Tarde de clase en el
Tirón
Relato de Arturo Fuente
En
algún lugar del río Tirón, Riojilla burgalesa, 2 de Julio de 1994.
—Hoy
no pican —, dice Rodrigo.
—Si
ya te digo yo que hoy hace muy bueno, que es mejor si hay tormenta —añade Pablo.
Javier,
despreocupado mientras pone su trozo de lombriz en el pequeño anzuelo, replica:
—Bah!,
pero eso es pa’ las truchas, pa’ los “morachos” da igual —
—También
influye —, replica Pablo en modo firme, dando a entender seguridad.
El
zumbido de una libélula distrae la mirada de nuestros cuatro amigos, sentados en
un muro sobre una poza de aguas cristalinas, Sus bicis, aparcadas en los pedregales de la
orilla, y sus cañas, sobre la poza de este caluroso día.
—Y
tú, Juan, ¿has venido mucho a Belorado? —
pregunta Pablo.
—No, es mi tercera vez, suele venir más mi primo
a Madrid, no conozco mucho. Pero me gusta, mi primo siempre habla bien de la
comarca, de su Historia, su patrimonio, y sobre todo, suele hablar de su
naturaleza.
—Sí,
“gafas” (por Rodrigo) es un estudioso—,
replica Pablo en tono jocoso—, le gustan mucho todos esos rollos, nosotros ya
sabemos que somos los mejores en la Riojilla, afirma en tono bromista y
chulesco.
— ¿Por
qué te llaman “Mani”, Pablo?
Aquí
todos tenemos “mote”, y a mí me tocó lo de “Mani” porque mi padre, albañil, usa
una “Manitou”, una carretilla elevadora para obras.
Un
lugar paradisiaco, piensa Juan, madrileño, primo de Rodrigo, “gafas”, ¡cuán
bien se está aquí! se dice a sí mismo. Acostumbrado al ajetreo de Madrid todo
esto le parece una dosis de elixir, cuando, de pronto, llega a su nariz un
pestilente olor, acompañado de las palabras de reprobación de su primo Rodrigo:
— ¡Qué
mal huele!, aggg —Dios..., ha sido “Ezquerra”, fijo — , se apresura a decir
Pablo,
—Cállate,
“Mani” ¿Por qué iba a ser yo? —
Joer,
¿no dices que comiste caparrones?
—
¿Y? —, responde Javi girando la cabeza, en tono despectivo.
— Joer,
pues que con los caparrones se tiran pedos, ¡so listo!.
Juan,
que no entiende nada, interrumpe la discusión con cara de sorpresa y cierta
timidez:
— Perdonad, pero….¿qué son caparrones? —
—¿No
sabes que son caparrones?! —replica Pablo, con los ojos como platos.
A lo
cual responde con rapidez y aire de normalidad Rodrigo, echando un cable a su
primo, viendo el tono receloso de su amigo Pablo, el “Mani”.
—No,
es que caparrones sólo lo llamamos por aquí y en la Rioja, que yo sepa, es como
decimos a un tipo de alubia roja o pinta, Juan —
Pablo,
con ganas de seguir en polémica con su mejor amigo Javi, para variar, se dirige
a Juan, con cierto aire altivo:
—En
invierno es un plato típico, no ahora con el calor, es que “Ezquerra” tiene
huerto y le sobran, y los come siempre, habrá que aguantarle, ¡menuda tarde nos
espera!.
La
carcajada es general.
Javi,
apesadumbrado por su amigo, pero haciéndose el sueco, cambia de tema tras
pensar un poco, mirada al río, ya que no
entiende que alguien con relación con Belorado no supiese que eran los
caparrones, se dirige a Rodri: —Ah claro, “gafas”, que los padres de tu primo
son por parte de tu padre, no son de
aquí….
—Eso
es — le responde Juan, y de repente ve algo que le crea un gran asombro, como
un arcoíris brillante y azulado que deslumbra en su vuelo por los rayos de sol…
—Eh!!
mirad que pájaro!
—Uff,
precioso, es un martin pescador —, afirma Rodrigo con una sonrisa.
—Joer,
nunca había visto uno en mis dieciséis años —, replica Pablo.
—Yo
sí, pero no es fácil, — dice Javier, como vengando su anterior humillación—en
el pueblo de mi madre…
—Seguro
que no le hacemos mucha gracia estando aquí quitando su comida—responde Pablo.
—Como
mucho le hemos quitado el puesto, porque lo que es comida..,—dice Rodrigo con
una amplia sonrisa —,debiéramos pedirle que nos dé unas lecciones.
Juan,
deslumbrado por el paso de la preciosa ave, se quiere abrir a sus nuevos
amigos, e inicia un dialogo con Javi:
—
¿cuál es el pueblo de tu madre?
—Ezquerra.
—Ah!,
por eso te llaman así, supongo, es nombre vasco, ¿no?
—Sí,
bueno, aunque no se escribe con k—, vuelve a responder Javier.
—¿Qué
raro un nombre vasco, no?
—No,
aquí no es tan raro.
Rodrigo
les interrumpe:
— Cuenta,
Ezquerra, que a ti el trabajo de la Riojilla te ha tocado sobre la Edad Media .
— ¡Vale!,
pero mejor empezamos por la base y ya le contamos la historia de la comarca,
así que empieza tú con los autrigones.
—¿Los
qué? —, pregunta un sorprendido Juan.
—Los
que te tocan los cojones, — dicen todos los demás mientras ríen.
Tras
parar la larga risa y darle una palmadita a su especial visitante, Rodrigo
responde:
—Si,
a mi me tocó la época prerromana en el trabajo de clase, así que voy a empezar:
Bien, pues esta zona estaba habitada por
los autrigones y los berones, estos últimos los antiguos riojanos, pueblos celtas
todos ellos. Los autrigones habitaban desde aquí hasta el Cantábrico, pasando
por “la Bureba”, Miranda, algo del norte de Burgos y parte de País Vasco y solían
estar en guerra con los cántabros, que habitaban al noroeste. Se habla de diez
ciudades autrigonas, una fue “Virovesca”, cerca de aquí, y dentro de nuestra
comarca estaba “Segisamunculum”, la actual Cerezo de Río Tirón. Precisamente este
río, se cree que viene de autrigón, es decir, río de los autrigones, ya que en
general marcaba el límite con los berones.
Aun así,
en Belorado, igualmente hubo un castro autrigón, en aquella montaña que se ve
sobre el cementerio, que se llama “la Muela” y que solemos llamar “Cara del
Indio” por la forma de una de sus rocas.
—Mmmmm,
interesante…, siempre asocié a los celtas con la zona de Galicia, Asturias,… — dice
un atento Juan, a lo que su primo le responde:
—Sí,
allí hubo mayor influencia, esto luego fue más romanizado, pero los autrigones,
por todos los datos que se conocen, llegaron con las invasiones celtas y tenían
su misma cultura y costumbres. Cuéntale tú sobre los romanos, “Mani”
—Bueno,
¡pero te toca!
—Pues…
los romanos vinieron, invadieron esto y fundaron ciudades,
Rodrigo
suelta una carcajada.
— ¿No
fue así, o qué? — , responde Pablo un tanto enfadado.
Sí,
sí, “Veni, vidi, vici”, que
diría el Cesar. ¡Es que me hace gracia como lo dices!.
—Bueno,
ya cuento más—, prosigue— la principal ciudad fue también Cerezo, que los
romanos llamarón “Cesarea”. Había una calzada romana importante en Cerezo, que
iba de Logroño hacia la meseta y el norte a través de Briviesca, que se seguía
llamando “Virovesca” también con los romanos. Por la comarca han quedado muchos
restos de esa época, como esquelas, puentes, vasijas… En la tierra de mi abuelo
se encontró una esquela importante, en “la Mesa”, al otro lado del río, que es
donde estaba en Belorado la ciudad romana, —dice orgulloso.
—Sí,
la verdad es que en muchas zonas se han encontrado vestigios de la presencia
romana,—, replica Rodrigo ante la atenta escucha de sus amigos., mientras dirige
su mirada hacía la hasta hace bien poco, nevada Sierra.
—Vestigios,
¡qué palabro!, “gafas”. Cuéntale tu algo de la edad media, “Ezquerra”.
—Sí,
me lo he estudiado bastante—, sonríe—, a ver cómo te explico… Bueno, ¿ya
conoces como fue un poco la Reconquista, no?, una vez de la caída del Imperio Romano,
la entrada de los pueblos godos, y luego
la invasión árabe, que en ésta zona no fue muy fuerte, aunque sí que en
Ibrillos por ejemplo, había un asentamiento, y en la cercana Grañón, ya en la
actual Rioja. Desde ahí los musulmanes solían ir al norte para combatir y saquear,
pero era una zona que no controlaron del todo nunca, y desde el norte iniciaron
la reconquista,
Toda
la zona que en su día habitaban los autrigones, se denominaba entonces
Bardulia, ya que los Bárdulos, que habitaban en época prerromana en País Vasco,
se desplazaron hacia el oeste empujados por los vascones, que antes estaban en
Navarra, pero ya digo, coincide más o menos con la antigua Autrigonia, no sé
por qué lo llamarían Bardulia…, y luego esa zona se acabó llamando Castilla.
— ¿Quieres
decir que los autrigones son los primitivos castellanos? —, dijo Juan todo
sorprendido, creyendo no haber entendido bien a su primo.
—No
exactamente —, replicó Rodrigo —, pero si es cierto que los límites de la primitiva
Castilla y de la anterior Autrigonia son similares, y que los primeros
castellanos son mezcla de diferentes pueblos prerromanos, entre los que
destacan los autrigones, con los romanos, visigodos,… todos cristianizados, y a
ellos se pueden sumar los árabes, los judíos, y toda la gente que después venía
de Europa por el camino de Santiago, que pasa por aquí.
—Eso
está cerca —, le dice Ezquerra, un día nos llevaron con el “Insti”.
— La
lengua nació del latín que se hablaba con los romanos como base y fue cogiendo
cosas de todos los pueblos que habían pasado y pasarían más tarde por aquí, no
sé si me entiendes. En San Millán se encontraron los primeros textos en
castellano propiamente dicho, también del euskera, aunque bueno, nacer nacer…según
se mire —, añade Rodrigo
—¿Y
lo de Ezquerra? , vuelve a insistir Juan.
—Ahora
llega, “tranqui, tron”, que ya sé que el pueblo de mi madre es la leche —, se
pavonea Javi irónicamente —. Bueno, pues es que esta comarca fue siempre frontera
entre Navarra y Castilla, y perteneció a ambas. Sobre el año 1000 era de
Navarra, y vinieron gentes de Alava, que
hablaban vasco, y el vasco fue una de las lenguas importantes aquí, que dejaron
también muchos nombres de sitios, no solo el pueblo de mi madre.
—Topónimos
—, le corrige Rodri,
—¿Cuál?
— dice Javi confundido.
Que
se dice topónimos, a los “nombres de los sitios”.
—Ahhhh—,
ríen todos, y prosigue: —La zona se denomina Riojilla por temas geográficos,
pero sobre todo por qué culturalmente ha tenido mucha influencia del Reino de
Navarra, y se nota en las danzas tradicionales, en el habla,…
— ¿Pasan
muchos peregrinos pro el Camino? —, preguntó Juán
— Sí,
el camino trae mucha gente, en la comarca hay muchos lugares de interés, pero
el camino es de lo más importante. Por ejemplo Redecilla con su pila bautismal,
o en Viloria qué nació Santo Domingo, que fue uno de los principales impulsores
y arquitectos del Camino, junto a quien fuese su discípulo, San Juan de Ortega.
En Belorado había Hospital de peregrinos, Villafranca fue muy importante en el
camino y en toda la zona durante siglos, al ser sede de obispado,…bueno, tampoco
estoy muy “al loro” de todo —, dijo Javi.
—Sí,
sin duda Domingo fue muy importante para el camino, una persona clave. El
camino, en todo caso, he oído que ya se hacía antes de todo eso, se seguía a la
Vía Láctea en el cielo para llegar hasta Finisterre, algo de los celtas, creo —.
añadió Rodrigo
—Es
muy interesante todo esto —, dice un curioso Juan, ¿Y castillos, si fue de Castilla,
no quedan?
—Sí,
hay dos, el de Cerezo y el de Belorado, sólo quedan restos, pues como digo
fueron destrozados por ser zona de frontera, aunque sí fueron importantes, el
de Belorado fue un regalo de bodas para el Cid, por ejemplo. A partir de la Edad Media es Belorado, llamado
“Belforado”, quien toma protagonismo, cogiendo el testigo de Cerezo. En rey
Alfonso el Batallador, de Navarra y Aragón, le dio un Fuero y entre los
privilegios que recoge, le permite celebrar una Feria que es la más antigua
documentada en la historia de España.
Más
tarde, ya en el siglo XIX, Pradoluengo
tomaría protagonismo, por su industria textil, y ahora es la segunda localidad
de la Riojilla en habitantes.
—¿Pradoluengo
está en la Sierra que se venía al venir, no?
—Sí,
la Sierra de la Demanda, es preciosa, llena de bosques, te va a gustar, ya
iremos algún día a Fresneda o Santa Cruz, los valles del alto Tirón y del Urbión
son preciosos — exclama un “Ezquerra”
ilusionado en mostrar tantos sitios que él bien conoce,
—Por
cierto, ¿Quieres probar? —, le dice Pablo
—A qué,
¿A pescar?, Nunca he pescado…
—Sólo
coge la caña y trata de que los peces se acerquen. Cuando alguno muerda tira
suave y luego recoge hilo, ya te indico. Hoy está “chungo”.
—Bueno,
a ver…,— replica Juan con mezcla de entusiasmo y temor.
—Si
es que últimamente con hablar ni nos hemos fijado, a mi me ha comido media
lombriz —, dice Javi.
—Sí,
y además les espanta oírnos — Vamos a estar en silencio y le dejamos probar,
añade Rodrigo
Juan
coge la caña, y deja caer el cebo en
medio de la tranquila poza, pasan varios minutos pero los “morachos”, como se
denomina aquí a los piscardos, un pequeño pez de ríos trucheros, no se acercan.
Todos miran en silencio y con atención, y de repente, cuando ya casi daban el
día por perdido, Juan susurra expectante:
—Espera…muerde
uno.
—Si,
si, ¡tira ahora!—dice Javi en voz baja, con cara de angustia
—Recoge
el hilo—, lo tienes
—Siiii,
guay tío, muy bien, al menos no nos vamos de vacío, ríe Pablo, aunque uno de
poco sirve…
— ¡Pero
a mí me hace mucha ilusión!, exclama Juan, nunca había pescado nada.
— Se
hace tarde, debemos irnos. ¡Recojamos! — dijo Rodrigo
Una
tenue luz rosada empieza a cubrir el cielo, mientras la silueta de un milano
negro se dibuja sobre ellos en s camino de vuelta.
Juan,
feliz, va pensando en todo lo aprendido clavando su mirada en el leve planeo
del equilibrista ave rapaz.
—Ya
verás, le dice Ezquerra, tienes que venir más veces, a las fiestas, y comer las
cosas de aquí, menuda huerta tenemos, se come muy bien, hay de todo,…estos
días, iremos visitando los pueblos de la zona, que vas a estar unos días, ¿no? —
—Sí,
una semanita me queda.
—Da
tiempo…iremos a os mayores sitios posibles, desde el límite con la Rioja a los
Montes de Oca, desde la loma y la vega del Tirón a lo alto de la Sierra…— le
replica Pablo.
Esta
conversación en el río le marcará de por vida.
Al
llegar a Madrid empezaría a buscar libros e interesarse más por la comarca de
su primo, a investigar sobre los temas que habían dicho, descubriendo las
diferentes teorías, y conociendo diferentes datos históricos
Más
tarde llegó a la Universidad y decidió estudiar Historia, materia que cada vez
le había ido gustando más. Al terminar hizo una tesis sobre la Riojilla, y con
el tiempo, escribió un libro sobre la Historia de esta comarca, que tuvo cierto reconocimiento.
En su
presentación en Madrid, invitó a los amigos que le hicieron querer a esta tierra.
“Ezquerra”
trabajaría en la mina de susfatos de Belorado, sin olvidar su huerto, Pablo
relevaría a su padre con la “Manitou”, y Rodrigo es profesor de biología.
En
la presentación del libro, Juan tuvo una dedicatoria especial para todos ellos:
— …esta
obra es el fruto de una buena amistad, de una historia que empezó una tarde de verano,
en la ribera del Tirón, y pertenece igualmente a unas personas que hoy me
acompañan: mi primo Rodrigo, y mis amigos Javier y Pablo, que metieron en mi el
gusanillo por esta tierra de la que habla el libro, y que hoy son parte de la Historia presente de la comarca.
Ellos
aplaudieron emocionados, y se miraron el uno al otro, recordando los muchos
momentos vividos estos años, y especialmente, aquella plácida tarde en la que
todos aprendieron a conocerse a uno mismo, pues en estos años tratando con
Juan, viendo como se gestaba su libro y respondiendo a sus preguntas
aprendieron que uno es hijo de su patrimonio y de su Historia.
Por
desgracia, cada vez quedan menos.
Arturo Fuente, Mayo 2012