La gran vía de la Virgen Peregrina
08.04.10 - 00:16 -
«Entre viñas y trigales / bajo el cielo de Rioja Alta / una mujer con su niño / de la mano caminaba...» La Virgen Peregrina, ensalzada en el poema que así comienza por el que fuera párroco de Leiva, Carmelo Tecedor, simboliza la gran tradición jacobea de esta zona del poniente riojano, en el primer tramo no burgalés del río Tirón. Los pueblos de Herramélluri, Velasco, Leiva y Tormantos, al norte de Grañón, acompañan el último trecho del Camino de Santiago en La Rioja, asentado aquí sobre un pasado muy anterior de origen romano.
Es el recorrido de la cuarta excursión de la Asociación de Amigos de Santiago el Real, que este domingo visitará esta zona fronteriza embellecida por castillos, templos renacentistas y barrocos y ermitas de tanta devoción popular como la de la Virgen Peregrina. Historia bimilenaria, medieval y moderna compartiendo un entorno en el que también conviven el paisaje natural y el humanizado. Por la calzada romana, cruzando el rio Reláchigo o río Háchigo, entre Velasco y Tormantos, se contempla una amplia panorámica del valle del Tirón, los escarpes blanquecinos del norte y la villa de Cerezo del Río Tirón, con su fortaleza y las minas; los nuevos cultivos de regadío, el trazado rectilíneo de la propia vía, la sierra de los Obarenes al norte. Por el camino entre Tormantos y Leiva, las tierras del sur, el cerro Mirabel de Grañón, las grandes sierras de La Demanda y San Millán, y un paisaje acuático, la presa de Leiva. Pasado y presente, naturaleza y medio rural, arte y tradición.
Camino francés sobre romano
Como recuerda nuestro guía, Ángel Urbina, fue Sancho III el Mayor, que tenía la capital de su reino en Nájera, quien modificó a principios del siglo XI la trayectoria del Camino de Santiago. Lo llevó más hacia el sur, hacia las tierras llanas de sus dominios, una vez alejado el peligro de las razias musulmanas al debilitarse el Califato cordobés.
Posteriormente, a finales de aquel siglo, con el rey Alfonso VI el trazado jacobeo por La Rioja vino a ser el que conocemos hoy como Camino Francés. La concesión del Fuero de 1095 a Logroño y las ayudas prestadas a Domingo el de la Calzada para cumplir los objetivos que el propio santo se había marcado, nos permiten pensar que al monarca castellano le interesaba afianzar poblacional y económicamente una ruta por la que se movían ya miles de caminantes.
Años después, en 1130, podemos leer en el Codex Calixtinus que la cuarta etapa del Camino de Santiago debía comenzar en Estella, pasar por Los Arcos, cruzar el Ebro en Logroño y, por Navarrete, llegar a Nájera. La quinta conducía hasta Burgos pasando por Azofra, Cirueña, Santo Domingo de la Calzada y dejaba La Rioja después de atravesar Grañón.
«Sin que tengamos datos escritos ni arqueológicos que lo confirmen -especula Urbina-, la lógica nos permite pensar que miles de peregrinos de aquel tiempo e incluso anteriores se moverían sobre la red de calzadas romanas que según el Itinerario Antonino venía desde Tarraco, allá en la costa Mediterránea, y que, pasando por Caesar Augusta (Zaragoza), tenía su final en Astúrica (Astorga). Pues bien, tras cruzar el Ebro a la altura de Vareia, esta calzada ponía en comunicación las mansiones de Tritium, Atiliana (en los llanos de Valpierre) y Libia, antes entrar en las actuales tierras de Burgos por Cerezo del Río Tirón».
Restos de esa calzada romana se pueden apreciar hoy junto a la que fue la ciudad de Libia (cercana a Herramélluri) y a su paso por la ermita de la Virgen de la Peregrina en Leiva; después, por Tormantos, entra en tierras de la vecina Castilla.
Dos peregrinos de la mano
Además de dichos restos, muy castigados por las infraestructuras modernas, pero de incuestionable valor, la excursión del domingo permitirá conocer en Herramélluri la iglesia parroquial de San Esteban (siglos XVI-XVIII), la ermita de la Virgen del Gran Poder o de San Isidro y la llamada 'Casa Grande' (s. XVIII). En Velasco, aldea del anterior, la iglesia de la Natividad de la Virgen (s. XVI). En Tormantos, la iglesia de San Esteban Protomártir (s. XVI) y e palacio (s. XVIII) de los López Dábalos. En Leiva, la iglesia de Nuestra Señora de la Purificación (s. XVI) y el espectacular, aunque necesitado de una reforma integral, castillo-palacio de la villa, con sus cuatro torreones, fortaleza gótica (s. XV) mandada construir por Antonio de Leiva en memoria de la batalla de Pavía.
Y también en Leiva, la mencionada ermita de Nuestra Señora de la Peregrina, principal hito jacobeo de la excursión. A unos 500 metros al sur de la villa, junto a la misma calzada romana, es una construcción de sillería y mampostería de una única nave, dividida en tres tramos, que ha sufrido varias transformaciones. Su interior se decora con un retablo de estilo rococó (segunda mitad del XVIII) presidido por la imagen de la Virgen Peregrina, a la que acompaña de la mano un Niño Jesús también vestido con los atributos típicos de los romeros. Peregrinos a Santiago por La Rioja.
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