domingo, 28 de febrero de 2021

“Nos teníamos que dar la mano la ecología y la producción agropecuaria, seguro que salía algo muy bonito”, Entrevista Álvaro García, cabrero extremeño.

Tras vender su rebaño después de años intentando abrirse un hueco en Sierra de Gata, 
hablamos con Álvaro García Río Miranda, joven cabrero de Extremadura
"Por parte de la Administración lo primero que hay que decir es que 
no hay una voluntad real de facilitar un relevo generacional, 
ni de que haya poblamiento de estas sierras 
que tenemos en Extremadura cuya población se ha ido. 
Es mentira, es hipocresía pura y dura, 
si tuvieran voluntad real, las cosas serían muy diferentes..."


David F. Sabadell

Cuando hace varios meses nos enteramos, con pena, de que Álvaro García Río Miranda vendía su rebaño después de años de intentar abrirse un hueco en Sierra de Gata le ofrecimos lo único que tenemos: un espacio para que nos contara sus experiencias. Entre los confinamientos y que, además, Álvaro emigró con su familia a trabajar como pastor asalariado a Ourense (por cierto que, por las mismas fechas, también se fue otra familia que hacía ganadería regenerativa en Herrera del Duque, confirmando el pertinaz vicio que expulsa de esta tierra a la gente más innovadora y dinámica) no pudimos hacer la entrevista en vivo. Meses después respondió a nuestras preguntas por medio de audios telefónicos grabados mientras careaba a las cabras por tierras de Ourense, así que esta entrevista tiene una banda sonora de cencerros que ustedes habrán de imaginarse y está jalonada de los gritos y llamadas a los perros y las cabras que constituyen el día a día del pastoreo, gritos que se incluyen entre paréntesis para que se puedan hacer una idea.

Entrevista 

Haz una pequeña presentación para las personas que leen El Salto.

Soy Álvaro, ahora mismo tengo 31 años. Soy de Miajadas, un pueblo de Cáceres, hice la Formación Profesional de grado medio y superior en Trabajos Forestales y Conservación del Medio Natural y el Superior de Gestión y Organización de los Recursos Naturales y Paisajísticos; aunque éste no lo acabe, me quedaron por ahí tres asignaturas como un tonto. Ahora mismo vivo en el interior de la provincia de Ourense.

Descríbenos el periplo vital que te llevó a vivir en Sierra de Gata y comenzar allí un proyecto de ganadería extensiva en un momento de claro retroceso de esta actividad.

Llegué a Gata por lo pájaros, por la ornitología, por conocidos y amigos que tenía allí previamente. Yo por entonces estaba en Cataluña trabajando y viviendo, pero iba mucho al pueblo, todo lo que podía. Como mi sueño de infancia era ser pastor y ganadero (yeooh, ¡mala perra!, ¡shhh, ven!) siempre tuve esa idea en la cabeza y me tocó irme varias veces fuera a trabajar, pasé por la fase de migrar ya con mis padres a Cataluña, luego volví, estudié y tuve que volver a migrar, así que como había juntado alguna perra dije: “venga, ahora”, y ahí compré el primer rebaño de cabras que tuve y por aquel entonces, a principios de 2014, acabé en Descargamaría, en sierra de Gata, tenía 23 o 24 años.

¿Cómo ha sido tu experiencia cabrera?

Ha sido muy sufrida y muy bonita pero ahí sigo en ella. Sí que es verdad que yo soy hijo de obreros, no tengo herencia, ni contacto familiar previo con el campo más allá de tener amigos de la familia ganaderos con los que me he criado, sí que hemos tenido caballos y otros animales, pero no vinculados a la ganadería profesional… Y mi experiencia es que esto es muy jodido, muy cabrón, pero si quieres el campo, de quererlo, de amarlo… Bueno, yo ya era bastante indígena de pequeño, de toda la vida (¡fiuuuh, yeeeh, tira yaaaa!) y es una experiencia que te hace muy feliz porque estás todo el día con el ganado por el monte, viendo sitios, descubriendo lugares, viendo los animales… A mí que me gusta la naturaleza previamente, ya que he estado vinculado a la conservación y el ecologismo, pues que te voy a contar: pasas 10, 12, 14 horas al día en el campo y aprendes mucho, ves a los animales cómo se ganan la vida por decirlo de alguna forma, cómo sobreviven, cómo se buscan las habichuelas, cómo crían a su prole, cómo se comportan ante unas cosas y ante otras, aprendes de las plantas y, bueno, lo que es el contacto con el monte…

Lo más bonito es sentirse una parte más, no como un invasor, no como Atila, eso es lo más bonito, para mí esa es la filosofía e intento vivirlo así, a pesar de que estás llevando a cabo una actividad extractivista entre comillas porque estás aprovechando recursos del monte con el ganado, pero lo hago siempre desde el no hacer daño, tratando de molestar lo menos posible y no echar a nadie de su casa, porque esta es mi casa pero también es la casa de mucha gente, de mucha gente con pelo, con plumas, de cuatro patas, con alas, con escamas… Eso enriquece muchísimo, es de las cosas bonitas que no tienen contrapartida.

¿Qué dificultades encontraste con la administración, con el vecindario, con los propietarios de la tierra?

Por parte de la Administración lo primero que hay que decir es que no hay una voluntad real de facilitar un relevo generacional, ni de que haya poblamiento de estas sierras que tenemos en Extremadura cuya población se ha ido. Es mentira, es hipocresía pura y dura, si tuvieran voluntad real (¡Toba ven!) las cosas serían muy diferentes. Lo del acceso a la tierra depende del lugar, porque al estar todo perdido y llevándote bien con la gente, con los nativos digamos, siempre que te ven un tío currante, serio, que estás a lo tuyo, que haces lo que dices… Pues no tuve mayor problema, pero eso sí a la hora de formalizar papeles nadie quiere, excepto casos puntuales muy, muy honrosos que a mí me han echado un cable gordo. Y luego con la gente bien, normalmente bien, yo creo que conocí muy buenas personas con las que espero seguir manteniendo contacto dentro de lo posible, hice muchos amigos que se han portado muy bien. Con la gente en general bien, una relación cordial, me ayudaron muchísimo al principio, la verdad. El problema que sí me encontré fue con el tema de la caza mayor, esa gente de frente no actúa pero sí que es una contrapartida grande porque en el mundo de la caza mayor se mueve mucho dinero, hay gente importante, es gente que tiene poder en la Administración, en todos los estamentos administrativos, judiciales, en las Fuerzas de Seguridad del Estado, etc. y hay que ir con pies de plomo.

Me parece una modalidad de caza terrible, deleznable, que no tiene ningún sentido en el tiempo en que estamos, pero bueno eso es una opinión personal creada en base a mis conocimientos y lo que yo he podido experimentar, pero no necesariamente tiene que ser la opinión de todo el mundo. Sí que ahí fueron un problema frontal, ya que principalmente yo molestaba allí, el rebaño, los perros, siempre con el cuento de que espantaban la caza, de que tus perros cazan, cosa que es mentira, pero a ellos lo que les molesta creo que es un poco la presencia física, sí, lo que les molesta es que haya una o varias personas que recorran el monte a diario, que lo conozcan y pongan ojos allí dónde ellos no quieren que haya ojos, porque hasta dónde yo sé y por lo que recuerdo de cuando estudié la Ley de Caza hay irregularidades, y hay ilegalidades que se cometen de forma normal y habitual, están completamente consentidas, incluso amparadas por los cuerpos que deberían perseguirlas y castigarlas. No digo que sea siempre así ni mucho menos, también conozco profesionales de la protección ambiental, tanto del SEPRONA, como de la guardería, sobre todo de la guardería forestal, de los Agentes del Medio Natural, que son grandísimos profesionales y hacen la labor para la que están designados, pero también es cierto que muchos están en el ajo, y eso lo digo aunque suene mal porque me parece que negar la realidad es de necios la verdad, y porque es lo que he visto y he vivido.

Desde tu experiencia ¿qué le aconsejarías a alguien que quiera empezar ahora una experiencia pastoril?

Le diría que no lo haga, menos ahora. Si no te viene de familia, si no heredas, si no tienes mucho dinero, cosa que poca gente tiene ahora mismo y el que tiene dinero no creo que se vaya a meter a cabrero, no lo hagas, porque es probable que salga mal. Pueden fallar mil cosas, estás trabajando con animales, dependes del medio, si lo haces en pastoreo estás a expensas de la naturaleza, de como venga el año, de como no venga… Si quieres hacer leche es mucho más difícil todavía, si quieres hacer carne necesitas una inversión mucho más grande en el sentido del tamaño del rebaño. Yo te diría que no lo hagas, pero si alguien quiere hacerlo porque es la ilusión de su vida, adelante, no voy a ser yo el que se la quite, pero que se prepare para embarcarse en una cosa así. Hay que tener dos o tres años de tranquilidad económica, cosa que yo no hice, si es que no te viene nada de detrás, si no tienes un rebaño de tu tío, y tienes que empezar de nada. Y que no cuentes con los bancos, esos están a ganar dinero y no a hacer obras caritativas, que es lo que esto es para ellos.

¿Crees que vendrán tiempos mejores para la ganadería familiar o esta agonía llevará a la extinción de la cultura pastoril?

No creo que vengan tiempos mejores, será una cosa que quedará para museo etnográfico, habrá ayuntamientos y diputaciones que mantendrán algún rebaño en plan reserva india total y poco más. En cosa de 30-40 años, cuando yo tenga la edad de jubilarme, ya no habrá nada así. Se están esforzando mucho en enfocar las políticas agrarias y económicas en los intensivos, la rentabilidad es cada vez menor en el sentido de que juegan con los precios como trileros, realmente es un sector que será de los pocos en que no es ni siquiera el mercado el que marca los precios y mucho menos los productores. Por lo tanto, creo que sólo quedarán los intensivos, las grandes naves con 1.000 o 2.000 cabras murciano-granadinas estabuladas, y eso será para hacer productos dietéticos y paparruchas (¡shhh!, ¡cabra atrás!, ¡coño que desobediente, qué tía ehh!, ¡tira negra!!), y eso será lo que creo que quede finalmente, o mucho me equivoco y se consigue que se mantengan rebaños no tanto enfocados a la producción ganadera como al tema del mantenimiento de los montes.

Con mi amigo Ismael de Lagunilla lo hemos hablado varias veces: en plan como un funcionariado digamos, simplemente por estar.

Has trabajado también de pastor en Francia y Suiza, ¿qué diferencias aprecias entre el pastoreo aquí y allí, qué deberíamos aprender?

El campo es campo en todas partes, yo aprendí muchas cosas, no había visto una red eléctrica hasta que fui para allá, las había visto sólo en Internet y ahora las uso. Digamos que no creo que sea tampoco un modelo a seguir porque es un modelo altamente intensificado. Sobre todo el suizo, pero también el francés, aunque no tanto, están plenamente obcecados en la productividad, en el rendimiento de las canales, etc., que está bien, que están mirando por su negocio, pero ya sabemos que todo eso después tiene unas consecuencias ecológicas que suelen ser inasumibles o serán inasumibles no tardando mucho. Lo que sí vi es que tienen realmente un cuidado de la cultura, de la etnografía pastoril y ganadera con un mimo parecido al del País Vasco, cosa que en el resto de España yo no lo veo, o incluso veo todo lo contrario.

Y conocí razas nuevas, formas de pastoreo nuevas tanto en Francia, como en Suiza, a veces peores, hay un poco de complejo en ese sentido. Sin ánimo de competitividad, ni de difamar ni de nada, pero creo que en España y en Extremadura quedan muy buenos pastores y eso es más raro allí. En el tema laboral el trato es mucho más digno, y realmente se paga a un profesional por lo que sabe, yo allí me sentí muy muy bien, volvería, volvería sin dudarlo, incluso nos planteamos irnos allí a vivir, y por suerte… Bueno, por suerte no, no es que me quiera echar flores, pero por mi mérito laboral profesional yo levanto el teléfono y en una semana estoy allí trabajando, en un lado o en otro, siempre hay demanda.

Se ha puesto de moda hablar de despoblación rural y todos los políticos se llenan la boca de medidas para revertirla que suelen quedar en mera propaganda o todo lo más en reivindicar más conectividad digital, más autovías y más servicios, pero tú desde tu experiencia seguro que tienes algo que decir sobre las causas de la despoblación y las vías para remediarla.

Son todo cortinas de humo, publicidad, marketing, no hay voluntad real de revertir el proceso de despoblación. Nada, ninguna política es realmente efectiva, o no funcionan o no existen. A nivel de Extremadura es peor aún, en todos los estamentos de la administración, desde el concejal o el alcalde hasta (¡¡¡ssstó!!! ¿y qué? ¡¡¡la carretera!!!) la Presidencia de la Comunidad no hacen nada, es un lavado de cara, y conozco mucha gente que también lo ve así… Ni en los mismos pueblos, parece que nadie saca esto a relucir porque queda como mal, pero realmente yo veo que en muchos pueblos sí, sí hay despoblación, pero en realidad no quieren que eso cambie, ya les está bien así por decirlo de alguna forma. Es una situación que es cómoda, los pocos que quedan lo tienen todo repartido, los riquinos, los hijos del pueblo que tienen la tierra perdida y ni la venden, ni la ceden, y si la venden lo hacen a precio de oro. Nos pasó a nosotros: que para comprar una finca para acceder a las ayudas para la incorporación de jóvenes agricultores nos la pusieron a precio de oro porque sabían que era el único lugar con posibilidad de poder construir una nave ganadera. Y les da igual, no es cierto que desde los pueblos quieran que venga gente, es una situación muy cómoda y siempre que viene gente nueva se generan controversias, no hay voluntad ni ganas de que (¡¡ven aquí!!, ¡¡¡ven aquí!!), de que te vengan de fuera a trastocarte tus cuatro cositas, y no me gusta hablar así pero no puedo decir otra cosa. Y no sólo es mi caso, es también la experiencia que conozco de muchas otras personas que han intentado hacer cosas parecidas, y es así en todo el país, aunque quizá Extremadura es un poco más radical. No hay voluntad política de revertir la despoblación, si la hubiera ya se habría hecho algo, llevamos muchos años con esta canción y ni hay voluntad en los estamentos más cercanos al pueblo como comunidad administrativa, ni en los más lejanos. No me creo nada.

Y ¿vías para remediarla?

Si digo lo que pienso me van a llamar de todo, pero realmente hay mucha tierra de titularidad privada y pública también perdida completamente, abandonada, que en cierto modo no está mal: la naturaleza se recupera ahí poco a poco… Pero es una pérdida a nivel humano. Esa tierra se tiene que igualar, es decir, se tienen que igualar las condiciones de acceso a ella, primando al que no tiene de dónde agarrarse y no al que sí tiene y quiere más. Y con la vivienda pasa exactamente igual: nadie alquila porque tiene ahí la casa parada para los 15 días de agosto; me parece muy bien, no soy nadie para decirle a nadie lo que tiene que hacer con la casa de su abuela, pero eso está ahí y es una realidad (¡¡shhhh!! ¡¡echa abajo!!, ¡¡echa abajo!!), no me meto si esas cosas están bien o mal, ni en la moralidad o lo ético que sea, pero esas cosas tienen los pueblos muertos, son los propios originarios muchas veces emigrados, los hijos del pueblo como se suele decir, los que tienen los pueblos muertos… Y son muchos los factores que se unen y tenemos lo que tenemos: que te cansas y te vas.

Viviste muy de cerca el horrible incendio de Gata de 2015 ¿Qué opinas de las actuales políticas forestales y agroganaderas?

Bueno de la política que hay ahora mismo… No sé, hablo de mi experiencia y de lo que me va llegando, ni afirmo, ni desmiento, pero ha ido saliendo el tema de la biomasa y parece que hay ciertas empresas que se han dado cuenta del potencial que tiene todo el norte extremeño, todos esos pinares abandonados, esos montes perdidos, y creo que han dado con una buena oportunidad de sacar tajada con la madera quemada. Ya pasó en Acebo, yo no sé dónde fue la madera, preguntas y nadie sabe dónde fue la madera, desapareció, se inyectó un millón de euros a cada empresa que se convocó para sacar toda aquella madera, tampoco he averiguado mucho más porque bastante tuvimos. Que yo en el incendio de Acebo tuve que cerrar, tuve que vender el primer rebaño. Creo que no va a parar esa dinámica hasta que se logre lo que se pretende, que supongo es abaratar costes. Yo imagino que habrá ahí una red de gente poderosa afín a la administración regional que han encontrado un filón nuevo y van a aprovecharse de él. En febrero de 2020, de repente prendieron un pinar allí, estaba yo con las cabras y fue otro compañero cabrero, Jose, el que me llamó y me dijo: tienes fuego allí, tenía un cerro de por medio y no lo veía, pero efectivamente había salido a arder un pinar al lado de una pista por la que no pasa nadie, que hay que conocerla, a la que no llegas así como así… Bueno...

¿Qué medidas crees que habría que tomar para evitar estos desastres?

Lo primero, vigilancia real, que no pare de circular gente. Como he contado ante, la gente en el campo vigila, está pendiente de estas cosas, ya te digo que el primero que vio ese incendio fue este compañero cabrero, a lo mejor por eso no fue a más, porque prendieron a última hora de la tarde cuando los medios aéreos no pueden intervenir, en febrero, un mes raro… Aquello fue muy extraño y fue provocado, seguro, ya está. Habría que sancionar más, que se pongan realmente los medios necesarios para una investigación sin intereses ocultos detrás, sin gente influyente detrás que mueva los hilos para que eso no llegue a puerto, y subir las penas muchísimo para que se lo tengan que pensar, y medidas sancionadoras, judiciales, que hagan que esto no sea un negocio.

¿Cómo valoras los discursos de la Junta de Extremadura sobre la tan cacareada economía verde y circular?

Me parece un pamplina, otro teatrillo para subirse al carro de los tiempos de la sostenibilidad y la hostia. Otro teatro como todo lo que sale de la Junta. Al final ves las Vegas Alta y Bajas completamente envenenadas (¡shhh! ¡Chacho! ¡¡Toba ven!!), en las explotaciones forestales del norte de Cáceres ves como arramblan con todo, ves cómo se muere la dehesa poco a poco por unas causas o por otras, ves cómo se consiente el maltrato a la tierra continuamente, ves las podas agresivas a las encinas, ves las toneladas de plomo que se tiran cada año en el ejercicio de la caza… ¿Qué me voy a creer yo de la economía verde y circular? Eso es una pantomima, un cuento como otros muchos para lavarse la cara y no afrontar lo que hacen por detrás.

¿Y que opinas sobre el proyecto Mosaico que se está impulsando en sierra de Gata para prevenir incendios como el de 2015?

Pienso que es algo que está bien planteado, que se ideó bien, pero le ha faltado beligerancia frente a la Administración, se han conseguido cosas, pero hay que dejar el carnet en casa, no se pueden tener tantas contemplaciones en una lucha que es justa y legítima.

El norte de Cáceres es una zona de expansión del lobo, ¿qué piensa un gran conocedor de la naturaleza como tú de la futurible presencia de este superdepredador en nuestra tierra?

Bueno, mi corta experiencia pasada y actual con él es de bastante indiferencia de cara a lo laboral. Siempre o casi siempre he contado con los medios que yo pienso necesarios para evitar ataques, sí que he tenido algún ataque, pero realmente han sido eventos que si analizas el cómo han sucedido, llegas a saber por qué ocurrieron y siempre eran solucionables. En el segundo verano que pasé en los Alpes, la administración suiza metió las narices con el tema de que los mastines molestaban a los senderistas y me dejaron con sólo 1 perro para cerca de 500 ovejas en un terreno montañoso con pradera alterna con monte y bosque, y claro por mucho que quieras, milagros tampoco puedes hacer. Nunca tuve un ataque nocturno, siempre tenía el ganado recogido en redes eléctricas con los perros. Pero sí que es verdad que con ese volumen de animales que ya de por sí era una agrupación pastoral de 4 rebaños diferentes, y te cuesta un mesecillo entonar las ovejas para que formen un rebaño grande único y que tengan ese instinto gragario otra vez, y en ese terreno… Pues bueno, los ataques fueron diurnos y me desaparecieron ovejas que al día siguiente te las encontrabas por un sitio por el que habías pasado con las tripas fuera. Si no cuentas con las medidas necesarias es posible que tengas ataques, el lobo está en su terreno y tiene todo el día para darte la vuelta.

¿Y en Extremadura? Lo primero es que en Salamanca tendrían que parar de matarlo porque eso es un moridero, si llega a Extremadura será la guerra como en el resto de lugares, el norte de Extremadura tiene ya una cabaña ganadera muy reducida salvo por las vacas de la parte de Gredos, pero va a ser la guerra, no hay ningún tipo de mediación, de intermediación, o al menos yo no la veo. Ocurrirá que saltarán todas las alarmas, los periódicos regionales se pondrán a trabajar para mal como siempre. El furtivismo, bueno, no el furtivismo, la caza ilegal, el furtivismo es otra cosa, la caza ilegal está generalizada, no hay ningún tipo de represión, ni de castigo (¡¡¡Loba ven!!!, ¡¡¡Loba ven!!!), por lo tanto, mientras Salamanca sea un matadero como es… Si llegan, y alguno debe llegar, incluso a la Sierra de Gata, siempre va a caer, pasan mucho más tiempo en el campo los cazadores y los ganaderos que cualquier vigilante.

Así lo veo, sinceramente, me gustaría decir otra cosa pero no puedo: será la guerra. Pero con todo lo que llevamos hablado de cara al futuro de la ganadería extensiva, al ir decayendo esta, el lobo se hará hueco, al ir desapareciendo el sector se hará su hueco, pero sí que es verdad que no hay posibilidad de mediación, ni de cambiar la mentalidad, va a ser la guerra como en el resto del país, como en Francia, en Suiza o incluso en Alemania, no somos peores que los europeos en esto tampoco.

¿Qué cambios de manejo crees que tendría que acometer el sector ganadero para convivir con el lobo?

En la dehesa, tanto en el Campo Charro y la zona de Ciudad Rodrigo, o la zona de Ávila y en Cáceres el tema de tener las ovejas y las vacas sueltas de continuo en la finca es muy problemático si entra el lobo. Las opciones ahí serían varias: una es la caza ilegal que es la que se suele tomar, pero lo que yo recomiendo para evitar pérdidas mayores es meter las ovejas y las vacas, aunque estas tienen más defensas salvo en la época de partos, por la noche en la nave o, habiendo cancillas, por lo menos agruparlas e ir redileando la finca; también tener buenos perros, perros ganaderos, buenos mastines que vengan de otro pastor, que no se anden enredando con perros de criadero ni de esos de los concursos, perros de ganado, descendientes de perros de ganado, seleccionados por su buena labor protegiendo ganado, no por ninguna característica física que también puede ser importante en algún sentido, pero centrémonos. Cada uno en su casa puede hacer lo que quiera, pero yo como siempre he sido pastor de garrota digo que los ataques se evitan yendo con ellas, teniendo buenos perros… En Francia llevamos mi compañero y yo 1400 ovejas en los Alpes de la Provenza que es una zona eminentemente lobera de 20 años a esta parte, todos los vecinos tenían ataques, teníamos muy buenos perros, salíamos de careo con ellas y nunca faltó una en todo el invierno, fueron 4 o 5 meses y nunca faltó una, mientras todos los vecinos tenían ataques… No lo sé, es muy difícil decirle a alguien lo que tiene que hacer en su casa, y como el lobo se ensañe a tu ganado, como por lo que sea vea que puede con él, más te vale poner remedio o parar.

¿Qué percepción se tiene en Extremadura del lobo?

El lobo en Extremadura sigue siendo el diablo, ese diablo medieval que se llevaba los niños y tal. Yo soy comprensivo en el sentido de que, antiguamente, bastante pena pasaría la gente, sometidos, siendo siervos, no todo el mundo tenía ganado, como para que encima el lobo te la liara, y entiendo que esa percepción ha continuado hasta el día de hoy. Luego vino Félix Rodríguez de la Fuente y la calmó, pero realmente su mensaje no caló como nos hubiese gustado a algunos. Para mí es un animal más que está ahí, en el monte al igual que otro animal que soy yo, que está también en el monte y hay que intentar llevarse bien, hay que procurar evitarse, evitarlo tú en el sentido de que no te la líe, y enseñarle a evitarte, que eso también se puede hacer. Es un animal social, tiene un cierto grado de transmisión cultural hacia sus descendientes, creo que se puede trabajar en ese sentido y enseñarle: “oyes las cabras no se tocan, oyes las ovejas no se tocan, oyes las vacas no se tocan”, creo que se puede. Realmente no hay ningún respaldo de la Administración, yo entiendo que siempre es el ganadero el que carga con los costes, de ahí viene que haya tanta beligerancia en el conflicto, pero al ser un buen chivo expiatorio no es un conflicto que convenga mitigar a las administraciones. De este modo, justificando los daños que provoca el lobo hacen una batida, matan tres o cuatro, calman los ánimos y esto se convierte en una herramienta política para no hablar de los verdaderos problemas del agro, una herramienta política más que realmente la repercusión que tiene sobre el computo total de la ganadería extensiva. Solo hay que comparar los censos ganaderos con el número de ataques, o de víctimas, o de cabezas muertas, o incluso la repercusión a posteriori de los ataques en forma de abortos, nervios, estrés, cambios de conducta, mala alimentación, etc., que eso también pasa.

Pero mientras las Comunidades Autónomas del país no quieran ponerse en serio a aprovechar los fondos europeos disponibles, como hacen en otros países, para la manutención de perros, para la contratación de pastores, los gastos veterinarios etc... En Francia, por ejemplo, el 70% de mi sueldo lo costeaba la Administración. Todo esto no se va a mitigar hasta que en tu código de explotación no entren tus perros mastines, las vacunaciones, los microchips, etc. Igual que te vienen a sanear, igual que te vienen a hacer una inspección, son veterinarios los que lo hacen igual, pues los perros no los tienes por capricho, porque en Galicia hay lobos, pero en Extremadura hay meloncillos y ahora supuestamente ataques de buitres, –bueno, conozco mucha más gente a la que no le pasa eso de los buitres que a la que sí le pasa–, por lo tanto si se toman esas medidas, que a mí no me cueste tener 5 perros, que tener 5 perros no afecte a la rentabilidad de mi explotación, ahí yo creo que cambiaría mucho la cosa. Te hablo de perros como te hablo de cierres en alta montaña para los puertos de verano, como te hablo de poder tener un tío allí en unas condiciones dignas de vivienda, laborales, de salario, que pueda pasar el verano allí con los rebaños como pasa en los Alpes o los Pirineos, te hablo de cercones para la agrupación nocturna, interna, manejar las vacas, un poco todo eso… Es que esto no lo he inventado yo, lleva muchos años funcionando en ganadería. Además, hoy 5 de febrero ha salido la resolución de que va a dejar de permitirse la caza del lobo. Esto es así, la sociedad va por este camino, hay que adaptarse, esto no va a ir para atrás, en mi opinión lo mejor es ser consciente y seguir para dónde va la marea porque ir contra ella no se va a poder. Muchas veces estamos nosotros fabricando veganos, por lo tanto, también creo que tenemos que entender que vivimos en el monte, del monte y en el monte hay más cosas aparte de nosotros y nuestros intereses, esta es mi visión. Creo que el lobo nos hace a veces sentirnos estúpidos, nos hace sentirnos un poco tontos, ¿cómo ha podido ser esto? Nos preguntamos, puede que por ahí vayan los tiros, no lo sé, de todos modos, no se va a dejar de matar lobos nunca, es un secreto a voces: lobo que sale lobo que se le tira y esto lo sabe todo el mundo, lo sabe la Administración, lo sabemos los paisanos, no creo que se acabe nunca.

¿Qué futuro le ves a estos territorios montañosos del norte de Cáceres?

La especulación forestal, la especulación cinegética y la amenaza de esas renovables que realmente no son lo que dicen ser, porque siempre es el mismo modelo: la especulación y el negocio de unos pocos en detrimento del bien común, en detrimento de los legítimos usuarios de esa tierra. Esperanza, personalmente, yo no tengo, tendrían que cambiar mucho las cosas.

¿Qué cambios tendrían que darse en la agroganadería de montaña para que fuera atractiva para la gente joven y se fijara población en el medio rural?

Lo primero unas políticas agrarias que tuviesen una escala humana de verdad con vistas a favorecer las explotaciones en pastoreo, que es cuando realmente el resto de la sociedad, aparte de los productos que se sacan, obtiene un beneficio tangible que pasa por salvaguardar los equilibrios ecosistémicos de la forma menos dañina posible. El término extensivo está muy manoseado a estas alturas de la película. Para que estos espacios fueran atractivos para una población joven que quiera asentarse, que quiera dedicarse a esto, es muy importante el acceso a la vivienda (¡shh! ¡Chiva!), la inmovilización que hay de la vivienda rural es brutal. Luego, una política real que se preocupase de ver qué pasa con estos montes, qué pasa con estas tierras, el problema de las propiedades que muchas veces están abandonadas, ya el propietario muerto y los herederos no saben ni dónde está la finca... Por ejemplo, que todo eso se gestionase de alguna forma, llámese banco de tierras que se cediesen por una renta asequible o gratis. Yo soy de ese pensamiento, es legítimo que alguien tenga su tierra abandonada, pero será mejor que alguien la aproveche antes que tenerlo todo perdido, aunque en realidad no se pierde porque la naturaleza recupera lo que le pertenece, pero habiendo gente que no tiene trabajo y se muere de hambre, la verdad es que por mi parte preferiría que estuvieran en manos de las personas que las quisieran trabajar. Luego, necesitaríamos también una dignificación de los sectores primarios a través de proteger lo que se produce en cuanto a precios se refiere; que la gente pueda ganarse la vida, que hubiese líneas de financiación reales, plausibles, tangibles (¡¡pasa ahí!! ¡¡cagüendios!! ¡¡¡vale Loba, vale, vale!!!) que den la posibilidad de comprar esa tierra o arrendarla, de montar la infraestructura necesaria para gestionar una explotación agrícola o ganadera; pero una financiación que fuese de verdad, y que no fuese como pasa con las ayudas a la incorporación de jóvenes agricultores, que la idea es buena, pero a la hora de la verdad sirve para heredar lo que viene de tu familia.

No critico que alguien siga con la explotación familiar, ni mucho menos, por supuesto que no, es una cosa buena, pero necesitamos ayudas que sirvan para la instalación de jóvenes ganaderos, agricultores, apicultores, fruticultores, horticultores, no para pillar un dinero que viene muy bien y así cambiar el tractor, por ejemplo. Y en esto sí que me gustaría hacer hincapié, en lo que concierne a la incorporación de jóvenes agricultores sería muy importante modificar las ayudas y hacer más humanas y realistas las condiciones que regulan este tipo de ayudas, porque si es la Comunidad Autónoma la que decide que una Unidad Tributaria Anual (UTA ) son mil y pico horas de trabajo, la tontería más grande de este real decreto es que alguien que no alcance esa UTA, pero que ya se dedica a esa explotación, no pueda acceder a las ayudas al nivel que le permita ponerse en esa UTA y que la Administración le considere profesional. No como ahora, que si tengo un caballo o tres ovejas, porque tengo una finca y no sé qué hacer con ella, y ahora a mí se me ocurre montar una explotación de ovino, yo no puedo acceder a esas ayudas de incorporación de jóvenes agricultores porque tengo tres ovejas, porque me han obligado a tener un código REGA, Registro de Explotaciones Ganaderas, para tener legales tres ovejas. Si alguien tiene 100 ovejas y quiero alcanzar la UTA, que en caprino son 230 y en ovino 450, que se le permita alcanzar la UTA recortándole las ayudas en esa proporción, eso es importante.

Debido a que eso es ilógico, a que no tiene sentido, es la misma Administración la que favorece el chanchulleo, porque si no es con chancullos no hay modo de acceder a esas ayudas. Gente hay en el campo, relevo generacional hay en el campo y fuera de él, pero no se les permite meter el cuello, no se puede meter el cuello, está todo el pescado vendido y mientras esto siga así el sector agropecuario caerá en favor de las importaciones de terceros países y ya está.

¿A dónde se encamina ahora tu futuro laboral?

De momento y si nada cambia, yo aquí en Galicia estoy bien, no me falta trabajo, creo que estoy en buen sitio y de momento no me planteo más cambios, ya han sido varios, ya está bien y, bueno, con una familia todo es más complicado, así que de momento en Galicia estamos bien.

¿Qué te llevaste como experiencia positiva de Gata?

Me fui una vez y volví, por lo tanto, fue una buena experiencia. He sido muy feliz allí, he conocido mucha gente que es muy guay, buenas personas, proyectos también muy bonitos.Es un lugar espectacular para vivir y me han enseñado mucho las cabras, he visto mucha sierra y puedo decir que la conozco un poco, me lo he pasado muy bien. Las cabras me enseñaron sitios espectaculares y hay un gran potencial y calidad humanas.

¿Qué no podrás perdonar?

No podré perdonarme cosas a mí mismo, he cometido errores, la experiencia la fui cogiendo a base de hostias, pero para bien. Creó que faltó implicación institucional, no me refiero a que me regalasen nada, pero a todos los niveles, desde ayuntamientos a instituciones comarcales no hubo implicación, salvo gente que portó muy bien como Juan Carlos, de la Asociación de Propietarios Forestales del Valle del Arrago, se lo agradeceré toda la vida. Pero en general habría agradecido a las administraciones que por lo menos no hubieran entorpecido: una persona no puede estar un año y pico de trámites para ver si acaso pudiera hacer una nave, eso mata a la gente. Hemos tenido que estar en dos trabajos y a veces tres para sostener lo que queríamos hacer y eso quema, se te va la vida en los tiempos burocráticos. Ni la legislación se adapta, ni es flexible. En mi caso no quería montar un centro comercial en el Valle del Arrago, quería un aprisco de ganado simplemente, y eso se podía haber demorado tres o cuatro años perfectamente, y a ver quién aguanta eso, cosa que sorprende porque luego vas a montar un parque de molinos eólicos, una termosolar o una fotovoltaica de no se cuántas hectáreas y no hay problema, ya que la distinción básica es ir con mucho dinero o no ser nadie y no tener nada.

Con la crisis sanitaria hay mucha gente en las ciudades pensando en mudarse al campo ¿qué les aconsejarías desde tu experiencia?

Esas cosas hay que pensarlas muy bien, yo tuve la ventaja de que ya era de pueblo. Estuve fuera pero la dinámica de pueblo ya la tenía aprendida. A alguien que está pensando en venirse al campo le puedo decir que se lo piense mucho porque respecto a las comodidades de este mundo y de este siglo va a perder muchísimas. Si se les tienes mucho aprecio a esas comodidades lo vas a pasar mal, a veces es mejor estarse quietecito. Mucha reflexión, conocer bien el sitio dónde vas, no juzgar a la gente porque nunca sabes cual es el recorrido de una persona, ser muy diplomático, no meterte donde no te llaman aunque sea difícil porque hay cosas que son flagrantes, ser buena gente, dedicarte a lo tuyo, no meterte con nadie, tampoco tolerar las barbaridades, por supuesto, pero ser suave.

En el campo padecemos en primera línea los efectos del cambio climático, pero paradójicamente las organizaciones agrarias han puesto al ecologismo en el punto de mira, aunque cuando sufren una sequía o una granizada todo se les vuelve pedir ayudas y soluciones, ¿qué les dirías a estas organizaciones que se han dejado arrastrar a la ecofobia y a los discursos de odio contra “los ecologistas esos”?

Lo único que le podría decir a esas organizaciones agrarias es que se preocupen de los verdaderos problemas de sus afiliados, que los afronten y dejen de marear la perdiz, porque ellos están ahí colocados, nadie los tira y tienen muchas herramientas de engaño. Distraen a sus afiliados con cosas menores en vez de afrontar los problemas reales que tienen. ¿Por qué no luchan por la dignificación de los precios si es que son sindicatos agrarios como dicen?, ¿por qué no pelean porque la PAC sea justa y no un prostíbulo de dinero, y que la ayudas recaigan en quien realmente las necesita para sobrevivir?, ¿por qué no pelean porque los criterios que se utilizan a la hora de trabajar, de cultivar, de criar, sean lo más respetuosos posibles con el entorno en el que se desarrollan y defienden la verdadera calidad y la salud de los consumidores y de sus afiliados que se están envenenando ellos mismos?, ¿por qué no buscan alternativas sanas y eficientes para que las explotaciones funcionen sin tener que ser a costa del entorno?

Creo que tienen que dejarse de sensacionalismo y de distraer a sus afiliados con problemas puntuales en comparación con el funcionamiento socioeconómico, que es el que realmente daña el tejido productivo agrario. ¿Por qué no luchan por instaurar en la mesa de la gente el cabrito y el cordero con precios asequibles para la gente y dignos para los productores, cuando está demostrado que es el producto más equilibrado en el sentido de afectación al entorno en relación al producto de calidad que se obtiene? Eso sí mantendría familias en el campo ¿Por qué no se meten en la fijación del precio de la leche de cabra, de oveja y de vaca para que una familia pueda vivir con una explotación mediana y no tener que meterse en 1.000 cabras de ordeño, intensivo, estabulado, y que se pueda vivir de 200 o 300, que es una dimensión humana de una ganadería? Señalar a los ecologistas es como lo fácil, porque la imagen del ecologista está denostada, muy maltratada. A veces también se ha hecho mal por parte del sector de la ecología, se ha ninguneado al campo, se ha tratado de idiotas, de catetos, todavía se lee eso hoy en las redes sociales… Creo que hay que ser empático y que el argumento ese de que los ecologistas nos quieren prohibir, que nos vienen a joder etc., es muy sencillo utilizarlo. Es algo que está instaurado en el imaginario rural. Es muy fácil tirar de ese argumento, pero yo, por lo que conozco, porque antes del ganado he estado muy vinculado al mundo de la conservación, no he visto nada eso que dicen los sindicatos, todo lo contrario.

Es un argumento simplón y facilón que todo el mundo se traga sin problema, pero a lo mejor nos teníamos que dar la mano la ecología y la producción agropecuaria, seguro que salía algo muy bonito. Es un argumentario que se ha utilizado sobre todo por los sindicatos, pero también el mundo de la caza tira de él para elevarse como protectores del mundo rural y tal. Pero luego, a la hora de la verdad, en el hipotético caso de que a mí un ecologista –o mejor dicho, un ecólogo– me diga que este producto está afectando a la salud, que tenemos los estudios que muestran que está afectando a tus disruptores endocrinos y que, por tanto, es aconsejable que paulatinamente dejes de usarlo mientras buscas alternativas por el bien común, por el tuyo, por el mío, por toda la gente que va a consumir lo que estás produciendo, en vez de decir: “vamos a pensar que está pasando”, no, dicen “putos ecologistas ya nos están queriendo prohibir”. Buf, contra eso ¿qué se puede hacer? Hostia Fernando lo he intentado lo de ser breve, pero es que yo solito me lío, siento mucho la extensión madre mía…

Yo la gozo escuchándote, la voy a gozar menos transcribiéndote, pero me identifico totalmente con todo lo que dices, y alguien lo tenía que contar. A veces pienso que el trabajo (gratis) que hacemos en el Salto de Extremadura cae en saco roto, pero hay que seguir intentándolo y ciertamente me identifico por propia experiencia con todo lo que has contado aquí sobre los pueblos, sobre las ayudas a la incorporación de jóvenes agricultores, sobre el despoblamiento, la caza, el lobo o los sindicatos, y sobre esa alianza que planteas entre ecología y campesinado que yo siempre he defendido contra marea… Me das un trabajo del kopón pero merece la pena. Muchísimas gracias, todo lo que has dicho merece ser escuchado, tenemos muchos especialistas, muchos titulados, muchos subvencionados que hablan y pontifican sobre el campo, pero a los que nunca se les ve en él. Y me parece fundamental que alguien que está en el campo, viviendo de verdad del campo, luchando por el campo y defendiéndolo tenga voz en este medio, aunque nos suponga una currada, pero es a lo que hemos venido, a dar voz a las de abajo.

Vale, Fernando, me alegro, pero bueno tú lo que veas lo quitas y fuera, tienes la suerte de que no me voy a acordar de lo que he dicho, porque la memoria la tengo jodida yo creo que del punk. Esto da para días, es que te pones y dices: ¿cómo no voy a decir esto?, ¿cómo no voy a decir esto otro?… Pero no quiero ser yo el centro de atención. Mira, ya lo que tenía que hacer con esto, casi que lo doy por concluido, la verdad.

viernes, 26 de febrero de 2021

Ruralizar' las leyes: una cuestión de justicia.

La legislación, en todas las áreas, suele hacerse pensando en los núcleos urbanos, 
simplemente porque en ellos vive más gente. 
Pero esa legislación urbanocentrista puede ser lesiva 
al aplicarse en los territorios poco poblados
Urge la necesidad de adaptar la legislación a los territorios con menos habitantes 
y defiende la implantación de un 'Mecanimos Rural de Garantía' 
como una herramienta esencial para frenar la despoblación 
y repoblar las áreas rurales de España.



Parada en Urriés (Zaragoza) de la gira de presentación de Presura -
Feria Nacional para la Repoblación de la España Rural.

En ocasiones, el precepto de que la ley es igual para todos no es una garantía de justicia. Es el caso de la España rural. La legislación, en todas las áreas, suele hacerse pensando en los núcleos urbanos, simplemente porque en ellos vive más gente. Pero esa legislación urbanocentrista puede ser lesiva al aplicarse en los territorios poco poblados
.
Hay que legislar para las ciudades, por supuesto, pero también para los pueblos: una mala legislación, una legislación que no tenga en cuenta esa visión rural puede dar al traste con cualquier política que se haga en torno al reto demográfico.

El problema del impacto de la legislación en las áreas rurales ha sido abordado desde hace más de 15 años en otros países de nuestro entorno europeo y de la OCDE, que se han mostrado por diversas razones preocupados por la calidad de su legislación en lo que afecta a sus áreas rurales: Suecia, Finlandia, Reino Unido (especialmente Inglaterra e Irlanda del Norte), Canadá, Australia o Nueva Zelanda son pioneros en un aspecto de la calidad de nuestra gobernanza de gran relevancia en países que presentan graves desequilibrios territoriales -la mayoría de los mencionados- o que se muestran particularmente preocupados por la prosperidad y el porvenir de sus frágiles comunidades rurales, inmersas en graves problemas de despoblación rural.
En septiembre de 2016 se celebró en Irlanda la Conferencia Europea sobre Desarrollo Rural Cork 2.0 organizada por la Comisión Europea y en ella se concluyó que era necesario revisar sistemáticamente las políticas sectoriales y macroeconómicas desde una perspectiva rural, teniendo en cuenta los impactos reales y potenciales y sus efectos en las perspectivas de desarrollo, crecimiento y empleo rural, el bienestar social y la calidad ambiental de las zonas rurales y sus comunidades.
Tal es así que la Comisión Europea, respondiendo a la Declaración que instaba a la adopción de un Rural Proofing (expresión inglesa que en español, en una traducción no demasiado directa, pero muy correcta, recibe el nombre de Mecanismo Rural de Garantía) ya está trabajando sobre este particular para estudiar su implantación en los procesos legislativos europeos. La propia Comisión Europea está estudiando este mecanismo en el marco de los trabajos actualmente en curso para la elaboración de su Comunicación sobre una nueva visión rural.
Este mecanismo puede explicarse muy sencillamente. Es absolutamente necesario evaluar el impacto que puede tener en el medio rural toda ley que aprueben los órganos legislativos de los Estados, en especial aquellos en los que el problema de la despoblación sea más acuciante.

El principal referente para la Comisión (del que también podríamos servirnos en España), como experiencia más desarrollada hasta la fecha, es el de Inglaterra, que arrancó el año 2004, un mecanismo que es sometido periódicamente a revisión para mejorar su efectividad. Incluso Irlanda del Norte ha ido más allá promulgando en 2016 la Rural Needs Act (Ley de Necesidades Rurales), en la que establece el deber que tienen todas las autoridades públicas de tener en cuenta las necesidades rurales a la hora de diseñar y poner en marcha políticas o servicios y exige además que se contemple la evaluación del impacto de las necesidades rurales como parte del proceso, sin confundir cuales son las "necesidades" y los "deseos".
En lugar de intentar preservar los servicios exactamente como son, los responsables de la formulación de políticas deberían analizar la mejor manera de garantizar que las comunidades rurales puedan acceder fácilmente a las cosas que necesitan, pero sin obsesionarse con la forma en que se proporcionan, como afirmó la profesora de Economía Rural de la Universidad de Newcastle, Sally Shortall, después de desarrollar una evaluación del Rural Proofing de Irlanda del Norte.

"La gente podría desear tener una escuela local en su comunidad, pero eso es un deseo", dijo. "Lo que es esencial, y lo que es necesario, es que los niños reciban una educación realmente buena". Eso puede requerir mejores servicios de autobús, en lugar de más escuelas, o sistemas más innovadores de enseñanza, pero decidir qué enfoque tomar no surgirá de definir esta necesidad como específicamente rural. Y en este punto es donde debemos echar mano de la innovación social como un elemento principal de esa nueva "caja de herramientas" que debemos utilizar para construir la "nueva ruralidad" del siglo XXI, y en la que trabajamos desde hace años en El Hueco. La innovación social ha de ser el cemento para cerrar las grietas del Estado del Bienestar, especialmente aquellas grietas provocadas por la despoblación rural.

El Mecanismo Rural de Garantía se antoja, pues, como una herramienta esencial para frenar la despoblación y repoblar las áreas rurales de España.
En El Hueco acabamos de poner en marcha un proyecto cuyo objetivo es sentar las bases del futuro Mecanismo Rural de Garantía en nuestro país. Para ello el G100, el grupo de cincuenta mujeres y cincuenta hombres que hace unos años diseñó la nueva ruralidad, se renueva ahora por completo para afrontar un reto mayúsculo: la creación de ese mecanismo para la revisión de la legislación, las políticas sectoriales y económicas, desde una perspectiva rural, teniendo en cuenta los impactos reales y potenciales y sus efectos en las perspectivas de desarrollo, crecimiento y empleo rural, el bienestar social y la calidad ambiental de las zonas rurales y sus comunidades, con el fin último de promover los cambios que contribuyan a la repoblación rural, garantizando que las comunidades rurales sean escuchadas y que se tenga en cuenta su bienestar a la hora de formular la normativa, las políticas y elaborar los presupuestos.

Divididos en 15 áreas estratégicas, personas expertas en todos esos ámbitos, trabajarán durante los próximos meses para ruralizar las leyes actuales y dar pautas sobre las venideras.

En pocas palabras: hay que evitar que una mala legislación bloquee el futuro de nuestros pueblos, no les deje crecer o, en el peor de los casos, acabe con ellos. En este caso, que las leyes no sean iguales para todos es una cuestión de justicia, de cohesión territorial y social, y de progreso.

En este sentido, la doctora en Derecho Constitucional, Elena García-Cuevas Roque, nos recuerda que el Tribunal Constitucional, en numerosas ocasiones, ha hecho hincapié en la mencionada dimensión diferenciadora que dimana del principio de igualdad ante la ley, con la intención de mejorar la situación de colectivos que han sufrido una marginación o postergación histórica. Existen medidas diferenciadoras que se consideran conformes a lo establecido por el artículo 14 de la Constitución: "No toda desigualdad de trato resulta contraria al principio de igualdad" y "el tratamiento diverso en situaciones distintas puede venir incluso exigido en un Estado social y democrático de Derecho".

El valor de la igualdad ha variado a lo largo de la historia; es incuestionable, entonces, que el citado artículo de la Carta Magna no impide que, a través de cambios normativos, se ofrezca un tratamiento desigual a lo largo del tiempo, como consecuencia de la necesaria evolución del ordenamiento jurídico. Y en efecto nuestro Alto Tribunal, en distintas ocasiones, ha manifestado que dicho precepto "no exige que todas las situaciones, con independencia del tiempo en que se originaron [...] deban recibir un tratamiento igual por parte de la ley".
Se trata entonces de encontrar una nivelación, en el ordenamiento jurídico, de las situaciones personales por medio de una desigualdad jurídica que compense las desigualdades naturales, económicas y sociales o, lo que es lo mismo, contemplar desigualmente a quienes son desiguales, estableciendo para todos una igualdad de oportunidades. De este modo, se transforma el principio de igualdad jurídica en un principio de "desigualdad jurídica" que proteja a la parte natural o socialmente más débil.

Para ello es necesario contar con un Mecanismo Rural de Garantía que redefina de modo continuo y autorizado las normas que afectan especialmente a los territorios y a las personas que vivimos en zonas rurales escasamente pobladas y con ello evitar los desequilibrios territoriales y la desigualdad

No olvidemos que sin unas condiciones efectivas y reales de igualdad, la convivencia se deteriora y la democracia se debilita.
Como dijo Canalejas en un discurso en la Academia de Jurisprudencia: "No ha de contentarse el Estado con proclamar la igualdad política y la igualdad civil; está obligado a intervenir activamente para prestar condiciones positivas que hagan posible la vida plenamente humana de todos sus miembros".
Algo intuía sobre todo esto Canalejas, a la sazón diputado a las Cortes por Soria en 1881, ya hace 140 años.

*Joaquín Alcalde Sánchez es director de El Hueco y de Presura - Feria Nacional para la Repoblación de la España Rural.
El Hueco es un ecosistema para el fomento del emprendimiento social y la innovación social como respuesta a los retos de la despoblación rural.

jueves, 25 de febrero de 2021

Reunión de Redecilla del Camino con la Subdelegación del Gobierno en Burgos.

El alcalde de Redecilla del Camino, Julio Gallo, se reúne con la Subdelegación del Gobierno en Burgos para informar, conocer el estado de la localidad y evaluar la situación de los accesos al municipio.



Apretón de manos

Hortalizas ancestrales para el futuro de una dieta saludable.

 En naciones con una pujante actividad agrícola volcada a la exportación de productos alimenticios, 
la atención normalmente se centra en variedades de cultivos que satisfacen las exigencias de mercados extranjeros, 
y que han sido creadas en países desarrollados.
Sin embargo, existe una gran cantidad de variedades de cultivos tradicionales 
poco visibles en las cifras macroeconómicas de los países, 
 o incluso en los mercados nacionales más importantes.

Diego Muñoz-Concha
Profesor e Investigador en Botánica, 
Unv. Católica del Maule
Ximena Quiñones Díaz,
Universidad Católica del Maule.


Estas variedades tradicionales representan una riqueza biológica y cultural para el patrimonio de las naciones, y es utilizada, mantenida y conservada silenciosamente por los campesinos y pueblos indígenas.

El caso de la guindilla o chile
Un caso que representa bien esta situación es el cultivo de Capsicum spp., llamado chile o guindilla en muchos países, o ají en los Andes sudamericanos.
Nuestra misión es compartir el conocimiento y enriquecer el debate.
En Chile se cultiva el ají desde hace más de 2 000 años, según indican evidencias arqueológicas. La llegada de los europeos significó la incorporación, a veces por la fuerza, de cultivos desde el Viejo Mundo a la agricultura americana, desplazando los cultivos locales a una categoría inferior o incluso despreciable.
Sin embargo, el ají siguió siendo cultivado en tiempos coloniales y luego durante el siglo XIX, pues se mantenía como un ingrediente importante de la cocina popular del país.
Recientemente, se ha despertado el interés por la utilización del ají como un componente fundamental de la gastronomía típica de Chile con fines turísticos. En este contexto, es llamativa la escasa investigación científica sobre las variedades de ají utilizadas en este país, especialmente aquellas de carácter tradicional.
Estas variedades tradicionales han sido seleccionadas, cultivadas y mantenidas por los campesinos a través de siglos y milenios. Y todavía siguen siendo importantes para producir ingredientes que son utilizados en la elaboración de condimentos, o como componentes de la cocina chilena.

Variedades del ají. Author provided
Variedades ancestrales, pero desconocidas
La variedad de ají tradicional más conocida en Chile es la llamada “cacho de cabra”. Un estudio reciente, además de investigar esta variedad, ha permitido visualizar otra que los agricultores llaman “chileno negro”, propia del valle del río Mataquito y prácticamente desconocida en el resto del país.
Es notoria la escasez de estudios formales en estas variedades, así como en otras variedades de hortalizas de este país. Especialmente llamativa es la casi inexistente información sobre la variedad chileno negro. Las únicas menciones a esta variedad se encuentran en tres trabajos de pregrado recientes. Este hecho pone de relieve el escaso conocimiento que tenemos de la agrobiodiversidad, situación preocupante de cara a las amenazas impuestas por el cambio climático.
Por otro lado, disponer de más información de las variedades tradicionales de hortalizas genera oportunidades y mejoras para la agricultura local, y también para el desarrollo de una dieta saludable por parte de la población.

La sabiduría de los campesinos
Estas dos variedades tradicionales de ají chileno tienen diferencias en su forma de procesamiento y utilización, además de particularidades morfológicas y químicas.
Aunque existe muy poco conocimiento científico o formal de estas variedades, los campesinos conocen bien la forma de cultivarlas y su utilización o procesamiento.
La variedad cacho de cabra se seca al sol en “canchas” (grandes espacios soleados) y se muele en seco para ser utilizada en la elaboración del apreciado “merkén”, condimento mapuche que se emplea como componente de platos típicos en la gastronomía nacional.
Por su parte, los frutos de la variedad chileno negro son utilizados en fresco para la fermentación y elaboración de salsas apreciadas en mercados locales.
En cuanto a las características químicas de los frutos, ambas variedades tienen niveles altos de capacidad antioxidante (medida como contenido de polifenoles totales, DPPH y ORAC) y carotenoides totales, en comparación con otras variedades de Capsicum annuum. Estas sustancias se consideran hoy día muy importantes en la dieta humana por sus efectos benéficos para la salud.

Ahumado del ají. Author provided
Amenazas para la conservación del ají
La existencia de estas variedades tradicionales de ají está amenazada por algunos factores que afectan al sistema agrícola. Entre ellos están los bajos precios que los campesinos reciben por su producción, el aumento del costo de la mano de obra y los crecientes precios de acceso a la tierra. Este último caso se debe a que la mayoría de los agricultores deben arrendar terrenos para producir.
Otros factores incluyen la migración de jóvenes desde el campo a la ciudad, y dificultades en la agregación de valor a los productos generados en el sistema agrícola.
La conservación del germoplasma contenido en estas variedades tradicionales es importante para la producción actual de ají, con su consiguiente aporte a una dieta saludable y rica en antioxidantes y otros nutrientes.
La conservación del germoplasma también es relevante para el mejoramiento genético del cultivo del ají en el futuro.
Posiblemente más difícil de visualizar, aunque no menos importante, es la urgencia por desarrollar mecanismos de apoyo y promoción para estos sistemas agrícolas tradicionales que albergan y actualmente mantienen esta riqueza de germoplasma y cultura campesina.
Un desafío, especialmente para las naciones en desarrollo, es pensar en modelos de agricultura distintos al paradigma moderno de la producción masiva industrial y en gran escala, rescatando la relevancia de productos tradicionales y valorando el rol de mercados locales.

jueves, 18 de febrero de 2021

El seiscientos que quería ser un Lexus barato. La ganadería extensiva y de pastoreo produce alimentos sanos y de calidad.

Bárbara Palmero.  
Soy ganadera
y templo mi corazón
con prados y ovejas.
Soy ganadera,
y con caña vino y ron
me quito las penas.
Porque yo, soy ganadera.  

Bárbara Palmero  
Ganadera, escritora y alcaldesa de Prado, 

Sucedió en un curso sobre Bienestar Animal, pero podría haber sido en otro. Uno de esos infinitos cursos de obligada asistencia para agricultores y ganaderos, en el que después de completarlo se nos concede un diploma sin el cual nuestra existencia nunca sería la misma. Y es que la titulitis también afecta al mundo rural. No se es ganadero por llevar más de veinte años viviendo entre ovejas, qué va, el título oficial de ganadero se adquiere justo en el momento en el que se está en posesión de un bonito carnét que así lo acredita. 

Pues bien, en uno de estos cursos, con los que Europa nos enseña lo que ya sabíamos, al tiempo que nos descuenta dinerito de la PAC para concedérselo a otros más listos, y a cuento de una de las explicaciones ofrecidas por el veterinario que impartía las clases, uno de los allí presentes relató como anécdota que un empleado suyo de origen marroquí y credo musulmán era capaz de diferenciar a la perfección entre un plato de jamón de bellota y otro de cerdo de capa blanca, por muy haram que ambos sean. 

También sucedió hace ya bastantes años, durante la llamada Guerra del Jamón. Cuando el Gobierno de CyL, de la mano de cooperativas y sindicatos agrarios, perdónalos Dios mío porque no saben lo que hacen, apostó por equiparar el jamón de capa blanca de cerdos procedentes de la industria con el jamón de calidad de cerdos criados exclusivamente a montanera y en dehesa. Todos los productores patrios de jamón ibérico de bellota defendieron a cara de perro la calidad suprema de sus alimentos, así como los científicamente demostrados beneficios cardiosaludables de los mismos. Por lo que quienes nos gobiernan a todos los castellanos y leoneses perdieron juego, set y partido. 

Ha llovido poco desde entonces, pero al actual Gobierno autonómico sigue sin interesarle defender los alimentos de calidad procedentes de la ganadería extensiva y de pastoreo. Y es que en la CyL real, por oposición a la CyL de consejería y pandereta, hasta los musulmanes saben diferenciar el jamón ibérico de bellota del jamón de capa blanca. Del mismo modo que hasta el tonto del pueblo sabe de sobra que un Vega Sicilia no marida con un bocadillo de mortadela.
La ganadería extensiva y de pastoreo produce alimentos sanos y de calidad, mientras que la industria de lo barato produce lo que produce y por eso debería ir a otro ministerio. No somos legión, al contrario, cada vez quedamos menos, pero seguimos aquí, cientos de pequeños productores en modo tradicional. 

Agricultores, marineros, apicultores y ganaderos, orgullosos todos de nuestro buen saber hacer y de la excelente calidad de cada uno de nuestros productos. Así como de la enorme responsabilidad que supone el dar de comer a diario a millones de personas con alimentos sanos y de calidad, al tiempo que contribuimos a hacer del planeta un lugar habitable en el que poder seguir existiendo como especie.
Los alimentos sanos y de calidad procedentes de la ganadería extensiva y de pastoreo marcan la diferencia con respecto a la comida barata procedente de la industria. Porque los animales procedentes de la ganadería en extensivo y de pastoreo aprovechan los diferentes tipos de suelos, de estepa y montaña, boscosos, páramos y hasta eriales. Toman de la tierra y le devuelven a la tierra ya transformado lo que de ella han tomado. El quid pro quo de toda la vida.

Los animales procedentes de la ganadería en extensivo y de pastoreo se mueven libres como el sol cuando amanece, libres, libres como el mar, respirando aire fresco y aprovechándose de los benéficos rayos solares. Viven en perfecta simbiosis y armonía con el medio ambiente. Sin arrasarlo, como haría una plaga de langostas. Como hace la industria. 

Pero al final, la facultad para elegir recae en el consumidor, que es quien debe realizar un acto de voluntad y decidirse entre alimentos sanos y de calidad o comida industrial y barata. Verbigracia, pienso para humanos. Y que es quien debe calibrar si prefiere gastarse cincuenta euros en la cesta de la compra, y después doscientos euros en cosméticos, más noventa en el gimnasio, para que reparen las consecuencias de haberse gastado apenas cincuenta euros en la cesta de la compra. O si elige alimentarse al modo de las abuelas, que sólo necesitaban usar la crema Nivea de toda la vida, porque se alimentaban como Dios manda. Y al gimnasio no iban, ni aunque les pa
garan.

jueves, 11 de febrero de 2021

Las mentiras del turismo rural. Ll turismo no es un motor de desarrollo. El turismo es un complemento.

El turismo no crea apenas riqueza, 
porque es una actividad de bajo valor añadido y que paga salarios basura. 
A ello se añade que la demanda turística es elástica en relación al ingreso y los precios.  

Hace semanas, en este mismo blog, veíamos como las políticas de los últimos 30 años han sido nefastas para el Norte y Noroeste de España. Intentaron acabar con la ganadería, con la agricultura, con la poca industria que había… Consiguieron cerrar las minas…
Lo curioso es que, después de todas estas fechorías, la gente se sorprenda que los pueblos queden sin gente.
Es curioso también que esos mismos ‘listos’ que han venido avalando y aplicando estas ‘antipolíticas’ crean tener la SOLUCIÓN a todos los males, y no es otra que, tatachán, tatachán… el turismo rural.

Políticos de uno y otro signo repiten como el ‘ora pro nobis’ (como un ‘mantra’, que dirían los modernos) que el turismo puede ser motor de desarrollo. Que si avistar lobos en la Sierra de la Culebra… que si las Reservas de la Biosfera… que si el Museo del Botijo Español (que, por cierto, en León siempre se llamó ‘barrila’)… que si una estación de esquí de fondo en Babia… que si una Cátedra de Turismo Rural y Desarrollo Sostenible…

Nada. Afirmar que el turismo es una ‘apuesta de futuro’ es una falacia. Parece más bien un discurso improvisado y dirigido a ingenuos o incautos votantes.
Cuando un político habla de la potencialidad del turismo para crear riqueza o como motor de desarrollo de una comarca, provincia o región, en realidad está disimulando su falta de ideas y demostrando que no sabe ni de economía, ni de desarrollo. Sí, sí. Suena bien aquello de ‘necesitamos desarrollar el potencial turístico de la provincia’, ‘tenemos que poner en valor el patrimonio’… Pero son generalidades. No deja de ser más que un discurso sin contenido. 
El turismo no es la panacea, y no porque lo diga yo. Lo dice también un economista llamado Miquel Puig que ha escrito varios libros y numerosos artículos criticando los modelos económicos basados en el desarrollo turístico. Además, sus teorías están sólidamente avaladas por datos; así por ejemplo Baleares que ha apostado por el turismo tiene una renta per cápita más baja y más paro que Lérida, y hace 30 años era al contrario. 

El turismo no crea apenas riqueza, porque es una actividad de bajo valor añadido y que paga salarios basura. A ello se añade que la demanda turística es elástica en relación al ingreso y los precios. Respecto al ingreso, pongamos por caso que alguien se queda sin trabajo, pues de lo que primero prescinde es de los gastos suntuarios (p.e., una escapada a una casa rural). Respecto a los precios, si un dueño de una casa rural decide subir los precios, la gente se va a otro lugar. En realidad para atraer a algo de turismo hay que ‘reventar’ los precios a la baja. Y cuanto menor poder adquisitivo tenga el turista, peor. Seamos sinceros, la mayoría de los turistas por lo general gastan poco, y muchos de los que van a las casas rurales llevan del supermercado de la capital hasta el pan. 

Por otro lado, también hay tener en cuenta las ‘externalidades’ que generan las actividades turísticas; así por ejemplo, dedicar el Parque Nacional de Picos de Europa a usos recreativos, como la caza o el turismo, tiene un coste muy alto para los ‘usuarios’ tradicionales de estos espacios que, en este caso, son los ganaderos. Sin embargo, nadie contabiliza esos costes, excepto quienes los sufren. No todo lo que trae el turismo es el maná; por ejemplo, proteger los lobos tiene un coste que va más allá del precio con el que la Administración indemniza al ganadero en caso de que pierda alguna res.
Además el tipo de modelo de turismo rural propuesto pretende convertir al campo en un ‘parque temático’ para consumo de la gente estresada de la ciudad. Todo idílico: naturaleza ‘salvaje’, ‘pajaritos’, prados verdes, sol… Los problemas se presentan cuando llueve en verano, te encuentras con ‘peligrosos’ perros ‘sin bozal’ al salir a pasear por el monte, en las calles hay ‘moñicas’ y ‘cagayas’, bañeras y somieres te ‘fastidian’ la foto del prado, los perros ladran por la noche y los gallos cantando al ser de día no te dejan dormir, etc, etc. Porque quizás ese turista desconoce que a veces llueve en verano lo cual, todo sea dicho, es una bendición para el campo, los mastines están para proteger los rebaños, las vacas beben mucha agua y no son como los gatos que las puedes enseñar a que vayan a cagar al arenero, los perros ladran y los gallos cantan así empieza a amanecer e incluso antes… etc, etc.  
 
Por último, hay que subrayar que la mayoría de inversiones públicas que se hacen para fomentar el turismo rural, y el caso de León es un muy buen ejemplo, son un despropósito y un despilfarro de dinero. La promoción turística ha sido una de las excusa de los políticos de turno para viajar por el mundo a costa de los contribuyentes. Para muestra, los viajes de Isabel Carrasco cuando estaba al frente de la Diputación; o del alcalde de León, Francisco Fernández, que gastándose un dineral fue a Nueva York, ni más ni menos, a promocionar los productos agroalimentarios de la provincia. ¡Qué Dios nos asista! ¡Nueva York! ¿Alguien sabe cuántos neoyorkinos nos han visitado desde entonces? ¿Alguien sabe cuántos kilos de chorizos leoneses o alubias se han exportado a Nueva York? Pregunto más que nada para saber cuántos siglos faltan para acabar de amortizar la ‘inversión’ realizada. Por favor, que dejen de tomarnos por idiotas… 

Para ir cerrando el artículo, y resumir de alguna manera lo dicho hasta ahora, les diría que el turismo es ‘pan para hoy y hambre para mañana’. Desengáñense de una vez: el turismo no es un motor de desarrollo. El turismo es un complemento, una ‘limosna’. De limosnas no se vive. En provincias como León hacen falta inversiones y que las instituciones públicas gasten el dinero en iniciativas para crear verdadera riqueza. Faltan personas comprometidas con la provincia, y sobran especuladores y vendedores de humo.
En fin… queda dicho: no crean a los charlatanes, y menos a aquellos que les presentan el turismo rural como la panacea y la solución a los graves problemas que padecen provincias como la de León.

miércoles, 10 de febrero de 2021

Legumbres, las proteínas de moda que se cultivan de forma sostenible.

Las Legumbres pone en valor un alimento con alto contenido proteico, saludable y barato 
cuyo cultivo es además excelente para el medioambiente 
por su fijación en la tierra del nitrógeno del aire.
Este miércoles se celebra el Día Mundial de las Legumbres, instaurado por la ONU y que catapultó el consumo de estos alimentos -en declive desde que se globalizaron hábitos como la comida rápida- cuando en 2016 dedicó el año a su promoción internacional.

En 2020, las compras de los primeros días de confinamiento en España provocaron que judías, garbanzos y lentejas fueran de los primeros alimentos -junto al papel higiénico- en tener roturas de stock; e incluso ahora, con las restricciones de horario y aforo en los restaurantes, los chefs no han dejado de preparar sus mejores recetas y las ofrecen para llevar a casa.

Repunte del consumo

De acuerdo a los datos del presidente de la Asociación Española de Leguminosas (AEL), Alfonso Clemente, el consumo per cápita de legumbres ha repuntado en los últimos años y se sitúa en cerca de 1,4 raciones por semana, una cifra sin embargo muy alejada de las tres que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El consumo es un 60 % inferior al que había en los años 80“, ha recordado Clemente, tras señalar que de los diez sellos de calidad que hay en España, los de mayor producción son los de Garbanzo de Fuentesaúco (Zamora), Lenteja Tierra de Campos (León, Palencia, Valladolid y Zamora) y Garbanzo de Escacena (Huelva y Sevilla).

Su organización reivindica este producto tradicional español porque “cada cultivo tiene sus características propias asociadas a cada terreno” y “es bueno para el medio ambiente del país, ya que es un cultivo que limita el uso de fertilizantes nitrogenados” en el campo.

Además, “mejora la estructura del suelo agrícola, y como es un cultivo que rota con el de cereales, es bueno para interrumpir el ciclo de enfermedades vegetales“, ha remarcado.

El director técnico de Legumbres de Calidad, Nicolás Armenteros, también defiende la compra de lentejas, garbanzos y judías de “kilómetro cero” y confirma que su mayor demanda ya se ha traducido en un alza de la producción en Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) como las de garbanzos de Fuentesaúco y Pedrosillo.

DOP e IGP españolas de legumbres. Efeagro/ Cedida por MAPA

A pesar de estos crecimientos, España es claramente deficitaria en la producción de legumbres, ya que el 60 % del volumen comercializado es de importación, sobre todo de Canadá.

Según los datos que maneja, la ingesta total de los hogares españoles en 2019 fue de 3,5 kg per cápita, un 4,6 % más que en 2018, y la producción española alcanzó en la campaña 2019/20 las 67.400 toneladas, de las que 36.600 fueron de garbanzos, 21.400 toneladas de lentejas y 9.400 de alubias.

“El repunte exponencial del consumo durante el confinamiento no se ha perdido del todo“, apunta esperanzado Armenteros, quien también defiende la versatilidad de un alimento rico en fibra y proteína vegetal que se puede tomar en pucheros, cremas, ensaladas y que ahora está disponible en múltiples formatos y preparaciones.

Ya sea preparado en casa, recibiéndolo a domicilio, en restaurantes o haciendo turismo gastronómico, como en las rutas del cocido madrileño, las del lebaniego o de la fabada.

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