lunes, 5 de septiembre de 2022

“Se legisla contra lo rural: es más efectivo gestionar el campo para controlar los fuegos que aumentar los equipos de extinción".

Marc Castellnou, ACN
Entrevista a Marc Castellnou*, experto en incendios: 
Los bosques están al límite y cada vez habrá más fuegos imposibles de apagar
El jefe del Grupo de Refuerzo de Actuaciones Forestales asegura que es más efectivo gestionar el campo para controlar los fuegos que aumentar los equipos de extinción
La situación forestal empeora y, según Castellnou, todavía puede hacerse más extrema. La responsabilidad recae sobre el cambio climático y las largas sequías, pero también sobre los despachos políticos en los que, según el experto, “se legisla contra lo rural”.

Cada verano, los medios de comunicación le buscamos para que nos explique qué está pasando con los incendios. Está siendo un año muy duro, pero ¿es peor que los anteriores?

Lo que pasa ahora es una continuación de lo que ocurre desde hace años, aunque sí está siendo un verano intenso. El año pasado tuvimos [en Catalunya] 15 días con temperaturas por encima de los 30 grados; este año a finales de julio ya íbamos por los 28. Estamos normalizando temperaturas que hace veinte años eran extremas. Hoy tenemos un clima más seco y árido que provoca más incendios, pero es importante entender que los fuegos no son solo causados por el cambio climático.

Las variaciones y el aumento de temperaturas han traído un territorio que es más propenso a quemar, sí, pero lo que enciende la chispa es la falta de gestión del territorio, que está totalmente abandonado en Catalunya, pero también en España y en Europa Occidental.

¿Cree que las administraciones focalizan en el cambio climático para no abordar la falta de gestión territorial?

El cambio climático es un factor más, pero puede llegar a ser una excusa, un hecho sobrevenido sobre el cual no podemos hacer nada. Es más fácil lamentarse por algo muy complicado que fijarse en la gestión del territorio, que es algo que se ha ido abandonando durante los últimos 100 años. Con esto no quiero decir que el cambio climático no sea determinante, porque las temperaturas extremas hacen que nuestro país queme con más violencia, pero la situación sería mucho más controlable si no abandonáramos a los bosques.

¿Por qué en los últimos años estamos teniendo estos grandes incendios?

Es una combinación de factores. La energía acumulada es cada vez más alta porque la temperatura va aumentando y los veranos duran más, así que los bosques gastan más energía de la que gastaban hace un siglo. Esto es como una familia que no llega a final de mes: si no llegas un mes, te puedes recuperar, pero si vas fallando sistemáticamente, a final de año estás muy endeudado. Esta deuda la notamos en la acumulación de vegetación muerta, que es muy combustible y que no es otra cosa que el resultado de las decisiones tomadas durante los últimos 10 años, que nos han dejado un territorio abandonado y susceptible a incendios ingestionables.

¿Incendios ingestionables?

Cada vez hay más incendios en los que la extinción no es posible: por más recursos que tengas y por muy bueno que seas apagando incendios, sin un territorio gestionado, no se puede hacer nada. Los bosques están llegando al límite y cada vez habrá más incendios imposibles de apagar, que son aquellos que emiten más de 10.000 kilovatios por metro cuadrado. El año pasado, que fue un año normal, los incendios emitieron de media 8.800 kw por metro, muy cerca del límite.

¿Los incendios pueden medirse en kilowatios?

Un incendio emite energía. Un fuego normal tiene entre 1.000 y 3.000 kW. Estos son fuegos que podemos controlar, pero si emite más de 10.000 kW, es demasiado potente y ya no podemos hacer nada para extinguirlo. Últimamente estamos viendo más incendios que superan estos límites, debido a la gran acumulación de vegetación muerta, que aumenta la intensidad del fuego. Un ejemplo de eso fue el de Pont de Vilomara, que tuvo una potencia de 127.000 kW por metro, un nivel de energía que superó en 12 veces la capacidad de extinción. Sé que son cifras muy grandes y puede costar de visualizarlas. Por ejemplo: la potencia que tenemos contratada de luz para hacer funcionar una casa ronda entre los 2 y los 3 kW. Pues ahora imagínate qué suponen 127.000.

"Invertir en bomberos no garantiza que el bosque no se queme. Hay que invertir en gestión del territorio para no llegar a un límite con incendios que no se puedan apagar"

¿Hay suficientes dotaciones de bomberos?

Los efectivos son suficientes para el territorio que tenemos y están suficientemente preparados. No se trata de invertir en bomberos, porque eso no garantiza que el bosque no se queme. Lo que se necesita es invertir en gestión del territorio para no llegar un límite con incendios que no se puedan apagar, por muchos bomberos que tengas. Haciendo el símil: no necesitamos más médicos, sino medicamentos y vacunas. Si nos dedicamos a construir hospitales, pero no hacemos nada para que la sociedad no enferme, acumularemos pacientes que no podremos curar. Es verdad que los equipos de extinción se podrían modernizar, pero no servirán de nada sin un territorio gestionado, limpio y con una economía rural.

¿Qué significa gestionar el territorio?

Por ejemplo, que esté ordenado para poder hacer extinción. También que haya políticas agrarias para que limpien el territorio. No puede ser que nos dediquemos a proteger las zonas rurales como si fueran un decorado, pero que no dejemos que se haga nada allí. La energía se acumula en los bosques, que están estresados porque nadie los atiende.

Un incendio es un proceso natural de renovación, que sirve para limpiar la vegetación muerta y abrir espacios para que nazcan brotes nuevos. Si no estuviéramos aquí, el ecosistema se adaptaría solo al clima cambiante. Pero la presencia humana ha alterado el funcionamiento de los bosques: les hemos dado un interés social, económico y poblacional que solo acumula energía y que, sin gestión, se transforma en grandes o súper grandes incendios. Es un gran problema porque no dejamos que se regulen solos, pero tampoco los gestionamos nosotros. Si a esto sumas las sequías, tienes la receta del desastre.

Apunta a que los bosques tienen una utilidad económica. Desde que se aprobó la Ley de Montes, que permite la recalificación de tierras quemadas, ¿han notado un incremento de fuegos provocados?

¿Cuántos fuegos crees que son provocados? Lo fue el del Pont de Vilomara y se le dio mucho peso en los medios de comunicación, pero la gran mayoría de incendios son naturales. Nos gusta mucho focalizar en los que son provocados para hablar del pirómano de turno y quedarnos tranquilos si lo cogen, porque eso nos quita mucha responsabilidad. Pero la verdad es que la gran mayoría de incendios son eléctricos, por accidentes de coche o problemas mecánicos.

La cuestión no es lo que provoca el incendio, sino que éste se pueda convertir en un súper gran incendio. Los pirómanos son un problema, pero no son la causa del desastre que tenemos entre manos. Centrarnos en ellos sólo sirve para esconder el problema real, que es que el territorio rural está abandonado, que no invertimos en despoblación. Es más fácil culpar a otro que asumir la realidad, pero es hacerse trampas al solitario.

"Focalizamos mucho en los incendios que son provocados para hablar del pirómano de turno y quedarnos tranquilos si lo cogen, porque eso nos quita mucha responsabilidad"

¿Qué pensó cuando el consejero de medio ambiente de Castilla y León culpó de los incendios a los ecologistas?

Evidentemente, los ecologistas no son culpables de los incendios; la culpa es de la política urbana que legisla contra lo rural. La culpa es de quien piensa que el territorio no se debe tocar y cree que todo se solucionará solo. Detrás de estas acusaciones hay una negativa a ver que, con las políticas actuales, estamos convirtiendo los bosques en un polvorín listo para arder. Si no se toman cartas en el asunto, lo que pasará es que el bosque buscará su propia solución, que es quemarse entero y volver a comenzar. Lo que no nos pueden decir es que no toquemos el territorio, pero que, si quema, vayamos a apagarlo.

¿Qué pasaría si dejáramos que los bosques ardieran?

Los bosques se regeneran con los incendios naturales. El problema es que estos súper grandes incendios queman con mucha más intensidad y energía de lo normal y pueden conllevar pérdidas de biodiversidad importantes. Un incendio normal sirve para sanear el territorio y prevenir de otros incendios. Es como una vacuna contra los grandes fuegos. Pero ahora ni dejamos que quemen, ni los protegemos nosotros. Y esto es así porque nos hemos convertido en una sociedad urbana que no entiende los bosques, a la que le gusta verlos, pero no los entiende.

No entendemos cómo funcionan los bosques ni tampoco el peligro de los incendios. ¿Qué pensó cuando parte de la ciudadanía se saltaba las restricciones e iba a parques naturales cuyo acceso estaba prohibido por el riesgo de fuego?

Cuando hay restricciones, se dan por dos motivos. El primero es evitar actividades que generen igniciones que se puedan evitar. El segundo es que, si hay un incendio y hay gente dentro de estos espacios, los bomberos que deberían estar apagando el incendio, estarán rescatando a estas personas. Supondría restar efectivos y es un lujo que no nos podemos permitir, porque los bomberos necesitamos ayuda en un territorio que está sin gestionar. Las restricciones son el precio a pagar por no invertir en nuestros bosques.

* Marc Castellnou (Tivissa, Tarragona, 1972) es un rostro que, a su pesar, reaparece cada verano. Como jefe del GRAF (Grupo de Refuerzo de Actuaciones Forestales) del cuerpo de bomberos de la Generalitat de Catalunya, es una de las voces de referencia cuando hay que hablar de –y entender– los incendios.


sábado, 3 de septiembre de 2022

Cosechar o no cosechar.

Ésta está siendo una campaña de recolección para olvidar, al final las producciones obtenidas, que en Palencia se asemejan a un año medio, van a ser lo de menos pero sí calará en todo el sector lo sucedido en lo referente a las diversas prohibiciones de cosechar que están amedrentando a todo el sector desde el día 16 de julio.

Desde ASAJA-Palencia estamos en total desacuerdo con las medidas tomadas por la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, comandada por el consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones

Un año “normal”, en monte y en la superficie situada hasta 400 del monte se permite la cosecha si no se alcanzan los 30 ºC y los 30 km/h de viento y los agricultores se sienten indefensos porque la definición de monte es tan amplia que “todo” es monte, o al menos así lo podría entender la autoridad competente.

Para darnos una vuelta de tuerca más, este año se ha optado por el camino más fácil, la prohibición, los primeros días, total, y los siguientes, parcial, y con ella se ha criminalizado al sector, algo que se está notando en la sociedad en las últimas semanas, donde se trata a los agricultores como pirómanos. Si la norma ya existe no tiene sentido realizar una prohibición extra basándose en unas previsiones meteorológicas que posteriormente se pueden cumplir o no, y metiendo en el mismo saco a toda Castilla y León, cuando en cada zona hay unas condiciones climáticas. Así no se evitan los incendios, simplemente se demoran las tareas de recolección.

Hemos llegado a un punto en que el sector tiene miedo de cosechar, no es justo. El agricultor realiza su trabajo, y una parte de él es la recolección. Cada día en que los cultivos están en su momento óptimo de cosecha, y ésta no se realiza, hay pérdidas de granos que caen al suelo. Además el cultivo está expuesto a riesgos climatológicos, como el pedrisco, y al disfrute por parte de la fauna salvaje.

Si se quiere que los agricultores se queden en casa de brazos cruzados cuando deben estar recogiendo la cosecha se debe habilitar una partida presupuestaria para pagar los daños acaecidos por la no realización de la cosecha a tiempo y además por los daños concretos que sucedan durante esos días. Porque aunque pueda parecer que prohibiendo sólo en una franja horaria la cosecha se puede realizar fácilmente esto no es así. Hay que recordar que el campo no es una fábrica y las condiciones climatológicas son las que son. Hay zonas donde es más que frecuente el rocío, algo que impide realizar la cosecha, y si a todas las horas en que hay esa humedad, añadimos las prohibidas, nos encontramos en que se puede cosechar muy poco tiempo al día.

El incendio es un riesgo que es inherente a una labor como la cosecha, y puede haber incendios teniendo menor temperatura y viento que la designada para hacer parar las máquinas por ley, de ahí lo absurdo de las prohibiciones que nos han impuesto. Aunque pueda parecer un tópico, las Administraciones deben apagar los fuegos en invierno y permitir el trabajo del campo en verano. Cuando los agricultores ven que las condiciones son peligrosas para cosechar, la cosecha se para. A nadie le gusta jugarse la vida y la cosechadora por un incendio, no hace falta que venga el político de turno a imponernos lo que tenemos que hacer.

jueves, 1 de septiembre de 2022

Racionamiento racional e irracional en la Era del Descenso Energético: Einstein intuía correctamente que la estupidez humana era lo único que no conocía límites.

Tenemos que decidir qué priorizamos: 
si los derroches de energía o el combustible para tractores y cosechadoras, 
si los casinos o los hospitales, 
si Amazon o la tienda del barrio...

Antonio Turiel / Juan Bordera 


Imagina una noche dura: Tienes cuatro hijos, solo una barra de pan y dos opciones: racionar a partes equitativas o dejar que el más fuerte se coma el trozo que le dé la gana, aunque los otros se mueran de hambre. 

Lo humano, lo honesto, es lo primero, ¿verdad? 
No hace falta decir mucho más, cualquiera haríamos lo mismo. 
Bueno, cualquiera no.

Unos pocos dirigentes políticos están demostrando que Einstein intuía correctamente que la estupidez humana era lo único que no conocía límites. Estos dirigentes están patinando sobre hielo muy fino. La principal razón es que el decrecimiento ya no se puede esconder ni detrás de una bandera, ni detrás de un espejismo luminoso. Las personas no comemos banderas y sabemos ver qué es un despilfarro. De ahí el esfuerzo de los grandes poderes económicos en invertir y controlar medios que adulteren tanto la realidad. 

Pero el espectáculo está empezando a ser difícil de esconder, y cada vez aparecen más y más artículos, periodísticos y académicos, mejores y peores, que comentan y demuestran una realidad incontestable: tanto el cambio climático como la escasez están haciendo desaparecer el tabú del decrecimiento. Hasta presidentes como el finlandés no han dudado en ponerlo en palabras cristalinas para quien quiera escuchar: la gente en Finlandia y en otros países de la UE tendrán que acostumbrarse a que la economía no crezca todos los años.

Por eso las medidas de ahorro energético propuestas por el Gobierno y aprobadas en el Consejo de Ministros, aunque van en la buena dirección, en realidad se quedarán cortas ante lo que va a venir, y deberían ser tomadas como algo racional y permanente. Algo que deberá ir siendo acompañado por medidas más profundas de redistribución de la riqueza, o de otro modo, habrá problemas.

En la Era del Descenso Energético que estamos empezando a transitar, con el tiempo, estas medidas –que no son algo exclusivo de nuestro país– se van a ir normalizando y ampliando, y haríamos bien en asumirlo con rapidez.

No es un gran sacrificio limitar las horas en las que tener encendidas las luces o moderar la temperatura de la climatización

No es un gran sacrificio limitar las horas en las que tener encendidas las luces o moderar la temperatura de la climatización. Pero claro, hay otra opción para los que dicen ser “amantes de la libertad” cueste lo que cueste. Una opción muy evidentemente perversa: dejar que la sabia mano invisible del mercado asigne los recursos que escasean eficientemente. ¿Hay menos energía disponible? Pues para los –cada vez menos– que puedan pagarla. ¿Que porque unos derrochan combustibles fósiles o tienen beneficios extraordinarios otros no pueden ni calentarse un plato de sopa? ¡Libertad! Desde que el mundo es mundo.

Es curioso cómo la palabra racionamiento significa cosas distintas según el suelo que pisas. En España es sinónimo de pobreza, y para muchos, de derrota. Que el racionamiento se alargase tanto –el pan se racionó hasta 1952 durante una posguerra que fue eterna para los que la sufrieron– mientras en el resto de países occidentales no existía, aumentó la sensación de episodio a olvidar que nunca ha de repetirse. Ese fantasma va a ser agitado por los panfletos de extrema derecha, el temible e indeseable racionamiento (que vino de su propia mano) vuelve. Sin embargo, hay otros casos: los ingleses recuerdan el racionamiento como algo más positivo, ya que les ayudó a “vencer” a los nazis. Las experiencias no son solo lo que son, sino lo que significan.

Quizá por eso, con excesiva frecuencia, la mala política no apela a lo racional, sino a lo emocional. Tratan así de usar lo emocional como una manera de camuflar lo irracional y poco justificable de muchas de sus decisiones. ¿Corrupción? ¿Muertes en residencias? ¿Cierre de hospitales y degradación de los servicios públicos básicos? Nada de eso importa: lo importante es que el Gobierno no os quite la libertad, hombres de poca fe.

Pero entre broma y broma, la verdad asoma: quien pone en peligro tu libertad no es quien te quieren hacer creer. Ni es la Agenda 2030 ni el socialcomunismo. Es el mercado, amigo. En la defensa a toda costa de un neoliberalismo que cada vez será más disfuncional está inserta la inevitable destrucción de lo público. En tiempos de menor energía disponible, seguir las recetas neoliberales de siempre no va sino a exacerbar los problemas, por la propia naturaleza del sistema que los ha originado. 

El ejemplo de racionamiento del principio es una caricatura, una simplificación que nos ha ayudado a clarificar la diferencia –material, pero también moral– entre las diferentes opciones, pero en la Era del Descenso Energético en realidad no estamos delante de un dilema, sino de un trilema: tenemos que escoger una entre tres opciones.

La primera opción es la de las Medidas Coyunturales. En este caso se piensa que los problemas con la energía son pasajeros y se trata de racionar lo justo para afectar mínimamente a la economía. Se mantiene la economía de mercado y salvo por los recortes todo sigue igual. Tiene el inconveniente de que si las cosas siguen yendo a peor se van tomando más y más paquetes de medidas del mismo estilo, cada uno rectificando el anterior, causando el escepticismo, la incomprensión y el hartazgo de la población. Éste es el enfoque mayoritario en el mundo, y el que se defiende desde la UE y desde el Gobierno de España. Dentro de estas medidas también caben las elitistas, que buscan recortar más a quien menos tiene. No hace falta poner un ejemplo de esto (con nombre y dos apellidos), una persona que está dispuesta hasta a ir –otra vez– contra la cúpula de su propio partido y contra la cordura más básica.

La segunda opción es la de tomar Medidas Estructurales. En este caso se acepta que los problemas son permanentes. Se hace una previsión de cuánto se va a disponer y se toma una decisión sobre cómo se asigna (cuánto se da y a quién se le da). Obliga a tomar muchas medidas adicionales, disposiciones, supervisiones, regímenes sancionadores, etc. Estas medidas son extraordinariamente complejas de adoptar y costosas de implementar, y tienen el inconveniente de que si el descenso energético prosigue pronto se vuelven obsoletas. Este tipo de racionamiento es por ejemplo el que se está dando en países prácticamente colapsados, como el Líbano o Sri Lanka.

La tercera opción sería la de adoptar Medidas Decrecentistas. Implica aceptar que los problemas no son solo permanentes, sino que irán progresivamente a peor. Se necesita por tanto un esquema de racionamiento flexible, que se adapte a la disponibilidad (o indisponibilidad) de los recursos según ésta va cambiando. Obliga también a abrir un debate en profundidad con la sociedad, clave para hacer comprender qué está pasando, para que se puedan tejer complicidades y cooperaciones sobre un objetivo común compartido por la mayoría, elegir sectores esenciales y sostenerlos con fuerza, incluso incrementarlos, pero también exige asumir que habrá otros que tendrán que reducirse. Es prioritario repartir tanto la carga fiscal como garantizar unos mínimos de calidad de vida. Aunque haya que racionar, el buen vivir es posible y más deseable que nunca.

El problema con las Medidas Decrecentistas es la tentación por parte de ciertos sectores de implementarlas de manera autoritaria, sin necesidad de buscar un consenso social democrático, ya que obviamente sería más sencillo imponerlas por la fuerza; y eso más que a un esquema de racionamiento decrecentista a lo que nos llevaría es al ecofascismo. Ningún país del mundo está adoptando este tipo de racionamiento, aunque algunos países podrían estar deslizándose hacia un ecofascismo que –en formas de baja intensidad– ya está latente.

Quede claro que ninguna opción de racionamiento es buena. Estamos hablando de racionar, y racionar quiere decir limitar. No hay suficiente y se tiene que elegir cómo se reparte. No es una situación que nadie pueda desear. Pero es una situación que no va a ser negociable y que tenemos que enfrentar como adultos, ayudándonos de la inteligencia colectiva.

También es importante dejar claro que hay muchas maneras aceptables de adaptarse al Descenso Energético, pero todas requieren de cierto tiempo. Por ejemplo, uno de los grandes problemas actuales es la falta de fertilizantes nitrogenados debido a la carestía y escasez de gas natural. Y si bien es sabido que el abuso de los fertilizantes nitrogenados lleva a la degradación de los suelos y las aguas, y que tenemos que emprender el camino a otras formas de agricultura realmente sostenibles y resilientes (especialmente destacable el trabajo de la investigadora del CSIC Marta Rivera y de Eduardo Aguilera), también es verdad que no podemos transformar nuestro sistema agrícola de la noche a la mañana mientras seguimos alimentando a la población

No podemos suprimir los enormes insumos energéticos de la alimentación y de tantas otras cosas de golpe, porque, al igual que una persona adicta a una droga, la falta repentina de la sustancia que generó la dependencia podría causarle más mal que bien. Necesitamos un plan de descenso adecuado, un plan de transición lento y pausado, con mucho trabajo a pie de campo, mucho ensayo y error, hasta poder conseguir que las cosas funcionen sobre el terreno, en todos los ámbitos, desde el sector primario hasta el industrial y de los servicios.

Pero sea como sea, tenemos que irnos desenganchando de la droga de los combustibles fósiles antes que ella nos abandone por la Geología y la Física. Y las renovables serán nuestra metadona. Esencial, para pasar el mono, pero ni por asomo podrá ser igual que la droga original

Mientras estemos ofuscados en esquemas coyunturales, discutiendo qué sector es más importante por la cantidad de PIB o de empleo que genera, dando por hecho que vamos a poder mantenernos en los paraísos artificiales que crearon los combustibles fósiles, peor lo pasaremos cuando, de repente, se nos corte el suministro de estas sustancias de las que somos tan dependientes. Este es el debate que como sociedad tenemos que abrir. Tenemos que racionar, no nos queda más remedio. Y dado que el racionamiento no va a ser optativo, hay que intentar que sea lo más racional y justo posible.

No se trata de escoger entre un mundo oscuro y deprimente o uno iluminado a miles de vatios de potencia: se trata de escoger entre un mundo donde la mayoría de la gente pueda vivir con dignidad, o uno en el que unos pocos disfrutan y la mayoría está sumida en la miseria abyecta. Y, spoiler, esos pocos no van a disfrutar mucho de una ciudad insegura (o un país, o un mundo). Si la mayoría lo pasa mal, nadie lo pasa del todo bien, eso es lo que hay que entender de una vez.

Tenemos que decidir qué priorizamos, si los derroches de energía o el combustible para tractores y cosechadoras, si los casinos o los hospitales, si Amazon o la tienda del barrio, si el metro y los servicios básicos esenciales o los espejismos brillantes que no pueden durar. 

No va a haber para todo, y por eso, democráticamente, racionalmente, tenemos que tratar de escoger lo mejor para crear una nueva sociedad que, a partir de los despojos y los errores de la actual, logre renacer con fuerza. 

Nada está perdido, como algunos quieren hacer creer que decimos

sábado, 27 de agosto de 2022

Aplazado al 9 de Septiembre: "Delirios", espectáculo de Danza y Teatro en Redecilla del Camino, con Visita Guiada sobre su Patrimonio, dentro de "Las Piedra Cantan".

 ESTRELLA R. & DANCING DATA,

¡¡Aplazado al próximo 9 de septiembre a las 19.30 horas!!.

 aplazada esta fecha  el agosto 27 20:00 – 21:00,
hasta el 9 de septiembre a las 19,30h.
C. Mayor, 19,
Redecilla del Camino, 
Burgos - 09259, España.
+ Google Map.

|Estrella R. & Dancing Data |

Compañía unipersonal afincada en una cabaña pasiega en el norte de Burgos. Estrella R. trabaja con Compañía unipersonal afincada en una cabaña pasiega en el norte de Burgos. Estrella R. trabaja con artistas de la comunidad, creando espectáculos de danza y teatro. 

«Delirios» es una creación conjunta con el DJ, músico, productor y compositor burgalés Víctor E. Alonso (aka Dancing Data).

| Iglesia de Nuestra Señora de la Calle 

Redecilla del Camino es el primer pueblo jacobeo de Castilla y León. 

El primer municipio en el trazado del Camino de Santiago de la provincia de Burgos y del itinerario jacobeo en Castilla y León. La ‘Radicella‘ del Códex Calixtinus es un ejemplo típico del urbanismo jacobeo.
En esta localidad encontramos la  Iglesia de Nuestra Señora de la Calle. Reedificada en los siglos XVII y XVIII, conserva un conjunto de retablos y mobiliario rococó y una magnífica pila bautismal románica del siglo XII en la que destaca su decoración escultórica.

¿Quieres asistir a la visita guiada previa al concierto? 

¡Es gratis, reserva tu plaza aquí!

Fecha: 27 de agosto 
Hora: 19:00 h.
Punto de encuentro: Pendiente de confirmar

viernes, 26 de agosto de 2022

A-12, la Autovía del Camino, el camino de nunca acabar.

La N-120 (la futurible A-12 "Camino de Santiago") soporta un tráfico diario de 5.000 vehículos, de los cuales 2.000 son camiones.
Con varias travesías de poblaciones, de las que tres son muy peligrosas y estrechas: Redecilla del Camino, Belorado y Villafranca Montes de Oca ( más Ibeas de Juarros y Castañares en las cercanías de la capital).  

Eso fue y es argumento y justificación suficientes para que la andadura de la A-12  de Burgos a Logroño se iniciara hace casi 30 años, allá por el 1964. 
Se pretendía con ello conectar la autovía León-Burgos (Gobierno CyL) y la autovía Logroño-Pamplona(Gobierno Navarra), para así configurar la "Autovía del Camino, A-12" desde León a Pamplona. 

El Gobierno Central (Fomento) solo tenía que hacer 120 entre Logroño y Burgos.
Hasta Sto.Domingo/Grañón ya esta hecho.
Pero en la provincia de Burgos no se ha hecho casi nada.

Dejando a su izquierda a los Montes de Ayago: El tramo iniciado por la gestión de Fomento La Rioja va desde Grañón/Sto.Domingo, Redecilla del Camino, a Villamayor del Río, que esta primavera/verano ha tomado buen impulso.

Pero resulta más que inquietante y lamentable que esta Autovía A-12, "Camino de Santiago" solo y únicamente se ha ejecutado la parte de La Rioja, y lo que está ejecutando en provincia de Burgos también está ejecutado por Fomento de La Rioja.

Resulta, digo, altamente sospechoso que Fomento de la provincia de Burgos en 30 años no ha ejecutado ni un solo km, mientras en La Rioja se han ejecutado 61 km (todo su territorio e incluso 8kms en prov. de Burgos).

Esto requiere que se de una explicación, tiene que haber un por qué, una razón....; alguien tiene que dar la cara, y además asumir responsabilidades...

Y para más "inri", en el proyecto de Presupuestos del Estado para 2023 no aparecen ninguna partida significativa, ninguna intención real de iniciar la ejecución de los otros tramos en que está dividida la obra desde Villamayor de Río hasta Burgos.

Estamos por cultura, historia, economía... muy cerca de La Rioja. 
Con los tramos de la Rioja ya estamos en tiempo y kms. más cerca de Logroño que de Burgos. 
Cuando acabe el tramo que pasa por Redecilla del Camino, estaremos aún más cerca...
La Rioja Burgalesa no solo es un nombre que se quiere ocultar desde Burgos; que tomen nota los capitalinos, y que no se quejen en el futuro... 

¡¡¡¡¡"Cuánto Más vamos a esperar", decía este cartel hace 10 años!!!!!
.-.-.
La práctica ausencia de precipitaciones que están acompañando al verano desde su inicio está siendo demoledora para los ciudadanos y los embalses pero tremendamente beneficiosas para los trabajos de construcción de la A-12. La prueba más palpable de ello es el gran avance que ha dado la obra del tramo entre Santo Domingo de la Calzada (La Rioja) y Villamayor del Río (Burgos) en las últimas semanas. Se trata de 14,4 kilómetros que supondrán la primera incursión de la conocida como autovía del Camino de Santiago en territorio burgalés. El cronograma propuesto por la UTE que ejecuta el proyecto contemplaba un primer mordisco en suelo riojano para, en la recta final de los trabajos, intensificar su labor en tierras castellanas. Y así ha sido.

El periodo estival arrancó sin rastro alguno de actividad a partir del cruce de Viloria de Rioja, en la provincia de Burgos. Sin embargo, la ejecución de los 3 últimos kilómetros del tramo se ha acelerado con la llegada del verano: a diario son centenares los viajes que grandes camiones realizan para dar continuidad al movimiento de tierras. Esta labor está ayudando a que ya sea claramente visible toda la plataforma por la que transcurrirán los vehículos una vez acaben las obras.

El contrato entre el Ministerio de Transportes y la UTE formada por las empresas Torrescamara y Cia de Obras, Ortiz Construcciones y Proyectos y Levantina, Ingeniería y Construcción se firmó con un plazo de ejecución de 36 meses. El arranque de la obra se fijó en junio de 2020, por lo que se deberá entregar antes de la llegada del próximo verano.

Aún queda un largo Camino, para la Autovía del Camino.
Estado actual de los otros tres tramos pendientes de ejecutar.

Aunque la puesta en servicio del tramo de A-12 entre Santo Domingo de la Calzada, Redecilla del Camino, Villamayor del Río es un gran avance, bien es cierto que queda aún mucho trabajo por hacer hasta que esta autovía concluya en Burgos cuidad.

Villamayor del Río- Villafranca Montes de Oca.
Se trata de tramo que sigue al que actualmente está en ejecución. Nacerá en la parte este de Villamayor y se prolongará durante 16,6 kilómetros hasta Villafranca Montes de Oca. Cuenta con el proyecto aprobado desde hace años y un presupuesto de 108 millones de euros.

Villafranca Montes de Oca-Ibeas de Juarros: subir a la Meseta, los Montes de Oca
Se trata del gran hito que dará sentido a la A-12 en suelo burgalés. Los 156 millones de euros que costará este tramo servirán para desviar el intenso tráfico de la N-120 por el casco urbano de Villafranca Montes de Oca y, del mismo modo, del puerto de La Pedraja. Son 24,3 kilómetros cuyo proyecto también está aprobado, por lo que queda a expensas de la decisión del Ministerio de Transportes para su salida a concurso.

Ibeas de Juarros-Burgos: contectar con la A-1
El gran punto negro de esta autovía. El 22 de septiembre de 2016 la UTE formada por las empresas Joca y Ocide firmó el contrato de ejecución de este tramo por 45 millones frente a los 83,7 por los que salió a licitación. Hubo que esperar hasta enero de 2018, es decir, 15 meses después, para ver in situ los primeros movimientos de tierra. Sin embargo, la UTE paralizó la construcción y planteó al Ministerio un modificado para tratar de obtener más dinero por la ejecución. El pulso se mantuvo hasta julio del año pasado, cuando Transportes decidió resolver el contrato. El problema no obstante llegó cuando se conoció que, fruto del paso del tiempo, había que actualizar el proyecto. Este encargo se acaba de adjudicar con un plazo de 2 años.

lunes, 22 de agosto de 2022

Exposición del Taller de Manualidades. Redecilla del Camino 2022.

En Redecilla de Camino tiene a lo largo de año abierto un Talles de Artes Manuales al que acuden las personas con el fin de practicar las distintas técnicas artísticas y plásticas aplicadas a elementos de la vida diaria.

A él acuden personas redecillanas y algunas comarcanas, y  está dirigido por Marisa Murillo.

Este año, como hace dos años, han querido exponer el fruto de su trabajo. 
Aquí unas fotos, gracias por ofrecernos estas piezas tan valiosas.



































































13.088€ para el mantenimiento de la piscina de Redecilla del Camino, subvención del Instituto prov. de Deporte.

13.088€ para el mantenimiento de la piscina de Redecilla del Camino    se dedicarán a la renovación o reparación de filtros, bomba y tubería...