lunes, 29 de agosto de 2011

¿De quién es la ermita de Ntra. Sra. de Ayago?

¿De quién es la ermita?

Numerosos pueblos de la provincia se han enterado en los últimos 10 o 12 años de que el Arzobispado ha registrado a su nombre templos, casas parroquiales y otras propiedades que se construyeron y mantuvieron durante siglos con el trabajo de los vecinos. Revilla del Campo, San Juan del Monte, Monasterio de Rodilla y Anguix son solo algunos de los casos.

La Iglesia Diocesana continúa con el laborioso proceso de inscripción de propiedades en los distintos Registros de Propiedad de la Provincia. Es una labor gris, silenciosa, pero muy necesaria; la reciente y celebrada sentencia a favor de la Parroquia de San Juan del Monte así lo corrobora». Este párrafo, textual, daba comienzo a la sección Administración General, dentro del apartado de Curia Diocesana, del número de noviembre de 2005 del boletín oficial del Arzobispado de Burgos, que puede consultarse en Internet. Y si ese era el comienzo del texto, el final no era menos conciso: «Conclusiones. La Diócesis sigue solicitando a los Registros de Propiedad la inscripción de los bienes de las parroquias, a nombre de las mismas, con el propósito de dejar terminado este proceso en el plazo de un año; solicitando la colaboración de todos los párrocos, si se les pide algún dato o intervención».
Después de un mensaje tan concreto, son pocas las parroquias de la provincia que no han movido ficha para registrar esa ermita, esa finca o esa casa parroquial sin dueño expreso.
La ley lo permite y aunque este periódico no ha obtenido respuesta del Arzobispado acerca del número de inmatriculaciones (primeras inscripciones) realizadas en los últimos años o sobre si ya se ha terminado este «laborioso proceso», sí que ha constatado que, hasta la fecha, ha sido una tarea «gris y silenciosa» porque en todas las localidades con las que ha contactado DB para comentar casos de este tipo se enteraron «por casualidad» de que propiedades que se construyeron con el trabajo de los vecinos y se mantuvieron con fondos públicos, ya no son de titularidad municipal. Son del Arzobispado de Burgos.
Un recibo del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) hizo saltar la alarma en Revilla del Campo en 2004. El equipo de gobierno se dio cuenta de que la casa parroquial estaba a nombre del Arzobispado, a pesar de que el Ayuntamiento la había inscrito en el Registro Número 2 de Burgos en 1977, después de un inventario obligatorio por orden ministerial. Lo primero que pensaron es que se trataba de un error, así que sin mayor preocupación se pusieron en contacto con el catastro para que lo corrigiera. Pero no había nada que rectificar: el Arzobispado había inscrito a su nombre esa finca en 1998. ¿Cómo es posible que una propiedad con los mismos lindes se haya registrado en dos ocasiones y con propietarios diferentes? Cientos de veces se hicieron esa pregunta los vecinos cuando supieron que estaban a un tris de perder la casa parroquial y parte del cementerio, así que cuando el Ayuntamieno los reunió para decidir qué hacer, la mayoría acordó pelear hasta el final e ir a juicio.
Antes de ese momento, hubo un intento de negociación que, según fuentes vecinales, consistía en que si el municipio renunciaba a la casa parroquial, se le cedía el cementerio durante 50 años. Pero, ¿cómo aceptar la cesión de un bien sobre el que se tiene la propiedad? El asunto llegó a juicio y la Audiencia Provincial de Burgos falló a favor del Ayuntamiento el 5 de marzo de 2007 pero, para cubrirse las espaldas, se acordó cobrar un alquiler simbólico al cura por residir en la casa parroquial: 5 euros al año. Es poco dinero, pero prueba quién es el propietario y quién el inquilino.
Las pretensiones del Arzobispado no eran nada nuevo, dado que desde 1947 la Iglesia española puede poner a su nombre casas, fincas, solares o cualquier otra propiedad que no tenga dueño expreso o que esté sin registrar, gracias a los artículos 206 y 304 del Reglamento de la Ley Hipotecaria. Pero no fue hasta 1998 cuando el gobierno dirigido por José María Aznar modificó numerosos artículos de este reglamento y, entre ellos, el número 5, que impedía el registro de edificios destinados al culto. Así que fue a partir de entonces cuando miles de ermitas, iglesias e incluso catedrales, pasaron a formar parte del patrimonio de la Iglesia sin mayor dificultad que la de ir al Registro y emitir la certificación de dominio. Es legal.
Así, cuando los vecinos de la localidad ribereña de San Juan del Monte supieron en 2004 que tanto la ermita de Nuestra Señora de la Vega como la denominada ‘campa procesional’ estaban a nombre del Arzobispado desde el 10 de mayo de 2002, no tuvieron nada que hacer. En este caso, y a diferencia de Revilla del Campo, la ermita figuraba entre los bienes municipales inventariados, pero no estaba registrada. A pesar de ello, todo el mundo la consideraba municipal, por lo que la mantenían entre los vecinos y la Cofradía de Nuestra Señora de la Vega que, a la sazón, era la custodia de la llave. Pero nada de esto sirvió para probar el dominio. El Ayuntamiento y la cofradía denunciaron al Arzobispado, pero perdieron.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Aranda consideró que el municipio no probó el derecho de dominio «dado que un inventario de bienes del Ayuntamiento y una certificación expedida por el secretario, sin ningún plano que determine los lindes, no son suficiente para ello, ni siquiera con el apoyo popular que pueda ostentar al respecto» y tampoco se consideró suficiente que el terreno en el que se construyó fuese de propiedad municipal.
El texto íntegro de la sentencia puede consultarse en el boletín oficial del Arzobispado, en el número correspondiente a octubre de 2005, en el apartado de Pastoral e Información. El Ayuntamiento de San Juan del Monte recurrió entonces en la Audiencia Provincial y también perdió. «Es cierto que la Iglesia ganó el juicio y que la ermita es suya, pero digamos que no se han atrevido a tomar posesión de ella», explica por teléfono el entonces alcalde, Ángel Rocha. Por este motivo, sigue siendo la cofradía la que se encarga del mantenimiento como si nada hubiera ocurrido.
La tensión en este pueblo llegó a tales extremos durante el juicio que se suspendieron las misas porque el sacerdote aseguró que recibía un trato vejatorio.

sin juicio. Los casos de Revilla del Campo y San Juan del Monte son dos de los que se han dirimido en el juzgado y han sido polémicos, pero hay muchos otros en la provincia. En este momento, por ejemplo, hay un conflicto en San Juan de Ortega a cuenta de una finca, escriturada y cultivada desde hace años por una familia que se enteró hace tres años de que el Arzobispado había registrado unos metros a su nombre. Ahora, están negociando con el Arzobispado, por lo que prefieren mantener el anonimato y ser «cautos» hasta que el asunto se resuelva.
Otros en la misma o parecida situación se han puesto en contacto con abogados burgaleses o con la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro, que ha denunciado el registro de miles de propiedades, incluyendo la catedral de Pamplona, para que les asesoren. Y hay quien, después de esta consulta, decide tratar de llegar a un acuerdo con el Arzobispado o aguantarse y dejar las cosas como están.
En este último grupo está Monasterio de Rodilla. Al mismo tiempo que el Ayuntamiento y los vecinos de San Juan del Monte litigaban para recuperar sus propiedades, ellos se enteraron de que la ermita de Nuestra Señora del Valle y la céntrica casa parroquial ya no eran suyos. El alcalde, Antonio José Ibeas, explica que «nos asesoramos y nos dimos cuenta de que con la legislación vigente no teníamos nada que hacer». A pesar de ello, trataron de negociar con el Arzobispado para que les permitieran habilitar la casa parroquial -abandonada desde hace lustros- como albergue de peregrinos. «Me dijeron que al ser la sede de la comarca no podía ser y me imponían unas condiciones que eran inasumibles, así que decidimos hacer el albergue en la casa del médico, que es municipal». Aún así, Ibeas está preocupado porque le han llegado rumores de que, al igual que ha ocurrido en otras localidades, se va a vender la casa parroquial. «Me han asegurado que no es así, pero veremos a ver», concluye.


Ermita Monasterio de Rodilla
Molestos, pero resignados al saber que era una maniobra legal
El Ayuntamiento de Monasterio de Rodilla, al igual que otros tantos, no recibió notificación alguna acerca de que el Arzobispado había registrado a su nombre la ermita de Nuestra Señora del Valle y la casa parroquial, ubicada en medio del pueblo y con un pequeño terreno en la parte trasera, pero abandonada desde hace lustros.
Cuando se enteraron de que ya no podían contar con estas propiedades se plantearon denunciar, pero desistieron al saber que no solo era legal, sino que no tenían documentación suficiente para probar su derecho de dominio.
Ahora circulan rumores por el pueblo de que, al igual que ha ocurrido en otras localidades, el Arzobispado tiene intención de vender la casa parroquial, pero el párroco lo ha desmentido. Hace unos meses también tuvieron polémica por la rehabilitación de la ermita de Santa Marina, que también es de la Iglesia pero, dicen, no la mantiene.

Casa parroquial Revilla del Campo
Cinco euros de alquiler al año al cura por vivir en la casa parroquial
«Quieren echar al cura del pueblo». Ese era uno de los temores más extendidos entre los vecinos más devotos de Revilla del Campo cuando se corrió la voz de que el Arzobispado de Burgos había puesto a su nombre la casa parroquial y el cementerio, ambas propiedades inventariadas y registradas por el Ayuntamiento en 1977, y cuando, por lo tanto, comenzaron las tensiones entre los indignados por la actitud de la Iglesia y los comprensivos.
Los vecinos aseguran que la casa parroquial se construyó en suelo municipal con materiales y trabajo aportado por los vecinos, un argumento que esgrimieron en el juicio por la titularidad de las propiedades, además de aportar documentación variada. En 2007 y en 2009 obtuvieron sentencias a su favor, tanto en lo relativo al cementerio como a la casa parroquial, en la que el cura ahora vive de alquiler: el Ayuntamiento le ha impuesto 5 euros al año.

Ermita San Juan del Monte
La tensión durante el juicio por la propiedad les dejó sin misa
La ermita de Nuestra Señora de la Vega de San Juan del Monte es un lugar de culto, por lo que hasta 1998 no era posible registrarlo como propiedad, algo que el Arzobispado de Burgos hizo el 10 de mayo de 2002. Pero el municipio no se enteró hasta 2004 de lo ocurrido y, cuando lo hicieron, ya tenían pocas alternativas.
El Ayuntamiento y la Cofradía de Nuestra Señora de la Vega, que se encargaba del mantenimiento del templo y guardaba la llave, decidieron ir a juicio para recuperar lo que consideraban suyo, pero no lo lograron ni en primera instancia ni en la Audiencia Provincial. En los meses que duró el proceso judicial hubo mucha tensión entre los vecinos e, incluso, se quedaron sin misa porque el cura aseguró que cada domingo recibía un trato vejatorio.
Una vez resuelto, todo volvió a la normalidad y la cofradía sigue encargándose del mantenimiento, a pesar de todo.

Ermita Anguix
El Ayuntamiento se adelantó al Arzobispado en el último momento
La ermita de San Juan de Anguix «nunca había estado a nombre de nadie», dicen los lugareños. Por este motivo, nadie se planteó la posibilidad de que se pudiera registrar y pasar a ser propiedad de alguien. Excepto el Arzobispado. Cuando a mediados de los noventa se constituyó la asociación cultural Amigos de San Juan con el objetivo de rehabilitar la ermita y comenzaron a buscar financiación, el colectivo se enteró «por casualidad» de que el Arzobispado pretendía registrarla a su nombre.
La recién formada asociación se puso en contacto con el Arzobispado y, después de un tiempo, cuentan que «al final, cedieron». Así que la asociación se encargó de la rehabilitación, muy laboriosa al estar casi en ruinas, y se asegura ahora de mantener en buenas condiciones la propiedad y los alrededores, muy concurridos debido a su proximidad con las bodegas y a las vistas que hay del pueblo
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Desde este blog, y desde hace un tiempo, se viene informado de los diversos procesos de apropiación del patrimonio artístico de los pueblos por parte de la Iglesia.
Al margen de las leyes, es claro que ese patrimonio no ha sido de la Iglesia más que por razones de poder, lo mismo que su apropiación registral actual.
Si existen y se mantienen es porque lo hicieron las personas de los pueblos con su trabajo y con su dinero.
Si legalmente son propiedad de la Iglesia,  lo más lógico es que pague impuestos, que lo mantengan...
porque cobrar ya han empezado a cobrar  por entrar en esos bienes que son de todos los ciudadanos de este pais... Bienes que seguimos manteniendo con el dinero de todos, para que sean propiedad de una Entidad privada....
Si hay alguien que lo entienda...

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