Luis Marcos.
La Tenada del Común.
Fuente Burgosconecta
Vivimos en un planeta poblado por más de 7.000 millones de personas, cuyo impacto sobre el territorio está afectando de forma muy grave, y a veces irreversible, al Medio Natural y a los Ecosistemas, degradándolos, reduciéndolos y amenazando su mera continuidad. El desarrollo de enormes conurbaciones urbanas, amplias superficies de áreas industriales o las inacabables extensiones de cultivos intensivos, junto a las grandes infraestructuras lineales (autovías, ferrocarriles, canales de regadío, etc…), han fragmentado en pequeños mosaicos, aislados entre sí, lo que hasta hace poco tiempo era un continuo natural, a través del cual se movían y trasladaban las diferentes especies animales y vegetales.
Esta realidad es especialmente grave en un momento en que las afecciones que provoca el Cambio Climático generado por las actividades humanas, amenaza a numerosas especies y a sus ecosistemas, obligándolas a trasladarse a entornos más compatibles con su supervivencia.
Sin embargo, la fragmentación y ausencia de interconectividad entre los diferentes hábitats naturales, impide esta herramienta de supervivencia con que la sabia Naturaleza había dotado a los seres vivos, desde el comienzo mismo de la Evolución.
Por ello, y ya desde hace casi veinte años se ha desarrollado, en el ámbito de la Gestión de Espacios Naturales, el concepto de “Corredor Ecológico”, que se deriva de la denominada “Ecología del Paisaje”, y que describe las estructuras del paisaje ecológico (lugares y redes de lugares) que reúnen las condiciones para el desplazamiento de una especie (animal, vegetal, hongos,…) o de la comunidad de especies, o de sus genes. Todos estos corredores conforman, en el marco de una malla compleja, la red ecológica a nivel local y mundial.
El concepto de “corredor ecológico” implica una conectividad entre áreas protegidas con una biodiversidad importante, con el fin de contrarrestar la fragmentación de los hábitats. Pretende unir, sin solución de continuidad, espacios con paisajes, ecosistemas y hábitats naturales o modificados, que faciliten el mantenimiento de la diversidad biológica y los procesos ecológicos, facilitando la migración, y la dispersión de especies de flora y fauna silvestres. Los corredores constituyen una de las estrategias posibles para mitigar los impactos causados en los hábitats naturales por actividades industriales, la agricultura y forestación industriales, la urbanización y las obras de infraestructura, tales como las carreteras, líneas de transporte eléctrico, ferrocarriles y represas.
Ya a comienzos del 2010, los castellanistas burgaleses, ante la declaración por parte de Naciones Unidas de esa fecha, como Año Internacional de la Biodiversidad, denunció las múltiples amenazas que se ciernen sobre la Diversidad Biológica de la provincia de Burgos y reclamó a las administraciones públicas una serie de medidas para su protección. Los principales fenómenos que amenazan a la Biodiversidad en Burgos, están el Cambio Climático, la desertificación del territorio (un tercio de la superficie provincial, al sur y oeste, es semiárida), la desaparición de los hábitats naturales en la provincia (que afectan a numerosas especies de fauna y flora en Burgos amenazadas de extinción o vulnerables) y la fragmentación de los mismos por los procesos urbanísticos y la construcción de infraestructuras, especialmente de carácter lineal (carreteras, autovías, ferrocarriles, pistas forestales, etc…).
Los castellanistas consideramos que la lucha contra la fragmentación de los hábitats y la puesta en marcha de medidas que minimicen los negativos efectos del Cambio Climático, constituyen las dos principales acciones que las autoridades medioambientales pueden realizar en defensa de la biodiversidad de nuestra provincia.
No podemos olvidar la enorme singularidad climática, biogeográfica y ecológica del extenso territorio de Burgos. La provincia de Burgos cuenta con tres grandes espacios biogeográficos distintos: el Atlántico (correspondiente al tercio norte de la provincia incluyendo la Cuenca del Ebro y las Comarcas de Las Merindades, Cañones del Ebro, Bureba y Miranda de Ebro), el Mediterráneo de Montaña (correspondiente al tercio sureste de la provincia, especialmente representado por las comarcas de La Sierra Demanda Norte y Sur y el alto y medio Arlanza) y el Mediterráneo de llanura, representado por la Ribera del Duero y las campiñas de las cuencas bajas del Esgueva, Arlanza, Arlanzón y Odra-Pisuerga). La singular aportación de la provincia de Burgos a la Biodiversidad Ibérica procede de la coexistencia de hábitats y ecosistemas característicamente atlánticos y de otros típicamente mediterráneos; algo que queda puesto en evidencia por la selección de los principales Espacios Naturales que la Comunidad de Castilla y León ha incluido en la Red Natura 2000 de la Unión Europea como aportación de la provincia de Burgos.
Entre estos, tenemos:
.- Ecosistemas Atlánticos (Cordillera Cantábrica): Bosques del Valle de Mena, Embalse del Ebro, Hoces del Alto Ebro y Rudrón, Humada-Peña Amaya, Monte Santiago, Montes de Miranda y Ameyugo, Montes de Valnera, Montes Obarenes, Ojo Guareña, Riberas del Nela, Riberas del Ebro, Sierras de Tesla y Valdivielso y Riberas del Ayuda.
.- También cuenta la provincia de Burgos con Ecosistemas Mediterráneos de Montaña (Cordillera Ibérica): Sierra de la Demanda, Sabinares del Arlanza, cañón del Río Lobos, y Riberas de los ríos Arlanzón, Oca y Tirón y sus afluentes.
Ambas regiones biogeográficas se encuentran “desconectadas” desde el punto de vista ecológico y la creación de corredores biológicos que unan ambos espacios, permitiendo el desplazamiento de la fauna por ellos, constituye, a juicio de los sectores más ambientalistas del castellanismo, una de las prioridades ambientales de la gestión actual del Medio Natural de la provincia de Burgos.
Por todo ello, es urgente acometer el establecimiento, al menos, de cuatro corredores de Biodiversidad entre las dos grandes regiones biogeográficas burgalesas (el norte atlántico y el sureste ibérico), que son las auténticas fuentes de biodiversidad de la península Ibérica; estos cuatro corredores, que debieran ser incluidos además en la Red Natura 2000 de la Unión Europea, con la categoría de Lugares de Interés Comunitario (LIC’s):
Corredor I: Afluentes norte del río Arlanzón (Ubierna, Úrbel y Odra).
Corredor II: Sierras de Atapuerca y Peñahorada.
Corredor III: río Oca.
Corredor IV: río Tirón.
La creación de estos corredores ecológicos en territorio burgalés, cuyo beneficio se extendería a toda la Península Ibérica, ya que conectarían ambientalmente, el ámbito cantábrico con el ámbito mediterráneo, a través del Sistema Ibérico (una suerte de “Camino del Cid” de la Naturaleza), necesita además que se materialicen una serie de propuestas para proteger la Diversidad Biológica en la provincia de Burgos.
Entre ellas, me voy a permitir destacar, la implementación de medidas correctoras, para evitar el efecto barrera y el impacto ambiental sobre la biodiversidad de las infraestructuras viarias en construcción o proyecto en Burgos, principalmente el AVE y las autovías, así como el diseño de una Estrategia específica sobre Diversidad Biológica para la Comunidad Autónoma, y la ejecución por el Ministerio de Medio Ambiente de proyectos concretos en Burgos, a través de la Fundación Biodiversidad, así como un mayor esfuerzo investigador de la Universidad de Burgos en este ámbito.
Es urgente la creación de Corredores de la Biodiversidad que conecten la Red de Espacios Naturales existentes en Burgos dentro de la Red Natura 2000, especialmente entre el Norte y el Sureste Provincial, a través del eje fluvial de los ríos Oca y Tirón. Igualmente, es relevante incluir específicamente la preservación de la Biodiversidad en la lucha contra incendios, en la gestión forestal, en la ordenación del territorio y en los procesos urbanizadores.
Consideramos los castellanistas fundamental un mayor compromiso en la defensa de las especies en peligro de extinción o amenazadas de la fauna y flora burgalesa, y una política más clara para dotar de mayor esfuerzo a la lucha contra las especies invasoras. Hay que diseñar estrategias específicas sobre la protección de la Biodiversidad en las Zonas Húmedas y Turberas de la provincia de Burgos, así como en la protección de las poblaciones de anfibios, especialmente vulnerables.
Y finalmente, todo esto no podrá realizarse al margen de la sociedad. Para ello, es preciso aumentar la sensibilización de la población burgalesa y su participación en la conservación de la biodiversidad, incluyendo promover actividades ejemplares y el voluntariado ambiental.
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