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viernes, 25 de febrero de 2022

La mejora de la conectividad en las zonas rurales es una necesidad y un derecho, pero no logrará por sí sola evitar la despoblación.

Es una cuestión de derechos, de igualdad y de equidad, garantizando la accesibilidad y la conectividad. 
Ni internet ni ningún otro factor o actuación en solitario, 
y mucho menos a través de visiones cortoplacistas.
Esta es una de tanta variables que hay que "arreglar".


Shutterstock / Evgeniya Uvarova

Durante las últimas décadas, se han ido presentando acciones y medidas contra la despoblación del medio rural español.

Se ha hecho hincapié en el empleo. Se ha incidido en que era necesario crear nuevos trabajos y diversificar las actividades. Sin embargo, muchos trabajadores se desplazaban al medio rural mientras residían en ciudades pequeñas y medianas, gracias en parte a las mejoras de las comunicaciones.

Se insistió en que era necesaria la ampliación de la cartera de servicios públicos para atraer y fijar población, hecho indiscutible. Pero, de nuevo, estas medidas, que pueden ser mejorables, no han frenado la despoblación.

Uno de los momentos más interesantes en este sentido llegó con el turismo rural. Era una vía que apostaba por la diversificación de las actividades económicas y productivas, en un contexto de transformación del propio sector turístico. Pero el turismo tampoco fue la solución a pesar de su importancia en la generación de empleo y en la puesta en valor del territorio, entre otros aspectos.

La brecha digital en el mundo rural

En la actualidad, la digitalización es una de las líneas centrales entre las medidas para frenar la despoblación y revertir la situación del medio rural.

Ya antes de la pandemia de covid-19 se hacía hincapié en que una de las principales debilidades de no pocos pueblos era la baja calidad de la conectividad a internet, la inexistencia de banda ancha e, incluso, la imposibilidad de acceso a la red. Las causas fundamentales eran la accesibilidad y las dificultades del terreno de esas zonas. De esta forma, personas, familias y actividades que podrían estar interesadas en establecerse en el medio rural, no lo harían en parte por esta cuestión.

Sin embargo, no debe perderse de vista que hay una trascendencia mayor en esta situación ya que se generan escenarios de desigualdad vinculados al acceso y uso de internet. Las noticias sobre municipios sin acceso a internet o con graves dificultades han estado presentes en los medios de comunicación. La imagen más frecuente era la de la búsqueda de puntos concretos donde llegase la cobertura de la señal.

Internet, ¿la solución definitiva?

Planes y estrategias, desde Europa hasta las Comunidades Autónomas, incidían en superar la brecha de acceso a las telecomunicaciones que lastraba las posibilidades del medio rural.

La pandemia de la covid-19 se presentó como una oportunidad para captar teletrabajadores en estas zonas. Pero, de nuevo, regresamos a ese “solucionismo” que podemos extrapolar a lo que anteriormente había ocurrido con el turismo, con los servicios y con el empleo. Es decir, se vuelve a pensar y a transmitir que, a través de una acción específica y sencilla, se va a resolver un problema complejo y en el que intervienen numerosos factores y variables.

Que internet llegue a todos los lugares en igualdad de condiciones y con calidad es un derecho. No estamos hablando de un capricho. Al contrario, es una necesidad.

El cierre de centros educativos en el comienzo de la pandemia mostró un escenario que se puede extrapolar, en parte, al medio rural. Por una parte, se constató la importancia y potencialidad de internet en dicha situación. Pero, por otra, se evidenció que no solo había brechas de uso sino que persistían las de acceso, parte de las cuales se creían superadas. Además, una de las enseñanzas más importantes que se puede extraer de esa situación es la necesidad de no caer en el citado “solucionismo” tecnológico, ya que había más factores que no se habían tenido en cuenta.

La digitalización no es suficiente

En el caso del medio rural y el acceso a internet, debe partirse de ese derecho ya señalado. Es una cuestión ya no de igualdad sino de equidad. Pero, hay que evitar caer en visiones simplistas y reduccionistas sobre esta realidad. Es decir, por el hecho de que los pueblos cuenten con mejores conexiones a internet no se va a producir un cambio de tendencia. Ayudará, obviamente, y será un valor a tener en cuenta, ya que las dificultades de conectividad puede que no supongan un factor desmotivador para ir al medio rural. Y esto se puede aplicar tanto para residir como para desarrollar una actividad.

Sin embargo, esta medida debería ir acompañada de otras más estructurales y que no se van a dar en el corto plazo. Una de ellas es compleja ya que atañe al cambio de valores y mentalidades. Es decir, que aumente el número de personas que quieran residir en el medio rural. Pero para ello deben también generarse actividades productivas o que las existentes, especialmente en el caso del sector primario, no estén sujetas a los condicionantes actuales. Sin estos cambios, entre otros, por mucho que mejore la conectividad y digitalización de los pueblos no será suficiente para reducir o revertir la despoblación.

Además, también tendrán que tenerse en consideración las consecuencias no queridas de la digitalización. Ya hemos señalado las brechas de acceso y de uso, intensificadas en el caso del medio rural, ya que cuenta con una población envejecida.

Hay dos ejemplos claro de este proceso: la digitalización de trámites de las Administraciones públicas y la situación de los bancos. De hecho, esta última ha tomado relevancia en los últimos meses en el medio urbano, pero en el medio rural el problema viene de atrás con el cierre de numerosos oficinas e incluso de cajeros automáticos.

Además, la forma de afrontar la digitalización en estas zonas también mostrará el tipo de medio rural que se quiere construir. Es decir, si se apuesta por la atracción de teletrabajadores, de empleos cualificados, no cabe duda que la accesibilidad a internet es imprescindible. Pero, por otra parte, se generará un medio rural que tendrá poco que ver con la vinculación al sector primario, por ejemplo. Además, en el medio rural actual conviven diferentes formas de estar y trabajar.

Por lo tanto, internet es una necesidad para el medio rural, una oportunidad para sumar valor añadido a estas zonas. Es una cuestión de derechos, de igualdad y de equidad, garantizando la accesibilidad y la conectividad. Pero internet únicamente y por sí mismo no puede solucionar la despoblación. Ni internet ni ningún otro factor o actuación en solitario, y mucho menos a través de visiones cortoplacistas.

La digitalización tiene sus impactos positivos en la vida de los individuos y en las actividades productivas. Permite una conectividad que puede facilitar el acceso a determinados servicios, venta de productos, difusión de la oferta turística, etc. Pero también cuenta con sus riesgos, como son la generación de nuevas brechas y desigualdades, o el hecho de que en internet se compite de forma global. Es un gran desafío que precisa de diagnósticos certeros, de evaluaciones y de altas dosis de realismo, evitando caer en esos “solucionismos” que tantas expectativas no cumplidas han generado.

miércoles, 20 de octubre de 2021

“Somos seres esencialmente artificiales”.

Entrevista a Roger Bartra.

León Muñoz. Telos
Roger Bartra (Ciudad de México, 1942) está considerado uno de los grandes pensadores de habla hispana, con una vida tan rica y diversa como su trayectoria intelectual. El editor Tomás Granados Salinas lo definió como una “personalidad híbrida”. Esa definición hacía referencia a sus orígenes catalanes –es hijo de los escritores exiliados españoles Agustí Bartra y Anna Murià– y, sobre todo, a su tránsito continuo por la política, el arte, la filosofía, la antropología, la neurociencia y la historia.

Roger Bartra es doctor en Sociología por La Sorbona de París y se formó en México como etnólogo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Es investigador y doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. La Wikipedia afirma que “es el investigador mexicano dedicado a las ciencias humanas, sociales y políticas más traducido al inglés (diez libros)”. También es profesor en universidades como la Pompeu Fabra en Barcelona, Johns Hopkins en Baltimore, La Jolla en California, la Universidad de Wisconsin–Madison y en instituciones académicas como Paul Getty Center en Los Ángeles y el Birbeck College de la Universidad de Londres.

En un alarde de generosidad, propia de los más sabios, respondió de inmediato a nuestra propuesta para conversar. Nos pidió una semana para reflexionar sobre las preguntas y a los tres días escribió: “He tenido unos momentos de sosiego y he podido terminar la entrevista”.

Entrevista a Roger Bartra

 ¿Cómo se encuentra? ¿Cómo ha vivido o está viviendo la pandemia?

La he aprovechado para escribir un par de libros.

¿Le ha hecho la covid-19 replantearse algunas de sus reflexiones acerca del ser humano, de su futuro, de su conciencia y de su comportamiento? ¿En qué sentido?

El coronavirus que provocó la pandemia apareció como una amenaza inmensa surgida de una película o una novela de ciencia ficción. Con el tiempo, acabamos por acostumbrarnos a convivir con un peligro cotidiano e invisible. Y, con ello, llegó la reflexión. Los grandes peligros que nos amenazaron en el siglo XX fueron, casi todos, una consecuencia de las tensiones de la vida social y política, como las dos inmensamente destructivas y mortíferas guerras mundiales.

Cuando parecía que se habían logrado apaciguar un poco los peligros sociales y políticos, y cuando ya apenas nos acordábamos de la gripe que azotó al mundo a comienzos del siglo pasado, llegó la covid-19. Ahora tenemos que existir con el hecho de que la biología es atacada desde las esferas virales, lo que nos obliga a pensar en nuestros cuerpos endebles y vulnerables. Se han intensificado las búsquedas por escapar de esta frágil dimensión biológica.

Queremos analizar de qué forma la experiencia digital diluye, intensifica o sencillamente modifica la distinción entre el ser físico y el ser digital que habita en las redes y se guía por los algoritmos. ¿Qué somos ahora? ¿Qué seremos en el futuro inmediato?

La inclinación por escapar de la cárcel corporal ha llevado a algunos científicos y pensadores a buscar alternativas en las esferas digitales dominadas por algoritmos. Pero creo que ya éramos parte de los algoritmos que habitan en las redes en forma digital. Esa dimensión algorítmica de la cultura existe desde hace mucho, pero hoy se ha expandido de forma que algunos la ven como amenazadora y otros como una esperanza.

¿Y usted, cómo lo ve?

Yo veo la gran expansión de las esferas digitales más como una esperanza que como una amenaza. Los humanos somos seres esencialmente artificiales. Incluso los instrumentos materiales que podemos tocar, ver, oír y oler, que contienen información analógica, albergan amenazas y peligros. Con esos viejos instrumentos, los humanos se han matado durante siglos y han provocado inmensas calamidades. Las armas que han ocasionado muchos millones de muertes a lo largo del siglo pasado, en guerras y revoluciones, no eran digitales.

La tendencia a que las esferas de nuestra conciencia, inscritas en circuitos culturales, sean cada vez más digitales y estén formadas por algoritmos no es en sí misma un peligro. La amenaza está en la forma en que las sociedades usan y abusan de estos recursos digitales. La llamada ciberguerra fría es mucho menos mortífera que las viejas guerras con espadas o con fusiles. La conciencia humana no se dañará si cada vez es más artificial.

Usted se refiere al circuito cultural como un factor determinante para el desarrollo de la conciencia humana. ¿Qué efectos está teniendo el hecho de que nuestro consumo cultural y nuestras relaciones se conformen a partir de unas pautas dirigidas por algoritmos, por máquinas?

Yo sostengo que hay redes exocerebrales conformadas por prótesis simbólicas que prolongan, en las esferas sociales y culturales, funciones cerebrales. Lo he explicado en mi libro Antropología del cerebro. Estas prótesis son estructuras simbólicas como el lenguaje, la música, el arte y las memorias artificiales. Y estas prótesis culturales cada vez están más invadidas por algoritmos, como los que modulan las complejas máquinas que nos rodean, empezando por los teléfonos móviles. Este exocerebro es lo que permite que seamos conscientes de que somos conscientes.

Estos elementos exocerebrales de la conciencia tienen un poder causal y son capaces de modificar y modular la operación y las funciones de las redes neuronales. Los circuitos exocerebrales no son instancias metafísicas y no se encuentran fuera de la esfera de causas y efectos del mundo físico y biológico. Lo que estamos experimentando cada vez con mayor fuerza es que estas prótesis, cada vez más sofisticadas, nos influyen desde el interior de nuestra conciencia. Nuestra conciencia está cada vez más poblada de algoritmos artificiales.

“Muchas de las prótesis que extienden la conciencia hacia las esferas sociales están concebidas para complacer, aliviar y dar placer”, afirma en su libro Chamanes y robots. Esas son funciones que parecen desarrollar hoy las redes sociales, el algoritmo que nos permite vivir en nuestra propia burbuja, los videojuegos y ya, muy pronto, la realidad virtual. ¿Qué efectos tienen sobre nosotros, los humanos? ¿Son una especie de dominación de las máquinas sobre nuestra conciencia?

No hay ningún peligro inminente de que las máquinas dominen nuestra conciencia. Muchas de ellas están atrapadas en nuestra conciencia. Desde que los humanos tallaron los primeros cuchillos de piedra, los instrumentos artificiales se integraron en nosotros. Sus versiones más complejas, los robots, están aquí para ayudarnos y complacernos. Trabajan y nos divierten. Son parte de nuestra conciencia, y si hay algún peligro, este no es externo. He explorado este tema en mi libro Chamanes y robots.

En resumen, en ese libro dice que nuestra conciencia no está dentro de nuestro cráneo sino que se desarrolla en un exocerebro, en el mundo artificial que hemos construido para servirle de prótesis. Con máquinas que aprenden solas y se comunican entre sí, ¿podemos decir que ya existe una cultura robótica capaz de imponerse a la cultura humana?

No hay todavía una cultura robótica en el sentido de que las máquinas inteligentes sean capaces de construir redes simbólicas que las envuelvan y las conecten a otras máquinas o a los humanos. Eso podrá ocurrir el día en que los ingenieros o las mismas máquinas sean capaces de construir exocerebros robóticos. Las máquinas inteligentes ya pueden interactuar entre ellas, siempre y cuando nosotros las conectemos. No lo pueden hacer por sí mismas.

¿Cree que estamos cerca de la singularidad? De ese momento en el que las máquinas pueden ser consideradas más inteligentes que los humanos porque son capaces de procesar más información, a más velocidad y tomar la decisión más conveniente para el futuro.

Estamos lejos de la singularidad que serían las máquinas conscientes, que dejarían de ser objetos para convertirse en sujetos. En cambio, sí hay máquinas más inteligentes, más rápidas, con más memoria, que aprenden solas con mayor eficiencia y son capaces de decidir el curso de una acción en el futuro mejor que nosotros. Pero estos robots son unidimensionales, solo nos exceden en un terreno delimitado, carecen de una inteligencia general. Nos ganan en juegos, como en ajedrez, go o póker. A este nivel, se puede esperar que cada vez habrá máquinas mejores que nosotros.

Usted se ha referido en La melancolía moderna al riesgo que supone la ausencia del otro, el no reconocer a los demás. ¿Cree que con la pandemia se ha agravado el problema?

La ausencia de otro sería nuestra muerte. Rimbaud dijo muy claramente: “Je est un autre (yo soy otro)”. El exocerebro no está compuesto de símbolos flotando en el vacío. Esos símbolos, esas prótesis algorítmicas, están apoyadas en los otros, en la sociedad que nos rodea, en personas de carne y hueso.

La pandemia nos ha obligado a filtrar los contactos con los otros a través de las pantallas para esterilizarlos de virus. Pero esta sanitización distorsiona nuestras relaciones. Y cuando los lazos que nos conectan con los otros, de trabajo o de amistad, se debilitan y se estrechan para quedar reducidos a redes digitales, pueden aparecer formas inquietantes de melancolía.

¿Nuestra confianza en la tecnología está justificada? ¿Desaparecerán la desigualdad, el cambio climático, las pandemias…?

La desigualdad, el cambio climático y los virus con potencial pandémico no desaparecerán en un futuro próximo. Son fenómenos de larga, muy larga duración. La pobreza, acaso, se podrá eliminar en un futuro no demasiado lejano. Los daños provocados por el cambio climático tal vez se puedan atenuar. Estaremos equipados para pandemias venideras. Pero no está visible un horizonte social donde no haya desigualdad, ni enfermedades, ni trastornos climáticos. Pero sin una tecnología sofisticada, estos problemas podrían llegar a ser extremadamente peligrosos.

¿Es la tecnología un placebo? ¿Cree que vivimos deslumbrados por el éxito de las compañías tecnológicas y sus creaciones? ¿Son los nuevos chamanes?

Las tecnologías no son inocuas, no son placebos, pero pueden ser usadas como tales. Una máquina incomprensible y aparentemente muy complicada aplicada a un enfermo puede aliviarlo. El uso de prótesis tecnológicamente muy sofisticadas tiene un valor simbólico que genera en los humanos un efecto placebo. Es el caso de los teléfonos móviles y de los videojuegos. Nos proporcionan placer y su ausencia nos provoca dolor o ansiedad. Las tecnologías modernas manejadas por nuevos chamanes pueden lograr efectos de alivio. Pero también pueden convertirse en nocebos, lo contrario al placebo.

Entre las grandes cuestiones de nuestro tiempo y en nuestros países más desarrollados está la preocupación por el desarrollo ético de la inteligencia artificial. ¿Cree que está justificada esa preocupación? ¿Por qué?

Lo que más debe preocupar es la conciencia artificial, no tanto la inteligencia artificial. Desde luego que la inteligencia artificial aplicada a los armamentos genera problemas éticos nuevos, pues estas máquinas destructivas funcionan a veces de manera autónoma y los humanos pierden el control. Es el caso de proyectiles programados para dirigirse a un objetivo y que no pueden ser detenidos por los programadores del artefacto. Tienen que ser destruidos, si hay suerte, por las defensas que se encuentran en el entorno del objetivo enemigo. El posible surgimiento de una conciencia artificial sin duda nos enfrenta a un complicado problema ético. ¿Las máquinas conscientes, los robots, serán formas de una nueva esclavitud?

¿Es la inteligencia artificial el máximo exponente del exocerebro? Y si fuera así, ¿estamos entregando nuestra esencia humana a las máquinas?

El principal componente del exocerebro sigue siendo el habla, el lenguaje. La IA es la expresión más reciente del exocerebro, es decir, de la parte externa de nuestra conciencia. Nuestra conciencia siempre ha estado entregada a instancias externas. Nuestra esencia humana es esa externalidad de la conciencia. Pero la IA basada en máquinas es también una esfera robótica que, en un futuro todavía lejano, podrá independizarse y generar sus propias formas de conciencia. El peligro de que nosotros, los humanos, acabemos siendo el exocerebro biológico de máquinas hiperinteligentes es algo que todavía está en el terreno de la ciencia ficción.

He leído en sus textos referencias a la confusión, la hiperactividad, el cansancio, la hiperinformación, el aburrimiento como amenazas para nuestra propia existencia, nuestro modo de vida, nuestro futuro.

Todo ello está creciendo y conforma una amenaza real. El exceso de información como una masa indiscriminada y caótica que nos llega a través de las redes informáticas, guiadas por inteligencias robóticas, es un fenómeno altamente tóxico. Genera abulia, produce aburrimiento, nos cansa y nos hace sentir superfluos y perdidos en el caos. Hay que agregar otro desafío: la melancolía que invade a las sociedades que experimentan grandes y acelerados cambios, que ven como sus formas tradicionales de vida se esfuman.

¿Cómo interpreta el momento que vive China? Ese liderazgo reconocido en ámbitos como la IA y otras áreas tecnológicas con el que deslumbra al mundo.

Hace un tiempo, en 2014, estuve en China realizando una investigación sobre el desarrollo de las ciencias sociales. Me interesó mucho entender ese peculiar comunismo capitalista que domina allí. Es una situación muy paradójica, pues China es una sociedad que aloja extraordinarios avances técnicos, científicos e industriales y, al mismo tiempo, arrastra el enorme peso de un amplio sector muy atrasado, conservador y arcaico.

En China ya no se exalta la lucha de clases marxista sino la armonía preconizada por Confucio. La rapidez del desarrollo chino es asombrosa, pero hay que pensar que partieron de muy abajo. Las restricciones a la libertad de expresión y pensamiento podrían, en algún momento, frenar su proceso de expansión. La impresionante acumulación de capital tiene su origen en la corrupción, un cáncer peligroso.

¿Cuál es su posición respecto al transhumanismo? La posibilidad de que las soluciones tecnológicas contribuyan al mejoramiento humano.

El transhumanismo es una especie de chamanismo posmoderno, pues parte de la idea de que las prótesis rituales y simbólicas pueden crear extraordinarios efectos biológicos y contribuir a la sanación. Los posthumanistas sustituyen los rituales y los simulacros por prótesis realmente implantadas en el cuerpo de los humanos para aumentar sus capacidades. Las palabras del chamán son sustituidas por artefactos. El objetivo es la creación de una nueva especie posthumana, los cíborgs.

El gran gurú del transhumanismo, Ray Kurzweil, está convencido de que mediante implantes intracerebrales los humanos podrán convertirse en seres mucho más inteligentes y sanos. Se quiere incorporar los mecanismos exocerebrales al cuerpo mismo del cerebro mediante implantes tecnológicos hipersofisticados. Muchos transhumanistas piensan que la singularidad tecnológica que producirán unos seres posthumanos no está muy lejana. Creen que, en apenas unas décadas, estaremos viviendo un mundo posthumano.

Creo que están equivocados y que esa singularidad tardará mucho más en llegar y será muy diferente a la que imaginan. Lo que vendrá serán máquinas conscientes que acompañarán a los humanos. Yo he dicho que los transhumanistas parecen más bien unos chamanes que viajan al futuro y predican la sustitución de órganos por prótesis tecnológicamente sofisticadas con el objeto de llegar a una condición utópica. Hay un ingrediente religioso en la espera del advenimiento de la Singularidad, con mayúscula, que abrirá la puerta a una nueva época

¿Qué nos define como humanos?

Lo que nos hace humanos es la parte no biológica de nuestra conciencia. Se trata de otra singularidad, con minúsculas, la de las prótesis artificiales que constituyen la cultura y el entorno social que los humanos hemos creado. La singularidad que reúne, en una sola red, la palabra con la sensibilidad.

La automatización, los robots nos liberan cada vez de más tareas. Muchos lo interpretan como una amenaza para el empleo. ¿Está justificado?

En un mundo ideal, solo las máquinas estarían empleadas. Yo creo, junto con algunos economistas, que es necesario impulsar una nueva forma de libertad: la libertad de no trabajar o de decidir libremente el tipo de trabajo que se desea. Se trata de poner en duda el carácter sagrado del trabajo, santificado tanto por las tradiciones religiosas como por el liberalismo o el marxismo. El trabajo ya no se asocia naturalmente a la libertad por su carácter moral o redentor. Estas ideas se ligan a la propuesta de un ingreso básico universal.

¿El futuro será mejor? Con una perspectiva elevada como ha podido tener Bezos desde su nave espacial, ¿se atreve a describirnos en un tuit el futuro de la humanidad?

¿Todo eso en menos de 280 caracteres? Esta es mi respuesta: el futuro profundo es previsible: nos toparemos con el reto del ocaso del sol. A corto y mediano plazo debemos ser conscientes de esa amenaza cósmica, que ocurrirá dentro de 7 000 millones de años, y construir desde hoy la inteligencia necesaria para sobrevivir a esa catástrofe.

La versión original de esta entrevista aparece en el número 117 de la Revista Telos, de Fundación Telefónica.

miércoles, 16 de junio de 2021

Redecilla del Camino gana 2 habitantes en la pandemia.

Las grandes ciudades registran durante la crisis del coronavirus 
la mayor perdida de residentes hacia municipios rurales y 
a menor llegada de residentes de otras localidades desde 2011.  
El mapa del mayor éxodo desde las grandes ciudades de la última década: 
así se ha movido la población en la pandemia; así ha sido en Redecilla del Camino.

Redecilla del Camino gana 2 habitantes durante la Pandemia. Fuente INE/Eldiario.

La pandemia del coronavirus ha afectado a casi todos los aspectos de la vida, también los lugares donde la población decide vivir. Haber pasado más tiempo en pisos pequeños durante el confinamiento, poder teletrabajar o estar más cerca de la familia o la naturaleza son algunas de las posibles razones que han llevado a muchos a cambiar la ciudad por el pueblo en unas proporciones que no se veían desde antes de la crisis. 

Aunque 2020 ha sido uno de los años con menos movimientos de residencia (con las restricciones de movilidad, se han registrado poco más de un millón y medio de variaciones de domicilio dentro de España), en los pueblos han aumentado los vecinos llegados de otros municipios a la vez que se han reducido los que decidían marcharse. Las ciudades más grandes, en cambio, han perdido más población hacia otros municipios que en años anteriores y han ganado menos nuevos residentes de otras localidades. En saldo neto, a los municipios rurales (menos de 10.000 habitantes) llegaron 100.000 residentes más de los que se fueron. En cambio, de las seis grandes ciudades (más de de 500.000 residentes), se marcharon 80.000 personas más de las que llegaron a la ciudad.

Así se desprende de los microdatos de la estadística de variaciones residenciales entre los años 2006 y 2020, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y analizados por elDiario.es, que recogen las modificaciones en el padrón por cambio de municipio de residencia. Para este artículo se han analizado específicamente los cambios de domicilio entre localidades dentro de España. Es decir, no se incluyen altas y bajas en un municipio de nacimientos, defunciones, ni migraciones a o de otros países.


Los municipios más pequeños ganan población durante la pandemia

Evolución mensual del saldo migratorio en cada tipo de municipio (según el tamaño de su población). En azul si el saldo es positivo (más altas que bajas) y en rojo si el saldo es negativo (más bajas que altas). Se destacan los meses desde el inicio de la pandemia. Haz clic en los botones para ver el flujo de personas en cada grupo de edad

Fuente: INE

Las mudanzas a las grandes ciudades de más de 100.000 habitantes se han desplomado durante la pandemia: la mayoría han visto como más personas se iban a otros municipios que los que llegaban a vivir. Un claro ejemplo de esta situación son Madrid y Barcelona, junto a sus áreas metropolitanas. De ambas capitales se fueron más residentes que los que llegaron, y lo mismo sucedió en las ciudades de su cinturón más próximo. Hay que ampliar el foco hacia localidades un poco más alejadas y menos densamente pobladas, que podrían considerarse del extrarradio, para encontrar municipios con un saldo positivo entre altas y bajas.

En el siguiente mapa se muestra el saldo neto en el padrón de residentes de cada municipio motivadas por un cambio de residencia: aparecen en rojo si se van más residentes de los que se llegan y en azul si se mudaron al municipio más personas de las que se marchan. Los datos se muestran en valores absolutos y también ajustados por 1.000 habitantes.


Fuente: INE


No es la primera vez que las grandes ciudades pierden más población de la que ganan por los cambios de domicilio dentro del país. Pero la diferencia es que ahora los municipios que se benefician más del éxodo urbano son los más pequeños. En 2006, antes de la crisis, las localidades de más de 100.000 habitantes ya se habían encontrado en esta situación: el saldo entre la gente que se iba y la que llegaba a las grandes ciudades señalaba una pérdida de más de 70.000 residentes entre los municipios de 50.000 a 100.000 habitantes y de más de 80.000 en las ciudades de más de 500.000 habitantes.

Entonces la mayoría de los cambios eran hacia ciudades medianas, situadas en gran parte en las afueras de las grandes capitales. La tendencia ha cambiado completamente con la pandemia. Según los datos del INE, las zonas rurales han conseguido su mayor ganancia de residentes de otras zonas de España de los últimos 15 años. Una tendencia que se repite en prácticamente todos los grupos de edad.

Además el fenómeno que ha provocado las circunstancias derivadas de la pandemia de COVID-19 han revertido la tendencia y proyecciones demográficas de la ONU que indicaban que casi un tercio de la población española se concentraría en las mega-urbes de Madrid y Barcelona en 2035 y que más de un 37% de los habitantes viviría en cinco ciudades: las dos grandes capitales más Valencia, Sevilla y Zaragoza.


El saldo entre altas y bajas, año a año, desde 2006

Evolución anual del saldo migratorio en cada tipo de municipio (según el tamaño de su población). En azul si el saldo es positivo (más altas que bajas) y en rojo si el saldo es negativo (más bajas que altas). Haz clic en los botones para ver el flujo de personas en cada grupo de edad

Fuente: INE

Pero, ¿de dónde a dónde se trasladó el millón y medio de españoles que cambiaron de domicilio en el año de la pandemia? Los pueblos son, con diferencia, los que más se han beneficiado de los movimientos de la población. En concreto, más de 200.000 españoles decidieron dejar la ciudad (municipios de más de 50.000 habitantes) para trasladarse a las zonas rurales. De cada diez cambios de domicilio, tres fueron hacia un municipio de menos de 10.000 habitantes.

La decisión de mudarse al pueblo fue la primera opción para todos los grupos de edad a excepción de los jóvenes entre 20 y 34 años, cuyas primeras opciones de traslado siempre fueron grandes ciudades por encima de los 50.000 habitantes.


Los pueblos ganan la población que las grandes ciudades pierden

Número de personas que se dieron de baja en cada tipo de municipio (según el tamaño de su población) para empadronarse en otro (según el tamaño de su población). La escala de color va de municipios más grandes a municipios más pequeños. Haz clic en los botones para ver el flujo de personas en cada grupo de edad

Fuente: INE

La pandemia ha roto tendencias registradas durante años en muchas ciudades. Zaragoza, Gijón, Vitoria, Sabadell y Getafe son algunas de la veintena de ciudades que llevaban una década ganando más vecinos de otras ciudades que los que perdían. Este 2020, por primera vez, la tendencia se ha invertido y han registrado un saldo negativo. 

En el otro extremo, otra veintena de municipios –todos de menos de 50.000 habitantes– registraron por primera vez en toda la década más altas que bajas en el padrón por cambios de domicilio. Están en esta situación Hellín, Daimiel y Madridejos (en Castilla-La Mancha) o Almuñécar, Marchena y Villamartín (en Andalucía). 

En la siguiente tabla se puede comprobar cómo grandes capitales como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla son las que más población han perdido como consecuencia de los cambios de municipio, mientras que Boadilla del Monte, Mijas, Calafell o Castro-Urdiales son las ciudades con el mayor saldo positivo.



E

miércoles, 9 de junio de 2021

Los parques eólicos “causan despoblación mientras que la generación distribuida ofrece beneficios”.

Los grandes parques eólicos no asientan ni detienen la despoblación.
Sin embargo el formato de generación distribuida lo instalan empresas del territorio que generan puestos de trabajo estables.

Alemania, un modelo de renovables con el 50% de generación distribuida y participación de las comunidades locales en los beneficios.

Demuestran en el Senado que los grandes parques eólicos “causan despoblación mientras que la generación distribuida ofrece beneficios”
A iniciativa de Teruel Existe, el geógrafo Sergi Saladié ha comparecido en el Senado para plantear un modelo de Transición ecológica que beneficie a los territorios y a sus habitantes. Saladié comparó ejemplos concretos: Wildpoldsried -Alemania- que con generación distribuida, 11 aerogeneradores y desarrollo integral de renovables, obtiene su energía local más 4,5 millones anuales, frente al ingreso de 250.000 euros de Batea -Cataluña- con 42 molinos.

Fuente Arainfo

El profesor asociado de Geografía en la Universidad Rovira i Virgili, Sergi Saladié i Gil, compareció ante la Comisión de Transición Ecológica del Senado español, para informar sobre el reto de una transición energética sostenible, y lo hizo en calidad de invitado por parte de Teruel Existe, a quienes quiso agradecer la oportunidad.

El experto se sirvió del ejemplo de Cataluña para radiografiar cómo ha sido en los últimos años el proceso de implantación de energías renovables en el marco de la Transición Energética, y las principales conclusiones que se extraen de esta práctica para con los territorios en los que se lleva a cabo. Un tema sobre el que Saladié ha estudiado en su tesis doctoral, como consultor para la Generalitat catalana sobre el paisaje, y en su labor de investigador recogida en dos publicaciones: “Impacto económico de las centrales eólicas sobre los presupuestos municipales en Cataluña” y “Conflicto entre paisaje y energía eólica”.

En este último aglutina las principales conclusiones de su tesis doctoral, que se centró en tratar de averiguar por qué ciertos colectivos sociales se oponen al modelo de implantación actual de energías renovables, aun cuando los mensajes que llegan desde las administraciones públicas y los promotores es que las centrales eólicas pueden repercutir en nuevos puestos de trabajo e ingresos en las arcas municipales que ayuden a superar las dificultades estructurales que tienen los territorios -en su mayoría zonas rurales- donde se instalan estas tecnologías, y “con la minusvaloración del impacto paisajístico”.

Alemania, un modelo de renovables con el 50% de generación distribuida y participación de las comunidades locales en los beneficios

Relató que en el estudio que realizó con el “Observatori del paisatge de Cataluña” para ver la una posible integración de la energía eólica con el paisaje, estudiaron cómo se había hecho en Europa y “había países que llevaban muchos más años de ventaja con un modelo más democrático, con mucho más número de agentes interviniendo en el desarrollo de estas energías renovables, más repartidas por el territorio”. Una de las conclusiones que sacaron fue que los países que tuvieron más éxito en la implantación de megavatios de renovables fueron los que aplicaron políticas que favorecían la generación distribuida y la participación de las comunidades locales.

El profesor Saladié ofreció datos sobre el despliegue del modelo de generación distribuida en Alemania en 2010, donde de los más de 50000 megavatios que tenían energía renovables instalados, el 54% del desarrollo de energía eólica y el 84% de la fotovoltaica estaba en manos de comunidades locales y particulares. Además es un modelo que aprovechaba los espacios ya alterados, el 18 % de las placas fotovoltaicas estaban sobre construcciones ya existentes y no modificaban paisajes ni espacios agrarios, y un 66% de los 15.000 MW de fotovoltaicas estaban en espacios urbanos en manos de la ciudadanía a través sociedades coparticipadas, y con inversiones a partir de 1.500 euros per cápita y utilizando espacios públicos municipales.

El modelo concentrado elige para implantarse territorios despoblados y núcleos pequeños

Saladié apuntó que desde los distintos movimientos sociales en defensa del territorio “se alertaba y se ha continuado alertando de que el proceso de despliegue de las energías renovables se está concentrando en determinados territorios, para hacer que solo estas zonas carguen con una parte importante de la transición energética, y esto produce procesos de concentración territorial, llegando a la masificación de estas tecnologías en un determinado punto”.

Así mismo, la apreciación que estos defensores del territorio hacían era que el proceso va acompañado de un cierto nivel de concentración empresarial, donde solo unas cuantas empresas llevan a cabo estas implantaciones y controlan los sistemas productivos. Algo que el propio Saladié confirmó al mostrar una gráfica donde se observaba como el 66% de la potencia eólica del Estado español está en manos de cinco grandes empresas. “Todo esto ha llevado a estos grupos a afirmar que dichas instalaciones no contribuyen al desarrollo de los territorios donde están instaladas, aún a pesar de lo que puedan decir promotores y empresas”, trasladó el profesor.

“Fundamentalmente estos movimientos sociales en defensa del territorio lo que vienen a decir es: energía renovable sí, pero de otra forma, a través de lo que se conoce como generación distribuida o descentralizada y que la gestión de esas instalaciones sea comunitaria”, sintetizó Saladié.

El despliegue masivo de renovables apenas genera empleo local y ofrece ingresos bajos

Sergi Saladié abordó también las escasas repercusiones económicas que tienen este tipo de instalaciones en los territorios en los que se implantan, basándose en los estudios de su primer libro. En los resultados vio como el promedio del porcentaje de ingresos municipales procedentes de las centrales eólicas en Catalunya supone solo un 3,4% de la facturación estimada de las empresas que las controlan. Además el profesor apuntó que de este último porcentaje, un 2% está sujeto a los impuestos obligatorios que deben pagar las empresas, y el resto (1,4%) se relaciona con los convenios que se establecen de forma bilateral entre ayuntamiento y empresa, “y que no siempre se terminan cobrando”. Informó que en el 100% de los convenios que revisó los servicios jurídicos de la Diputación de Tarragona “los consideraron de dudosa legalidad, y al no estar regulado muchos no se están cumpliendo teniendo que ir pequeños ayuntamientos a juicio contra las grandes empresas”.

En cuanto a la creación de empleo, el experto la calificó como “testimonial” y señaló que en el caso catalán la ratio de trabajadores fijos empadronados en los municipios era de 0,02 puestos de trabajo por MW instalado, lo que ni siquiera suponía un 1% sobre el total de la población ocupada. “Si hay poco impacto económico y hay nulo impacto laboral, esto se traduce en que aquellos problemas estructurales que tiene el mundo rural y que teóricamente este tipo de instalaciones venían a solucionar, vemos con datos en la mano y al cabo de unos años de poder evaluar ese modelo, que eso no se está cumpliendo”, señaló el experto.

Así mismo, el profesor ha querido mostrar que la ubicación de estos parques eólicos no es fortuita. “En Cataluña casi el 80% de las centrales eólicas están en municipios de menos de 1000 habitantes. Esto da un perfil del tipo de localidades que se prefieren por parte de los promotores, generalmente pueblos pequeños, rurales de interior, con escasa diversificación económica, con una estructura piramidal muy envejecida…”, apuntó, y en este sentido añadió que en la década 2008-2018 los municipios de Cataluña con instalaciones de centrales eólicas han perdido población.

A estos datos Saladié i Gil sumó algunos estudios recientes como el de la Universidad de Zaragoza que refleja cómo los primeros parques eólicos en Aragón no han generado empleo real en la zona ni tampoco han contribuido a paliar el descenso demográfico, u otro en el País Valenciano que concluye que el 90% de los municipios con centrales eólicas han perdido población.

Saladié concluyó que existe un gran interés de grandes empresas, y también de fondos de inversión sobre todo en temas de fotovoltaica, realizando “una privatización de los beneficios y la socialización de los impactos, ejecutando estas centrales lejos de los grandes centros de consumo, generando procesos de concentración y masificación territorial”. También destacó que desde la sociedad “se perciben como proyectos que vienen apropiarse de un recurso que es de todos y que se llevan el beneficio y nos dejan poco o muy poco es la percepción general”.

Retos territoriales ¿cómo y quién debe hacer la transición energética?

Atendiendo a todos los retos que plantea el proceso de implantación de energías renovables, el profesor quiso poner sobre la mesa una serie de alternativas al modelo actual, fomentando un modelo de autosuficiencia local y de “cosecha territorial”, con el ahorro en los recibos de energéticos de electricidad y calor, además de generando ingresos complementarios con la explotación de unos “recursos territoriales propios, entendidos como una cosecha más del territorio”.

Para ello Sergio Saladié plantea el fomento de la generación distribuida consiguiendo más reequilibrio territorial, más eficiencia al generar un acercamiento a los centros consumidores, y un mayor beneficio para la sociedad y los territorios. El profesor defiende que un sistema de generación distribuida es más democrático y es más eficiente que un sistema centralizado, teniendo muchos agentes como promotores de esas instalaciones, centrales pequeñas y un equilibrio entre la producción y el consumo de cada territorio. Saladié concluyó que la sociedad y las administraciones están de acuerdo en que la descarbonización es un reto inaplazable, pero el problema es cómo debe hacerse la transición energética y quién debe ser protagonista de este cambio.

Joaquín Egea plantea la necesidad de un empoderamiento energético del medio rural

El senador de Teruel Existe, Joaquín Egea, agradeció la exposición de Sergi Saladié, el rigor de los datos reales frente a las promesas que se trasladan a los pequeños pueblos, que la Academia y la universidad contribuyan a resolver cuestiones tan complejas como la transición energética. Egea defendió que la ponencia del Senado sobre transición energética debería acordar “que el empoderamiento rural debe ser también un empoderamiento energético, que la transición hay que ver quién la hace para quién y cómo.”

Finalmente Egea ha preguntó al ponente sobre el impacto que representaría para las pequeñas poblaciones la generación distribuida. Sergio Saladié respondió que no había estudiado este tema, pero que “es evidente que las grandes empresas traen sus trabajadores de fuera, y el modelo de generación distribuida lo instalan empresas del territorio que generan puestos de trabajo estables".

lunes, 24 de mayo de 2021

Los primeros de Grañón, Informe arqueológico de los restos de yacimiento La Magdalena.

Tal como recogimos en este blog el 20 de diciemgre 2020, 
los 110 esqueletos de la necrópolis hallada durante las excavaciones arqueológicas previas a la construcción de la A-12, 
una colección «súper interesante» sobre todo por la muestra infantil y juvenil.

Hoy recogemos los 1º avances de dicha investigación publicados en el Diario de Burgos.
Marta Fernández, Rebeca García, Nico Chiroto y Julia Muñoz. - Foto: Luis López Araico


 

Thank you for watching

El origen del municipio riojano de Grañón, al pie de la Ruta Jacobea y a escasos dos kilómetros de la frontera con la provincia de Burgos, se remonta al siglo IX con la construcción del castillo -hoy ya desaparecido- en el cerro Mirabel. El rey de Castilla, Alfonso III, fue el monarca que mandó su edificación, y en el 885 ya hay mención del mismo en la Crónica Najerense. 
Sin embargo, las catas arqueológicas previas a la construcción de la Autovía del Camino de Santiago junto a la localidad, en el discurrir de la N-120, han sacado a la luz a un centenar de sus vecinos más antiguos, unos campesinos visigodos que habitaron la zona entre los siglos VI y VIII.

A finales del pasado mes de julio, cuando se iniciaron los primeros pasos para construir un nuevo tramo de la A-12 entre Santo Domingo de la Calzada y Villamayor del Río, los arqueólogos destaparon una necrópolis que no por conocida su ubicación -se localizó en 2013 en unas catas previas- dejó de sorprenderlos.

 Estos restos fueron a parar al Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos, que ha realizado un amplio informe antropológico de los mismos para tratar de comprender algo más sobre sus hábitos básicos. «Cuando salió la noticia pensé que esa necrópolis nos podía ir muy bien para nuestros estudios, y cuando me la ofrecieron ni lo dudé», recuerda Rebeca García, una de las profesoras encargadas junto a José Miguel Carretero de manejar los restos. 
García destaca del hallazgo tanto el número de individuos que han salido a la luz como la alta presencia de población infantil. En total han recuperado 110 esqueletos, de los cuales alrededor del 40% se encuentra en la franja de los 0 a los 3 años -con dos neonatos-.
El pasado 8 de septiembre comenzaron a elaborar el informe antropológico que han entregado a principios del presente curso. Antes de empezar a redactar el documento, tanto Carretero como García, ayudados por el equipo formado por Marta Fernández, Julia Muñoz, Nico Chiroto y Beatriz Delgado, tuvieron que lavar todos los huesos y conformar un inventario exhaustivo de todas las piezas. Ello incluyó anotar una especie de DNI o de identificador de cada elemento, por muy pequeño que fuera, para que este sea fácilmente localizable. 
Posteriormente arrancaron con el análisis antropológico básico, que les sirvió para estimar parámetros tales como el sexo, la edad, el peso, la altura o las posibles enfermedades que han dejado sus marcas en los huesos. «Llegaron directamente de la necrópolis y tuvimos que lavarlos a conciencia. Tenían mucha tierra, fue una tarea larga», recuerda Rebeca García.

Los primeros resultados arrojan que el enterramiento está compuesto por individuos de todas las edades, aunque con dos picos de mortalidad, tanto entre los 0 y 3 años como a partir de los 60 años, un estrato de la población que apenas representa el 5% de la muestra recogida. 

Por géneros la distribución entre hombres y mujeres es prácticamente pareja, con una estimación de su estatura de 1,60 en ellas y de 1,64 en ellos. Las primeras aproximaciones apuntan a que la necrópolis podría haber sido un cementerio tal y como lo conocemos en la actualidad, ya que la inmensa mayoría de las fosas estaban ocupadas por un solo individuo -contados son los casos en los que se han hallado dos o más-.

Revelaciones. Del estudio antropológico se han logrado extraer conclusiones relevantes, tales como que una parte muy importante -por no decir que todos- los sujetos sufría numerosas patologías dentales (caries y sarro sobre todo) o que el estilo de vida, donde primaba el esfuerzo físico en el día a día, les provocaba daños en las rodillas u otras articulaciones. «Muchos presentan patologías degenerativas en la columna vertebral u osteoporosis, sobre todo en el cráneo y relacionada con la anemia», indica Chiroto, que relaciona estos problemas con el trabajo y las posturas que adoptaban mientras cazaban o recolectaban. 

Todo ello hace entrever que la necrópolis podría pertenecer a un poblado de campesinos que labraba el campo, de ahí las patologías degenerativas en los huesos, y no a un enterramiento de nobles. «Cuando los comparemos con otras poblaciones visigodas de la Península es muy probable que nos salga una similitud genética con otros visigodos de la época», apunta Rebeca García.

«Es una colección súper interesante, los esqueletos están bastante bien conservados. Es una población con un potencial enorme y nuestra intención es continuar analizándolos», explica. 
El siguiente paso a dar abre ya el camino de los análisis de isótopos estables, de tomografías o todo lo que les ayude a comprender cómo vivían, qué comían o qué enfermedades pasaron. 
Además, les gustaría poder realizar estudios de ADN antiguo para poder ver con qué otros individuos se relacionaron. «Resultaría interesante ver qué papel jugaron dentro del intercambio genético de poblaciones del norte de la Península Ibérica, si fueron un pueblo más bien hispano-romanos o si por contra más venidos de Europa», apunta Muñoz. Para poder pasar los hallazgos por toda esa batería de datos, del que se puedan derivar futuros estudios, no obstante es necesaria financiación.

Sea como fuere, y dado el enorme interés que han levantado estos restos y el tremendo potencial que se abre ante sí para los profesionales de la Universidad de Burgos, los resultados van a ser expuestos en un congreso virtual esta misma semana sobre paleantropología. En él darán a conocer las diferencias, ventajas y desventajas entre la restauración manual y la virtual de hasta seis cráneos de la necrópolis de Grañón que el equipo ha logrado reconstruir. 

Y solo es el principio...

jueves, 29 de abril de 2021

 “Siempre creemos que el problema lo tiene el otro".
CONOCIENDO A LA POSVERDAD.
Entrevista a Guadalupe Nogués*, 
divulgadora especialista en temas relacionados con la ciencia, la salud 
y la posverdad.
 
Buscamos algunas claves para combatir a la posverdad y entendernos mejor con los demás.
🌐 Si deseas leer la entrevista completa, visita la siguiente dirección web: https://fedecaro.com/guadalupe-nogues/

Algunas frases destacadas de la entrevista:
👉 "La posverdad aparece cuando, en vez de tomar en cuenta los conocimientos o la información que hay sobre un tema para formarnos una opinión, esa opinión es influida por nuestras emociones, creencias, o lo que piensa nuestro grupo de pertenencia
👉 "Muchas veces la posverdad aparece en nosotros sin que nos demos cuenta, debido a que todos tenemos sesgos y maneras particulares de mirar el mundo. A esa posverdad la llamo "posverdad casual”. Pero por otro lado a veces hay por parte de grupos de poder intención de manipular la opinión pública, de confundir con información distorsionada o provocando emociones fuertes, con el objetivo de lograr algo, y en ese caso hablamos de una “posverdad intencional
👉 "Necesitamos más humildad intelectual y capacidad de escuchar a los otros para poder darnos cuenta de si estamos en lo correcto o estamos equivocados"
👉 "Creo que las redes sociales son herramientas y como cualquier herramienta se pueden usar bien o mal"
👉 "Las redes sociales están diseñadas para captar nuestra atención y hacernos pasar tiempo en ellas, y para lograr eso lo que hacen los algoritmos es darle de comer a nuestro sesgo de confirmación, hacernos sentir bien, darnos contenido que nos gusta"
👉 "La ciencia tiene una metodología que hace que todo el tiempo los conocimientos sean puestos a prueba, por lo que se pule continuamente y justamente esto permite encontrar los errores o problemas"

🌐 Si deseas leer la entrevista completa, visita la siguiente dirección web: https://fedecaro.com/guadalupe-nogues/

📌 Y si quieres conocer a fondo el fenómeno de la posverdad y tener una guía detallada para combatirla, te invito a leer gratis el libro "Pensar con Otros: Una guía de supervivencia en tiempos de posverdad" que Guadalupe Nogués ha publicado junto a El Gato y La Caja: http://pensarconotros.com/
#PensarConOtros #posverdad


*Guadalupe Nogués es doctora en Ciencias Biológicas y constructora de puentes, fabricante de convivencia y exploradora de la verdad / En Guadalupe Nogués se ve ciencia, letras, diálogo y divulgación / Ciencia, porque nos la descubre como método para tratar de acercarnos a la verdad -en cualquier ámbito- con la mayor certeza posible / Letras, porque recuerda que sin una visión holística que refuerce la ciencia, difícilmente podremos entender bien la realidad / Diálogo, porque es su manera de estar en el mundo: Pensando con otros / Y divulgación, porque todo lo anterior lo explica y argumenta como nadie con el propósito de ayudar a construir una sociedad mejor / En la entrevista buscamos algunas claves para combatir a la posverdad y entendernos mejor con los demás /

Bajamos a la Virgen, Ntra. Sra. de Ayago, día 15 de mayo, desde su ermita 12:15h.

 El próximo día 15 de mayo procedemos a bajar la Virgen de Ayago  desde los Montes al pueblo de Redecilla del Camino. La Virgen saldrá de la...