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lunes, 7 de enero de 2013

Usos y Costumbres Redecillanas


Usos y Costumbres Redecillanas

Servi Villar Barrio

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Recibí hace un año largo este artículo de Servi, 
que aún no había publicado.
Ahora que las tardes/noches son largas, 
y apetece el brasero y la casa, 
puede ser el momento ideal 
para leer esta joya de  nuestra memoria y 
del detalle de la economía y costumbres 
anteriores a los años 70 del s. pasado.
Gracias Servi...



"Antes de entrar a analizar los usos y costumbre en Redecilla del Camino, 
hace un siglo, hemos de considerar que la evolución de los mismos durante siglos 
fue insignificante hasta que, como consecuencia de la  “Revolución industrial”, 
comenzó a principios del siglo XX a cambiar lentamente, 
debido a la llegada de algunas máquinas, herramientas, el automóvil, etc…

Tratándose de un pueblo eminentemente agrícola ,ganadero y forestal, casi todas las costumbres iban, de alguna forma, relacionadas con estas actividades.

En el campo de la ganadería la evolución fue prácticamente nula, ya que se mantuvieron las mismas razas , los mismos sistemas de explotación y los mismos tratamientos veterinarios, que en siglos anteriores. Quizá fue llamativo el castrado de los sementales “a cuchilla”, con éxito, ya que hasta entonces se había utilizado siempre el de presión. 
En la década de los cuarenta es de destacar la importación, al mercado libre, de yeguas ( potras) holandesas (que nos las enviaron esterilizadas para evitar su reproducción y la competencia). También se importaron mulas argentinas (muy buenas), que se adjudicaban, mediante solicitud al Gobierno Civil, a los agricultores que más recomendaciones y enchufes tenían, tanto en el ejército, como en el clero. 
Se empezaron a convocar concursos de ganado, con el fin de estimular a los ganaderos  a mejorar la cabaña ganadera, pero se desprestigiaron en tres años, debido  a los chanchullos de los jurados a la hora de otorgar los premios. 
Fue importante, en aquellos tiempos de penurias económicas la existencia de las “Contratas”. Se trataba de una hermandad solidaria por la cual, cuando a un vecino se le moría un animal de contrata, un jurado hacía una tasación  de lo que le suponía el deceso, y de acuerdo con la misma, se hacía un reparto para, entre todos los ganaderos de la contrata, costear la pérdida. 
Otra costumbre importante fueron los “pastores de villa”. Había cuatro rebaños o manadas: Vacas, cabras, yeguas (dula) y bueyes. A principio del mes de Junio un domingo después de misa, se reunían el la Casa de la Villa todos los ganaderos, para proceder a la contratación de los pastores, por subasta “a  la baja”, para el próximo año, que comenzaba el día de San Pedro, a estos efectos. El salario anual se fijaba en especie, en fanegas de trigo y cebada  al 50% ( no es necesario explicar como eran estas medidas de capacidad, ya que quedaron  reflejadas en el diccionario, palabrario “Manera de hablar de Redecilla del Camino”). Los bueyes solamente se cuidaban en la temporada de primavera-verano, y cuando no había faena en el campo. El pago a los pastores contratados era anual. Se recorría el pueblo con un carro, visitando cada una de las casas de los ganaderos; entregaban la parte de trigo y de cebada que les correspondía por el cuidado de sus animales. Una vez recogido todo el cereal en común, se hacía, en la Casa de la Villa, el reparto correspondiente a cada pastor. Las vacas, durante el verano, dormían en el monte, bajando al pueblo en unas cuatro ocasiones, para tomar sal. Había en el pueblo de cuatro a seis rebaños de ovejas. 
Los carniceros, Mari y Justino, tenían sus buenos rebaños con el fin de tener la matería prima a mano. En Redecilla las explotaciones ovinas se tenían para la producción de carne (cordero lechal, cordero de año, y ovino mayor-desvieje) y la lana.  Que yo sepa nunca se dedicó al ordeño ni a la fabricación de queso curado. En las carnicerías el 90% de la carne que se vendía era de ovino; en invierno vendían algo de cerdo. 


Tijera esquilar, invento 700 años a. C.
Una de las tradiciones ganaderas más importantes era “el esquileo” aquello era además de tradición, rito, fiesta grande, . Los esquiladores venían de Grañón. Su destreza para dejar a las ovejas en pelotas  era admirable; un espectáculo, vamos principalmente para los niños. La faena comenzaba a primera hora porque además del trabajo se debía dejar tiempo para cinco opíparas comidas. Cómo sería la fiesta que el dicho religioso “Tres jueves hay en el año que relumbran más que el Sol, Jueves Santo, Corpus Cristi y el día de la Ascensión”,  le cambiaron por este otro, cachondo y dicharachero.  “Tres días hay en el año que relumbran más que el Sol, la Matanza, el Esquileo y el Día de la Función  (Acción de Gracias)”.
Esquilando
Los niños nos acercábamos por la tarde a la salida de la Escuela a la casa del dueño del rebaño, a pedir la merienda, que consistía  normalmente, en un trozo de pan y un trozo de queso fresco. La lana  tuvo un precio muy elevado, durante varios años, suponiendo un gran aporte económico para las explotaciones ovinas. También habían tenido años horríbilis. Recuerdo un dicho al respecto:  “Los laneros y pajeros, y los que andan a la sal, toda vida en el oficio, y a morir al Hospital”. Quería decir que,  al tratarse de productos con tantos vaivenes en los precios, al final de la vida se acababa sin beneficios importantes. 
Si se me permite una anécdota personal. Hacia el año 1.948, estaba yo sentado en la pared de la casa del cura observando cómo los hermanos García Corral, y la gente que les había comprado la lana, se afanaban a apilar las sacas repletas de lana junto a la pared posterior de la iglesia. En un momento dado el comprador les propuso que para no tener que pesar todas las sacas, se hiera "a  bastandeo”. Cada parte elegía cinco sacas, se pesaban, y el peso medio se aplicaba a la totalidad. Así pues organizaron el trabajo. Jesús sujetaba, con otro, en el hombro el palo del que colgaba la romana; Mari hacía el peso con el pilón, y la Valen apuntaba los pesos en la libreta; mientras otros operarios hacían a gran velocidad el movimiento de sacas en el peso y en la carga en el camión. Yo observé como pesaban algunas sacas dos veces y otras que debían pesar las pasaban directamente al camión. Así se lo dije a Carmen, que pasaba junto a mi, y se armó la marimorena. Yo salí corriendo. Cuando los ánimos se calmaron, se vació el camión y se comenzaron a pesar todas las sacas desde el principio y se les acabó la estrategia que habían planeado de mala fe.

Matanza
No existían explotaciones de cerdo propiamente dichas. En la mayoría de casas se cebaban los cerdos para la matanza familiar, y algunos más para la venta. Las cerdas de cría,  podían  haber de una a seis por familia. Los lechones se llevaban al mercado de los sábados de Santo Domingo de la Calzada. El resto de animales se tenían, principalmente, para el alimento cotidiano familiar (vacas de leche, cabras, gallinas, conejos, etc.)
Ferias y Mercados:  Para los redecillanos el único mercado práctico era el que se celebraba todos los sábados en Santo Domingo de la Calzada. A ferias asistían a varias a lo largo del año. El 17 de Febrero y el 8 de Diciembre, en Santo Domingo. El  1 de Marzo y  el 1 de Mayo, en Miranda de Ebro. El 19 de Marzo y el 22 de Septiembre, en Briviesca. El 19 de Marzo, el 29 de Junio ,el 25 de Agosto,el 22 de Septiembre  y el 11 de Noviembre en Burgos. El 4 de Octubre, y el 2 y el 25 de Noviembre en Belorado.

Brasero de Cisco
En el campo  forestal,   había una docena de familias que iban al monte con un animal de carga y se traían una carga de leña para el consumo propio o para la venta. También elaboraban  “cisco” para utilizarlo como combustible de los braseros. Una vez al año se convocaba a todos los vecinos , para que , aquellos que lo desearan, se apuntaran para hacer una poda seleccionada de limpieza en una zona que ,previamente, había autorizado el Distrito Forestal del Estado; durante unos días  subían al monte  armados con el hacha y la alforja provista de buenas viandas y buen tinto, y realizaban la corta todos en comunidad, hacían montones lo más uniformes  que podían, y se realizaba el sorteo de los mismos, entre los hacheros participantes. Después cada uno en particular se encargaba de realizar el arrastre de su lote hasta  “la plaza”, zona en la que se encontraban los carrujes , en los que la leña era transportada hasta el pueblo. Este trabajo, aunque penoso como tal, resultaba agradable por la convivencia  y solidaridad que conllevaba, contando a lo largo de los años con infinidad de anécdotas de todo tipo.
En agricultura los cambios llegaron, fundamentalmente por la fundación del Sindicato Católico Agrario

Brabant
En maquinaria el arado de vertedera acoplado al sistema de tiro del arado romano, o aladro, y, posteriormente, la aparición del brabant para ser tirado por dos o tres animales; el forcate el malacate y el cultivador, para un animal, y para labores algo más superficiales. De Estados Unidos y Canadá, llegaron las primeras m´quinas segadoras-gavilladoras  “Mc Cormik” y “Deering”. Seguidamente las mismas marcas importaron las segadoras-atadoras. Las industrias españolas aprendieron rápidamente la lección, y pusieron en el mercado todas estas máquinas fabricadas por AJURIA  y  ARANZABAL, de Vitoria, y más tarde por TREPAT, ALPUEMA, JOLPA, etc. Las máquinas aventadoras no tuvieron éxito en nuestro pueblo, porque teníamos un concierto pactado con el “cierzo”, para que sobre las cinco de la tarde (casi siempre, si no llegaba había que recurrir al “ábrego”, al “solano” o al “serranillo”), hora taurina por excelencia, llegara para separar el grano de la paja, con colaboración inestimable e imprescindible de los bieldos y de los beldadores. 
Años después llegan las trilladoras  AJURIA  y  FLOSAN, accionadas por motores de gasolina y diesel. 
Y más tarde los tractores, empacadoras, sembradoras, rulos, las cosechadoras, remlques, rotabators, etc………….. llegaron tractores accionados por motores a gasolina, petróleo y diesel. Alguno con un motor a gasolina para el arranque y otro diesel para la faena (Vielarus). Otro con las ruedas delanteras juntas (Porche Algaier). Con  motores de uno, dos tres, o cuatro pistones. Ahora de cine…
La Guerra trajo para la agricultura algunos cambios importantes como fue la creación del Servicio Nacional del Trigo y la Hermandad de Labradores y Ganaderos (Local, Provincial y Nacional).

Impreso SNT
El Servicio Nacional del Trigo es un Organismo Autónomo dependiente del Ministerio de Agricultura, cuyo fin principal es regular el precio del trigo, mediante un sistema de intervención que consistía en comprar a los agricultores toda la cosecha de trigo a un precio fijado para cada campaña (con incrementos mensuales como prima de almacenamiento) y ponerlo en el mercado para la venta a las industrias harineras, con el fin de conseguir que el agricultor sacase un beneficio fijo constante, y el pan pudiera  ponerse a disposición del consumidor a un precio razonable, evitando los márgenes escandalosos de los intermediarios, a la vez que se creaba un stop para poder tirar del mismo en periodos de vacas flacas. 

Cartilla Racionamiento
Los principios fueron muy difíciles para conseguir los objetivos previstos por muchas causas. Los intermediarios no se resignaron a ver pasar el tren quedándose de brazos cruzados; las malas cosechas, principalmente las de los años 1.943 y 1.944, por la sequía; La Segunda Guerra Mundial; y el  estraperlo”. Se establecían unos cupos forzosos de entrega al SNT , que designaban las Hermandades, cuyo precio fijo era de 2,50 ptas/kg., y lo de fuera de cupo se pagaba a 2,75 ptas./kg.. Pero como existía un mercado paralelo fuera de la ley, en el que se podían sacar precios de hasta  5,00  ptas./kg., pues ahí estaba el “estraperlo”. Había quien se arriesgaba y se exponía a una sanción a través de un hombre de paja  sin patrimonio, pues en ese caso la sanción era de 1.000,00 ptas., Se pagaba y punto. El “estraperlo” en el trigo duró unos trece años. El SNT daba otros servicios, como el “canje” de trigo por harina, harinillas y salvado; y el  “trueque” de trigo del agricultor por semilla de trigo seleccionada y desinfectada para la siembra. En ambos casos se cobra una “maquila”  o “canon”. Al estraperlo , también se acogieron otros productos, aceite, azúcar, arroz, etc. En fin, la mayoría de los productos establecidos en el sistema de  “racionamiento”.
La Hermandad de Labradores y Ganaderos se creó como Sindicato vertical agrario, emulando, de alguna forma, a los antiguos Sindicatos Agrícolas Católicos. En Redecilla, la Hermandad en principio funcionó bastante bien, con las mismas funciones que lo hizo el antiguo Sindicato. Fue muy importante la distribución de abonos minerales, en unos tiempos difíciles por la escasez de los mismos. Con la llegada de las máquinas trilladoras se pensó en la adquisición de una  o dos máquinas, con sus respectivos motores, pero unas nuevas elecciones a la Junta directiva, que abandonó el proyecto, desbarató la idea y la función de la Hernandad quedó como agencia administrativa del Ministerio, principalmente para las relaciones con el SNT y con los Seguros Agrarios. Las personas asalariadas de la Hernandad eran el Secretario y el Guarda de campo.

En Redecilla, la contratación de obreros agrícolas, agosteros, sementeros, cavadores, salladoras, etc., se  hacía, generalmente, con personas del propio pueblo, a excepción de los segadores, que procedían, casi siempre de Galicia. Estos segadores gallegos venían en grupos de cinco a ocho personas; eran contratados a destajo, por lo que la remuneración que recibían dependía de la superficie segada; estaban a pensión completa y dormían en pajares. Eran gente muy trabajadora y muy sufrida, en jornadas de sol a sol; su campaña comenzaba en las zonas más tempranas y acaba en las más tardías. Los agosteros se contrataban por temporada, desde el día de San Pedro el 29 de Junio hasta el 8 de Septiembre. En Burgos era tradición que el día de San Pedro, en el puente de San Pablo, se verificaban los compromisos de contratación con personas llegadas de diversas partes de España.

Cultivos. La superficie de todo el término municipal se encontraba dividida, más o menos, por la mitad, en dos “manos”. Cada año, alternativamente, se sembraba una “mano” de cereales, trigo, cebada, avena y centeno. Y la otra “mano” se sembraba de  “menudos”, alholvas, yeros, arbejas, habas, forrajeras, patatas, remolachas, etc., o se barbechaba. Se consideraba que sembrar cereal tras cereal no era productivo. Avanzada la década de los cuarenta se empieza a incrementar la siembra de cereal sobre rastrojo  “acadañar”, hasta llegar, en algunos casos, hasta la totalidad de la superficie. Hasta 1.944 la única variedad de trigo blando que se sembraba era un rojo basto, no muy productivo, que crecía bastante y se encamaba con facilidad; estaba muy aclimatado y procedía de Italia, llamado “Rietti” o “Rete”; al año siguiente llega una variedad de trigo semiduro “Fartó” o  “Arlante” (mezcla de ambos, la verdad), de más rendimiento, y algo más resistente al encamado, que acaba con el “Rete”. 
Trigo Pané
En 1.952,  un ingeniero agrónomo leridano a pellidado  Pané ,  lanza al mercado el producto de sus investigaciones genéticas en semillas de trigo, que tantos quebraderos de cabeza le habían costado  y , que había conseguido en su finca leridana multiplicar:  Pané 1,  Pané 2 , Pané 3 , Pané 5 , Pané 7 , Pané 14 , Pané 21  y  Pané 247. Fue esta última variedad (las anteriores degeneraron enseguida),  la que tuvo un éxito sensacional de producción; crecía poco, era muy resistente al encamado y a las enfermedades, y se mantuvo durante casi veinte años en producción. En 1954, Año Mariano, aparecen en el mercado de semillas, varias variedades,  J-1 , L-4 , San Rafael , todos ellos de corta vida. Y llegan de Francia  el  “Etoile”  o “Estrella”, el  “Dimas” ,  el  “Champlein” , el Floress” y otros muchos. En cebada, también fueron sustituíadas la cebadas tradicionales  “cuatro carreras” y “ladilla” por otras más productivas que llegaban de dos carreras,  “Dallas” , “Hellas”, etc. 
Mascones
El cultivo  del centeno no tenía , prácticamente, otro sentido que sacar paja para hacer vencejos, para atar los haces de mies,  y semilla para sembrar  la siguiente campaña, y extraer algo de cornezuelo. A la mies del centeno se la llevaba a la era, y golpeando, a mano, las cabezas de la planta contra un trillo, se separaba el grano de la paja;  
posteriormente se recogía la paja, ya limpia, en “mascones” (haces), que se guardaban en el pajar hasta la cosecha siguiente, para , una vez remojados, hacer  “vencejos” , que servían de atadura a los haces de mies de la nueva campaña.

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