Hoy hemos abierto antes, queremos facilitar el acceso a la Iglesia al peregrino y ante la previsión de un día fuerte de calor el peregrino madruga para llegar pronto a destino.
Como en días anteriores mucho peregrino extranjero, hemos disfrutado con unas familias de Barcelona y sus hijos a los cuales les hemos explicado la historia de la Iglesia de Redecilla y la pila bautismal, a los peques le hemos enseñado los interiores del órgano de la Iglesia y se han quedado sorprendidos.
Cada día que pasa sentimos más la necesidad de estar aquí, hablamos con los que quieren hablar con nosotros, a otros simplemente les protegemos su silencio en la Iglesia para que puedan tener su momento de oración.
A igual que en años anteriores nos quedamos admirados por el fervor de los peregrinos de algunos países del este de Europa, pasan, saludan educadamente y se van a la parte delantera de la Iglesia y de rodillas rezan, después continúan su marcha muchos de ellos sin sellar la credencial, efectivamente estamos hablando de peregrinos.
Jornada de mucho trabajo, como decíamos ayer hemos conseguido hacer accesible la subida al órgano de la iglesia, merece la pena.
Por la tarde, poco después de haber rezado vísperas, se ha presentado un peregrino de los que te dejan una muesca en la piel, español para mas señas pero hacía poco que había vuelto de la India, enseguida salta la señal de que esta persona necesita que se le escuche, y efectivamente la historia era trágica, nos ha contado de primera mano la situación durante el Covid en la India y se puede decir que espeluznante, trágica, todo se queda corto, a veces no podía contener la emoción y al final nos ha descrito tan clara la situación de desamparo, de miseria que ha sido difícil no emocionarse, nos hemos quedado con una frase que ha dicho “allí la gente se muere de pobre”. Ha seguido su camino y Dios quiera que pueda asimilar todo lo que ha visto y vivido.
Jornada de intenso trabajo, hay varios frentes abiertos y hay que atenderlos todos.