Febrero 2015
Articulo de opinión de Luis Marcos,
La salvaje y demoledora crisis económica que arrastramos desde verano de 2007, está cambiando de forma sangrante el paisaje de nuestro país, dejando una legión de afectados, que incluye a millones de parados, jóvenes emigrados, familias desahuciadas, comerciantes arruinados, autónomos empobrecidos, ciudadanos saqueados, entre otras muchas víctimas. Una nueva sociedad emerge, desigual, donde la riqueza se almacena de forma obscena en cada vez menos manos, donde los servicios públicos esenciales se privatizan y recortan, donde la presión tributaria se hace insoportable para las clases medias, y donde los culpables de este caos: políticos, banqueros, grandes empresarios sin escrúpulos, sindicalistas corruptos, etc... se van de rositas, a seguir alimentando sus rebosantes cuentas suizas.
Uno de los lugares comunes de quienes nos han conducido a la pobreza más severa que se vive en España, desde aquella gris posguerra que nos contaban nuestros padres, es buscar como falsos responsables de esta situación a "chivos expiatorios" con quienes distraer a la opinión pública, cual si se trataran de un macguffin en una película de Alfred Hitchcock. Así, se acusa sin rubor a las familias de "vivir por encima de sus posibilidades", y se reclama que "hay que trabajar más y cobrar menos".
publicado en burgosconecta.es
Uno de los lugares comunes de quienes nos han conducido a la pobreza más severa que se vive en España, desde aquella gris posguerra que nos contaban nuestros padres, es buscar como falsos responsables de esta situación a "chivos expiatorios" con quienes distraer a la opinión pública, cual si se trataran de un macguffin en una película de Alfred Hitchcock. Así, se acusa sin rubor a las familias de "vivir por encima de sus posibilidades", y se reclama que "hay que trabajar más y cobrar menos".
Dentro de ese esquema, también surgieron rápidamente voces que centraron sus dedos acusadores en los municipios. Pero sorprendentemente no miraban hacia ayuntamientos con deudas hipermillonarias, llenos de personal de confianza, plagados de obras carísimas e innecesarias y que apestaban a corrupción en cada expediente. No, sin el menor escrúpulo y conocimiento, lanzaron el falaz mensaje "menos municipios, menos gasto". Y cuando hablaban de eliminar ayuntamientos y de fusionar municipios, señalaban acusadoramente a los "pequeños municipios". Así, el todopoderoso PP, se lanzó por ese camino cuando comenzó a pergeñar su "Ley de Modernización y Sostenibilidad de la Administración Local". Pronto las protestas de sus propios alcaldes, las manifestaciones de los vecinos y las movilizaciones de los pueblos y del ámbito rural en su conjunto, frenaron en seco las "fusiones obligatorias de municipios" y la "eliminación de las entidades locales menores" inicialmente previstas. Al final, aunque la ley es coercitiva contra los pequeños municipios e inquisidora con las pedanías, el medio rural salvaba los muebles, aunque alertado de que en capitales lejanas se maquinaba activamente por su desaparición.
Ahora, al calor de las próximas elecciones municipales del 24 de Mayo, algunos partidos vuelven a la carga, incluyendo en sus programas electorales -ni más ni menos- que "la desaparición de todos los municipios de menos de 5000 habitantes". Vivimos en tiempos sin complejos, y hay que llegar donde los mismísimos asesores de Rajoy no se atrevieron. Así, partidos como UPyD y Ciutadans, y líderes como Rosa Díez y Albert Rivera, que frecuentemente defendían la "fusión de municipios" como medida "modernizadora de la administración" (¿?), pasan de las palabras a los hechos, y se constituyen en los auténticos "partidos matapueblos", en los genuinos liquidadores del medio rural.
Poco importa que la falacia alimente los argumentos que impulsan a bajar la persiana de la mayor parte de los municipios castellanos.
Poco importa que Albert Rivera o Rosa Díez no sepan lo que es un pequeño municipio, salvo si vieron -que lo dudo- alguna vieja película en blanco y negro como "Bienvenido Mister Marshall".
Poco importa que los pequeños municipios no estén endeudados, que sus cargos públicos no cobren o que sean el ámbito donde el voluntariado de los vecinos y la prestación personal de sus habitantes es la tónica habitual en obras y acciones colectivas.
Nada saben partidos como Ciutadans o UPyD, que llenan su boca frecuentemente con palabras como "Democracia" o "Regeneración", que desde hace más de mil años, en nuestros pueblos se practican formas de democracia directa y participativa, que comparten cuantiosas propiedades públicas y comunales, que se gestionan como una gran familia, y que son instituciones preexistentes, no solo a la Constitución Española, sino a la misma España.
Sí que saben, aunque no les importa, que sin sus Ayuntamientos, la pervivencia de los pequeños municipios y de las entidades locales menores está condenada a muerte; sin instituciones democráticas propias, es imposible combatir la despoblación y el envejecimiento rural, acercar la administración al ciudadano, o generar propuestas de desarrollo endógenas en el territorio. Pero deben ser pocos los votos de los pueblos.
Partidos políticos "matapueblos" como UPyD y Ciutadans podían decidir gasear a los vecinos de los pueblos, que parece les molestan, pero el procedimiento les ha debido parecer demasiado rápido e indoloro, y apuestan por la muerte lenta a la que conducirán a las localidades que privarán del autogobierno de sus cuestiones más cercanas.
Tanto los responsables de UPyD como los de Ciutadans apuestan por suprimir todos los municipios de menos de 5.000 habitantes; ello reduciría los 8.112 municipios españoles actuales a entre 1.100 y 900, según se permita la agrupación entre pequeñas localidades entre sí, o se las agregue directamente a una mayor. Eso supondría que los 371 municipios burgaleses pasarían a entre cinco y ocho ¡aproximadamente el 2% de los actuales!, y los 2.248 municipios de la Comunidad de Castilla y León, reducidos a entre 50 y 77 (el 3,4% del total) en una medida que fundamentalmente agrede al territorio castellano y que demuestra el profundo desconocimiento de la realidad rural y local que caracteriza a estas formaciones políticas centralistas urbanitas. En Castilla-La Mancha, pues parece que la medida va específicamente diseñada para acabar con el diseminado municipalismo de las Comunidades castellanas de la España Interior, de la Castilla profunda, supondría que de los 979 municipios de esta autonomía se pasaría a 76 (el 8 % del total).
Partidos políticos "matapueblos" como UPyD y Ciutadans podían decidir gasear a los vecinos de los pueblos, que parece les molestan, pero el procedimiento les ha debido parecer demasiado rápido e indoloro, y apuestan por la muerte lenta a la que conducirán a las localidades que privarán del autogobierno de sus cuestiones más cercanas.
Tanto los responsables de UPyD como los de Ciutadans apuestan por suprimir todos los municipios de menos de 5.000 habitantes; ello reduciría los 8.112 municipios españoles actuales a entre 1.100 y 900, según se permita la agrupación entre pequeñas localidades entre sí, o se las agregue directamente a una mayor. Eso supondría que los 371 municipios burgaleses pasarían a entre cinco y ocho ¡aproximadamente el 2% de los actuales!, y los 2.248 municipios de la Comunidad de Castilla y León, reducidos a entre 50 y 77 (el 3,4% del total) en una medida que fundamentalmente agrede al territorio castellano y que demuestra el profundo desconocimiento de la realidad rural y local que caracteriza a estas formaciones políticas centralistas urbanitas. En Castilla-La Mancha, pues parece que la medida va específicamente diseñada para acabar con el diseminado municipalismo de las Comunidades castellanas de la España Interior, de la Castilla profunda, supondría que de los 979 municipios de esta autonomía se pasaría a 76 (el 8 % del total).
Las consecuencias de la desaparición de la mayor parte de los Ayuntamientos existentes, para los castellanistas, no supone ningún ahorro, pues la mayor parte de sus cargos públicos (alcaldes, alcaldes pedáneos, concejales y vocales en juntas vecinales) no perciben remuneración alguna, sino que impulsaría un notable encarecimiento en la prestación de los servicios básicos a la población rural, diseminada, aislada y envejecida, ya que habrían de ser prestados desde la lejanía y el desconocimiento; generará un deterioro de la calidad de los servicios públicos, notables recortes en los mismos fruto de su encarecimiento, y una privatización a medio plazo. Todo ello supondrá, por tanto, un impulso a los procesos despobladores en el medio rural y de éxodo de sus gentes a las ciudades, con el consiguiente deterioro del patrimonio cultural, monumental, natural, ambiental y de las infraestructuras de los pueblos. La desaparición forzosa de los Ayuntamientos rurales, las instituciones más democráticas y antiguas que existen en nuestro país, supone una vulneración de la autonomía local, la expropiación de sus vastos patrimonios públicos y comunales, la enajenación a sus vecinos del derecho fundamental de decidir colectivamente como gestionar su vida municipal.
Las razones que esgrimen Rosa Díez y Albert Rivera para justificar esta propuesta, como "garantizar la viabilidad de los ayuntamientos", "mejorar la prestación de los servicios públicos", o "ahorrar costes", son una mera patraña, ya que el número de ayuntamientos no garantiza, ni racionalidad ni calidad de vida, puesto que Francia, con 36.000 ayuntamientos (España tiene 8.000) es el paradigma de la conservación del medio rural y de la calidad de vida en los pequeños pueblos.
Pero si la propuesta de Rosa Díez y Albert Rivera es una barbaridad, constituye un brutal sarcasmo que partidos como UPyD o Ciutadans, una de cuyas principales propuestas electorales es la desaparición de los pequeños municipios, presente candidaturas en los mismos. Y lo hacen, probablemente, ocultando a los propios vecinos que integren sus listas, que si ganan las elecciones, disolverán su ayuntamiento, y adscribirán su gestión municipal y sus bienes a otro mayor y distante. UPyD y Ciutadans, en sus recorridos por las provincias castellanas, si dijeran la verdad, no deberían clamar "buscamos alcaldes o concejales", debieran gritar "queremos enterradores para vuestros pueblos".
Las razones que esgrimen Rosa Díez y Albert Rivera para justificar esta propuesta, como "garantizar la viabilidad de los ayuntamientos", "mejorar la prestación de los servicios públicos", o "ahorrar costes", son una mera patraña, ya que el número de ayuntamientos no garantiza, ni racionalidad ni calidad de vida, puesto que Francia, con 36.000 ayuntamientos (España tiene 8.000) es el paradigma de la conservación del medio rural y de la calidad de vida en los pequeños pueblos.
Pero si la propuesta de Rosa Díez y Albert Rivera es una barbaridad, constituye un brutal sarcasmo que partidos como UPyD o Ciutadans, una de cuyas principales propuestas electorales es la desaparición de los pequeños municipios, presente candidaturas en los mismos. Y lo hacen, probablemente, ocultando a los propios vecinos que integren sus listas, que si ganan las elecciones, disolverán su ayuntamiento, y adscribirán su gestión municipal y sus bienes a otro mayor y distante. UPyD y Ciutadans, en sus recorridos por las provincias castellanas, si dijeran la verdad, no deberían clamar "buscamos alcaldes o concejales", debieran gritar "queremos enterradores para vuestros pueblos".
Si Rivera o Díez creyeran lo más mínimo en esa ética política con que llenan su bocaza, cuando sus candidatos en las poblaciones inferiores a 5000 habitantes firmaran los compromisos de aceptación de candidatura, debieran tener al lado a un notario que leyese a los incautos "...y le advierto que, en la letra pequeña de este documento, figura que la principal propuesta de estos dos partidos para su municipio es la desaparición de su ayuntamiento y de sus bienes comunes", como debieran los notarios haber informado a los ingenuos suscriptores de preferentes o de hipotecas con cláusulas suelo que ofrecían los bancos.
Ahora, el conjunto de despreciables ratas ávidas de poder que arañan las puertas de las sedes de UPyD y Ciutadans, que arrinconan a íntegros militantes que creyeron a pies juntillas los mensajes de regeneración de Díez o Rivera, dirán que las propuestas de los Programas Electorales son "adaptables" a cada territorio, que en Castilla o Burgos se goza de "autonomía" para aplicar las propuestas de los líderes máximos, y otras lindezas del tipo "prometer hasta meter, y una vez metido, olvidar lo prometido".
Décadas lleva el pequeño municipalismo castellano soportando marginación, discriminación y empobrecimiento. Que no tengamos además ahora que cargar con la cruz de haber apoyado a aquellos "partidos matapueblos" que nos quitaron el gran legado democrático y comunal de nuestros padres: nuestros ayuntamientos. Si crees en un Medio Rural Castellano Vivo, practica un BOICOT ACTIVO, que impida que partidos anti-municipios y mata-pueblos engañen a los vecinos de municipios y pedanías, para conseguir votos que finalmente se utilizarán para suprimir sus ayuntamientos y su autonomía y democracia local.
Es urgente hacer una apuesta decidida por el Medio Rural Castellano, por la vida en sus pueblos, por defender sus instituciones democráticas: ayuntamientos y juntas vecinales, por la mancomunación de municipios como ámbito colaborativo para la prestación de servicios que exceden el límite municipal, por la recuperación de la gestión de las propiedades públicas y comunales, y por la adopción de medidas claras de "discriminación positiva" hacia quienes han hecho la opción de vivir en el campo, con rebajas impositivas a la inversión en actividades económicas, con prestación de servicios de igual calidad al medio urbano, con cesiones de viviendas y opciones laborales a quienes se trasladen al campo.
Ahora, el conjunto de despreciables ratas ávidas de poder que arañan las puertas de las sedes de UPyD y Ciutadans, que arrinconan a íntegros militantes que creyeron a pies juntillas los mensajes de regeneración de Díez o Rivera, dirán que las propuestas de los Programas Electorales son "adaptables" a cada territorio, que en Castilla o Burgos se goza de "autonomía" para aplicar las propuestas de los líderes máximos, y otras lindezas del tipo "prometer hasta meter, y una vez metido, olvidar lo prometido".
Décadas lleva el pequeño municipalismo castellano soportando marginación, discriminación y empobrecimiento. Que no tengamos además ahora que cargar con la cruz de haber apoyado a aquellos "partidos matapueblos" que nos quitaron el gran legado democrático y comunal de nuestros padres: nuestros ayuntamientos. Si crees en un Medio Rural Castellano Vivo, practica un BOICOT ACTIVO, que impida que partidos anti-municipios y mata-pueblos engañen a los vecinos de municipios y pedanías, para conseguir votos que finalmente se utilizarán para suprimir sus ayuntamientos y su autonomía y democracia local.
Es urgente hacer una apuesta decidida por el Medio Rural Castellano, por la vida en sus pueblos, por defender sus instituciones democráticas: ayuntamientos y juntas vecinales, por la mancomunación de municipios como ámbito colaborativo para la prestación de servicios que exceden el límite municipal, por la recuperación de la gestión de las propiedades públicas y comunales, y por la adopción de medidas claras de "discriminación positiva" hacia quienes han hecho la opción de vivir en el campo, con rebajas impositivas a la inversión en actividades económicas, con prestación de servicios de igual calidad al medio urbano, con cesiones de viviendas y opciones laborales a quienes se trasladen al campo.