Recojo aquí una reflexión que, partiendo de la ola de incendios actual, me parece muy acertada,
muy conocedora de la realidad e historia de nuestros montes,
y que nos apunta problemas reales (no inventados) y alguna salida a esta situación.
Ha sido publicada en el facebook de Guía intérprete del Medio Natural. Técnico Forestal y Guía Profesional de Media Montaña de Silvestres Escaray.
De mucho interés las fotos publicadas y sus comentarios.
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Aldea de Posadas. Sin árboles. Sin bosques. Limpio todo como la patena. Silvestres Ezcaray |
Metidos de lleno en plena vorágine de incendios, asistiendo a como se arrasa y también se atenta, sin escrúpulo alguno, contra el patrimonio natural de todos, la biodiversidad y sus paisajes. Justo en el momento preciso y despiadadamente, cuanto más vulnerable e indefenso se encuentra el monte, ese insustituible ecosistema forestal por el que se sufre y lucha frente a una sofocante amenaza, acechante y destructiva, que no es otra que la originada por nuestra propia especie.
Ante la acuciante agonía de muchísimas personas que están perdiendo sus hogares, animales y bienes en cuestión de minutos, su futuro y medio de subsistencia, sin poder hacer nada, abandonos a su suerte, ante la desidia de mandatarios políticos y administraciones que se escudan y eluden cualquier clase de responsabilidades.
Resulta fácil señalar y autoexcluirse. De excusar errores. De continuar alentando un argumentario populista y simplón, azuzado por un desenfrenado ambiente de sinrazón y de controversia ideológica, de continuada desinformación y que excede ya, en mucho, al ámbito de los manidos incendios forestales.
No pecamos por falta de conocimiento, no. De lo que se peca es de una carencia de entendimiento e insensatez en todas sus facetas, magnitudes y contextos.
Se habla largo y tendido sobre la problemática. Se debate, se señala y se vuelve a señalar. No se reflexiona. Se sueltan barbaridades y sandeces por doquier, a cada cual más exagerada y surrealista. La majadería es tal que algunos iluminados están proponiendo poner a la gente desempleada a trabajar limpiando el monte, al menos como se hacía antaño, tajamatas en mano ¿no?
¿Qué tiene que decir ante tamaño menosprecio y descrédito el sector forestal de nuestro país? ¿Qué ocurre con la dignidad y prestigio de todo un colectivo profesional? ¿Con el grado de experiencia, atribuciones y competencias conseguidas a base de mucho esfuerzo y trabajo? Proseguimos infravalorando su deber y compromiso para con el resto de la sociedad, fomentando una vez más la precariedad laboral, el vilipendio, la desatención y burla… ¡Qué tremendísima falta de respeto!
Se acusa por otra vertiente al excesivo control e impermisibilidad de las leyes proteccionistas ¡Pero coño! si es que si se nos deja lo depredamos todo. Da igual truchas, que setas, que leñas, que caza, que agua..., y no son los emigrantes, no, vivo en un pueblo y los que me conocen saben de sobra de lo que hablo y a qué me refiero ¿Cómo no regular entonces? Aún recuerdo en mis años de estudiante como un profesor de la escuela de ingeniería arremetía contra la gente que se llevaba de los pinares - ¡hasta las piñas! -. Dada la situación y con la que está cayendo, posiblemente hoy opine todo lo contrario…
Numerosos representantes relacionados con la política y gestión forestal aprovechan para acaparar réditos y proseguir con las imputaciones olvidándose de que, en cierta medida, tampoco se han hecho las cosas demasiado bien por su parte, y si no ¿Quién le iba haber dicho a un ingeniero del antiguo ICONA que las repoblaciones que se planteaban por entonces, por su extensión, monoespecificidad y densidad, iban a ser un verdadero problema ante las condiciones extremas que se están viviendo cincuenta años después?
Resulta paradójico observar cómo todavía se planta a marcos excesivamente reducidos y a altas densidades, atendiendo a unos más que evidentes criterios productores y económicos, incluso en cuarteles y montes de marcada vocación protectora y conservacionista
¿Quién les iba decir, igualmente, que la expropiación forzosa de terrenos para reforestaciones iba a ser uno de los detonantes que propiciaría el abandono de pueblos y aldeas a finales del siglo pasado? Se vetaron múltiples usos, y con ello desaparecieron muchas costumbres, tradiciones y paisajes. Esas prácticas seculares que ahora mismo se plantean resucitar a toda costa, con muy poco juicio y mucha falta de coherencia.
Cabe recordar que, si la superficie forestal nacional ha logrado recuperarse en los últimos decenios, esencialmente ha sido gracias a ese éxodo rural y a la disminución de unas formas de explotar los recursos que poco tienen que ver con las demandas sociales en la actualidad,
y qué decir de lo que imponen los mercados en mundo cada vez más globalizado y manipulado.
No es de ahora. Esto se veía venir desde hace mucho tiempo ¿Buscamos culpables?
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Aldea de Zaldierna. No había bosque. Los pagos y cultivos ascendían hasta donde el clima y el suelo lo permitiesen. Silvestres Ezcaray. |
El bosque crece y se expande, a razón de una reducida tregua suscitada por la emigración de pueblos a ciudades. Reclama sólo sus anteriores dominios, coloniza y compite en base a unos desatendidos terrenos caídos en desuso ¿por descuido? ¿supresión? ¿indolencia? Así lo documentan los Inventarios Forestales Nacionales, aunque, ¿resulta verdaderamente positivo?
Analizo imágenes en blanco y negro de mediados del siglo pasado de La Demanda y Alto Oja riojano y, es cierto, efectivamente, el monte estaba bien limpito y aseado. Blanco y negro, literal. Se rozaba y quemaba con bastante asiduidad. Los incendios no resultaban tan devastadores ni peligrosos porque básicamente había muy poco que quemar. Apenas quedaba arbolado autóctono y muchas repoblaciones todavía se encontraban en un estado muy incipiente de desarrollo.
La misma situación era extrapolable al resto de la península ibérica. En relación con esto, debe entenderse que, si hoy en día continúan existiendo en el campo áreas de “maleza” espesa y cerrada; de ese repudiado matorral que es promesa y cuna de futuros bosques, que da comer a nuestras abejas, refugia a la caza, retiene humedades y abona el suelo, entre otras muchas cosas más, es porque justamente ha sido el uso reiterado del fuego el que ha creado y retroalimenta esta clase de estructura y composición vegetal. Es consecuencia de un círculo vicioso, propiciado fundamentalmente por el hombre. Si se quema con cierta frecuencia tendrás más matorral, más denso e intransitable y, por ende, mucho más acúmulo de combustible dispuesto a arder y propagar llama en caso de incendios recurrentes.
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Antiguos prados y pagos abandonados, colonizados por el bosque mixto original. Valle de Urdanta. Silvestres Ezcaray. |
Impacta escuchar a numerosos expertos en su afirmación de que: “vamos a pasar de proteger el bosque, a defendernos de él”. No sé a vosotros, pero a mí me rechinan estas contundentes declaraciones.
Solo espero que no se malinterpreten de forma generaliza, como lo que sigue;
.- Que los montes se hallan completamente abandonados.
.- Que, por estas mismas razones, sólo por estas, arden con una virulencia incontrolable.
.- Que hace falta gestión, gestión y más gestión.
.- Desproteger especies y espacios naturales, atenuando limitaciones normativas.
.- Limpieza, ganadería sin limitaciones, implantación de parques solares y eólicos fuera de control, más quemas si cabe y que, en resumidas cuentas, en el campo se vuelva hacer lo que a cada uno le entre en gana...profundizado un poco en el asunto, se comprende que suelen coincidir las mismas causas y motivaciones por las que a menudo se da fuego al monte de manera furtiva y absolutamente intencionada
¿Contra quién realmente debemos defendernos entonces? No se trata de dementes o de pirómanos trastornados ¡No!: Sobre dicha lacra poco se discute y razona.
Se habla de desbrozar sin medida y fuera de época cuando en la atmosfera se dan unos niveles de CO2 que hacen que la vegetación se reproduzca súbitamente de nuevo, de fragmentar al máximo las masas y comarcas forestales, de crear más cortafuegos, pistas y caminos, cuando la mayoría de los incendios provocados se originan cerca de caminos, pistas y carreteras, de reintroducir ovejas y cabras donde se quiera, cien, doscientas, trescientas,…a miles…, que se talen más y más árboles y que tras los aprovechamientos maderables se deje al bosque hecho una zarria, inundado de ramajes altamente inflamables, de desmontes y nuevos accesos, que se extraiga y mercadee con toda suerte de leña,…explotación, explotación, explotación, sin mencionar apenas regeneración.
Reitero. Regeneración en todas sus facetas, magnitudes y contextos. El momento es delicado, condicionado por un clima severo y una sequía que se atisba atroz y persistente. Ahí está el verdadero peligro y, contra esto, volvemos a desviar preocupaciones
¿Debemos reaccionar? por supuesto que sí ¿Regresar a la actividad y prácticas tradicionales desde un prisma más amplio, innovador y sostenible? Ojalá, no hay mejor alternativa, pero ¿A qué nivel o escala? ¿Con qué medios y de qué forma? ¿Con qué financiación y recursos?... ¿Con qué apoyo? ¿Cómo se explica y se hace ver una sociedad urbana, a unas nuevas generaciones, cuando la desvinculación e indiferencia respecto a esta orden de desafíos roza los límites del no retorno?
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