Ermita Monasterio de Rodilla
Numerosos pueblos de la provincia se han enterado en los últimos
10 o 12 años de que el Arzobispado ha registrado a su nombre templos,
casas parroquiales y otras propiedades que se construyeron y mantuvieron
durante siglos con el trabajo de los vecinos. Revilla del Campo, San
Juan del Monte, Monasterio de Rodilla y Anguix son solo algunos de los
casos.
La Iglesia Diocesana continúa con el laborioso proceso de
inscripción de propiedades en los distintos Registros de Propiedad de la
Provincia. Es una labor gris, silenciosa, pero muy necesaria; la
reciente y celebrada sentencia a favor de la Parroquia de San Juan del
Monte así lo corrobora». Este párrafo, textual, daba comienzo a la
sección Administración General, dentro del apartado de Curia Diocesana,
del número de noviembre de 2005 del boletín oficial del Arzobispado de
Burgos, que puede consultarse en Internet. Y si ese era el comienzo del
texto, el final no era menos conciso: «Conclusiones. La Diócesis sigue
solicitando a los Registros de Propiedad la inscripción de los bienes de
las parroquias, a nombre de las mismas, con el propósito de dejar
terminado este proceso en el plazo de un año; solicitando la
colaboración de todos los párrocos, si se les pide algún dato o
intervención».
Después de un mensaje tan concreto, son pocas las
parroquias de la provincia que no han movido ficha para registrar esa
ermita, esa finca o esa casa parroquial sin dueño expreso.
La ley lo
permite y aunque este periódico no ha obtenido respuesta del
Arzobispado acerca del número de inmatriculaciones (primeras
inscripciones) realizadas en los últimos años o sobre si ya se ha
terminado este «laborioso proceso», sí que ha constatado que, hasta la
fecha, ha sido una tarea «gris y silenciosa» porque en todas las
localidades con las que ha contactado DB para comentar casos de este
tipo se enteraron «por casualidad» de que propiedades que se
construyeron con el trabajo de los vecinos y se mantuvieron con fondos
públicos, ya no son de titularidad municipal. Son del Arzobispado de
Burgos.
Un recibo del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) hizo
saltar la alarma en Revilla del Campo en 2004. El equipo de gobierno se
dio cuenta de que la casa parroquial estaba a nombre del Arzobispado, a
pesar de que el Ayuntamiento la había inscrito en el Registro Número 2
de Burgos en 1977, después de un inventario obligatorio por orden
ministerial. Lo primero que pensaron es que se trataba de un error, así
que sin mayor preocupación se pusieron en contacto con el catastro para
que lo corrigiera. Pero no había nada que rectificar: el Arzobispado
había inscrito a su nombre esa finca en 1998. ¿Cómo es posible que una
propiedad con los mismos lindes se haya registrado en dos ocasiones y
con propietarios diferentes? Cientos de veces se hicieron esa pregunta
los vecinos cuando supieron que estaban a un tris de perder la casa
parroquial y parte del cementerio, así que cuando el Ayuntamieno los
reunió para decidir qué hacer, la mayoría acordó pelear hasta el final e
ir a juicio.
Antes de ese momento, hubo un intento de negociación
que, según fuentes vecinales, consistía en que si el municipio
renunciaba a la casa parroquial, se le cedía el cementerio durante 50
años. Pero, ¿cómo aceptar la cesión de un bien sobre el que se tiene la
propiedad? El asunto llegó a juicio y la Audiencia Provincial de Burgos
falló a favor del Ayuntamiento el 5 de marzo de 2007 pero, para cubrirse
las espaldas, se acordó cobrar un alquiler simbólico al cura por
residir en la casa parroquial: 5 euros al año. Es poco dinero, pero
prueba quién es el propietario y quién el inquilino.
Las pretensiones
del Arzobispado no eran nada nuevo, dado que desde 1947 la Iglesia
española puede poner a su nombre casas, fincas, solares o cualquier otra
propiedad que no tenga dueño expreso o que esté sin registrar, gracias a
los artículos 206 y 304 del Reglamento de la Ley Hipotecaria. Pero no
fue hasta 1998 cuando el gobierno dirigido por José María Aznar modificó
numerosos artículos de este reglamento y, entre ellos, el número 5, que
impedía el registro de edificios destinados al culto. Así que fue a
partir de entonces cuando miles de ermitas, iglesias e incluso
catedrales, pasaron a formar parte del patrimonio de la Iglesia sin
mayor dificultad que la de ir al Registro y emitir la certificación de
dominio. Es legal.
Así, cuando los vecinos de la localidad ribereña
de San Juan del Monte supieron en 2004 que tanto la ermita de Nuestra
Señora de la Vega como la denominada ‘campa procesional’ estaban a
nombre del Arzobispado desde el 10 de mayo de 2002, no tuvieron nada que
hacer. En este caso, y a diferencia de Revilla del Campo, la ermita
figuraba entre los bienes municipales inventariados, pero no estaba
registrada. A pesar de ello, todo el mundo la consideraba municipal, por
lo que la mantenían entre los vecinos y la Cofradía de Nuestra Señora
de la Vega que, a la sazón, era la custodia de la llave. Pero nada de
esto sirvió para probar el dominio. El Ayuntamiento y la cofradía
denunciaron al Arzobispado, pero perdieron.
El Juzgado de Primera
Instancia e Instrucción número 1 de Aranda consideró que el municipio no
probó el derecho de dominio «dado que un inventario de bienes del
Ayuntamiento y una certificación expedida por el secretario, sin ningún
plano que determine los lindes, no son suficiente para ello, ni siquiera
con el apoyo popular que pueda ostentar al respecto» y tampoco se
consideró suficiente que el terreno en el que se construyó fuese de
propiedad municipal.
El texto íntegro de la sentencia puede
consultarse en el boletín oficial del Arzobispado, en el número
correspondiente a octubre de 2005, en el apartado de Pastoral e
Información. El Ayuntamiento de San Juan del Monte recurrió entonces en
la Audiencia Provincial y también perdió. «Es cierto que la Iglesia ganó
el juicio y que la ermita es suya, pero digamos que no se han atrevido a
tomar posesión de ella», explica por teléfono el entonces alcalde,
Ángel Rocha. Por este motivo, sigue siendo la cofradía la que se encarga
del mantenimiento como si nada hubiera ocurrido.
La tensión en este
pueblo llegó a tales extremos durante el juicio que se suspendieron las
misas porque el sacerdote aseguró que recibía un trato vejatorio.
sin
juicio. Los casos de Revilla del Campo y San Juan del Monte son dos de
los que se han dirimido en el juzgado y han sido polémicos, pero hay
muchos otros en la provincia. En este momento, por ejemplo, hay un
conflicto en San Juan de Ortega a cuenta de una finca, escriturada y
cultivada desde hace años por una familia que se enteró hace tres años
de que el Arzobispado había registrado unos metros a su nombre. Ahora,
están negociando con el Arzobispado, por lo que prefieren mantener el
anonimato y ser «cautos» hasta que el asunto se resuelva.
Otros en la
misma o parecida situación se han puesto en contacto con abogados
burgaleses o con la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro, que ha
denunciado el registro de miles de propiedades, incluyendo la catedral
de Pamplona, para que les asesoren. Y hay quien, después de esta
consulta, decide tratar de llegar a un acuerdo con el Arzobispado o
aguantarse y dejar las cosas como están.
En este último grupo está
Monasterio de Rodilla. Al mismo tiempo que el Ayuntamiento y los vecinos
de San Juan del Monte litigaban para recuperar sus propiedades, ellos
se enteraron de que la ermita de Nuestra Señora del Valle y la céntrica
casa parroquial ya no eran suyos. El alcalde, Antonio José Ibeas,
explica que «nos asesoramos y nos dimos cuenta de que con la legislación
vigente no teníamos nada que hacer». A pesar de ello, trataron de
negociar con el Arzobispado para que les permitieran habilitar la casa
parroquial -abandonada desde hace lustros- como albergue de peregrinos.
«Me dijeron que al ser la sede de la comarca no podía ser y me imponían
unas condiciones que eran inasumibles, así que decidimos hacer el
albergue en la casa del médico, que es municipal». Aún así, Ibeas está
preocupado porque le han llegado rumores de que, al igual que ha
ocurrido en otras localidades, se va a vender la casa parroquial. «Me
han asegurado que no es así, pero veremos a ver», concluye.
Ermita Monasterio de Rodilla
Molestos, pero resignados al saber que era una maniobra legal
El
Ayuntamiento de Monasterio de Rodilla, al igual que otros tantos, no
recibió notificación alguna acerca de que el Arzobispado había
registrado a su nombre la ermita de Nuestra Señora del Valle y la casa
parroquial, ubicada en medio del pueblo y con un pequeño terreno en la
parte trasera, pero abandonada desde hace lustros.
Cuando se
enteraron de que ya no podían contar con estas propiedades se plantearon
denunciar, pero desistieron al saber que no solo era legal, sino que no
tenían documentación suficiente para probar su derecho de dominio.
Ahora
circulan rumores por el pueblo de que, al igual que ha ocurrido en
otras localidades, el Arzobispado tiene intención de vender la casa
parroquial, pero el párroco lo ha desmentido. Hace unos meses también
tuvieron polémica por la rehabilitación de la ermita de Santa Marina,
que también es de la Iglesia pero, dicen, no la mantiene.
Casa parroquial Revilla del Campo
Cinco euros de alquiler al año al cura por vivir en la casa parroquial
«Quieren
echar al cura del pueblo». Ese era uno de los temores más extendidos
entre los vecinos más devotos de Revilla del Campo cuando se corrió la
voz de que el Arzobispado de Burgos había puesto a su nombre la casa
parroquial y el cementerio, ambas propiedades inventariadas y
registradas por el Ayuntamiento en 1977, y cuando, por lo tanto,
comenzaron las tensiones entre los indignados por la actitud de la
Iglesia y los comprensivos.
Los vecinos aseguran que la casa
parroquial se construyó en suelo municipal con materiales y trabajo
aportado por los vecinos, un argumento que esgrimieron en el juicio por
la titularidad de las propiedades, además de aportar documentación
variada. En 2007 y en 2009 obtuvieron sentencias a su favor, tanto en lo
relativo al cementerio como a la casa parroquial, en la que el cura
ahora vive de alquiler: el Ayuntamiento le ha impuesto 5 euros al año.
Ermita San Juan del Monte
La tensión durante el juicio por la propiedad les dejó sin misa
La
ermita de Nuestra Señora de la Vega de San Juan del Monte es un lugar
de culto, por lo que hasta 1998 no era posible registrarlo como
propiedad, algo que el Arzobispado de Burgos hizo el 10 de mayo de 2002.
Pero el municipio no se enteró hasta 2004 de lo ocurrido y, cuando lo
hicieron, ya tenían pocas alternativas.
El Ayuntamiento y la
Cofradía de Nuestra Señora de la Vega, que se encargaba del
mantenimiento del templo y guardaba la llave, decidieron ir a juicio
para recuperar lo que consideraban suyo, pero no lo lograron ni en
primera instancia ni en la Audiencia Provincial. En los meses que duró
el proceso judicial hubo mucha tensión entre los vecinos e, incluso, se
quedaron sin misa porque el cura aseguró que cada domingo recibía un
trato vejatorio.
Una vez resuelto, todo volvió a la normalidad y la cofradía sigue encargándose del mantenimiento, a pesar de todo.
Ermita Anguix
El Ayuntamiento se adelantó al Arzobispado en el último momento
La
ermita de San Juan de Anguix «nunca había estado a nombre de nadie»,
dicen los lugareños. Por este motivo, nadie se planteó la posibilidad de
que se pudiera registrar y pasar a ser propiedad de alguien. Excepto el
Arzobispado. Cuando a mediados de los noventa se constituyó la
asociación cultural Amigos de San Juan con el objetivo de rehabilitar la
ermita y comenzaron a buscar financiación, el colectivo se enteró «por
casualidad» de que el Arzobispado pretendía registrarla a su nombre.
La
recién formada asociación se puso en contacto con el Arzobispado y,
después de un tiempo, cuentan que «al final, cedieron». Así que la
asociación se encargó de la rehabilitación, muy laboriosa al estar casi
en ruinas, y se asegura ahora de mantener en buenas condiciones la
propiedad y los alrededores, muy concurridos debido a su proximidad con
las bodegas y a las vistas que hay del pueblo.
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Al margen de las leyes, es claro que ese patrimonio no ha sido de la Iglesia más que por razones de poder, lo mismo que su apropiación registral actual.
Si existen y se mantienen es porque lo hicieron las personas de los pueblos con su trabajo y con su dinero.
Si legalmente son propiedad de la Iglesia, lo más lógico es que pague impuestos, que lo mantengan...
porque cobrar ya han empezado a cobrar por entrar en esos bienes que son de todos los ciudadanos de este pais... Bienes que seguimos manteniendo con el dinero de todos, para que sean propiedad de una Entidad privada....
Si hay alguien que lo entienda...