Blog sobre Redecilla del Camino y comarca.

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viernes, 13 de mayo de 2022

La canción del ocaso, novela. El amor por la tierra.

Novela que te introduce en la vida rural escocesa desde el s. XII. 
En el conflicto entre yo rural y yo urbano.
«Y entonces tuvo una idea extraña en los campos empapados: que nada perduraba en absoluto, nada salvo la tierra por la que caminaba, removida, cavada y en perpetuo cambio a manos de los pequeños agricultores desde que los más antiguos de estos habían erigido las Piedras junto a la laguna de Blawearie y subían allí en sus días de fiesta religiosa y veían que las cosechas de sus bancales crecían al viento y al sol. El mar, el cielo y la gente que escribía, luchaba y era culta, y que enseñaban, hablaban y rezaban, duraban solo un suspiro, como la niebla en las colinas, pero la tierra era eterna; se movía y cambiaba debajo de ti, pero era eterna, estabas cerca de ella y ella de ti, y no podías dejarla, sino que te retenía y hería».

Del Blog Burgostecarios.



La Protagonista:
Cuando empieza a estudiar en la escuela de Kinraddie, un pequeño pueblo escocés, la joven Chris Guthrie, la protagonista de esta novela, se encuentra en la disyuntiva de elegir entre dos caminos diametralmente opuestos; por un lado, el de los libros y el conocimiento, y, por el otro, el de la vida rural dedicada a la tierra. Con esta contradicción perenne en su corazón, Chris crece, trabaja, aprende, sufre, conoce la felicidad, la melancolía, el amor y la pérdida.  
Chris Guthrie es la segunda hija de una familia de campesinos originaria de Aberdeen, junto al río Don, donde siempre llueve bien. Su padre, un violento tirano incapaz de conciliar la lujuria con sus radicales preceptos religiosos, arrastra a su familia hasta la pequeña aldea de Kinraddie, en el noroeste escocés, en busca de un arriendo de tierras más económico. Los buenos resultados académicos de Chris y su amor por los libros y el conocimiento la tientan con convertirse en maestra, pero cuando llega a su nuevo hogar el hechizo de aquellas tierras indómitas la reclama con la fuerza de su sangre escocesa. El olor de la tierra, el color del tojo ardiente bajo las últimas luces del día, el estruendo del Mar del Norte más allá de las colinas, el silbido de los mirlos en primavera y ese olor a limpio del viento que sube por la laderas… Tumbada entre los brezales, cerca del lago y de las piedras celtas de los druidas, Chris entiende que por fin ha encontrado su lugar en el mundo.

Sobre la Novela y su entorno:
Hay países que quedan a desmano en la conversación. No aparecen por lo común en nuestros asuntos. Al menos, eso es lo que me sucede con Escocia, salvo en algunos momentos en que se nos habla de su nacionalismo. Pero hace poco me llamó la atención un libro de la mesa de novedades de la biblioteca del barrio, La canción del ocasoSontag Song–, de Lewis Grassic Gibbon (1901-1935), y durante un tiempo me ha absorbido su lectura. Seguramente ha ayudado a ello el que mi infancia transcurriera en un pueblo en el que se convivía con los sonidos del viento y las olas verdes de los campos. Y de que haya sido testigo de la transformación rural por la llegada de la civilización ciudadana, que, en este caso, tala los bosques primigenios y deja el páramo al albur de las tormentas.
Sorprende, en primer lugar, que este libro -parte primera de una trilogía- no haya sido traducido con anterioridad, pues está escrito en 1932, una vez que el autor, al que la muerte no le dio demasiada tregua, se alejó de su tierra y se estableció en Inglaterra. Y, en segundo lugar, llama la atención el que en aquel tiempo eligiera a una mujer como protagonista, Chris Guthrie, espina dorsal de una historia colectiva, que la vida pone ante la disyuntiva de elegir entre vivir de la cultura o vivir de la tierra.
Votada como la novela favorita de los escoceses y llevada a la gran pantalla por Terence Davies, Canción del ocaso es la obra más aclamada de Lewis Grassic Gibbon y un clásico imprescindible de la literatura escocesa. La historia de Chris dibuja con un lirismo extraordinario la dureza de la vida rural, los cambios producidos por el estallido de la Primera Guerra Mundial y la fortaleza de una mujer que, como la tierra que trabaja con sus manos, resiste y reverdece ante las inclemencias del destino.
«Una evocación inolvidable de una forma de vida que se ha desvanecido. Es una canción de amor por un paisaje y un lenguaje que aún resultan familiares y preciosos para una generación que nació mucho después de morir. Chris es una de las grandes mujeres de la literatura del siglo XX» – Guardian

Videocomentario del Editor





jueves, 14 de abril de 2022

La sangre es una semilla

La sangre es una semilla
Premio de formato abierto de World Press Photo 2022.
Fotógrafa: Isadora Romero*


A través de historias personales La Sangre Es Una Semilla: preguntas sobre la desaparición de las semillas, sobre la forzada la migración, el racismo, la colonización y sobre la posterior pérdida de ancestral conocimiento.

Durante el transcurso del siglo XX, el 75% de la diversidad genética de plantas agrícolas se perdió a nivel mundial. Una de las principales fuerzas impulsoras de la disminución de la agrobiodiversidad es el impulso del cultivo de monocultivos de variedades modificadas y, a menudo, no nativas, para cultivos de mayor rendimiento.

El video es narrado por el fotógrafo y su padre ( https://www.worldpressphoto.org/collection/photo-contest/2022/Isadora-Romero-OPFA/1)  , y está informado por la memoria del padre, así como por sus propias percepciones de las transformaciones experimentadas por los pequeños agricultores en las últimas tres generaciones. El padre de Romero emigró en 1981 en busca de mejores oportunidades y para escapar de la violencia que vivía Colombia en esos años.

El video está compuesto por fotografías digitales y de película, algunas de las cuales fueron tomadas en película caducada de 35 mm y luego dibujadas por el padre de Romero. En un viaje a su pueblo ancestral de Une, Cundinamarca, Colombia, Romero espera aprender sobre su historia y explorar los recuerdos olvidados de la tierra y los cultivos, y sobre su abuelo y bisabuela, quienes fueron 'guardianes de semillas' y cultivaron varias variedades de papa. . Solo dos variedades de patata se siguen consumiendo principalmente en Une.

Aunque el proyecto es una exploración del pasado, se involucra con técnicas contemporáneas, jugando con los paralelos entre los códigos genéticos y los códigos binarios de las fotografías digitales, para preservar este conocimiento antiguo para el futuro.

Este es un proyecto muy fuerte que aborda un tema de preocupación mundial desde un ángulo personal, reflexionando sobre la pérdida personal. 
A través de la investigación de sus propias raíces y ascendencia, la fotógrafa aborda el borrado violento y estratégico del conocimiento cultural que continúa teniendo consecuencias profundamente arraigadas en las nuevas generaciones, la sociedad en general y la Tierra. 
La combinación de métodos y capas sensoriales (sonido, diseño de código y dibujos colaborativos) construyen un lenguaje claro que es a la vez personal y político. 
El video tiene un buen ritmo y es un gran ejemplo de cómo la categoría de formato abierto es un espacio donde los fotógrafos pueden hacer uso de varios medios de una manera coherente e imaginativa para transmitir una narrativa de relevancia mundial.

El jurado otorgó a este proyecto el premio de formato abierto de World Press Photo porque conecta la pérdida personal del conocimiento ancestral y el patrimonio cultural con el borrado estratégico del conocimiento antiguo y las formas de vida, en un impactante comentario sobre las consecuencias de la pérdida de la agrobiodiversidad global.

*Isadora Romero es una narradora visual independiente ecuatoriana con sede en Quito, Ecuador. Le interesan los temas sociales, de género y ambientales. Sus ensayos visuales, explorando la frontera entre el arte y el fotoperiodismo, buscan diferentes enfoques utilizando diversas herramientas narrativas. Romero es co-fundador de Ruda Colec.

jueves, 14 de octubre de 2021

Ciclo Nacional de Cine y Mujeres Rurales y Día internacional de las Mujeres Rurales, 15 Octubre

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación organiza la cuarta edición del Ciclo Nacional de Cine y Mujeres Rurales.

13 de octubre al 12 de noviembre.


La muestra combina proyecciones en sala en 58 localidades y películas emitidas online que podrán verse también en 8 países de Centroamérica.

La programación digital gratuita estará disponible entre el 15 y el 21 de octubre en la página web del ciclo: 

La cuarta edición del Ciclo Nacional de Cine y Mujeres Rurales, que organiza el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), se celebrará entre los días 13 de octubre y 12 de noviembre y tendrá como novedad principal que las proyecciones online podrán seguirse también en 8 países de Centroamérica. Las proyecciones en sala se realizarán en 58 localidades de 12 comunidades autónomas, con lo que se amplía notablemente las celebradas en la edición anterior.

El programa permitirá acercar al público relatos que ofrecen una visión amplia y actualizada de la realidad del medio rural español, y en particular del papel que las mujeres desempeñan en él, alejada de tópicos y estereotipos. Como en ediciones anteriores, el ciclo coincide con la conmemoración, el 15 de octubre, del Día Internacional de las Mujeres Rurales, y se enmarca en la celebración de los premios de Excelencia a la Innovación para las Mujeres Rurales del MAPA.

La programación se compone de un total de 15 películas. El ciclo se inaugurará el 13 de octubre en el cine Doré de Madrid con la proyección de la película recientemente restaurada de El camino (1963), de Ana Mariscal, exhibida en el pasado festival de Cannes. Este evento servirá de homenaje a Mariscal, la primera mujer que dirigió cine en España, y contará con la presencia de la joven realizadora Celia Viada, directora de las Calle del Agua, la película más proyectada en esta muestra.

En esta edición se produce un notable incremento del número de sedes, que el año pasado se concentraron en cinco capitales de provincia. En esta ocasión se realizarán también, por primera vez, en el medio rural. Esta ampliación evidencia la gran acogida de la que goza el Ciclo Nacional de Cine y Mujeres Rurales año tras año. La última edición contó con 12.600 espectadores.

Además de las proyecciones en sala, se mantienen las emisiones online que se iniciaron en la edición anterior con motivo de las restricciones por la pandemia de la COVID-19 que en esta ocasión podrán verse también además de en España en Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua y Panamá. La programación digital gratuita estará disponible entre el 15 y el 21 de octubre en la página web del ciclo: www.cineymujeresrurales.es.


Las películas a proyectar son las siguientes:

●      Destello Bravío (2021), de Ainhoa Rodríguez, Premio especial del Jurado y mejor montaje en el Festival de Málaga.

●      La isla de las mentiras (2020), de Paula Cons, Premio Xacobeo a la mejor producción gallega del Festival Internacional de Cine de Ourense (OUFF) y merecedora de cinco galardones en los Premios Mestre Mateo del audiovisual gallego.

●      La senda del pastor (2021) de Silvia Pradas, de reciente estreno.

●      La calle del agua (2020), de Celia Viada Caso, Premio del Público en el Festival de Gijón.

●      Mujeres rurales. La lucha por el territorio al sur de Europa(2020), de María Artigas y Sato Díaz, documental que ha gozado de gran acogida en su estreno este año en numerosas localidades españolas.

●      Nación(2020), de Margarita Ledo. Premio especial a la mejor dirección española en el Festival de Cine de Sevilla.

●      Viaje al cuarto de una madre (2018), de Celia Rico, ganadora del Premio de la juventud en el Festival de San Sebastián, Mejor guión, actriz y actriz secundaria en los Premios Gaudí, Anna Castillo logró el Feroz a Mejor Actriz de reparto, y la película tuvo además cuatro nominaciones a los Goya y una a los Premios Platino.

●      Ons(2020), de Alfonso Zarauza, mejor película de los Premios Mestre Mateo del audiovisual gallego. 

●      Noetiña(2019), de Gabriela Amor, Premio Luisa Villata de proyectos culturales por la igualdad de la Diputación de A Coruña.

●      Salvaje(2021), de Raúl González, seleccionada en festivales nacionales e internacionales como el Mountain Spirit Festival Poland de Polonia, el Skyline Benidorm Film Festival, el Rural Film Festival Internacional de Cine Itinerante de Alicante, o el Festival Internacional de Cine de Navarra.

●      Rural es feminista (2019), de Sara Brun Moreno y Xavi Berraondo, seleccionada en festivales dentro y fuera de nuestras fronteras, como EDITA Certamen Social Audiovisual, Streetside Cinema, San Rafael en Corto, o Festival de Vídeo Jujuy.

●      Redeiras (2021), de Edu Marín, que ha gozado de una gran acogida en su reciente estreno.

●      Mujeres a pie de campo (2021), de Estrella Monterrey Viña, serie documental que forma parte de la iniciativa Mujeres rurales de Tenerife.

●      Matria (2017), de Álvaro Gago, Gran Premio en Sundance

 



Conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres no solo es lo correcto, sino que es un ingrediente fundamental en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la desnutrición.

En promedio, las mujeres representan algo más del 40% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, pudiendo llegar a más del 50% en determinadas partes de África y Asia.

Sin embargo, se enfrentan a una discriminación significativa en lo que respecta a la propiedad de la tierra y el ganado, la igualdad de remuneración, la participación en la toma de decisiones de entidades como las cooperativas agrarias, y el acceso a recursos, crédito y mercado para que sus explotaciones y granjas prosperen. 

Todo ello se traduce no solo en el empeoramiento de su calidad de vida, sino en un obstáculo mundial para acabar con la pobreza y el hambre ya que, si las mujeres tuvieran el mismo acceso que los hombres a los recursos, la producción agrícola en los países en desarrollo aumentaría entre 2,5 y 4% y el número de personas desnutridas en el mundo disminuiría aproximadamente entre un 12% y un 17% (FAO, 2011).

Este Día Internacional, bajo el tema "La mujer rural, productora de alimentos sanos para todos", apreciemos la labor de estas heroínas en la lucha contra el hambre, tal cual marca el reto 2 de nuestros Objetivos de Desarrollo Sostenible (Hambre Cero), y reivindiquemos unas zonas rurales en las que estas agricultoras y ganaderas, muchas de ellas parte de la economía informal y simultáneamente mantenedoras de sus hogares, puedan contar con las mismas oportunidades que los hombres. 

jueves, 16 de septiembre de 2021

Orgullo Rural: Concurso de Fotografía del Mundo Rural, convocatoria 2021, XVª Edición.

Foto Rural, el mayor concurso de fotografía destinado al medio rural vuelve con más premios y nuevas categorías. Se premiarán fotografías que reflejen el “orgullo rural”. 
Son 15 años que han sacado lo mejor de la realidad rural a través de la fotografía.
Más de 10.000 personas han participado en el concurso, organizado por UPA y Eumedia, en sus quince años de vida.
Este años, ya era hora, el Ministerio de Cultura y Deporte se incorpora como patrocinador del certamen.



El tema no puede ser más apasionante y oportuno
“Buscamos impactantes imágenes que reflejen el orgullo de ser y sentirse rural”.

Enviar fotografías antes de 11 de noviembre,

El concurso FotoRural apuesta por un “orgullo rural inclusivo y no excluyente”, que pone su mirada en el futuro sin olvidar el pasado y que inspira la lucha de los jóvenes por vivir y trabajar en sus pueblos
Este tiempo de pandemia está demostrando el carácter esencial de agricultores, ganaderos y habitantes del medio rural en general. El concurso anima a todos los aficionados y profesionales de la fotografía a participar aportando su granito de arena para mostrar una realidad que ha pasado “demasiado tiempo invisibilizada”.
Se buscan fotos que den visibilidad a los pueblos y a las personas que en ellos viven y trabajan, con especial atención al sector agroalimentario.
Así lo ha manifestado el comité organizador del Concurso de Fotografía del Mundo Rural, que ha convocado hoy su XV edición. 
La Fundación de Estudios Rurales, la editorial Eumedia -especializada en temas agroalimentarios y rurales-, y la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos siguen colaborando un año más para lanzar el mayor certamen destinado a premiar y poner en valor imágenes que muestren el medio rural español.

La edición número 15 del concurso FotoRural llega con más premios, y una nueva categoría auspiciada por el Ministerio de Cultura y Deporte, la última institución en sumarse al certamen. Este ministerio patrocinará el Premio a la Fotografía del Patrimonio Cultural Inmaterial en el Medio Rural, que busca premiar imágenes que reflejen el conjunto de creaciones basadas en la tradición del mundo rural en España: Lengua, literatura, música y danza, juegos y deportes, tradiciones culinarias, rituales, fiestas, mitologías y artesanía.

El Foro Interalimentario continúa un año más como patrocinador principal del concurso, con el objetivo de seguir mejorando las relaciones entre los diferentes actores en la cadena agroalimentaria y aportando visibilidad y valor a todos los eslabones, desde el agricultor y ganadero hasta el propio consumidor. El Foro patrocina los principales premios, así como el Premio FADEMUR a la Fotografía de las Mujeres Rurales por parte de mujeres fotógrafas, que busca promover la igualdad en la práctica de la fotografía.

El concurso sigue contando con la colaboración y financiación de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), organismo autónomo dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que patrocina el premio a la Fotografía de los Seguros Agrarios, destinada a mostrar los efectos de las adversidades meteorológicas en el campo.

El concurso está abierto a todos los residentes en España, sin importar su edad o lugar de origen, hasta el próximo 11 de noviembre. La participación se podrá realizar exclusivamente a través del sitio web del concurso: concursofotorural.es, que ha sido renovado para esta XV edición.

El jurado estará compuesto por representantes del patronato de la Fundación de Estudios Rurales, de UPA, de Fademur, de Eumedia S.A., de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios, del Ministerio de Cultura y Deporte y del Foro Interalimentario.

Premios:
  • .- Primer PREMIO: 600€
  • .- Segundo PREMIO: 400€
  • .- Tercer PREMIO: 300€
  • .- PREMIO ENESA a la mejor fotografía relacionada con los seguros agrarios: 400€
  • .- Premio a la fotografía del Patrimonio Cultural Inmaterial en el Medio Rural (patrocinado por el Ministerio de Cultura): 400€
  • .- Premio Fademur a la fotografía de las Mujeres Rurales: 400€ (Destinado a mujeres fotógrafas)
  • .- Accésit a las 20 fotografías finalistas: 80.






sábado, 1 de mayo de 2021

La abeja más laboriosa de Pradoluengo, Irene Saiz.

Irene Saiz gestiona con una socia el hotel rural CasaBarría 
y el Albergue Municipal de Belorado en solitario. 
Ahora lanza Jalea Rural, un proyecto de educación ambiental 
 pegado a su tierra y a las colmenas de su padre.

Irene Saiz, en el hotel CasaBarría con los calcetines de Jalea Rural.
F: Luis López Araico
Jaleo y jalea. De todo tiene Irene Saiz. Y si no se lo busca. Gestiona en solitario el albergue municipal de Belorado y junto a su socia Esther Ungría el Hotel Rural CasaBarría, un precioso alojamiento de Pradoluengo con 6 habitaciones y 3 apartamentos que llevaba cerrado un año y que reabrieron en noviembre.
 «Ya sabíamos dónde nos metíamos. Igual no era el mejor momento pero sí era nuestro mejor momento», zanja para dejar claro que de su boca no van a salir lamentos. Es más, como buena abeja obrera, ha aprovechados los meses del ¿último? parón de la hostelería para dar forma a la tercera pata de su proyecto profesional y vital, que aún está aprendido a volar. «No he abierto agenda, me tengo que organizar. Ando en varios proyectos que están todos arrancando, no sé cómo va a ser la vida cuando tenga trabajo…», apunta. 

Jalea Rural, que así ha bautizado esta iniciativa, nace de la necesidad que siente de comunicar y divulgar «un mundo muy interesante y muy necesario en esta sociedad, que es el de las abejas, y acerca del que hay mucho desconocimiento» y al que los neófitos no se acercan por miedo a un ataque. Irene buscaba estimular otro picor, el de la curiosidad, pero las fotografías de los colmenares de su padre se le antojaban insuficientes. Ella quería llegar a transmitir «el olor, la sensación de estar allí». Y no ha encontrado mejor manera que compartir sus abejas con el mundo.

El proyecto consistirá en una visita al colmenar, en una finca accesible pero en pleno bosque, con la explicación del contexto natural de flora y fauna que le rodea y una introducción en la vida de las abejas, para después «ponernos los trajes de protección, abrir una colmena, ver y sentir lo que hacen y cómo viven», detalla.

Jalea Rural también va a permitir apadrinar una colmena y recibir un informe y vídeos de su actividad cada 15 días, además de poder decorarlo, visitarlo y obtener «los productos que saquemos de ella: miel, jabón de miel y cera y una crema», detalla. El pack se completa, como no podía ser de otro modo en Pradoluengo, con unos calcetines hechos en un taller familiar, con algodón orgánico. 
Con las abejas también trabajan «sin ningún tipo de procesado», una apuesta por lo ecológico y por cuidar el medio ambiente que también es la seña de Casa Barría. «Buscamos un turismo rural lo más sostenible posible, no tenemos envases de plástico, ofrecemos productos ecológicos, cervezas artesanas...», explica. 

Pero la comercial no es la faceta en la que Irene Saiz tiene más interés del proyecto, sino la educativa, «dar a conocer el mundo abeja», para lo que cuenta con la ayuda de su compañero, Raúl Botaya, jardinero y educador ambiental.

El amor por las colmenas le viene de su padre, Jesús Saiz. «Es el que sabe, el que lleva todo, pero yo me he dado cuenta de que llevo 15 años acompañándole y ayudándole y he aprendido un montón, no era consciente de todo lo que sé y todo lo que puedo aportar, soy educadora monitora y tengo ese poder de transmitir a la gente, de dinamizar…», asume. 
Empiezan con 25 colmenas pero pretende crecer gracias a los amadrinamientos y también extender el proyecto, complementarlo con una zona de juego libre, un paseo por la Senda de los Batanes… 
Arrancarán con las visitas en junio, si nada lo impide, cuando «las abejas están trabajando bien y se puede verlas en funcionamiento» y a partir de ahí no se marca metas. «Poco a poco», porque ignora cuál será la acogida de Jalea Rural. 

Pero sí conoce su propia respuesta. «He hecho cosas en Pradoluengo pero me faltaba algo». Ya no.

Fuente Diario de Burgos.

martes, 6 de abril de 2021

Beatriz Montañez, estrella ermitaña.


Alcanzó la fama en televisión, pero acabó harta y rompió con todo. 
Aislada hace años en una casa de campo, 
publica su primer libro, ‘Niadela’, una catarsis en fusión con la naturaleza.


En la película Dersu Uzala, el viejo cazador nómada abronca a un soldado ruso por tirar un trozo de carne a la hoguera. 
- “¡No hagas eso! ¡El fuego se comerá toda la carne, y si llega otra gente y la ve, podrá comer!”.
—Quién va a venir por aquí…
—¡Mucha gente! —insiste Dersu.
—¿Quién?
—¡Viene el tejón, y el cuervo también, y los ratones! ¡Mucha gente! ¡En la taiga no estamos solos! ¡Nunca!

Beatriz Montañez vive con mucha gente. Vive con el ciempiés y con la araña toro, con el lagarto ocelado, con el sapo de espuelas, con los grillos, el jabalí y el murciélago hortelano. También vive con la culebra de herradura, con la lagartija colirroja y con el escarabajo de cementerio. Y con decenas de aves: la abubilla, el reyezuelo sencillo, el pájaro carpintero, la oropéndola europea, la bisbita pratense, el avión roquero…, entre muchas otras a las que da las gracias en el glosario zoológico que cierra su primera novela, Niadela, publicada por el sello Errata Naturae.

Antes, Beatriz Montañez vivía en Madrid y cientos de miles de personas la veían en televisión con el Gran Wyoming. Tuvo éxito con ese programa, El Intermedio, pero llegó un punto en que no se sentía bien. “Empecé a escuchar el tictac de una bomba que podría explotar en cualquier momento”, dice. Se fue. En 2014 fichó por Telecinco e hizo un programa con otras cuatro presentadoras que le acabó de quemar los fusibles. Explica que pidió mantenerse al margen de temas del corazón y de entretenimiento banal. “Ellos se comprometieron, pero después de unas semanas de emisión me di cuenta de que aquello iba derivando en algo de lo que no quería formar parte”. Lo dejó y dice que fue entonces cuando la bomba de relojería estalló. “Pero no fue lo único que motivó la detonación, pues una bomba está compuesta de muchos materiales conectados entre sí”.

Nació en Ciudad Real (1977) y vivió en el pueblo manchego de Almadén hasta que era adolescente. Su padre murió en un accidente de tráfico cuando tenía cuatro años. Nadie se lo explicó. Su madre no le dijo que su padre había muerto y que nunca más lo vería. Dice que creció casi muda. En el instituto la llamaban rara. “Me daban pescozones en la cabeza”.

El fantasma del padre, la infancia difícil, la tele, la fama, la frustración. Los elementos de la bomba.

Cuando explotó, se fue de viaje por Asia. Estuvo en templos budistas. Se acuerda del nombre de uno, Wat Ram Poeng, en Tailandia, no del de los demás. Dice que arrastra un problema de memoria y que un psicólogo le diagnosticó “amnesia retrógrada” por un trauma de su adolescencia. Al volver de Asia, trabajó de guionista de Muchos hijos, un mono y un castillo, documental dirigido por su expareja Gustavo Salmerón. Luego se recluyó en una casita del interior valenciano a la que se llega por una pista de tierra, sola y aislada. “Había telarañas por todas partes, colchones llenos de pulgas y alfombras llenas de vida. No tenía agua caliente ni luz. La chimenea no tiraba. La primera noche dormí vestida. Pasé frío y oía ruidos extraños. Acabé durmiendo por puro cansancio, pero me quedé dormida con una sonrisa. Esa primera noche fui muy feliz. Estaba en paz. Era una sensación que nunca había experimentado, como si un líquido templado naciera en la boca del estómago y se derramase por todo el cuerpo”. Allí ha estado cinco años y ha escrito Niadela, un libro en la tradición anglosajona del nature writing o escritura de la naturaleza. Ahora la casa es acogedora. Sencilla, decorada con gusto y esmero, atiborrada de piezas de ganchillo y con una fila de post-it en la chimenea con ideas suyas apuntadas a boli como “El medio más seguro de deshacerse de la carencia es desviarse del camino” o “No poseer nada es una de las facetas de la libertad”. Ya de niña le gustaba la escritura —su madre la presentó al concurso de poesía de Almadén; perdió—, pero en esta casa la ha vivido con una pasión nueva. “Me he dado cuenta de que puedo pasar meses en silencio, pero no puedo pasar días sin escribir”. Por las mañanas medita frente a un acantilado con su collar de cuentas nepalí en la mano, luego hace la casa, pasea, cocina y la tarde la dedica a la literatura. Cuando sale a hacer la compra al pueblo más cercano, en un cascado jeep que conduce a cierta velocidad por la pista sin asfaltar, se embute en los oídos unos tapones de espuma.

En Niadela vuelca en palabras sus observaciones. Usa un vocabulario exuberante y realiza unas representaciones milimétricas. “Describo el sol más de 40 veces y nunca desde el mismo punto de vista. El sol es diferente cada día, como lo son el cielo y las nubes, como lo son las ramas de los árboles y los arbustos. Solo hay que pararse a mirar con profundidad para darse cuenta”. El libro describe su primer año en este lugar y se compone de fragmentos donde hay memoria, ensayo, realidad, delirio, lirismo, un ritmo corto y veloz. “Quise que fuese poético, pero que estuviese confeccionado a golpe de hacha”.

Beatriz Montañez parece una persona frágil y feroz. Herida pero con una voluntad animal. De adolescente se fue de casa a Ciudad Real, después a Madrid, y con 21 años trabajó un año en Tokio de modelo. Allí vivía en un edificio con otras colegas de oficio. Un día a una le apareció una rata en el retrete. Ella la mató a golpes con una espátula de hierro. Más tarde se fue a Los Ángeles y estudió Comunicación en la Universidad de California mientras curraba en varios sitios a la vez y tiraba de efedrina para poder estar activa sin descanso.

En ocasiones, leemos en Niadela, le gusta salir a caminar desnuda.

Lo narra así Montañez: “Cuanto más enmarañado el sotobosque, más acompañada me siento. Es una sensación antigua, gloriosa. No siento ni frío ni calor. No siento el cuerpo. Las zarzas me rayan con sus afiladas uñas buscando las cuerdas del arpa. No suena nada. Soy piel hueca sobre hueso bruñido. Por eso vagabundeo entre la maleza. Busco mis tripas, despertar la sangre que duerme, avivar el alma descuidada. Quiero perder la cabeza para sentirme extraña, quiero caminar por los límites del orbe, cambiar de color en otoño, beber néctar de escarcha, mezclarme con la tierra y renacer purificada”

jueves, 25 de marzo de 2021

Aprobada PNL que insta al Gobierno a implantar un Mecanismo de Garantía Rural

Garantía Rural
Una herramienta para analizar, evaluar 
y adaptar las políticas, las leyes y las normativas al medio rural.

Este jueves se ha votado en el Congreso de los Diputados la Proposición No de Ley, que presentó Teruel Existe, con la que insta al Gobierno a implantar un Mecanismo de Garantía Rural.  El resultado ha sido de 197 votos a favor, 150 abstenciones y ningún voto en contra.

Tomás Guitarte, Teruel Existe, ha valorado muy positivamente el resultado de la votación: “una vez más con el resultado de la votación del Congreso vemos como las medidas importantes para luchar contra la despoblación suscitan un amplio consenso social y político.” El diputado turolense resalta que “toda la cámara valora que el desequilibrio territorial es uno de los grandes retos que debemos resolver en este país.”

El martes, Tomás Guitarte después de analizar las enmiendas que se presentaron a la moción, negoció una enmienda transaccional con varios grupos parlamentarios. Finalmente, el texto definitivo de la transaccional fue firmado por los grupos parlamentarios Socialista, Unidas Podemos, Ciudadanos y el Grupo Mixto.

El texto definitivo insta al Gobierno a “la creación de un mecanismo de garantía rural, que debe lograr la adaptación de las políticas públicas al medio y a las sociedades rurales, atendiendo al impacto de la acción política y al diseño y aplicación de leyes y desarrollos normativos.

Señala que el Mecanismo debe permitir “evaluar los efectos territoriales de toda medida legislativa, presupuestaria y de acción política, de ámbito estatal, autonómico o local, sobre el medio y la sociedad rural”. Además, tiene que integrar “los principios, las recomendaciones y las herramientas relativas al “rural proofing” que está desarrollando la Unión Europea”.   

Por otro lado, la PNL aprobada resalta que tienen que promover “mediante la colaboración y cooperación con todos los niveles de gobierno, la definición legal de un mecanismo rural de garantía, en las políticas públicas, en la acción del gobierno, las comunidades autónomas y las entidades locales”. Y finalmente destaca que tiene que incorporar “la participación de las comunidades locales, en el diseño y aplicación del mecanismo de garantía rural.”

Desde Teruel Existe destacan que esta Proposición No de Ley “no se quedará guardada en un cajón, se llevará a cabo”, recordando que en el debate de la misma el PSOE anunció que el Gobierno presentará próximamente una proposición de Ley con la evaluación del impacto demográfico para que todas las normas de rango de Ley y los reglamentos la conlleven. El objetivo es que el Reto Demográfico aparezca de un modo transversal en cualquiera de las políticas públicas que el Gobierno lleve adelante para avanzar hacia un país más justo que reduzcan los desequilibrios territoriales y que garantice la igualdad de oportunidades en todos los territorios.  

PRESENTACIÓN PNL Mecanismo de Garantía Rural

DEBATE PNL Mecanismo de Garantía Rural

Intervención de Tomás Guitarte en el debate de la PNL del Mecanismo de Garantía Rural.

lunes, 8 de marzo de 2021

Día Internacional de la Mujer, un día para conocer a Marina Ortiz....

 Marina Ortiz Lenoir-Grand es empresaria de turismo rural, 
directora de producción, premio Goya 2004, 
y compañera de FAS Tirón.

Marina, el año 2013 cambió el asfalto y los ladrillos por un rincón mágico en medio de la naturaleza, permutó el ruido de Madrid por la tranquilidad de San Vicente del Valle, lugar donde regenta 'La Casa de Enmedio', al pie de la cara sur de los Montes de Ayago.

Enhorabuena, Marina Ortiz Lenoir-Grand, todo un ejemplo de emprendimiento y repoblación en la cuenca del Tirón.

Enhorabuena a todas las mujeres como ella.
Felicidades, mujeres, por tanto!






Fuente Diario de Burgos.

sábado, 5 de diciembre de 2020

Miriam, la joven agricultora y alcaldesa que rompe con los prejuicios sobre el mundo rural.

 Miriam Delgado Barrios tiene 24 años, es alcaldesa de su pueblo, el burgalés Villaquirán de la Puebla, 
y desde allí utiliza las redes sociales para visibilizar la vida rural 
y el trabajo de los jóvenes ganaderos y agricultores como ella.

Miriam Delgado en su explotación agrícola sobre su tractor. /MIRIAM DELGADO
Miriam Delgado en su explotación agrícola sobre su tractor.Miriam Delgado.

Aythami Pérez Miguel. BurgosConecta.

La pandemia de la covid-19 ha despertado un interés por el mundo rural. Una atención a lo rural que ha pasado del desprecio por lo 'pueblerino' a una sublimación de lo rural, donde vemos que es más fácil combatir una pandemia. Pero el medio rural español, e igualmente, el burgalés, siempre ha estado vivo aunque haya pasado desapercibido. Siempre ha contado con gente comprometida, trabajadora e imprescindible para la sociedad.

Un ejemplo que rompe con todos los estereotipos y que, además, trabaja para acabar con los prejuicios hacia lo rural es Miriam Delgado Barrios. Esta burgalesa de 24 años es agricultora y ganadera desde hace casi cinco años pero, además, es alcaldesa de su pueblo, Villaquirán de la Puebla. A esto se suma una labor divulgativa esencial, desde sus redes sociales aprovecha para dar visibilidad y mejorar la imagen de los jóvenes ganaderos y agricultores.

Villaquirán de la Puebla es un pueblo burgalés de unos 50 habitantes. Allí se crió Miriam y allí reside y trabaja ahora. Estudió estética en Burgos pero regresó al pueblo. Su padre y su tío se jubilaban, su hermano llevaba ya unos años incorporado a la actividad agrícola y ganadera y «él solo no podía con ello. Me propuso incorporarme al trabajo con él y así lo hice. Aquí seguimos los dos. En 2021 hará cinco años que me sumé al trabajo», explica Miriam.

Casi cinco años de trayectoria que tienen un claro veredicto, «estoy contenta, a veces es duro, te preguntas por qué te has metido en esto, como en todos los trabajos. Pero merece la pena. Esto te tiene que gustar y espero seguir aquí para siempre», asegura.

En su caso se dedica más a la agricultura pero también tiene ganado. «Llevamos unas 500 hectáreas. Sembramos camelina, cereal, forrajes», enumera. Una actividad que engloba mucho más de lo que se ve a simple vista. No basta con saber de cultivos y animales, hay que gestionar, hay que hacer números, estar familiarizado con la economía. Por ello, Miriam realizó el curso de Asaja para incorporarse como joven agricultura y ganadera. Pero, además, cuenta con una enseñanza privilegiada, la de haberse criado en ese entorno. «Todo lo que sé es por verlo desde pequeña, por criarme con mi padre en el tractor, con las vacas», recuerda.
«Todo lo que sé es por verlo desde pequeña, por criarme con mi padre en el tractor, con las vacas»
Uno de los principales problemas del mundo rural burgalés es el envejecimiento de la población y la falta de relevo generacional. Dos barreras que tumba Miriam. Es la más joven de su pueblo. Desde pequeña siempre quiso ser alcaldesa y ahora ha cumplido su deseo. «Le propuse a otra chica del pueblo, que no vive aquí habitualmente pero viene siempre que puede. Yo fui como primera de lista porque estoy aquí todos los días y ella como segunda», recuerda. Y sus vecinos han hablado. Miriam es la alcaldesa y su compañera, la tenienta de alcalde.
«Nunca habíamos tenido una alcaldesa, así que me siento muy orgullosa. Creo que hacía falta un cambio, hay que dejar espacio a la gente joven. Que no solo nos critiquen porque podemos hacer mucho».

Otro hito que ha marcado Miriam. Es la primera alcaldesa de su pueblo. «Nunca habíamos tenido una alcaldesa, así que me siento muy orgullosa. Creo que hacía falta un cambio, hay que dejar espacio a la gente joven. Que no solo nos critiquen porque podemos hacer mucho», apunta. Y en esas está, en acabar con los prejuicios existentes contra la gente joven, esos que dicen que les falta compromiso.

Igualmente, aprovecha el espacio de las redes sociales para mostrar su vida como joven agricultora y ganadera y alcaldesa del medio rural, «quiero acabar con los prejuicios, mostrar su beneficios», explica. «Se me ocurrió contar un poco de esta vida en redes sociales porque vi a otras personas que subían cosas del campo y me parecía interesante. Quiero que se conozca cómo es la realidad, cómo se vive aquí». Y esta labor divulgativa está teniendo mucho éxito. «Me sigue mucha gente y, además, es que se interesan y me preguntan mucho. Hay mucha curiosidad por lo que hacemos, por los paisajes y lugares».

Cómo ha afectado la pandemia

Durante el primer estado de alarma, con el confinamiento domiciliario, Miriam ha seguido saliendo al campo, «la agricultura y la ganadería son esenciales, no pueden parar y hemos seguido trabajando».

Explica esta agricultora que la pandemia de la covid-19 no ha afectado tanto a esta actividad porque «salió el mercado chino a comprar cereal porque habían agotado lo almacenado. Salieron al mercado y el precio del cereal ha estado bien y no se esperaba que fuese así. Al contrario que la ganadería. Nosotros no nos dedicamos cien por cien a la ganadería pero quien sí lo haga está pasando momento duros. No salen las cuentas. La ganadería está paralizada porque nota el cierre de la hostelería y la ausencia de reuniones. Yo ahora tengo para vender pero no lo hago porque está regalado«, explica.

Reinvindicaciones de una alcaldesa rural.

El medio rural burgalés necesita gente como Miriam pero también necesita otras acciones para ayudar. «Necesitamos visibilidad y recursos», comenta esta regidora. Ejemplifica que, en su pueblo, el consultorio médico permanece cerrado, lleva así toda la pandemia, sin visitas en el centro y con gente mayor con dificultad para desplazarse. «Tenemos miedo a que no se vuelva a abrir», reconoce.

«Cómo atraes a gente joven si se nos quitan servicios. Sin médico, sin bancos cerca... En el medio rural hay trabajo y la vida tiene un menor coste pero se necesitan servicios», asegura. Sanidad, servicios financieros, conectividad, buenas comunicaciones por carretera son algunas de las principales reivindicaciones del medio rural burgalés.

«Nosotros solos no podemos sostener la vida en el medio rural. Se necesita mucho más apoyo, ayudas e implicación de las instituciones. De esas que están por encima de los pequeños ayuntamientos», concluye.

martes, 13 de octubre de 2020

Las mujeres en la agricultura familiar: equidad de género y liderazgo: Día internacional de las Mujeres Rurales.

 JORNADA: LAS MUJERES EN LA AGRICULTURA FAMILIAR: 
EQUIDAD DE GÉNERO Y LIDERAZGO.

ACTO CONMEMORATIVO DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES RURALES
15 de octubre de 2020
(Acto semipresencial- streaming directo)
Horario: de 11:00  a 14:00 h. horario peninsular,




lunes, 10 de agosto de 2020

«Los peregrinos llegan muy tocados, sobre todo con llagas».Begoña en el Diario de Brugos.


«Los peregrinos llegan muy tocados, sobre todo con llagas».
Begoña Vaquero es masajista en Redecilla del Camino 
y desde hace diez años ofrece a los peregrinos reflexología podal y masajes.

F.T., Diario de Burgos,

Begoña Vaquero primero fue peregrina, después hospitalera y desde hace una década tiene una consulta de masaje y reflexología podal en Redecilla del Camino. 
- Foto: Patricia González 
No hay nada mejor que recorrer el Camino de Santiago para conocer las necesidades de los peregrinos, máxime si uno ha sufrido algún contratiempo, y esto es lo que la ocurrió a Begoña Vaquero, una valencia que lleva diez años viviendo en Redecilla del Camino, donde ayuda, con quiromasajes y reflexiología, a los peregrinos a continuar la ruta.
 «Fui peregrina, hospitalera y al final, por mis estudios e historia con el deporte, decidí coger una casa aquí, abrir la consulta y quedarme», manifiesta a la puerta de su vivienda, en plena Ruta Jacobea. 

«Abrí la consulta, en principio, por los peregrinos, porque consideraba que se necesitaba un servicio como este, pero en mi casa atiendo a todo el que viene y lo hace gente del pueblo, personas mayores, y de toda la comarca porque ya me van conociendo», asegura Begoña, que no cobra por la consulta, «cada uno da lo que considera o puede». 


Esta empresaria valenciana que, cuando estaba en activo trabajaba en invierno y pasaba los veranos ayudando a los peregrinos, decidió un buen día dar un cambio radical a su vida e iniciar una nueva experiencia, «que está siendo muy enriquecedora» en un lugar en el que se encuentra «muy a gusto» y puede desarrollar una profesión que siempre la gustó y a la que llegó cuando sufrió una lesión de rodilla, «practicaba judo competitivo», recuerda. 


De la dureza del Camino sabe mucho Begoña, no solo porque ha realizado la ruta a pie, «terminé a trancas y barrancas en Santiago... y tuve que acudir a un masajista», matiza, si no por lo que se encuentra con mucha frecuencia en su consulta. «Los peregrinos llegan muy tocados, con los pies y la espalda muy mal; lo más habitual son las llagas en los pies, en ocasiones impresionantes, y siguen caminando», señala, a la vez que recuerda a un bombero de Ibiza, «un chico muy cachas que venía destrozadito de los pies y me decía que parecía mentira que le hubieran salido ampollas hasta donde no se imaginaba que le podían salir... venía hecho polvo». 


Tras años de experiencia, Begoña no duda a la hora de señalar cual es el más habitual de los errores que comenten los peregrinos, «las botas que traen, llegan con botas de invierno en pleno verano, botas que no transpiran nada para no mojarse, pero lo que hacen es cocer los pies en vivo, aparecen las ampollas y pierden las uñas», relata esta valenciana enamorada del Camino y satisfecha por poder prestar un servicio que ayuda al peregrino a seguir su marcha, «aunque en algunos casos se tienen que quedar aquí, haciendo reposo, si se trata de una tendinitis u otra lesión de ese tipo que requiere una recuperación, pero los que llegan con ampollas se van todos, el Camino es sacrificio».


Por las manos de Begoña han pasan todos los años cientos de peregrinos, «este año es un desastre» apunta, y con muchos de ellos mantiene una relación en la distancia, «me escriben, me mandan correos  electrónicos desde Canadá, México, EEUU y otros países personas a las que solo conozco del ratito que han estado aquí y es muy entrañable que se sigan acordando». Los que más pasan por su consulta son extranjeros, «desde mayo a octubre, otros años, era un continuo goteo de peregrinos extranjeros, los españoles son más del mes de agosto, cuando tienen vacaciones», señala.


Pero este año ni el mes de agosto está siendo bueno apunta Begoña, que recuerda que la oficina de información al peregrino abrió esta semana y el albergue municipal sigue cerrado, sí está abierto el privado. «Este año estoy trabajando más con la gente del pueblo y de la comarca, en especial con mujeres que después del confinamiento han salido todas corriendo cuando se abrieron las puertas y llegan todas lesionadas, es lo que más tengo este verano, lesiones musculares porque han andado demasiado después de estar tres meses sin hacer nada», apunta con una sonrisa esta ‘peregrina’ en el patio de su vivienda, donde ha encontrado la paz que atesoran las pequeñas localidades del Camino, como Redecilla, punto de entrada de la Ruta Jacobea en la provincia y donde el peregrino puede encontrar este servicio de masajes y reflexología que muy pocos ofrecen. 



 El Camino engancha a los que lo hacen y 


Begoña es un claro ejemplo de esa atracción espiritual.

jueves, 26 de marzo de 2020

"Nuestro modelo de vida ha generado una economía caníbal que se sostiene devorando otros cuerpos y territorios"

Una llamada urgente a sostener la vida ¿qué amenaza hoy nuestra existencia?

"Estamos en un momento en el que la economía, la cultura y la política hegemónicas han declarado la guerra a la vida. 
Es decir, se sostienen, crecen y medran de espaldas y en contraposición con las bases materiales
que permiten sostener la vida humana y el conjunto de los sistemas vivos. 
Desde el punto de vista ecológico nos encontramos ante una crisis de energía y materiales. 
En el año 2006, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), poco sospechosa de ecologismo radicalreconoció 
que se había alcanzado el pico del petróleo convencional. 
Esto tiene unas consecuencias tremendas en un mundo que "come petróleo" 
y para un modelo industrial de producción de alimentos petrodependiente y energívoro. 
Nuestras ciudades ya no se sostienen sin grandes cantidades de energía fósil. 
También hay límites en los sumideros del planeta. 
El cambio climático no es más que un importante problema de saturación de sumideros".

Entrevista a Yayo Herrero* 
Trini díaz / Iban aguinaga.

¿La transición energética es la solución? Hay más fuentes energéticas que el petróleo.
–Se habla mucho de la transición energética, pero las energías renovables y limpias no pueden mantener nuestro sistema económico globalizado e industrializado, ni satisfacer las necesidades humanas al ritmo de consumo actual. Para poder construir aerogeneradores, fabricar coches eléctricos o avanzar en la digitalización de la economía necesitamos minerales (litio, platino, cobre...) que también han alcanzado, o lo van a hacer próximamente, sus picos de extracción. Las cuentas no salen, a no ser que los beneficios sean para unas pocas personas. Esta reflexión tiene que salir del ámbito experto y trasladarse a los movimientos sociales y a la sociedad organizada para ir pensando en alternativas que no excluyan a nadie.

Propone cambiar las gafas con las que vemos el mundo. El ecofemismo ¿dónde pone el foco?
–La mirada del ecofeminismo nos ayuda a entender cómo funciona, se sostiene y mantiene la vida. El ecologismo nos ha hecho conscientes de la ecodependencia, de esa necesaria conexión con la naturaleza y la imposibilidad de vivir sin ella. Desde el feminismo, aprendemos la interdependencia y que el sostenimiento de la vida es una cuestión de corresponsabilidad entre comunidades, instituciones y personas. El diálogo entre ecología y feminismo es muy fructífero y rico.

¿De qué depende la vida humana? ¿Qué la mantiene?
–Somos una especie viva que está inserta en una naturaleza de la que obtenemos absolutamente todo para mantener nuestra existencia. Sin embargo, una buena parte del conocimiento dominante ignora esta ecodependencia y que los bienes fondo de la naturaleza (minerales, recursos, procesos) no son ni producidos ni controlados a voluntad del ser humano. Nada –ni una ciudad, ni ningún sistema económico– puede crecer de forma expansiva e ilimitada. Pero, además, la vida permanece inserta en otro territorio que es nuestro propio cuerpo, que es vulnerable, que es finito y termina muriendo. Somos interdependientes, es decir, necesitamos espacios comunitarios y sociales que garanticen que se van a recibir todos los cuidados necesarios y adecuados para cada momento del ciclo vital, especialmente en la infancia, la vejez, la enfermedad o la diversidad funcional. Esta tensión estructural marca la dinámica de guerra contra la vida.

Hombres y mujeres tenemos el mismo derecho a recibir cuidados, pero los deberes no se reparten de forma igualitaria.
–Esto es así, no porque las mujeres estemos mejor dotadas genéticamente para el cuidado de los cuerpos vulnerables y finitos sino porque la sociedad patriarcal ejerce una división sexual del trabajo que asigna de forma no libre diferentes roles a hombres y mujeres, mediante un proceso de educación y socialización desde la infancia. A las mujeres nos asignan los cuidados, a través de lo que algunas feministas han denominado "servicio familiar obligatorio" y de un sentido del deber acompañado de sanciones y culpas. A los hombres otros roles igualmente opresores: la potencia, el éxito en el espacio público, el dominio, e incluso la violencia. El sujeto patriarcal y político se percibe a sí mismo emancipado de la naturaleza, de su propio cuerpo –porque hay otras personas que lo cuidan– y desresponsabilizado de otras personas. Conforma, además, una noción de progreso completamente separada de la materialidad de la tierra y de los cuerpos.

¿Qué significa poner los cuidados en el centro?
–En las economías y políticas hegemónicas la prioridad no es el mantenimiento de vidas dignas sino el crecimiento económico. Poner los cuidados en el centro, requiere de políticas que produzcan lo que es necesario para sostener la vida y que lo hagan, además, de forma justa. Pero no tenemos instrumentos económicos para razonar desde el punto de vista de las necesidades. En términos monetarios, la producción de alimentos y la producción de armamento se miden de la misma manera.

¿Qué es progreso? ¿Cómo medir la riqueza?
–Nuestra economía se basa en que solo tiene valor aquello a lo que se le puede asignar un precio. Esto hace que tengamos una idea de la economía y la producción distorsionada. Llamamos producción a lo que hace crecer el PIB y dejamos de tener consciencia e invisibilizamos la importancia económica de los bienes fondo de la naturaleza y de trabajos que mayoritariamente hacen mujeres y comunidades para sostener cotidianamente la vida. Pero el mayor peligro es que empezamos a contabilizar la destrucción como si fuera progreso y riqueza. Me refiero a que un río contaminado hace crecer más la economía que un río limpio porque hay que gastar para descontaminarlo. Lo que llamamos capitalismo verde no es más que hacer caja con la propia destrucción.

¿Hay alternativa a este capitalismo que devora cuerpos y territorios?
–Desde hace tiempo hay propuestas en todos los campos de la economía, pero permanecen en los cajones de universidades o ministerios. Eso sí, cualquier alternativa justa y viable pasa por interiorizar el inevitable decrecimiento de la esfera material de la economía. Esto es un dato documentado por los científicos, no es una opción, por lo que debemos ponernos ya a la tarea de construir alternativas donde la comunidad tenga mayor fuerza, los bienes relacionales crezcan y el consumo de recursos de la tierra vaya disminuyendo.

¿Hay que vivir con menos para vivir mejor?
–Tenemos que aprender a vivir de una forma austera en lo material, en el uso de energía, en los kilómetros recorridos, en la distancia de los alimentos que consumimos. Esa austeridad es clave para poder conformar un modelo en el que entremos todas las personas. Y ahí topamos con la lógica capitalista de que todo merece la pena ser sacrificado con tal de que la economía crezca. Por eso, cualquier alternativa tiene que ir acompañada de una disputa de la hegemonía política y cultural. Necesitamos mucha gente organizada, espacios de debate, lugares de activismo, dinámicas barriales, porque donde nos jugamos la construcción de la utopía es en la comunidad, en la recuperación de los vínculos y las relaciones.

¿Es posible hacerlo en un contexto en el que los totalitarismos y la extrema derecha tienen cada vez más fuerza?
–Ellos tienen cada vez más fuerza, pero la gente organizada también. En situaciones de crisis surge esa polaridad tremendamente violenta y los espacios de grises, de diálogo, se estrechan. Adolescentes y jóvenes están tomando las calles para defender las causas del feminismo y la ecología. Este fenómeno mundial me tiene perpleja, me emociona. Es muy clarificadora la mirada del ecofeminismo para el análisis de la realidad porque los neopopulismos xenófofos, que señalan con el dedo a migrantes como culpables de la crisis, se pueden combatir mejor cuando se cae en la cuenta de que el camino de las personas migrantes es el mismo que recorren las materias primas que le son extraídas de sus países de origen.

¿Los efectos del cambio climático son irreversibles?
–La comunidad científica nos dice que si no empezamos a introducir medidas de mitigación importantes, la temperatura media global aumentará en 5-6 grados. El cambio climático ya ha desencadenado un daño irreversible, que obliga ahora a aplicar políticas de mitigación y también de adaptación. La borrasca "Gloria" sobre el Levante lo ha mostrado con claridad. Ya hay alcaldes, bastante lúcidos, que apuestan por favorecer la restauración ecológica de las dunas para proteger sus costas. Las inundaciones del Delta del Ebro, que ha supuesto la pérdida de 3.000 hectáreas de cultivo de arroz, ha provocado migraciones forzosas. Son los primeros refugiados climáticos de nuestro país.

¿Qué nos espera?
–Vamos a vivir una intensificación de todos estos efectos climáticos extremos. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) dice que la Península Ibérica se calienta al doble de velocidad que el resto de Europa, por lo que ya hay que empezar a proteger a las personas, seres vivos y a la tierra de sus consecuencias. En las riadas de Reinosa quien no tenía un buen seguro de hogar se ha quedado sin nada. Hay una dimensión de clase, de redistribución de la riqueza, que es preciso visibilizar para abordar todo esto de una forma justa. Para afrontar el cambio climático necesitamos restaurar espacios ecológicos, proteger el campo y adaptar nuestras ciudades. Son procesos que van a requerir una importante inyección de dinero público.

¿Las mujeres están pagando en mayor medida las consecuencias del cambio climático?
–Por cuestiones fisiológicas, la mortalidad acelerada por olas de calor y la contaminación persistente afecta más a las mujeres. En las inundaciones de Asía, el 80% de las víctimas fueron mujeres, posiblemente atrapadas en sus casas y al cuidado de otras personas. El extractivismo (búsqueda de petróleo) conlleva un aumento de la violencia contra las mujeres y de la trata, y las sequías o la deforestación afectan principalmente a las condiciones de vida de las mujeres, que son las que buscan agua y leña. Pero no solo son víctimas sino agentes muy activos en la defensa de la tierra y sus comunidades, en el sostenimiento de los vínculos y relaciones. En Noruega, por ejemplo, hay una organización de mujeres pensionistas que están denunciando a su Gobierno por no implementar medidas para mitigar los efectos del cambio climático y, por tanto, incrementar el riesgo de mortalidad anticipada.

¿De qué manera la crisis climática afecta a la crisis económica?
–Esta crisis ecológica incide de forma directa en la crisis económica global. Si la valla que rodea la Europa rica –además de no dejar entrar migrantes– impidiera el paso de energía, materiales, pesca, alimentos y productos manufacturados, la Europa rica no se sostendría ni dos meses. 
Todos los países ricos son deficitarios en materias primas y excedentarios en residuos. También la interdependencia de la vida y el trabajo de cuidados lo realizan mujeres migrantes. Nuestro modelo de vida ha generado una economía caníbal que se sostiene devorando otros cuerpos y territorios, a veces con medios bélicos y otras con las reglas de la Organización Mundial del Comercio o los tratados comerciales, que configuran una verdadera arquitectura de la impunidad del saqueo. Es un modelo que genera un gigantesco sistema de expulsión y que tiene un rostro marcadamente desigual.

¿Cómo se está afrontando el problema?
–Con políticas públicas que no son ni humanitarias ni justas. Después de haber negado el cambio climático, una buena parte del poder económico y empresarial dice ahora que es una nueva oportunidad de negocio. La geoingeniería, la agricultura inteligente, la construcción de infraestructuras, son mecanismos que convierten el cambio climático en un negocio al servicio de sectores privilegiados, que se están preparando y protegiendo para afrontarlo. En el Foro de Davos también se debate sobre cambio climático.

El proceso migratorio está siendo tratado como un problema de seguridad. Para ello, construyen una narrativa que señala a la persona migrante como peligrosa y violenta y la convierten en la materia prima del nuevo negocio de la seguridad de las fronteras, los centros de internamiento, las concertinas y las cámaras de vigilancia.

¿Otra política es posible?
–Fuera de la política pública institucional hay personas que nos estamos articulando en torno a la economía social y solidaria, en la banca ética, en cooperativas energéticas y de consumo, medios de comunicación alternativos, producción agroecológica, pesca artesanal, etc. Necesitamos darle la vuelta a la política para hacer que lo común y la socialización de recursos básicos sea un principio político. Otra política es factible y la dificultad está en conseguir mayorías sociales que la deseen y que estén dispuestas a luchar por estos cambios.

¿Qué pasos tenemos que ir dando para hacer las paces con la tierra?
Una transición hacia la sostenibilidad agroalimentaria y la relocalización en la producción de alimentos es fundamental. Hay que consumir productos de temporada, con circuitos cortos de comercialización y, si es posible, libres de agroquímicos. Lo que está pasando con el cultivo del aguacate es tremendo: ahora que se ha puesto de moda en las dietas saludables y vegetarianas, el monocultivo del aguacate en Perú está trepando hasta los cerros y arrasando territorios. El reto está en lograr una alimentación saludable para todas las personas, no solo para las que puedan pagarlo. Además, hay que repensar nuestras ciudades, usar transporte público y colectivo, y quizá movernos menos. Los cambios personales son necesarios, pero no suficientes. No hay que olvidar que la dimensión es colectiva y comunitaria.

La sostenibilidad ¿qué debe aprender de las mujeres?
–En este momento, la posibilidad de construir utopías locales, que además puedan crecer a los ámbitos más globales, pasan por la cultura del tejido. Si ha habido especialistas en el tejido de vínculos y relaciones han sido históricamente las mujeres y quienes los han puesto en valor y han hecho de ello práctica política cotidiana han sido los movimientos feministas. Por ello, hay que mirarlos abiertamente, sin prejuicios y falsos conceptos. La mitad de la población del planeta tiene mucho que aportar y no nos podemos permitir, en las circunstancias en las que estamos, prescindir de todo ese conocimiento y práctica.

"Cualquier alternativa justa y viable pasa por interiorizar el inevitable decrecimento de la esfera material de la economía"

"La economía, la cultura y la política hegemónicas han declarado la guerra a la vida"

"Las energías renovables no pueden mantener nuestro sistema económico globalizado e industrializado"

"El ecofeminismo nos ayuda a entender cómo funciona, se sostiene y mantiene la vida"

"Lo que llamamos capitalismo verde no es más que hacer caja con la propia destrucción".

Yayo Herrero*  se define como una persona enamorada de la de la vida, de la naturaleza, de la gente, de lo comunitario. Esta pulsión da fuerza a sus palabras y a su decidido compromiso por crear alternativas de reorganización económica y política igualitarias y sostenibles.
Es antropóloga, educadora social, ingeniera agrícola y profesora de la Cátedra Unesco de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

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