El
31 de Julio de 1198, Diego López (IIº) de Haro donó[1] al monasterio Premostratense de CampoPajares
(Candepajares), actual convento de Bujedo[2], el término de “
En
ese término, también llamado Valcorza,
y ese monasterio o decanía estuvo bajo
la administración de la Orden Premostratense, y antes de estos fue una de las
bases fundacionales de la Orden Benedictica en España.
Está
documentado que la iglesia y demás territorios de Zabárrula pertenecieron
también a ese monasterio; por lo que estamos hablando de unidad territorial
ajena a la actual división administrativa y política.
El
Campo de
Los que nos dice este apeo es que ese monasterio era “propietario” de una parte considerable de los actuales Montes de Ayago, e incluso sobrepasaba Larrea, Pradilla hasta el monte Otero (en las cercanías de la Cruz de la Demanda, y en los nacientes del río Tirón).
En los nacientes del río Villar existen, visibles hoy en día, restos arqueológicos de edificaciones, probablemente de un convento, ermita, o decanía que pudieran ser el testimonio de la pertenencia de este Campo de ese Monasterio Premostratense...[7].
Ledanía de pastos y aguadas.
Sobre
ese espacio hay establecida una “Concordia de Pastos” entre ambos
pueblos (Zabárulla/Ojacastro y Redecilla del Camino).
Aún
hoy día, unos desde Redecilla y desde Zabárrula/Ojacastro los otros, suben (subían) hasta el monte de
Se
inicia la ceremonia con el rezo a la “bendita Magdalena”. El Secretario de
Redecilla daba lectura de los viejos documentos de dicho pacto y de otros
documentos que datan de los acuerdos tomados en el entorno de 1198(¿).
Se pregunta a los presentes "si han visto que alguno se llame a derecho con respecto al aprovechamiento
de pastos, con título legal o sin él".
A lo que responden "Que
a nadie se ha visto estar asistido de derechos, y lo prueba el venir todos
pastando sus ganados todos los años, sin interrupción y sin que persona alguna
haya puesto óbice, en los repetidos aprovechamienteos, de forma legal"[8].
Se firman las Concordias por parte de ambas autoridades. Hay
comida de hermandad entre autoridades, pastores y vecinos.
A continuación algunos pastores redecillanos bajaban unas pocas de sus reses a beber hasta el río Glera.
En el fondo estas concordias son como las mancomunidades actuales,
son pactos en beneficio mutuo. Consisten en que las ganaderías de ambos
municipios pueden pastar recíprocamente en los términos municipales y tener sus
respestivos derechos de aguada.
Logicamente cuando más sentido tenía esta concordia de pastos, cuando realmente se hace efectiva, es en los años en los que bien los pastos de un pueblo o bien los del otro padecen sequía; o cuando los manantiales de una cuenta u otra flaqueaban...
El
coto del monte de “
[2] Conviene distinguir entre dos Monasterios que se dedicaron a Sta María "de Bujedo", que además tiene relación entre sí. Uno es el de Bujedo (Candepajares), cercano a Miranda de Ebro que es posterior y que dependió del Monasterio Cisterciense de Santa María de Bujedo situado en Sta. Cruz de Juarros. La iglesia de Sta. María Magdalena de Zabárrula también dependió del Monasterio de Candepajares, que a su vez dependió del Monasterio de Bujedo de Juarros.
[3] Lamentablemente el Catálogo de Bienes Integrantes del Patrimonio Arqueológico y Normas para su Protección de Redecilla del Camino. Cronos SS. Arqueología y Patrimonio Marzo 2006, no ha estudiando los restos aún visibles de ese enclave.
[4] Rufino Gómez Villar, Soles y Ledanías. El Origen de Nuestas Aldeas. Revista Piedra de Rayo, número 24, de 2007 pgs 75-77. Las ledanías son territorios que usufructúan comunalmente concejos, villas o sus vecinos.
.- Y también consultar a José Carlos Valle, Monasterio Cisterciense de Santa María de Bujedo por Ediciones de Arte y Bibliofilia, Madrid 1986.
[6] Libro Becerro de Santa María de Bujedo de Candepajares (1168-1240), fols 53r-53v, núm. CLXXXVII
[7] El antecesor del actual Albergue de Peregrinos de San Lázaro de Redecilla del Camino también estuvo bajo la administración de dicho Monasterio.
[8] Rufino Gómez Villar, Soles y Ledanías. El Origen de Nuestras Aldeas. Revista Piedra de Rayo, número 24, de 2007 pg. 76
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