Se agradece que nuestro periódico de cabecera acceda a hablar de lo que es una vivencia humana desde siempre y una evidencia científica desde hace mucho tiempo. Lástima que lo haga como arrastrado por el hallazgo de la "Mano de Irulegui".
A ver cuándo empezamos hablar de lo que tenemos nosotros y por nosotros mismos, y no por lo que otros tengan; porque somos lo que somos y también lo somos por lo que hemos sido, y no porque hoy nos estén diciendo que no queramos serlo.
No obstante se vuelve a agradecer que el Diario de Burgos hable de la Sierra de la Demanda Norte de aquí, que la vamos a definir como "todo lo que hay a mano izquierda del Camino de Santiago desde Redecilla del Camino hasta Montes de Oca", y lógicamente hasta las cozmontes de la propia Sierra.
Un breve nota bibliografía comentada para documentarlo:
Nuestros ríos y riajales, valles y barrancas, montes y árboles... "cantan" vasco desde siempre...; durante 2 siglos estas tierras fueron "gestionadas" por los Señores de Vizcaya...
.- José Juan Bautista Merino y Urrutia. La lengua vasca en la Rioja y Burgos: Con un
estudio lingüístico de la toponimia del Valle de Ojacastro, vecino de Redecilla del Camino, y un
apéndice sobre el vasco-iberismo. IER, Servicio de Cultura de la Excma. Diputación
Provincial, Logroño, 1978; en la pág. 75 se habla de Ayago por sus raíces vascas.
.- Siguiendo con la palabra Ayago: A las palabras latinas que empiezan por f, pero sólo en el norte castellano y algo en sur de Francia, el castellano (de inicial f) las convirtió generalmente con el paso el tiempo en h aspirada en un primer momento, y h muda después. Más tarde y en no pocas ocasiones, la h llega desaparecer de la escritura.
Por ejempo: fagus, fagea, se transforma en faga, luego en faia (la g se transforma en i/y); luego la f se transforma en h aspirada. Esa h pierde la aspiración y se hace muda en (h)aya, aia, y finalmente esa h desaparece en la escritura: así llega el “aya” de Aya(go) a nuestros días. En la palabra Ayago la h ya ha desaparecido de la pronunciación y de la escritura.
De nuestra comarca, dice Rafael Lapesa que el foco inicial de ese fenómeno se da en el norte de Burgos y en la Rioja en los siglos IX al XIII; y que ese fenómeno solo puede atribuirse a la existencia de factores indígenas anteriores al latín: “cuando un fenómeno propio de una región es muy raro o desconocido en el resto de la Romanía, si en el idioma prelatino correspondiente existían tendencias parecidas, debe reconocerse la intervención del factor indígena”.
Rafael Lapesa nos está diciendo que este fenómeno, que se da en la comarca, tiene sus raíces en idiomas muy anteriores a los romanos, y muy anteriores incluso a los celtas; esos factores pudieron ser de origen íbero o vasco. Estamos hablando de un sustrato lingüístico muy importante y muy antiguo, del que esta comarca es protagonista, y que tiene su traslación directa en uno de sus topónimos y vocablos más significativos: Ayago.
*Rafael Lapesa, Historia de la Lengua Española. Ed. Gredos, Madrid, 1981, 9ªedc, Colección Manuales nº 45, 9ªedc pags. 36 a 39. Rafael Lapesa (Valencia 8 de febrero de 1908 – Madrid 1 de febrero de 2001) fue un filólogo español, miembro de la Real Academia Española y de la Real Academia de la Historia.
*DRAE; Pilar García Mouton, Toponimia Riojana Medieval; y D. Manuel Alvar, Dialecto Riojano, Biblioteca Románica Hispánica, Madrid 1986.
.- Esta amplia comarca, que va desde los nacientes y montes de las cuencas altas del río Cárdenas hasta el río Tirón, es como una cápsula del tiempo, como un castillo no conquistado por los flujos migratorios e invasiones foráneas que en cada época ha habido y que no transitaban por los montes, pero sí transitaban los llanos de Rioja, Bureba, Merindades...: Los Montes de Ayago, también los de San Lorenzo, de Oca, de San
Antonio (es decir los montes de la Sierra de la Demanda Norte)... han permitido a esta zona ser
una reserva, un depósito de la cultura íbera, de la mixta celtibera y de la
vascongada. Esta
característica geomórfica de los montes de la comarca ha favorecido la conserva de muchos
vocablos (topónimos, hidrónimos, onomásticos....) procedentes de distintas
culturas, las más antiguas de las que tenemos conocimiento. Y así en esta
comarca, en esta geografía, encontramos estratos del habla íbera, vasca...
*Tesis
que también mantiene y documenta Rufino Gómez Villar en su “Toponimia vasca en la comarca de Belorado (Burgos)”, Fontes Linguae Vasconum. Año XXXV. Nº 92.
Enero-Abril 2003. Recoge un interesante y documentado estudio de la influencia vascuence que se percibe en los múltiples pagos de la comarca, sobre todo la conservada en los Montes de Ayago. El mismo autor en el Diario de Burgos dice el 9/11/2003: “Relacionados con pueblos (Arraya, Cerratón, Galarde, Uzquiza), con
nombres de bosques (Bagaza, Ayago, Ezquerrarana, Iraza, etc.), de prados
(Larraederra, Larrabota, Remendia, etc.), de fuentes (lurias, Leturrias,
Iturrioz, etc.) o de vallejos (Muñarana, Arangurnia, Cortarana, etc.). En
definitiva, una larga lista que viene a confirmar el uso del vascuence en esta
comarca burgalesa”.
Pero tanta abundancia de nombres vascos no hubiesen llegado a nosotros si sólo hubiesen permanecido en la comarca 200 años(s. IX-XIII): "En tal caso los rastros serían menores, ya que el lapso de tiempo de esa estancia humana será entonces pequeño para legarnos hasta el día el abundante material aludido...; están en segundo término los lugares que corresponden al paso de las tropas castellanas que empujaron a los árabes hacia el Sureste, y que por contraste fue este empuje el que mantuvo el vascuence en las montañas vasconas y en los montes riojano-burgaleses de la Demanda...".
Parece que, efectivamente, los Montes de Ayago y los demás comarcanos fueron un refugio ante la inculturación que imponen los invasores del llano, y por eso son un depósito lingüístico de primer orden al haber preservado las huellas de aquellas viejas lenguas propias de la zona.
.- Por eso si retrocedemos más atrás en el tiempo: antes de los romanos, antes incluso de las invasiones celtas. Antes que llegaran por aquí esos grandes invasores, tal vez migrantes, había
población humana en la zona. A decir del oriundo redecillano Carlos Martínez
Villar hay un sustrato humano compartido con España y con Europa, que son ascendientes de los vascos; los vascos
serían un sustrato humano anterior a esas grandes migraciones que volvieron a
reconfigurar los mapas genético, lingüístico, cultural indoeuropeos en
Europa: “Los paleolíticos eran
ascendientes de los vascos, y no solo eran aborígenes de España, sino de toda
Europa, aunque reciban otros nombres, arcadios, ligures, etc.
En Redecilla del Camino tenemos pruebas arqueológicas de la presencia humana de hace 3.000 a.C.
"Castrajón" es un topónimo, más arriba de la villa de Villorceros, que debería estudiarse con detenimiento.
* Ver el libro del redecillano Carlos Martínez Villar, Vascos e Íberos, una historia distinta del pueblo vasco. Ed. Asunción 2003, pg. 214.
.- Acercándonos, pues, a la frontera entre la prehistoria y la historia en
esta comarca los pobladores íberos (?) tuvieron que estar asentados en castrajones con una organización precaria de clanes familiares o tribales, ajenas
todavía a las nuevas formas de organización de los “Estados” surgidos a partir
del año 3000 a.C,
en Mesopotamia, Egipto, y a partir del año 1000 a.C. en los distintos
estados, ciudad/estado, etc., que se
organizan, crecen e imperan en torno al Mediterráneo, en Oriente Medio y
en Centroeuropa por parte de los
celtas...
Para profundizar este asunto se recomienda la lectura de los Profesores de la UBU, J. Carlos Díez Fernández-Lomana y José A. Rodríguez Marcos, o también Juan José García González, quienes hacen un recorrido más explícito que el somero acercamiento contextual que aquí hemoshecho.
* J. Carlos Díez Fernández-Lomana y José A. Rodríguez Marcos, Las Raíces de nuestra Historia, de Atapuerca al Neolítico, ed Caja Círculo, 2009.
* Juan José García González y vv.aa, Historia de Castilla, de Atapuerca a Fuensaldaña, ed. Esfera de los Libros, 2008, pgs 23-88.
V.B.S.
Reproduzco aquí lo publicado por el Diario de Burgos que ha motivado el comentario anterior.
El primer registro del euskera recién hallado sobre un
bronce data del siglo I a.C.
En la toponimia de varias comarcas de Burgos
también hay vestigios de que la lengua vascuence
se habló en Castilla al menos
en los siglos IX y X e incluso antes.
|
Esta pieza en bronce, La Mano de Irulegui, fue hallada el año pasado cerca de Pamplona fue presentada hace unos días como el registro escrito más antiguo que existe en lengua euskérica. Data del del siglo I a.C. |
El bronce
hallado el pasado año cerca de Pamplona en un yacimiento arqueológico del año I
a.C. con inscripciones que, según los especialistas, es antiguo aquitano o
lengua vascónica, se ha considerado el primer registro conocido del euskera. La
Mano de Irulegui, que así se llama la pieza, ha revolucionado todas las tesis
anteriores sobre el origen de esta lengua.
Lengua que también llegó a hablarse
en distintas zonas de Burgos entre los siglos IX yX, como reveló en 1935 el
historiador e investigador José Bautista Merino. En un estudio titulado 'El
vascuence hablado en Rioja y Burgos' señalaba éste que el área del vascuence
«se extiende también por los pueblos de la provincia de Burgos lindantes con la
de Logroño, en una zona de bastante profundidad, que llega hasta las cercanías
de la capital burgalesa, como así lo he visto después probado por la abundante
toponimia menor que he recogido (...)
Estas aportaciones nos enseñan que el
vascuence se habló tardíamente, por lo menos en toda la Rioja alta, la Bureba y
cercanías de Burgos (comarca de Juarros), corriéndose también por la montaña
hasta Valdelaguna, del partido de Salas de los Infantes, cuyas actuales
regiones corresponden a la primitiva población de Berones, Austrigones y
Turmódigos, pueblos limítrofes de los Vascones, y por consiguiente los restos
del vascuence que en ellas encontramos demuestran que lo hablaron las
citadas tribus».
Una de las
tesis que emplea Merino es que esos vestigios «fueron un resto o sedimento de
los Vascones, que en su época tardía (siglos IX y X) pasaron el Ebro a repoblar
la Rioja y la Bureba, que acababan de desalojar los árabes, siguiendo el
impulso natura1 de trasladarse a tierras más fértiles». Pero sostiene otra
tesis más, ya que estima poco consistente ese argumento «porque en tal caso los
rastros serían menores, ya que el lapso de tiempo de esa habitación será
entonces pequeño para legarnos hasta el día el abundante materia1 aludido y,
por otro lado, no tendríamos la diferencia de zonas que se perciben hoy con más
o menos abundancia de voces vascas, y precisamente están en segundo término los
lugares que corresponden al paso de las tropas castellanas que empujaron a los
árabes hacia el Sur, y que por contraste fue este empuje el que mantuvo el
vascuence en las montañas vasconas y en las riojano-burgalesas, pues de no
haber tenido Castilla este designio imperial es indudable que los árabes
hubieran quedado mayor espacio de tiempo en el Norte de la Península, con
evidente peligro para su elemento aborigen».
Además de
este argumento, existe otro según el investigador. «Antes de esos siglos
encontramos documentos en los que aparecen nombres toponímicos euskéricos
dentro del perímetro de las regiones referidas, lo que es prueba clara de que
con gran anterioridad había ya en ella población que hablaba vascuence. (...) Y
sobre el extenso número de material toponímico, no debe olvidarse aludir a la
existencia actual en esas regiones de apodos y frases sueltas, total o
parcialmente euskéricas, y que algunas costumbres y danzas sean idénticas a las
que actualmente tienen expresión en las Vascongadas».
Y La
Demanda. Otro
historiador, Luis María Mújica, registró en un estudio, décadas después, hasta
«mil ciento cincuenta topónimos vascos». Y ampliaba la tesis de Merino a
tierras de la Demanda, donde defiende que hay más toponimia euskérica que en la
Bureba o los Juarros. «Como era de esperar, de la pervivencia de restos de una
habla, ya extinguida hace mas de seiscientos años, los topónimos llegados a
nosotros contienen muchas adulteraciones, metatesis, síncopas y otros cambios;
con todo, tales nombres son vascos o vascoides, indiscutiblemente, y, por ello,
testimonio de la existencia de una Vasconia lingüística mucho más amplia que la
actual, siendo la Castilla actual punto de unión con Vasconia, mucho mas que de
separación».
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