por encima de estas organizaciones y convocaron sus propias manifestaciones el 6 de febrero, presentándose a estos últimos como marionetas de Vox que alteran el orden público con métodos fascistas por no tener una autorización de la subdelegación del gobierno que corresponda. Si la izquierda quiere una receta para terminar de regalarle a Vox la causa del campo, ahí la tienen: continúen insultando a un gremio al borde de sus límites, y sobre todo, alíense con sus enemigos. Porque, créanme, ahora mismo la inmensa mayoría de los ganaderos y agricultores de este país ve en los sindicatos agrícolas a un lastre con el que ya no están dispuestos a seguir cargando. Y no, esa misma inmensa mayoría, no ha acudido a ninguna cita de Vox. Es difícil saber aún quiénes han liderado la organización del movimiento y qué intereses puede haber detrás, pero a efectos de esta guía, me da igual: los agricultores no han sacado los tractores pensando en acudir a un acto de Vox.



 



Pero si seguimos por este camino, quizá la próxima vez sí lo hagan
. Se le está poniendo en bandeja a Vox que capitalice un movimiento al que probablemente se le sumen los transportistas y quizá al final todos los autónomos. Sigan llamándoles fascistas, hasta que al final se dé una profecía autocumplida en media España. Después, ustedes dirán que ya avisaron del peligro. Yo diré lo mismo.

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* Bárbara del Arco es profesora de filosofía en Las Palmas de Gran Canaria, pero procedente de un pueblo de Zamora.

jueves, 8 de febrero de 2024

El malestar del campo: la crisis del neoliberalismo que amenaza con teñirse de pardo.

Cuando te equivocas de diana, o escupes contra el cielo.

La dimensión continental de esta contestación evidencia el carácter estructural 
de los problemas del sector primario. 
Los agricultores y ganaderos europeos sufren una crisis capitalista de manual. 
Es decir, una crisis de crecimiento de una actividad que se desarrolló y prosperó 
durante décadas gracias a su modernización e industrialización, 
pero que se encuentra estancada desde principios del siglo XXI. 
Está encerrada en un modelo productivista que ya no crece y genera malestar 
entre unos endeudados y empobrecidos campesinos.

La PAC nació en 1962. Desde entonces, se está subvencionando la agricultura en Europa. Hay que potenciar la soberanía alimentaria pero protegiendo a los pequeños agricultores, no a grandes empresas que trabajan en Europa pero también en países con menos exigencias sociales y medioambientales. Hay que cuidar a la agricultura pero no a cualquier precio. El cambio climático es una realidad de la que no podemos escapar. Por muchas tractoradas, la lluvia no se puede subvencionar.

Manifestación de agricultores en Belfort (Francia) 31 enero de 2024. / Thomas Bresson (vía Wikimedia Commons)

Las botas pardas se tiñen del marrón del barro. Algunos dirigentes de la extrema derecha europea habrán pisado más el campo en estas últimas semanas que en el resto de sus vidas. Desde Vox hasta Alternativa para Alemania, pasando por la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen o Hermanos de Italia, las formaciones ultras pretenden instrumentalizar la actual oleada de protestas de agricultores. Y eso que promueven el mismo modelo económico que tanto malestar genera entre los campesinos: el capitalismo neoliberal.

Cuando faltan cuatro meses para las próximas elecciones europeas, esta rabia del campo aparece como un regalo caído del cielo para la ultraderecha, que ya tenía el viento en popa de cara a los comicios del 9 de junio. Si bien en 2019 las manifestaciones climáticas de los jóvenes tuvieron una incidencia en ese escrutinio y favorecieron el crecimiento de los verdes en la Eurocámara, la actual oleada de protestas campesinas aparece como un síntoma del cambio de época. Es una señal del efecto backlash (reacción conservadora) que sufre el ecologismo, pero también de los límites e incoherencias del neoliberalismo verde.

Alemania, Francia, Polonia, Países Bajos, Rumania, Italia… Es larga la lista de los Estados donde se han producido este tipo de movilizaciones, que también han alcanzado a España desde principios de febrero. La dimensión continental de esta contestación evidencia el carácter estructural de los problemas del sector primario. Los agricultores y ganaderos europeos sufren una crisis capitalista de manual. Es decir, una crisis de crecimiento de una actividad que se desarrolló y prosperó durante décadas gracias a su modernización e industrialización, pero que se encuentra estancada desde principios del siglo XXI. Está encerrada en un modelo productivista que ya no crece y genera malestar entre unos endeudados y empobrecidos campesinos.

En 2020, el 0,5% de las explotaciones más grandes recibió el 16,6% de los fondos de la PAC

A eso se le suman las incoherencias de las políticas agrarias de la Unión Europea. Por un lado, el hecho de dar una gran cantidad de ayudas al sector, sobre todo los 41.400 millones de la PAC, pero hacerlo sin criterios de justicia social –en 2020, el 0,5% de las explotaciones más grandes recibieron el 16,6% de los fondos, con ayudas individuales superiores a los 100.000 euros– ni climática –se reparten en función de las hectáreas, lo que incentiva una agricultura productivista y contaminante–. Por el otro, el haber renunciado a una regulación de los precios que se pagan a los campesinos y haber suprimido los aranceles sobre los alimentos de fuera de la UE, con la firma de tratados de libre comercio.

Estos factores económicos no resultan las únicas explicaciones del actual malestar agrícola –también alimentado por las sequías, el exceso de papeleo, las normas medioambientales, la competencia “desleal” de los productos ucranianos…–, pero han influido en el estallido social de esta profesión, tan desigual como precarizada. 

“Queremos vivir de nuestro trabajo”, “Cuando llego a final de mes, no me queda ningún ingreso neto. Vivo gracias al salario de mi mujer”… Testimonios como estos resultan habituales entre los campesinos que han cortado carreteras en Francia.

Grupúsculos ultras se infiltran en las protestas

A pesar de ello, los grandes medios y buena parte de la clase dirigente han impuesto una interpretación mucho más simplista y parcial: el campo contra la ecología. Este diagnóstico solo tiene en cuenta las últimas gotas que han colmado el vaso –la supresión de la subvención del diésel rural en Alemania o Francia o una reducción del tamaño de las granjas en Bélgica o Países Bajos– en lugar del caudal de este malestar. También sirve para no cuestionar a la industria alimentaria y la gran distribución –una de las dianas predilectas de los campesinos movilizados– ni los dogmas económicos neoliberales, como la no regulación de los precios o los tratados de libre comercio. Y, de hecho, se trata del mismo marco discursivo de la extrema derecha.

Los grandes medios y parte de la clase dirigente han impuesto
una interpretación simplista y parcial: el campo contra la ecología.

“La ecología se lleva a cabo de manera sistemática en perjuicio de nuestros campesinos”, dijo a la cadena TF1 Jordan Bardella, número dos de la RN. Era el 20 de enero y apenas dos días después de que hubieran empezado los primeros cortes de carreteras, el cabeza de lista en las europeas del lepenismo intentaba instrumentalizar las protestas visitando una explotación ganadera en el suroeste de Francia, propiedad de simpatizantes de su partido. Ese ejercicio comunicativo no terminó de salirle bien, ya que luego se supo que esos mismos granjeros habían robado el año pasado tres hectáreas y 39 fardos de henos. Pero inauguró el desfile preferido en las últimas semanas de los dirigentes ultras: el del campo.

Ya sea haciéndose el imprescindible selfi encima de un tractor o a base de tuits, los Le Pen, Abascal o Geert Wilders quieren sacar rédito electoral a la rabia del campo. Además, militantes de grupúsculos neofascistas participaron en protestas de viticultores en Montpellier, donde hicieron proclamas de “más para nuestros campesinos y menos para los migrantes”. Y a principios de enero, el ministro de Economía alemán, el verde Robert Habeck, quedó bloqueado en un ferri en el norte del país debido a una concentración de campesinos cabreados, organizada a través de un canal de Telegram conspirativo y xenófobo.

¿La extrema derecha saldrá beneficiada?

Más que su presencia en las protestas, el riesgo de la ultraderecha es ideológico y electoral. “Desde principios de los años 2000, el auge del lepenismo se debió a su capacidad de implantarse electoralmente en los territorios rurales”, explica el historiador Edouard Lynch, especialista del mundo agrícola y profesor en la Universidad Lumière-Lyon 2, refiriéndose a la estrategia de Marine Le Pen de convertirse en la portavoz de la “Francia de los olvidados”. La mayor parte de los 88 diputados de RN en la Asamblea fueron elegidos en circunscripciones rurales en las legislativas de 2022. Es el mismo modelo “ruralista” que intenta aplicar Vox en España.

Hablar del “campo” no solo sirve para intentar seducir electoralmente a los campesinos –el 30% de ellos votó a Le Pen o Zemmour en la primera vuelta de las presidenciales de 2022, un porcentaje parecido a la media del país–, sino también a todos los habitantes de los territorios rurales y periurbanos. Ellos ya habían estado sobrerrepresentados a finales de 2018 en la revuelta de los chalecos amarillos, que marcó asimismo la campaña de las europeas del año siguiente.

El Movimiento Campesino Ciudadano fue la primera fuerza en las elecciones provinciales de Países Bajos el año pasado

¿La ultraderecha sacará un rédito electoral a este malestar del campo? “Me cuesta imaginar que no lo vaya a hacer”, reconoce el politólogo Guillaume Letourneur. Sin embargo, este especialista de la implantación rural de RN matiza que “esto dependerá de la oferta electoral en las europeas”, en las que el presidente de la Federación de los cazadores, Willy Schraen, liderará un nuevo partido ruralista.

“Quizás será esta lista la que saldrá más beneficiada por las protestas”, sostiene Letourneur. Este nuevo partido francés se inspira en el Movimiento Campesino Ciudadano, que dio la sorpresa en Países Bajos y se convirtió en la primera fuerza en las elecciones provinciales en marzo del año pasado. La candidatura de la España Vaciada también pretende dar la sorpresa en los comicios de junio.

Demonizar la ecología sin caer en el climato-escepticismo 

La derecha mainstream –desde la CDU en Alemania hasta el PP en España, pasando por el macronismo en Francia– sigue con inquietud esta evolución del electorado rural. Esto ha provocado que haya endurecido su discurso contra el ecologismo. El presidente del Partido Popular europeo, el alemán Manfred Weber, ya se había opuesto el año pasado con claridad al Green Deal (Pacto Verde) de la Unión Europea, a pesar de que esa batería de medidas ha quedado descafeinada ante la influencia de los grupos de presión. “El gran problema es el Green Deal y su visión claramente basada en el decrecimiento”, ha denunciado recientemente el presidente de la FNSEA (principal organización agrícola en Francia), Arnaud Rousseau, conocido por poseer más de 700 hectáreas.

Aunque la ultraderecha se presenta como defensora de los pequeños campesinos,
en realidad respalda las políticas que alimentan su malestar.

“Ante cada dificultad, ustedes se dedican a señalar a los agricultores” y los presentan “como delincuentes, contaminadores de nuestras tierras y como los torturadores de los animales”, reprochó el primer ministro francés, Gabriel Attal, a una diputada verde en la Asamblea Nacional. En lugar de hablar de “competencia desleal”, señalar a la gran distribución o cuestionar la desregulación de los precios, el Gobierno de Emmanuel Macron ha acusado de este malestar agrícola a los ecologistas. Ha sacrificado varias medidas medioambientales, como el final progresivo de la subvención del diésel rural o un plan para reducir el uso de pesticidas, para responder a la rabia del campo.

Esta reacción representa, sin duda, una victoria ideológica para la extrema derecha. Intentando distanciarse de los discursos climatoescépticos, el lepenismo (y también los ultras en otros países) afronta el debate sobre el cambio climático con una nueva estrategia. Lo plantea como una confrontación entre el “falso medioambiente” punitivo, que defienden los tecnócratas de Bruselas y los “burgueses” urbanos que votan a la izquierda, y el “verdadero medioambiente” de los campesinos y cazadores. Una posición puramente retórica y llena de contradicciones, pero que también ha abrazado una parte de la derecha clásica.

Aunque la ultraderecha se presenta como la defensora de los pequeños campesinos ante Bruselas, en realidad respalda aquellas políticas que alimentan el malestar del sector primario. Votó en la Eurocámara, a finales de 2021, los fondos de la PAC, repartidos sin criterios de justicia social ni climática. También ha respaldado recientemente acuerdos de libre comercio con Chile o Kenia. En cierta manera, la rabia del campo refleja la paradoja en que se encuentra atrapada Europa: un continente enfermo de un neoliberalismo que nutre el voto a la ultraderecha. Y eso que esta defiende el mismo modelo que alimenta el descontento


Tractorada de protesta de los agricultores comarcanos entre Redecilla del Camino y Espinosa del Camino.

 Unos 150 tractores de agricultores y ganaderos de la comarca han marchado en protesta por la situación que se vivie en el campo en la N-120 desde el km 75 en Espinosa del Camino hasta el kilometro 56 en Redecilla del Camino, donde daban la vuelta.

Concentración en el Chocolatero. Se han unido algunos tractores de la Rioja.


 

sábado, 20 de enero de 2024

Tratamientos Selvícolas preventivos de incendios en Redecilla del Camino, y otros pueblos comarcanos.

En Redecilla del Camino y varios de los pueblos que comparten los Montes de Ayago, Bascuñana, Belorado, Espinosa del Camino, Fresneda de la Sierra Tirón, Fresneña, Ibrillos, Valle de Oca, Pradoluengo, Santa Cruz del Valle Urbión, Rábanos, Castildelgado, San Vicente del Valle, Valmala, Viloria de Rioja, Villafranca Montes de Oca, Villagalijo y Tosantos la Junta de Castilla y León ha anunciado, tras la reunión del Consejo de Gobierno, la aprobación de obras destinadas a tratamientos selvícolas preventivos de incendios y mejoras en el medio natural en municipios de Ávila y Burgos. 

Este plan no estará ejecutado por los Ayuntamientos, sino que, al parecer, será la Junta de CyL la que contratará ella directamente con la o las empresas que hayan de ejecutarlo.

Desde las dehesas de los Montes de Ayago (1.220msnm)
esta es una vista de la Sierra Demanda norte riojana.

En la provincia de Burgos, se beneficiarán 26 ayuntamientos, con una inversión total de 2.777.342 euros. Estos tratamientos buscan conservar y mejorar las masas arboladas, prevenir incendios y, en caso de producirse, facilitar su extinción en condiciones más favorables.

Se trata de preservar estas maravillas.  Ese es el haya, el árbol comarcano
que ha representado a la Provincia de Burgos durante muchos años,
en uno de sus carteles publicitarios más exitosos.

Se llevarán a cabo diversas acciones, como clareos, cortas de regeneración, podas, desbroces y eliminación de restos vegetales. También se realizarán otras mejoras en el medio natural, como la conservación y mantenimiento de caminos, la recuperación de antiguas majadas, tratamientos sanitarios contra perforadores de resinosas, así como la retirada, limpieza y reparación de cerramientos ganaderos.

Las actuaciones en Burgos, se realizarán en los municipios en los que se llevarán a cabo estas intervenciones son Cascajares de Bureba, Condado de Treviño, Miraveche, Pancorbo, Santa Gadea del Cid, Miranda de Ebro, Bozoo, Bascuñana, Belorado, Espinosa del Camino, Fresneda de la Sierra Tirón, Fresneña, Ibrillos, Valle de Oca, Pradoluengo, Santa Cruz del Valle Urbión, Rábanos, Redecilla del Camino, Castildelgado, San Vicente del Valle, Valmala, Viloria de Rioja, Villafranca Montes de Oca, Villagalijo y Tosantos.

Las acciones principales se centran en tratamientos selvícolas preventivos para reducir el riesgo de propagación de incendios, como desbroces, gradeos, podas, clareos y fajas auxiliares. También se llevarán a cabo tratamientos selvícolas de desembosque en árboles completos, así como su apilado, para su aprovechamiento como biomasa.


Fuente Canal 54.es 

lunes, 1 de enero de 2024

Jesús Garzón, pastor trashumante y defensor de la naturaleza

 Hay personas que dejan huella, personas que no se van. 
La víspera de nochebuena, Jesús nos dejó, a los 77 años,
Jesús Garzón es naturalista y referente de los conservacionistas en España y era una enciclopedia andante con un conocimiento deslumbrante sobre todo lo que le rodeaba,

La víspera de nochebuena nos dejó, a los 77 años, Jesús Garzón, si es que pueden irse los sabios, los héroes o los poetas, porque todo eso era Suso para los defensores del medio ambiente. Un conservacionista y naturalista único, forjado al aire libre y acostumbrado a dormir bajo las estrellas, enseñado desde joven junto al fuego de guardas y pastores, ilustrado y culto como pocos y un verdadero cum laude en la universidad de la naturaleza.

Juan Carlos del Olmo.
Fuente Diario El País.

Recuerdo con nitidez una conversación que, siendo yo muy joven —hace más de 30 años—, tuvimos en Extremadura junto a una humilde zarza y en la que Suso, que era capaz como nadie de atraparte con esa voz grave y pausada, me convenció de que la zarza no tenía nada de humilde. Me explicó con tono apasionado que la zarza era un prodigio de la naturaleza, que fijaba el suelo junto al agua, que era la despensa de las currucas del norte cuando migraban y una verdadera fortaleza armada donde encontraban refugio los conejos que el lince cazaba. Y terminó con unos versos sobre las moras y una receta para hacer la mermelada. Así era Suso, una enciclopedia andante con un conocimiento deslumbrante sobre todo lo que le rodeaba, capaz de interpretar un paisaje solo con una mirada, conectando las tramas invisibles de la naturaleza con siglos de historia humana y con la cultura popular que lo rodeaba.

En los años setenta, cuando solo salían al campo los que en él habitaban, Suso recorrió con el apoyo de WWF palmo a palmo sierras y llanos de aquella España aún salvaje e inexplorada en busca de los últimos linces, lobos, osos, urogallos, avutardas y las escasas parejas de águila imperial que aún quedaban, casi extintas y acorraladas por una sociedad inculta que aún las consideraba simples alimañas. Ese conocimiento pionero permitió poner en marcha las primeras medidas para su conservación y le hizo merecedor desde muy joven de la amistad de Félix Rodríguez de la Fuente y del respeto de los mejores biólogos y científicos, asombrados por el extraordinario conocimiento de la vida salvaje que demostraba.

A mediados de los setenta, mientras exploraba las sierras extremeñas y subido al castillo de Monfragüe, descubrió cómo las excavadoras del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) arrasaban las laderas dónde el río Tajo se junta con el Tietar, arrancando alcornoques, acebuches y jaguarzos para sustituir el bosque autóctono por monótonos eucaliptales. Suso lo dejó todo y se trasladó a vivir con Isabel, su compañera de viaje, y sus hijos, al corazón de Monfrague y se entregó en cuerpo y alma a una verdadera cruzada dentro y fuera de España hasta conseguir detener los aterrazamientos y la declaración de Monfragüe como parque natural en 1979. Con toda seguridad, ese templo de la biodiversidad mediterránea del que nos enorgullecemos hoy no existiría sin su determinación y coraje.

En 1984, fue nombrado Director General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, haciendo historia al ser el primer conservacionista en dirigir una administración y lograr situar a esta desconocida región en lo más alto del mapa de la biodiversidad de Europa. Pero tres años después abandonó los despachos para volver al activismo y al campo. Porque Suso fue un conservacionista que participó en la fundación y la vida de algunas de las principales organizaciones de defensa de la naturaleza de nuestro país, como WWF, Seo/Birdlife, ADENEX en Extremadura, ARCA en Cantabria, la CODA o el Fondo Patrimonio Natural, que en esos años de desarrollismo libraron infinidad de batallas para salvar de las  máquinas y el cemento muchas de las joyas naturales con las que por suerte hoy contamos en España.

Suso fue un maestro y un referente para muchas de las personas que hoy lideramos la defensa del medio ambiente y que tuvimos la suerte de conocerle y aprender de él.

Defensor de la trashumancia 

Pero por lo que probablemente será más recordado es por su lucha para recuperar las vías pecuarias, la ganadería extensiva y defender a los últimos trashumantes frente al arrollador modelo actual basado en una ganadería industrial, insostenible y desarraigada. Por el contrario, Suso defendía a ultranza el pastoreo estacional como una pieza clave, totalmente actual, de nuestra cultura y nuestra historia que había que rescatar. Y nuestros 125.000 kilómetros de vías pecuarias los defendía como una infraestructura única en el mundo y un arma estratégica para mitigar el cambio climático y adaptarnos a los impactos que están por llegar, para producir alimentos de calidad reduciendo el consumo de agua, piensos y energía, y para combatir el abandono rural y el desmoronamiento de la cultura tradicional. Para ello fundó organizaciones conservacionistas enfocadas a este objetivo, como Concejo de la Mesta y Trashumancia y Naturaleza, y se convirtió en un pastor más que cada año se ponía en marcha al frente del rebaño de ovejas, cabras o vacas para transhumar en busca de nuevos pastos entre Andalucía y Teruel o entre las dehesas de Extremadura y los puertos de León.

Durante tres décadas, con frío o calor, sol y nieve, Suso recorrió las cañadas y cordeles de España para denunciar su urbanización o la invasión por la agricultura o las carreteras y reclamar la recuperación de

este bien público para el uso y disfrute de toda la sociedad. Por eso cada año Suso irrumpía en Madrid atravesando el corazón de la ciudad con cientos de ovejas y cabras, recordándonos que todos descendemos de pastores, que la trashumancia es parte de nuestra tradición colectiva y el derecho ancestral de los rebaños sobre los coches a transitar.

Finalmente, este mes de diciembre la Unesco ha inscrito la trashumancia como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por “contribuir a la inclusión social, al fortalecimiento de la identidad cultural y a los lazos entre familias, comunidades y territorios”, un reconocimiento merecido a la vida de Jesús Garzón y a la de los últimos nómadas del mundo que aún practican esta forma de vida tan revolucionaria como ancestral.

Hay personas que dejan huella, personas que no se van. Suso siempre estará en cada pastor que trashuma, en cada esquila que suena y en cada nueva voz que se alza en defensa de la naturaleza salvaje y de la vida al aire libre y sin domesticar. Descanse en paz.

martes, 19 de diciembre de 2023

Trashumancia, Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad. 6 de diciembre 2023

Una Protección mundial a la trashumancia, 
un tesoro en peligro por el cambio climático y el abandono.

Trashumancia, una economía acorde con la naturaleza.

En España desde el siglo XIII, la trashumancia es la fórmula ganadera de pastoreo tradicional que mueve los animales según las estaciones, Ahora es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, según ha comunicado la Unesco, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Este reconocimiento ha sido aprobado el 6 de diciembre 2023 en la decimoctava sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial que se desarrolló en Kasane, República de Botsuana.

La declaración del deber de protección de esta forma de ganadería se extiende a una decena de países europeos: Albania, Andorra, Austria, Croacia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Rumanía y España.

Ya en abril de 2017 el Gobierno de España declaró a la trashumancia Patrimonio Cultural Inmaterial de España. Fue,  a propuesta del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, esa la declaración de la trashumancia como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.

 Para facilitar este trasiego de los ganados, no solo ovejas, España cuenta con 125.000 kilómetros de vías pecuarias que cubren todo el territorio peninsular y de las islas, que ponen de manifiesto que la trashumancia es una práctica extendida por todas las comunidades autónomas.

La Unesco destacó el papel de los ganaderos en la “documentación, la transmisión y la promoción” de la trashumancia, así como el impacto económico y social en los países donde se practica. También remarcó que esta modalidad de pastoreo es beneficiosa para los ecosistemas, ya que contribuye a preservar las razas locales y mejorar la fertilidad del terreno.

La trashumancia en España y en el mundo constituye en la actualidad un patrimonio vivo. Además de haber contribuido a conformar la identidad cultural de muchos territorios, la actividad trashumante ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad.

La trashumancia destaca es una “práctica ancestral que implica prácticas sociales y rituales relacionados con el cuidado, la cría y el adiestramiento de los animales, así como la gestión de los recursos naturales”. Ha sido “transmitida de manera informal en el seno de familias y comunidades, y refuerza la identidad cultural y los lazos entre familias, comunidades y territorios, al tiempo que contrarresta los efectos de la despoblación rural”.

A su vez, la trashumancia porta las manifestaciones de la tradición oral, la artesanía y las técnicas de pastoreo tradicional, así como la ordenación de los pastos en el marco del derecho consuetudinario son elementos de la cultura trashumante que esta actividad ayudó a transmitir a su paso por los diferentes y distantes territorios peninsulares. De esta manera, “la trashumancia ha sido tradicionalmente un mecanismo de intercambios culturales entre los diferentes territorios de la Península”.

Al mismo tiempo, se destaca que través de la amplia red de vías pecuarias, se produjo la transmisión de noticias y conocimientos, resultando que a lo largo de los diferentes territorios se genera una cierta homogeneidad cultural derivada de las interrelaciones sociales y culturales que este pastoreo producía. La actividad ganadera trashumante ha aunado históricamente el aprovechamiento de los recursos naturales y el ganado mediante la “denominada cultura pastoril trashumante, produciendo interrelaciones familiares, sociales, económicas, patrimoniales y biológicas y modelando y contribuyendo a la cohesión y vertebración del paisaje peninsular”.

La primera regulación legal en España de la trashumancia data de 1273, y la legislación legal vigente data de 1995, donde se protegió de forma especial las rutas trashumantes tradicionales que atraviesan el territorio peninsular e isleño.

sábado, 16 de diciembre de 2023

El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2023: Revelar el verdadero costo de los alimentos.

Pague tres pero nos cuesta siete. 
El gran desfalco alimentario:
Al salir de un comercio conocemos lo que marca el ‘ticket’ de compra, 
pero a esta cantidad han de añadirse gastos ocultos sanitarios, ambientales y sociales,
no contemplados en esa factura/recibo.

Por cada tres euros que pagamos al salir del supermercado de turno, 
tenemos que añadir cuatro euros más de costes invisibles.

Siempre se ha dicho que, si el sistema económico actual es "rentable" 
y si "funciona",  es porque no paga lo debe:
porque en el precio de venta no incorpora todos los costes de producción.
si lo hiciera se derrumbaría él solito.

Y esto no solo es aplicable a los alimentos: agricultura, ganadería...

El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2023.


La administración española nos dice que, de promedio, gastamos en alimentación casi 1.600 euros al año por persona. En cambio, Naciones Unidas sostiene que en España esta cifra asciende a casi 3.800 euros. 
¿A qué se debe este desfase? A nivel mundial, esta diferencia supone cada día unos 35.000 millones de dólares, 
pero ¿por qué nadie va a la cárcel por este descomunal desfalco?

Las cifras las acaba de publicar la FAO, el organismo de Naciones Unidas encargado de los temas alimentarios, en el informe El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2023. Revelar el verdadero costo de los alimentos para transformar los sistemas agroalimentarios. Como dice el subtítulo, en él se aborda un aspecto clave para quienes cuestionamos el modelo alimentario globalizado: el coste real de los alimentos. Porque, si bien al salir de un comercio conocemos el coste monetario de nuestra compra –lo que marca el ticket–, a éste habría que añadirle otros gastos que, aunque no nos lo parezca, también acabamos pagando y que podemos agrupar en sanitarios, ambientales y sociales.

Imagen de recurso de supermercado. / Pixabay
En este detalladísimo estudio, los costes ocultos sanitarios se cuantifican a partir de las pérdidas de productividad laboral que provocan enfermedades derivadas de malos hábitos alimentarios, como la obesidad, y que a nivel mundial representan el 73% de toda esta contabilidad enmascarada. En el caso de España, para el año 2022, significa una cantidad aproximada de casi 80.000 millones de euros, que representaría nada menos que el 6% del PIB nacional. Este porcentaje aumentaría aún más si se contabilizaran los costes directos de los tratamientos de estas patologías que se asumen desde la sanidad pública.

Los costes ambientales que pagamos entre todas, pero que no aparecen en las facturas, representan según este estudio algo más del 23% del total, y se calculan en función de las pérdidas agrícolas y de servicios ecosistémicos causadas por las emisiones de gases de efecto invernadero y nitrógeno, la escasez de agua y los cambios en el uso del suelo, y en función de las pérdidas de productividad provocadas por la contaminación del aire, la contaminación del agua y su escasez. En el caso español, la suma de este capítulo representaría un total aproximado de 23.800 millones de euros.














Gráfico extraído del informe de FAO.

Por último, los costes sociales se calculan a partir de las pérdidas de productividad asociadas con la desnutrición y el coste social de eliminar la pobreza a lo largo de la cadena de valor alimentaria. Estos costes, lógicamente, son más altos en países de rentas bajas, donde llegan a alcanzar el 14% de su PIB. En nuestro país, su valor proporcional es mucho más bajo, pero aún así, crematísticamente representaría 62 millones de euros en un año.

Por cada tres euros que pagamos al salir del mercadona de turno, tenemos que añadir cuatro euros más de costes invisibles.

Decíamos al principio que, según el Ministerio de Agricultura, en promedio en España gastamos 1.597 euros por persona al año en la compra de alimentos. Si tenemos en cuenta la Contabilidad de Costes Reales de la alimentación (CCR), como le llama la FAO, deberíamos añadirle un total de 2.183,41 euros más, es decir, el gasto anual per cápita en realidad sería de 3.780 euros. Esto equivaldría a interiorizar que por cada tres euros que pagamos al salir del mercadona de turno, tenemos que añadir cuatro euros más de costes invisibles.

Seguramente sin pretenderlo, el informe de la FAO lleva directamente a señalar a quienes se debería imputar estos costes, este desfalco astronómico, pero dado que hablamos de las poderosas corporaciones de la agricultura y la alimentación industrial, es fácil deducir por qué ni se les nombra, ni se les acusa, ni se les juzga. Y siguen en libertad.

Y claro, en los lineales de los supermercados convencionales no encontraremos propaganda que diga: pague tres pero le cuesta siete. Sus estrategias de marketing no pasan por decir la verdad. En cambio hay otras agriculturas y otras alimentaciones que no solo no engañan en el precio, sino que al estar basadas en cuidar la tierra y multiplicar la biodiversidad, producen beneficios incalculables, ya que no hay cifras capaces de expresar el valor que tiene proteger la vida en el planeta.

 

Gustavo Duch

Licenciado en veterinaria. Coordinador de 'Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas'. Colabora con movimientos campesinos. 

jueves, 19 de octubre de 2023

Científico europeo propone incorporar ganado para cuidar el ambiente.

El metano es el precio a pagar para beneficiarse de este servicio altamente eficiente”.

"Es fundamental contrarrestar desde la ciencia el concepto apresurado de que 
el ganado debe ser excluido de la agricultura por sus emisiones de metano. 
Es más, volver a acoplar la ganadería al sistema de cultivos con una carga adecuada 
debería absorber este impacto negativo, ya que existe un equilibrio entre la liberación de metano 
y su contribución a una drástica reducción de las emisiones asociadas al uso de fertilizantes”.

A contramano de la opinión pública, Gilles Lemaire destaca la importancia de los sistemas mixtos por sus efectos en el reciclaje de nutrientes y en la fertilidad del suelo, lo cual reduce las emisiones por el uso de fertilizantes en los cultivos.



El Dr. Gilles Lemaire, referente del Instituto de Investigación Agropecuaria de Francia (INRA) presentó una visión disruptiva en el 46º Congreso de la Asociación Argentina de Producción Animal (AAPA), que se contrapone a la movida ambientalista de la sociedad europea. En este marco propuso reincorporar el ganado a los sistemas de cultivos -como ocurría en tiempos históricos- con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de los recursos hídricos, asociados con el uso de fertilizantes industriales. 
Desde Valor Carne (Argentina) reproducimos su presentación que respalda desde la ciencia la estrategia de los sistemas agroganaderos integrados del país.

¿Cómo se construyeron los suelos fértiles? “Se desarrollaron a lo largo de los períodos geológicos. En un ecosistema natural, los nutrientes minerales disponibles para las plantas (P, K, micro y oligoelementos) son provistos mediante un proceso de erosión muy lento del lecho rocoso. En cambio, el nitrógeno (N) se acumula a través de la fijación simbiótica o sin intervención de los seres vivos desde la atmósfera”, explicó Lemaire en el encuentro que se realizó recientemente en Pergamino, bajo el lema de “Innovaciones para sistemas sustentables”.

En cuanto a la vegetación, agregó que existe un reciclaje interno de nutrientes durante la senescencia foliar y el 80% de los mismos queda como reserva para un nuevo período de crecimiento, mientras que el 20% regresa al suelo con las hojarascas y raíces. Esta fracción ingresa a la materia orgánica fresca y, a través de la actividad microbiana, se transforma en nutrientes disponibles que son reutilizados por las plantas y por las comunidades microbianas del suelo.

El investigador sostiene que este sistema de reciclaje es muy eficiente porque las formas disponibles de N, como nitrato y amonio, no pueden acumularse en grandes cantidades debido a la alta competencia entre plantas y microbios. Entonces, “en tiempos históricos sus pérdidas hacia la atmósfera como óxido nitroso (un poderoso gas de efecto invernadero) así como la contaminación de los recursos hídricos fueron muy bajas”, aseveró.

¿Cómo actúa el ganado en este ecosistema? “La cosecha de forraje por parte de los rumiantes reduce el reciclaje de nutrientes de las plantas y, a la vez, se produce un reciclaje de la fracción consumida por los animales durante la fermentación ruminal. Luego las heces y las deposiciones de orina resultan con una proporción de nutrientes muy favorable para estimular la actividad microbiana del suelo”, indicó.

Esto significa una gran fortaleza para los sistemas agroganaderos. “Las comunidades microbianas del rumen y del suelo tiene un patrón genético similar lo cual acelera el ciclo de nutrientes dentro del ecosistema. Por eso, la emisión de metano debida a la digestión de la celulosa debe considerarse como el ‘precio a pagar’ para beneficiarse de este servicio altamente eficiente y no puede evaluarse únicamente por su impacto negativo”, subrayó.

Ganado & sustentabilidad

Lemaire destaca el rol del herbívoro en la sustentabilidad de los sistemas de producción. “El mayor dilema actual es que necesitamos producir más para alimentar a la creciente población mundial y, a la vez, reducir esos impactos ambientales negativos. Pero en la visión moderna se considera al ganado como un disturbio por la emisión de gases de efecto invernadero”, planteó.

Sin embargo, en los inicios de la agricultura los herbívoros actuaban como catalizadores del reciclaje de los nutrientes. “Luego, en la Edad Media, ante la necesidad de aumentar la productividad de los suelos, se incorporaron leguminosas que fijan nitrógeno, aunque entonces la limitante estaba en las deficiencias de fósforo y potasio, entre otros. Después de la Segunda Guerra Mundial, la producción industrial de fertilizantes en gran escala dio como resultado el abandono progresivo del ganado para mantener la fertilidad del suelo”, contó aludiendo a las causas que llevaron al desacople entre ganado y cultivos.

Desde entonces, los sistemas de producción agrícola intensiva se basan en el uso masivo de fertilizantes que “inevitablemente conducen a emisiones de óxido nitroso y a la contaminación de los cursos de agua con nitrógeno”.

Para el investigador estos efectos son en mayor medida consecuencia de la simplificación y homogeneidad de los modelos de uso del suelo que de un nivel de productividad demasiado alto. “Por eso, es fundamental contrarrestar desde la ciencia el concepto apresurado de que el ganado debe ser excluido de la agricultura por sus emisiones de metano. Es más, volver a acoplar la ganadería al sistema de cultivos con una carga adecuada debería absorber este impacto negativo, ya que existe un equilibrio entre la liberación de metano y su contribución a una drástica reducción de las emisiones asociadas al uso de fertilizantes”, aseguró Lemaire, refiriéndose al alto uso de estos insumos químicos en países desarrollados.

¿Y en la Argentina? Desde Valor Carne difundimos cada vez más estudios locales y experiencias de productores que demuestran los beneficios de integrar la ganadería a los sistemas agrícolas, que además utilizan niveles relativamente bajos de fertilizantes, lo cual permite producir hacienda con resultados económicos y ambientales positivos. Un camino que marca una oportunidad para la carne argentina.
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martes, 26 de septiembre de 2023

La imagen del campo en los libros de texto de Ed. Primaria: así nos va.

Los libros de texto de Educación Primaria en España 
trasladan al alumno una idea del campo a caballo 
entre la imagen clásica del agricultor hortelano 
y la de un sector que avanza en sus usos y procedimientos, 
pero a la vez se nos sitúa como uno de los actores principales 
en la contaminación del planeta.

Eso “no sólo no se ajustaba a la realidad,
 sino que atentaba gravemente contra” este sector primario.


Libros de texto de la asignatura de la asignatura Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural en Primaria
para el curso académico 2023/2024.
Efeagro/J.J.Ríos

Son algunas de las conclusiones que se pueden obtener tras analizar los libros de texto que han lanzado para este curso académico que acaba de comenzar cinco de las principales editoriales del país (SM, Santillana, Anaya, Vicens Vives y Edelvives).

Según el informe elaborado por Efeagro tras la consulta efectuada a estos libros, los contenidos en Primaria que hacen referencia al sector agroalimentario se incluyen dentro de la asignatura Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural y la mayoría se pueden encontrar a partir de tercero, cuando el escolar tiene ocho años.

Al alumno se le explica con textos breves e ilustraciones qué es la agricultura de secano y de regadío; o la ganadería extensiva e intensiva y se le indica que es el primer eslabón en la obtención de alimentos para luego transformarlos.
En ese contraste entre imagen clásica y modera llaman la atención ejemplos como presentar una fotografía del ordeño a mano de una vaca, ya en desuso, frente a otra en la que aparece un dron sobrevolando una cosecha.

Sobre la pesca, se recalca que existe la pesca fluvial, la marítima de altura y de bajura así como la “ganadería del mar” (la acuicultura) e incluso con personajes ficticios como el de la acuicultora Mariluz que cuida lubinas en una zona donde estos peces pueden “nadar y alimentarse libremente”.

Ya en sexto se incorporan en el material definiciones que han adquirido relevancia, como los alimentos de “proximidad” para explicarle al niño que son productos que se venden en mercados situados “a pocos kilómetros”, son “más frescos y más beneficiosos para la salud”; o incluso se les detalla que en agricultura ya se usan drones para un riego más eficiente.

Agente contaminante 
Si hay algo que se repite desde tercero a sexto de primaria es la idea de que el sector primario es uno de los actores responsables de la contaminación medioambiental; incluida en las unidades didácticas que abordan el cuidado del entorno y de los ecosistemas.

Uno de los casos más llamativos se recoge en tercero de primaria con un destacado en el que se informa de que la ganadería intensiva produce “el 14,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuye a la deforestación y los excrementos de los animales se filtran en el terreno y lo envenenan” para, a renglón seguido, preguntarle al escolar si cree que reduciendo el consumo de carne y apoyando la ganadería agroecológica se pude “solucionar este problema”.

Es habitual presentar a la agricultura como una de las causantes de la deforestación; así una editorial recoge que la tala “masiva” de árboles se hace para “usar la madera o para dedicar el suelo a la agricultura”; y se subraya la amenaza del uso de fertilizantes agrícolas, siendo uno de los orígenes de la “catástrofe medioambiental sucedida en el Mar Menor”, según un texto de tercero de primaria.

En algunos libros, se plasma la idea de que la agricultura es una amenaza para la disponibilidad de agua porque los riegos hacen un “consumo elevado” y eso “puede poner en peligro la cantidad disponible de este bien, además de alterar los ecosistemas”.

Sobre la amenaza que supone el sector pesquero para la sostenibilidad medioambiental, hay textos que hablan de la existencia de la “sobrepesca” y algunos de ellos la definen como la extracción de peces “usando técnicas que no controlan la cantidad ni las especies que se capturan”, lo que está “amenazando la supervivencia de muchos animales marinos”.

El sector pesquero es protagonista también de los residuos marinos y por ejemplo se asegura que el “46 % de la masa total” de los plásticos hallados en la conocida como la “isla de basura del Pacífico Norte” son redes de pescar.

Como solución a la lucha contra éstas y otras fuentes contaminantes, varias editoriales hacen alusión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) porque promueven “la nutrición de todos los habitantes del planeta y una agricultura sostenible”.

Críticas 
Esa imagen de actor contaminante no es nueva si se atiende a las quejas que han hecho públicas en los últimos años, especialmente desde el sector vinculado a la ganadería.

En marzo de 2021, por ejemplo, la Organización Colegial Veterinaria (OCV) criticó las afirmaciones recogidas en un libro de texto de 4º de Primaria en el que se aseguraba que la ganadería es “uno de los principales factores de deforestación”, algo que según los veterinarios “no sólo no se ajustaba a la realidad sino que atentaba gravemente contra” este sector primario y pedían que se revisase y cesase su distribución y uso en los centros escolares.

Más recientemente, en mayo de este año, el sector ganadero-cárnico emitió un comunicado pidiendo cambios en algunos libros de texto porque contenían información “incorrecta y no contrastada” referente a dicho sector.

viernes, 8 de septiembre de 2023

Un verano tenaz: Los paisanos no tienen respuesta ante la nueva meteorología.

He caminado por los campos, me he encontrado con muchos robles secos, 
con sus  brazos extendidos, con sus hojas por los suelos, esqueletos que apuntan a los cielos, 
pidiendo clemencia a los dioses de los muertos.

Un grupo de alcaldes de la Ribera del Tormes se han reunido, 
buscando alternativas a la actual situación.
He visto encinas que, a pesar de sus luengas raíces, no han podido encontrar agua que pudiera saciar su sed.  He caminado entre alisos y chopos que han perdido sus verdores, cubriendo las veredas de alfombras de hojarasca, dejándose vencer por la sequía y calores de este verano tenaz. El Tormes, sobre sus lágrimas camina, sin poder regar los campos, sin poder ser eficaz a esta Ribera que adora.

Los paisanos no tienen respuesta ante la nueva meteorología, ante el árbol que pierde sus frutos antes de la maduración.  Se desmorona al enfrentarse a un nuevo ciclo en el que no se podrán sembrar judías.  Se le vienen los ánimos abajo, al ver a los regajos que  pierden sus yerbas y aparecen las arenas. Maldicen a los dioses al ver sus pueblos vacíos, abocados a una nueva emigración.

Desde hace años, gran parte de la población campesina consideraba a los ecologistas como enemigos,  porque les decían que no debían cortar árboles, que había que hacer una mejor utilización del agua, que no usaran insecticidas agresivos, ni echaran veneno a los campos.
 Actualmente,  los campesinos y ganaderos están perplejos,  el cambio climático en que están inmersos les está llevando a descubrir que los ecologistas tenían razón, aunque hay algunos que se dejan seducir por los negacionistas que, apoyándose en el pesimismo, desconfianza e  insolidaridad ancestral, piensan que todo el mundo está contra ellos, que utilizan aviones que rompen las nubes e impiden las lluvias, al tiempo que expanden gases que provocan plagas y epidemias.
A pesar de estas ideas negacionistas y anticientíficas,  la naturaleza cada día nos enseña sus leyes, nos muestran sus heridas y sus respuestas.

Para encontrar soluciones, un grupo de alcaldes de la Ribera del Tormes se han reunido, buscando alternativas a la actual situación. Una de sus propuestas es impedir que, durante los meses de invierno y primavera,  parte de las aguas de las gargantas no lleguen al Tormes, sino que se distribuyan por las laderas de la sierra, con el fin de alimentar los acuíferos, para que, en forma de vasos comunicantes, encuentren las aguas su salida en las fuentes y, desde ellas, terminar en el Tormes durante los meses veraniegos.

 Esto, aunque no es una solución al problema, demuestra un cambio de conciencia, al considerar que el agua es un bien escaso.  Esto puede ser un grano de arena, aportado con muy buena intención, aunque no es la solución al problema por sí mismo.

La nueva realidad medioambiental afecta de igual manera al mundo rural y al de las grandes ciudades, es más, nos muestra un mundo inquietante, en el que la población rural seguirá descendiendo y las grandes ciudades aumentarán su tamaño y sus  problemas.

 Hemos comenzado una nueva era que nos llama a otra forma de vivir, a huir del consumismo, a construir la armonía con la "Pacha Mama". No es posible mantener este ciclón de crecimiento hasta el infinito.
   Es la hora de exigir a los poderes públicos un mejor reparto de la riqueza,  unos mejores  servicios 100% públicos, una planificación y control del consumo, que pueda llegar a los más vulnerables.
 Llegado a este punto, es necesario que cada cual  aporte los granos de  arena que sus fuerzas le permitan, conjugando derechos y deberes.

Ante el comienzo de esta nueva legislatura, es lamentable escuchar a unos, el propósito de  querer "aumentar las zonas de regadío",  a otros, "aumentar las  privatizaciones" y a nadie que se atreva a plantear medidas de " decrecimiento."
Tendremos que olvidarnos del sillón y de la caja tonta, y acudir a las movilizaciones del "Otoño  Caliente", a que nos llama COESPE, junto a todo el movimiento de pensionistas y otras asociaciones y sindicatos.
            Rufino Hernandeze

viernes, 21 de julio de 2023

La agricultura y la ganadería familiar se postulan como el mejor sistema para alimentar a la sociedad de forma sostenible.


Más de 800.000 explotaciones en España son explotaciones familiares, en las que sus propietarios son hombres y mujeres que trabajan fundamentalmente con el apoyo de sus familias. Este modelo de la agricultura y la ganadería familiar sigue siendo por tanto el mayoritario en España, pero enfrenta graves amenazas que ponen en peligro su supervivencia y requiere apoyo, a todos los niveles, para sustentar su desarrollo.

Esta es una de las principales conclusiones del Anuario 2023 de la Agricultura y Ganadería Familiar, que edita la UPA junto a la Fundación de Estudios Rurales, y en la que colaboran más de una treintena de autores y autoras de carácter multidisciplinar. Obra que ha alcanzado, con esta, las 30 ediciones, pues comenzó a editarse en 1994.

Este año, la problemática del cambio climático y sus efectos más directos en el campo, como son la falta de lluvias y los fenómenos extremos e inesperados, ha marcado en gran medida los contenidos del Anuario y de la jornada de presentación, que ha tenido lugar en el Ateneo de Madrid, con la presencia de doscientas personas, entre agricultores, ganaderos, científicos y representantes de empresas, instituciones y administraciones públicas.

LA AGRICULTURA FAMILIAR ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO

La agricultura y ganadería familiar, según queda demostrado en los datos estadísticos que recoge el Anuario y en los artículos de análisis y opinión que aglutina, son el modelo que mejor puede abordar el reto de la sostenibilidad. Sostenibilidad medioambiental, social y económica, pues como aseguran desde UPA, “no puede existir una sin las otras”.

La agricultura y ganadería familiar es un modelo “sostenible por naturaleza”, pues se basa en el aprovechamiento de unos recursos heredados para legarlos a la siguiente generación, transmitiendo al tiempo un patrimonio natural y cultural que constituye la base de la historia y la vida de los pueblos.

Desde la Fundación de Estudios Rurales han explicado que el modelo familiar de producción de alimentos mira además al futuro, asumiendo en primera persona la modernización tecnológica y la digitalización, reconociendo el papel clave que juegan y jugarán en el presente y futuro de la producción de alimentos en un contexto de escasez de recursos y población creciente.

– El Anuario 2023 se puede descargar íntegro aquí


LOS MEJORES EJEMPLOS DE AGRICULTURA FAMILIAR PREMIADOS
También se han entregado los premios 2023 de la Fundación de Estudios Rurales, que desde el año 2000 premian a personas e instituciones ejemplares en su defensa del medio rural y de la agricultura familiar. En esta ocasión, los premiados ‘Orgullo Rural’ han sido los Servicios Técnicos de UPA, la emprendedora Lara Iglesia y la pareja formada por Daniel Pellejero y María Lina Hernando.
También los profesores Manuel Parras, José María García Álvarez-Coque y José Emilio Guerrero. Además del comunicador y emprendedor Ricardo Migueláñez y del Instituto Cervantes, representado por su director Luis García Montero. El premio especial ha recaído este año, a título póstumo, en el líder agrario leonés Matías Llorente.

Reapertura de la Cafetería y Bar de Redecilla del Camino, Polideportivo Municipal, día 27 de marzo.

Según informa del Ayuntamiento de Redecilla de Camino, el bar/cafetería, ubicado en el Polideportivo Municipal abrirá todos los Fines de Sem...