Según informa del Ayuntamiento de Redecilla de Camino,
el bar/cafetería, ubicado en el Polideportivo Municipal
desde el próximo 27 de Marzo hasta el 27 de Junio,
junto con la piscina municipal.
Según informa del Ayuntamiento de Redecilla de Camino,
el bar/cafetería, ubicado en el Polideportivo Municipal
Cuando te equivocas de diana, o escupes contra el cielo.
Manifestación de agricultores en Belfort (Francia) 31 enero de 2024. / Thomas Bresson (vía Wikimedia Commons) |
Las botas pardas se tiñen del marrón del barro. Algunos dirigentes de la extrema derecha europea habrán pisado más el campo en estas últimas semanas que en el resto de sus vidas. Desde Vox hasta Alternativa para Alemania, pasando por la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen o Hermanos de Italia, las formaciones ultras pretenden instrumentalizar la actual oleada de protestas de agricultores. Y eso que promueven el mismo modelo económico que tanto malestar genera entre los campesinos: el capitalismo neoliberal.
Cuando faltan cuatro meses para las próximas elecciones europeas, esta rabia del campo aparece como un regalo caído del cielo para la ultraderecha, que ya tenía el viento en popa de cara a los comicios del 9 de junio. Si bien en 2019 las manifestaciones climáticas de los jóvenes tuvieron una incidencia en ese escrutinio y favorecieron el crecimiento de los verdes en la Eurocámara, la actual oleada de protestas campesinas aparece como un síntoma del cambio de época. Es una señal del efecto backlash (reacción conservadora) que sufre el ecologismo, pero también de los límites e incoherencias del neoliberalismo verde.
Alemania, Francia, Polonia, Países Bajos, Rumania, Italia… Es larga la lista de los Estados donde se han producido este tipo de movilizaciones, que también han alcanzado a España desde principios de febrero. La dimensión continental de esta contestación evidencia el carácter estructural de los problemas del sector primario. Los agricultores y ganaderos europeos sufren una crisis capitalista de manual. Es decir, una crisis de crecimiento de una actividad que se desarrolló y prosperó durante décadas gracias a su modernización e industrialización, pero que se encuentra estancada desde principios del siglo XXI. Está encerrada en un modelo productivista que ya no crece y genera malestar entre unos endeudados y empobrecidos campesinos.
En 2020, el 0,5% de las explotaciones más grandes recibió el 16,6% de los fondos de la PAC
A eso se le suman las incoherencias de las políticas agrarias de la Unión Europea. Por un lado, el hecho de dar una gran cantidad de ayudas al sector, sobre todo los 41.400 millones de la PAC, pero hacerlo sin criterios de justicia social –en 2020, el 0,5% de las explotaciones más grandes recibieron el 16,6% de los fondos, con ayudas individuales superiores a los 100.000 euros– ni climática –se reparten en función de las hectáreas, lo que incentiva una agricultura productivista y contaminante–. Por el otro, el haber renunciado a una regulación de los precios que se pagan a los campesinos y haber suprimido los aranceles sobre los alimentos de fuera de la UE, con la firma de tratados de libre comercio.
Estos factores económicos no resultan las únicas explicaciones del actual malestar agrícola –también alimentado por las sequías, el exceso de papeleo, las normas medioambientales, la competencia “desleal” de los productos ucranianos…–, pero han influido en el estallido social de esta profesión, tan desigual como precarizada.
“Queremos vivir de nuestro trabajo”, “Cuando llego a final de mes, no me queda ningún ingreso neto. Vivo gracias al salario de mi mujer”… Testimonios como estos resultan habituales entre los campesinos que han cortado carreteras en Francia.
Grupúsculos ultras se infiltran en las protestas
A pesar de ello, los grandes medios y buena parte de la clase dirigente han impuesto una interpretación mucho más simplista y parcial: el campo contra la ecología. Este diagnóstico solo tiene en cuenta las últimas gotas que han colmado el vaso –la supresión de la subvención del diésel rural en Alemania o Francia o una reducción del tamaño de las granjas en Bélgica o Países Bajos– en lugar del caudal de este malestar. También sirve para no cuestionar a la industria alimentaria y la gran distribución –una de las dianas predilectas de los campesinos movilizados– ni los dogmas económicos neoliberales, como la no regulación de los precios o los tratados de libre comercio. Y, de hecho, se trata del mismo marco discursivo de la extrema derecha.
Los grandes medios y parte de la clase dirigente han impuesto
una interpretación simplista y parcial: el campo contra la ecología.
“La ecología se lleva a cabo de manera sistemática en perjuicio de nuestros campesinos”, dijo a la cadena TF1 Jordan Bardella, número dos de la RN. Era el 20 de enero y apenas dos días después de que hubieran empezado los primeros cortes de carreteras, el cabeza de lista en las europeas del lepenismo intentaba instrumentalizar las protestas visitando una explotación ganadera en el suroeste de Francia, propiedad de simpatizantes de su partido. Ese ejercicio comunicativo no terminó de salirle bien, ya que luego se supo que esos mismos granjeros habían robado el año pasado tres hectáreas y 39 fardos de henos. Pero inauguró el desfile preferido en las últimas semanas de los dirigentes ultras: el del campo.
Ya sea haciéndose el imprescindible selfi encima de un tractor o a base de tuits, los Le Pen, Abascal o Geert Wilders quieren sacar rédito electoral a la rabia del campo. Además, militantes de grupúsculos neofascistas participaron en protestas de viticultores en Montpellier, donde hicieron proclamas de “más para nuestros campesinos y menos para los migrantes”. Y a principios de enero, el ministro de Economía alemán, el verde Robert Habeck, quedó bloqueado en un ferri en el norte del país debido a una concentración de campesinos cabreados, organizada a través de un canal de Telegram conspirativo y xenófobo.
¿La extrema derecha saldrá beneficiada?
Más que su presencia en las protestas, el riesgo de la ultraderecha es ideológico y electoral. “Desde principios de los años 2000, el auge del lepenismo se debió a su capacidad de implantarse electoralmente en los territorios rurales”, explica el historiador Edouard Lynch, especialista del mundo agrícola y profesor en la Universidad Lumière-Lyon 2, refiriéndose a la estrategia de Marine Le Pen de convertirse en la portavoz de la “Francia de los olvidados”. La mayor parte de los 88 diputados de RN en la Asamblea fueron elegidos en circunscripciones rurales en las legislativas de 2022. Es el mismo modelo “ruralista” que intenta aplicar Vox en España.
Hablar del “campo” no solo sirve para intentar seducir electoralmente a los campesinos –el 30% de ellos votó a Le Pen o Zemmour en la primera vuelta de las presidenciales de 2022, un porcentaje parecido a la media del país–, sino también a todos los habitantes de los territorios rurales y periurbanos. Ellos ya habían estado sobrerrepresentados a finales de 2018 en la revuelta de los chalecos amarillos, que marcó asimismo la campaña de las europeas del año siguiente.
El Movimiento Campesino Ciudadano fue la primera fuerza en las elecciones provinciales de Países Bajos el año pasado
¿La ultraderecha sacará un rédito electoral a este malestar del campo? “Me cuesta imaginar que no lo vaya a hacer”, reconoce el politólogo Guillaume Letourneur. Sin embargo, este especialista de la implantación rural de RN matiza que “esto dependerá de la oferta electoral en las europeas”, en las que el presidente de la Federación de los cazadores, Willy Schraen, liderará un nuevo partido ruralista.
“Quizás será esta lista la que saldrá más beneficiada por las protestas”, sostiene Letourneur. Este nuevo partido francés se inspira en el Movimiento Campesino Ciudadano, que dio la sorpresa en Países Bajos y se convirtió en la primera fuerza en las elecciones provinciales en marzo del año pasado. La candidatura de la España Vaciada también pretende dar la sorpresa en los comicios de junio.
Demonizar la ecología sin caer en el climato-escepticismo
La derecha mainstream –desde la CDU en Alemania hasta el PP en España, pasando por el macronismo en Francia– sigue con inquietud esta evolución del electorado rural. Esto ha provocado que haya endurecido su discurso contra el ecologismo. El presidente del Partido Popular europeo, el alemán Manfred Weber, ya se había opuesto el año pasado con claridad al Green Deal (Pacto Verde) de la Unión Europea, a pesar de que esa batería de medidas ha quedado descafeinada ante la influencia de los grupos de presión. “El gran problema es el Green Deal y su visión claramente basada en el decrecimiento”, ha denunciado recientemente el presidente de la FNSEA (principal organización agrícola en Francia), Arnaud Rousseau, conocido por poseer más de 700 hectáreas.
Aunque la ultraderecha se presenta como defensora de los pequeños campesinos,
en realidad respalda las políticas que alimentan su malestar.
“Ante cada dificultad, ustedes se dedican a señalar a los agricultores” y los presentan “como delincuentes, contaminadores de nuestras tierras y como los torturadores de los animales”, reprochó el primer ministro francés, Gabriel Attal, a una diputada verde en la Asamblea Nacional. En lugar de hablar de “competencia desleal”, señalar a la gran distribución o cuestionar la desregulación de los precios, el Gobierno de Emmanuel Macron ha acusado de este malestar agrícola a los ecologistas. Ha sacrificado varias medidas medioambientales, como el final progresivo de la subvención del diésel rural o un plan para reducir el uso de pesticidas, para responder a la rabia del campo.
Esta reacción representa, sin duda, una victoria ideológica para la extrema derecha. Intentando distanciarse de los discursos climatoescépticos, el lepenismo (y también los ultras en otros países) afronta el debate sobre el cambio climático con una nueva estrategia. Lo plantea como una confrontación entre el “falso medioambiente” punitivo, que defienden los tecnócratas de Bruselas y los “burgueses” urbanos que votan a la izquierda, y el “verdadero medioambiente” de los campesinos y cazadores. Una posición puramente retórica y llena de contradicciones, pero que también ha abrazado una parte de la derecha clásica.
Aunque la ultraderecha se presenta como la defensora de los pequeños campesinos ante Bruselas, en realidad respalda aquellas políticas que alimentan el malestar del sector primario. Votó en la Eurocámara, a finales de 2021, los fondos de la PAC, repartidos sin criterios de justicia social ni climática. También ha respaldado recientemente acuerdos de libre comercio con Chile o Kenia. En cierta manera, la rabia del campo refleja la paradoja en que se encuentra atrapada Europa: un continente enfermo de un neoliberalismo que nutre el voto a la ultraderecha. Y eso que esta defiende el mismo modelo que alimenta el descontento
Los pueblos de la mancomunidad Oca-Tirón se han unido para exigir a las administraciones correspondientes algunos servicios básicos que les faltan a sus vecinos en el día a día.
Así, solicitarán que el transporte a la demanda llegue a todas las personas de esta zona y que eso mismo ocurra con el autobús bancario. Estas reivindicaciones se suman a la que ya se plantearon hace un tiempo para mejorar el firme de cinco carreteras y con las que ahora se volverá a insistir para conseguir alguna solución.
La «desertización bancaria» se alza como una de las principales preocupaciones de este entorno y por ello se propone como alternativa que pueda circular por los pueblos el autobús de la Diputación y CaixaBank para este fin. Desde la mancomunidad se presentó hace un tiempo la moción a la Diputación, a la Junta y a las entidades CaixaBank, Caja Rural, Ibercaja, BBVA y Banco Santander.
«Nuestra zona se queda un poco desolada en cuanto a los bancos se refiere», explica Noemí González, presidenta de la mancomunidad y concejala de Belorado. Solo han obtenido respuesta del BBVA, que planteó un servicio a domicilio si les aseguraban un número mínimo de clientes. Esta opción no se consideró viable al no poder asegurar que operase un elevado volumen de gente con dicha entidad, aunque agradecen la propuesta.
En cuanto al autobús a la demanda aún quedan muchas zonas de la provincia donde la Junta no ha llegado, pese a que se lleva solicitando desde hace tiempo. Los pueblos que van al centro de salud de Briviesca, por ejemplo, sí cuentan con este servicio. Sin embargo, aquellos que pertenecen a Belorado aún no disponen de ello para ir al médico, a la unidad de respiro o a las compras. Hay muchas personas mayores y con esta medida se evitaría que tengan que pedir ayuda continuamente para desplazarse, manifiesta González.
Algunas vías de comunicación también suponen un problema y por ello insistirán a la Junta de Castilla y León para mejorar el firme de la BU-710 (Belorado-Briviesca); de la BU-703 (Villafranca Montes de Oca-N-I); de la BU-701 (BU-703 en Villalmóndar-N-I); y de la BU-704 (Tosantos- Villalómez). De las dos primeras reciben numerosas quejas por el peligro que suponen y por los accidentes que se producen en ellas, así que se consideran muy urgentes. Mientras, a la Diputación solicitan el arreglo de la BU-P- 7101 (Belorado-Haro).
Por otro lado, la presidenta de la mancomunidad expone que en la última reunión mantenida se informó de la adquisición de un nuevo camión de recogida de residuos. El presupuesto aprobado inicialmente para este 2024 ascenderá a 162.300 euros, de los que 116.200 irán para gastos de personal y 46.100 se enmarcan en el apartado de bienes corrientes y servicios.
Planes provinciales. Los municipios burgaleses recibirán en 2024 y 2025 un 25% menos de Planes Provinciales, ya que se distribuirán 34 millones de euros frente a los 23 de la última anualidad. La decisión de la Diputación de Burgos parece que no ha sentado nada bien en el medio rural y unas cuantas voces ya han expresado su malestar. En Oca-Tirón son varios los ayuntamientos enfadados por esta razón y por ello desde la mancomunidad se determinó elaborar un borrador de reclamación que sirva de base para que los pueblos puedan enviarlo a la institución provincial. En las últimas semanas también Quintanadueñas, una de las localidades con más habitantes de la provincia, mostró su enfado y presentó una moción que incluso apoyó la concejala del PP.
De esta mancomunidad forman parte Alcocero de Mola, Arraya de Oca, Bañuelos de Bureba, Bascuñana, Belorado, Carrias, Castildelgado, Cerezo de Río Tirón, Cerratón de Juarros, Espinosa del Camino, Fresneña, Fresno de Río Tirón, Ibrillos, Redecilla del Camino, Redecilla del Campo, Santa María del Invierno, Tosantos, Valle de Oca, Villaescusa la Sombría, Villafranca Montes de Oca, Villambistia y Viloria de Rioja. Como detalla González, los pueblos más pequeños se verán especialmente perjudicados por el nuevo reparto de dinero debido a que este se trata de su principal -y a veces el único- ingreso con el que cuentan para ejecutar sus inversiones.
Así, se destacaba en el primer diario francés el pasado 17 de enero la lucha de los agricultores alemanes, no de los franceses, en defensa de sus intereses (“L’Allemagne gagnée par la peur du deéclassement. “Scholz affronte la colère des agriculteurs”). Y el jueves 25 de enero, de nuevo portada, esta vez las reivindicaciones de los agricultores franceses, que se mantienen hasta hoy (“Agriculteurs: pourquoi la crise s’aggrave”). Y así durante toda esta última semana (sirva como ejemplo: https://www.lemonde.fr/economie/article/2024/01/20/partout-en-europe-la-colere-des-agriculteurs-gagne-du-terrain_6211913_3234.html?lmd_medium=email&lmd_campaign=trf_newsletters_lmfr-[a-la-une]-20240120-[zone_edito_1_titre_1]&M_BT=38915310877151).
Conviene destacar, en primer lugar, que en el país vecino lo que pasa en el campo influye en la sociedad. Lo reflejan los medios de comunicación generalistas, pero también forma parte del debate político al más alto nivel y de las preocupaciones que la sociedad considera como propias. No son de extrañar las palabras del primer ministro francés del pasado viernes: “Francia, sin la agricultura, no sería Francia”.
Envidia sana desde España, donde nos olvidamos frecuentemente de quienes producen los alimentos, excelentes, por cierto, que nos dan la mayor seguridad alimentaria del mundo. Son ellos, además, los que viven en nuestro medio rural, generan la actividad económica y el empleo imprescindibles para su futuro, y conservan el medioambiente y el territorio.
En segundo lugar, la protesta de los agricultores alemanes es muy sintomática de la sensación de todos los agricultores europeos en estos momentos complicados. Ante la intención del gobierno, y sin entrar en detalles, de gravar con una nueva tasa los tractores y otros vehículos agrícolas, y eliminar la bonificación al gasóleo agrícola, los agricultores han sido capaces de parar Berlín y mandar un mensaje de fuerza, que ha contado con el apoyo mayoritario de la sociedad alemana. Y han torcido el brazo al ejecutivo alemán, que ha dado marcha atrás en la primera de las medidas propuestas, y ha decidido reducir las ayudas al gasóleo de manera progresiva hasta 2026, y no de golpe en 2024.
El contagio de los últimos días a la agricultura francesa ha puesto en alerta a su gobierno, que se enfrenta a una de las mayores protestas de los últimos años. En España, hay que decirlo, la situación es distinta. Se han mantenido las bonificaciones al gasóleo agrícola (exención del impuesto especial de hidrocarburos) y 2023 ha sido el año con más ayudas directas con fondos nacionales al sector agrario en España, haciendo del actual gobierno el que más ha apostado por los agricultores y ganaderos en momentos de dificultad. Los datos son objetivos. Y tozudos.
No obstante, las protestas podrían extenderse. No es solo una cuestión de las dificultades coyunturales. Es también la necesidad, y parece que tímidamente empieza a entenderlo así la Comisión Europea, de repensar la PAC. Si uno de los objetivos principales de la PAC es conseguir a través de esta política unos beneficios ambientales concretos, si los agricultores y ganaderos no se sienten concernidos porque sus esfuerzos son inútiles para alcanzar algunas metas o las ayudas como contraprestación son insuficientes, estos no se alcanzarán. Y la PAC no servirá.
No sólo debe repensarse la PAC, para lo que será muy interesante el dialogo estratégico sobre el futuro de la agricultura europea, lanzado por la presidenta de la Comisión, von der Leyen, el pasado jueves, sino que hay que desterrar la percepción, cada vez mas extendida, de que son los que menos tienen los perdedores de la transición ecológica. En este grupo se sitúan muchos agricultores y ganaderos, que sienten que las nuevas políticas les perjudican. Para cambiar esta sensación, es necesaria una mayor pedagogía, y un nuevo modelo de ayudas en la PAC, que proteja a los que más lo necesitan, frente a los retos de la necesaria transición ecológica, a los que deben hacer frente en sus explotaciones.
Y también hay que reivindicar el papel esencial de los agricultores, su valoración y reconocimiento social. Es urgente hacerlo. España, igual que Francia, no puede entenderse sin la agricultura. Y esta verdad hay que contarla. Y defenderla.
Al mismo tiempo, parece muy urgente afrontar un cambio hacia un modelo de beneficiarios que responda al concepto de explotación familiar. No puede ser que las ayudas públicas se distribuyan sin tener en cuenta el modelo de negocio y las multifuncionalidades evidentes del tipo de explotación que nos ocupa, frente a otros, legítimos, pero que no deberían contar con los mismos apoyos públicos.
Por otra parte, la simplificación de la política, lejos de haberse conseguido en esta reforma de la PAC en España, es también acuciante. No puede ser que para gestionar una explotación familiar se necesiten apoyos profesionales externos hasta el punto de poner en riesgo la rentabilidad de la explotación. Las exigencias para las explotaciones familiares, generalmente pequeñas y medianas, no pueden ser las mismas que para grandes grupos inversores. Urge pues un cambio de planteamiento.
Se acerca la fecha de las elecciones al parlamento europeo y la agricultura tiene que contar. También en España. La PAC supone un tercio del presupuesto comunitario y sigue siendo una de las políticas más comunes. Su importancia es muy grande en nuestro país, el segundo Estado Miembro en cuantía de ayudas de la PAC, gracias a las cuales, España es un beneficiario neto de fondos europeos (recibe más fondos de los que aporta al presupuesto comunitario).
Los agricultores y ganaderos se están dirigiendo a los partidos políticos de toda Europa. También a los españoles. Y sus reivindicaciones tienen el apoyo del conjunto de la sociedad europea. Es sin duda un buen momento para impulsar la valoración social del sector. Y un excelente momento para que se escuche la voz del campo desde la política.
Es hora, pues, de cambiar el paradigma del sector agrario en España. Ha llegado el momento de tener en cuenta a los agricultores y ganaderos. De escucharlos.
Desde las dehesas de los Montes de Ayago (1.220msnm) esta es una vista de la Sierra Demanda norte riojana. |
Se trata de preservar estas maravillas. Ese es el haya, el árbol comarcano que ha representado a la Provincia de Burgos durante muchos años, en uno de sus carteles publicitarios más exitosos. |
Las actuaciones en Burgos, se realizarán en los municipios en los que se llevarán a cabo estas intervenciones son Cascajares de Bureba, Condado de Treviño, Miraveche, Pancorbo, Santa Gadea del Cid, Miranda de Ebro, Bozoo, Bascuñana, Belorado, Espinosa del Camino, Fresneda de la Sierra Tirón, Fresneña, Ibrillos, Valle de Oca, Pradoluengo, Santa Cruz del Valle Urbión, Rábanos, Redecilla del Camino, Castildelgado, San Vicente del Valle, Valmala, Viloria de Rioja, Villafranca Montes de Oca, Villagalijo y Tosantos.
Las acciones principales se centran en tratamientos selvícolas preventivos para reducir el riesgo de propagación de incendios, como desbroces, gradeos, podas, clareos y fajas auxiliares. También se llevarán a cabo tratamientos selvícolas de desembosque en árboles completos, así como su apilado, para su aprovechamiento como biomasa.
Tráfico en el puerto de La Pedraja, con el habitual trasiego de camiones. JUSTO RODRÍGUEZ, L.R. |
Puente hacia los Montes de Ayago, vista inversa (de sur a norte); a la dcha. se ve la torre de la iglesia de RdCmn. Foto: Jesús J. Matías. D.B. |
Poco a poco se empieza a intuir por dónde circularán los vehículos dentro de unos años. En la imagen, el enlace a la altura de Castildelgado, Bascuñana y Redecilla del Camino (al fondo), donde se está ejecutando una rotonda. - Foto: Jesús J. Matías |
Puente sobre el río Reláchigo |
Es precisamente este el que está algo más avanzado, con el paso superior ya ejecutado y las dos rotondas anexas planteadas. Esta semana se ha imprimido una primera capa de cal en una de ellas para asentar el terreno. Este es el actual epicentro de los esfuerzos de los contratistas. En el del territorio riojano (Grañón) se está empezando con la cimentación y de la estructura superior que permitirá salvar el trazado de la N-120. Del mismo modo, ya se ha ejecutado el desvío para que los vecinos de dicha localidad puedan acceder y salir de su municipio. Se trata de uno de los puntos más complejos de la construcción de esta infraestructura.
:::: La versión de La Rioja es más optimista que la de los Burgos.
Enlace 1º Riojilla Burgalesa. Se aprecian Bascuñana, Quintanar de Rioja, el Rebollar y la ermita de Ayago. |
"Un verano al esprint en el tramo riojano de la A-12. Los trabajos del tramo entre Santo Domingo y Villamayor del Río, que tenían que haber concluido en marzo de 2023, avanzan con octubre de 2024 como fecha final... "
Comentario:
Resulta muy curioso que los diarios de Burgos, cuya Demarcación de Fomento no ha hecho aún ni un solo klm de esta autovía de la que es responsable en 3 de los 4 tramos en los que está divida la A-12 entre Grañón y Burgos, y que en la vieja y maltratada N-120 no ha hecho ninguna inversión de calado en los últimos 50 años (salvo algún puente por ejemplo en Redecilla del Camino, alguna rotonda, algún empalme más seguro...)(ni una sola circunvalación a ningún pueblo, ni un solo klm de carril para vehículos lentas en la subida a La Pedraja...), que esos periódicos no paren darle caña al actual Gobierno de la Nación. Llevan en los dos últimos años más de 7 artículos criticando los retrasos del único tramo que se está haciendo, y que lo hace La Rioja. Podrían pensar quiénes han frenado el desarrollo de esta comarca desde Burgos, en qué va a hacer Burgos con los 3 tramos que son de su incumbencia...
Ya está bien que los que no hacen nada por la Comarca, que tienen desde hace casi 30 parada toda la obra, no dejen de quejarse de los atrasos de un tramo que gestiona la Demarcación de Fomento de la Rioja...
Por qué no aclaran de una vez qué es lo que hay en Burgos, por qué no tienen nada que ofrecer para los 3 tramos que tiene de desarrollar Fomento / Burgos?.
Como decían un comentario en La Rioja: he ido de Logroño a Huelva y el único tramo sin autovía es en el que he ido de Sto. Domingo de la Calzada a Burgos...
V.B.S.
Según informa del Ayuntamiento de Redecilla de Camino, el bar/cafetería, ubicado en el Polideportivo Municipal abrirá todos los Fines de Sem...