PILAR ROMERO. Las mujeres son las que tiran para adelante de los pequeños pueblos, pero siguen teniendo un trabajo invisible.
En los últimos años, se habla mucho de las mujeres rurales. ¿Qué imagen cree que se tiene de ellas?
Creo
que se sigue viendo a las mujeres de los pueblos como hace cincuenta
años, pero también a los hombres. Parece como si nunca hubiéramos salido
del pueblo y no conociéramos otras cosas, como si no hubiesen llegado
ni las nuevas tecnologías. Hay quienes se sorprenden hasta de que
sepamos usar un ordenador ¡Claro que sabemos utilizarlo y lo utilizamos!
¿Cómo son realmente las mujeres rurales en la actualidad?
Las
mujeres son las que tiran para adelante de los pequeños pueblos, pero
siguen teniendo un trabajo invisible. Ese es el mayor problema. En el
mundo rural, además, hay que tener en cuenta que realizamos muchos
trabajos al mismo tiempo, que tenemos más de una y dos jornadas
laborales. Por ejemplo, hay mujeres que trabajan en el campo y luego se
ocupan de la casa y de cuidar de los niños y niñas, de las personas
mayores... Todo eso sin cotizar a la seguridad social o cotizando una
parte muy pequeña de su trabajo. Muchos hombres trabajan fuera del
pueblo, en Guijuelo o en ciudades más grandes. Se van por la mañana y
vuelven… cuando vuelven. Mientras tanto, son las mujeres las que están
aquí trabajando, aunque no se reconozca.
Es ganadera y propietaria de una explotación de ganado caprino. ¿Trabaja en un sector aún muy masculinizado?
Sí, sí. Además, sigue siendo mayoritariamente machista.
¿Se ha encontrado con muchos problemas por ser mujer?
Ahora
ya menos, ya me conocen. Te vas abriendo paso a codazos, poco a poco.
Pero al principio, es verdad que era muy complicado. Sobre todo, porque
era gente mayor con otra educación. Ahora, las personas que quedamos
somos de mediana edad y es algo distinto.
Además
de ser ganadera, está implicada en multitud de actividades, a nivel
local y provincial. ¿Cómo se lleva poder desarrollar un trabajo tan duro
(o varios) y tener una familia? ¿La conciliación de la vida personal y
laboral es más complicada en el medio rural?
Una
de las cosas que peor he llevado siempre es conciliar la vida laboral y
familiar porque aquí nunca se termina la jornada laboral. Por un lado,
como todo el mundo te conoce, si necesitan algo, saben donde encontrarte
en cualquier momento del día. Por otro, aunque de todos los trabajos
que tengo el que más me gusta son las cabras, también es el que me quita
más tiempo. Implica muchas horas. He tenido la suerte de que siempre
han estado mi suegro y mi suegra aquí, que han cuidado muchas veces de
mi hija… pero no tenemos guarderías… ¿Por qué no podemos tener
guarderías en los pueblos? Es algo muy importante para que la gente se
anime a vivir y trabajar en los pueblos.
Uno
de los mayores problemas a los que se enfrenta el medio rural es la
despoblación. ¿Qué piensa que pasará con el sector de la ganadería en el
futuro?
Normalmente,
soy optimista y pienso que las crisis son cíclicas, pero ahora estamos
en un momento complicado. Desgraciadamente, a largo plazo, el sector del
ganado caprino de leche desaparecerá. Es uno de los más esclavos y si
la gente no ve que esto es económicamente rentable, va a ser muy
complicado que siga adelante. Además,
no hay relevo profesional y muchos padres y madres, en cierto modo, han
invitado a sus hijos e hijas a que no se queden aquí, porque ven que es
un mundo difícil. Yo viví en la ciudad y conocía el pueblo, conocía las
dos cosas y elegí ésto. Yo quiero que mi hija sepa que puede continuar
trabajando aquí o elegir irse, pero que sepa que tiene esta opción.
La
crisis está haciendo que muchas personas apuesten por crear su propio
negocio. ¿Qué haría falta para que viniera más gente a emprender en
medio rural?
Yo
siempre digo que aquí no tenemos de nada, así que nos hace falta de
todo y, además, hay mucha menos competencia que en las grandes ciudades.
Un ejemplo muy sencillo: en mi pueblo nos traen el pan de Béjar, que
está a 20 kilómetros y, hasta hace poco, nos lo traían de San Martín del
Castañar, que está a más de 30 kilómetros. No es posible que sea
rentable traer el pan desde allí. ¿No hay nadie que sepa hacer pan y
monte aquí una panadería? Evidentemente, para distribuir el pan también
entre los pueblos más cercanos. Por otro lado, se debería apoyar más el
campo desde las instituciones públicas. Mucha gente viene de vacaciones y
no se da cuenta de que pueden venir gracias a que hay gente durante
todo el año manteniendo los pueblos vivos. Cuando escucho las críticas a
las subvenciones… pienso, ¿y qué comemos? ¿Qué se va a comer en las
ciudades? Estamos manteniendo un país. No se trata de que ganemos más o
menos, sino de que todo el mundo necesita comer.
¿La crisis también está llegando al medio rural?
La
crisis ha llegado de otra manera porque el modo de vida es distinto. Si
quieres gastar, gastas y, si no quieres, no gastas. Puedes ser
autosuficiente. En mi caso, por ejemplo, además de la explotación de
ganado caprino, tengo un corral doméstico de gallinas, otro de cerdos y
un huerto… así que, prácticamente, si quiero, puedo vivir sólo con eso.
En el medio rural, donde más se nota la crisis es en la atención
sanitaria y en la educación. Desgraciadamente, creo que el año que viene
cerrará la escuela. Es muy triste. Existe la idea de que no hay
calidad en la enseñanza de los colegios rurales y no entiendo por qué.
Mi hija tiene la suerte de haber estudiado siempre en clases reducidas
con una atención al alumnado muy grande. Cuando yo estudiaba en
Valladolid, y éramos treinta y cinco o treinta y seis estudiantes por
clase, si te iba bien, pasabas adelante, si no, ahí te quedabas. Al
estudiar en grupos más reducidos, eso no pasa. El grupo está mucho más
unido y el nivel de fracaso escolar bajísimo.
¿Cómo crees que van afectar el cierre de escuelas y los recortes de sanidad a la población rural?
Nos
están abriendo la puerta para que nos vayamos. Si no tenemos guarderías
y, además, nos cierran los colegios y hay menor asistencia sanitaria…
¿Qué hacemos? ¿Quién va a venir aquí? ¿Quién se va a quedar? Nos están
invitando a que nos vayamos a las ciudades…
¿Qué importancia tienen el movimiento asociativo y la participación ciudadana en el medio rural?
En
esta zona, hubo una época en la que se hacían muchas cosas, había mucho
movimiento asociativo, pero después decayó un poco. Uno de los
problemas es que, a veces, se olvida a la gente que está aquí todo el
año y sólo se organizan actividades en verano. Por otra parte, se
proponen cursos sin saber cuáles son las necesidades reales de la gente
que vive aquí. Hace algún tiempo, organicé un curso de productos
artesanos de la zona con la asociación de mujeres de UPA. Hicimos quesos
de cabra, mermeladas, aceite de oliva… y eso sí les interesó a las
mujeres rurales. Sin embargo, cuando llega un señor de Diputación y
dice: “¿Qué podemos hacer aquí? ¡Venga, un curso de encaje de bolillos! ”, puede ser que no le interese a nadie...
Hasta
ahora, parece que las mujeres sí han asumido muchas tareas que
tradicionalmente han desarrollado los hombres, pero no al contrario.
¿Qué se puede hacer para conseguir mayor igualdad en el medio rural?
Es
muy complicado. Aún nos faltan muchos, muchos pasos para llegar a la
igualdad. Además, aún hay muchas cosas que son sólo para mujeres y cosas
que son sólo para hombres, hay espacios muy diferenciados. En
ocasiones, hay una estructura muy machista y son las mismas mujeres las
que no asumen cargos de responsabilidad porque la sociedad no está
preparada aún para ello.
Entrevista realizada por: Inma Mora
(1) Pilar Romero es propietaria de una explotación de ganado caprino en Cristóbal de la Sierra (Salamanca). Forma parte del comité
provincial de UPA y es vocal en el pleno de la Cámara Agraria
Provincial de Salamanca. Además, es jueza de paz y alguacila del
Ayuntamiento de Cristóbal de la Sierra y Presidenta de la Asociación
Comarcal de Ganaderos y de la Asociación de Defensa Sanitaria de
Entresierras (Salamanca).