martes, 30 de marzo de 2021
2 Años de la Gran Revuelta Rural: Concentración 31 de Marzo 2021, PLaza Mayor, 12h. Y "Pueblos con Futuro", RTVE.
jueves, 25 de marzo de 2021
Aprobada PNL que insta al Gobierno a implantar un Mecanismo de Garantía Rural
Este jueves se ha votado en el Congreso de los Diputados la Proposición No de Ley, que presentó Teruel Existe, con la que insta al Gobierno a implantar un Mecanismo de Garantía Rural. El resultado ha sido de 197 votos a favor, 150 abstenciones y ningún voto en contra.
El martes, Tomás Guitarte después de analizar las enmiendas que se presentaron a la moción, negoció una enmienda transaccional con varios grupos parlamentarios. Finalmente, el texto definitivo de la transaccional fue firmado por los grupos parlamentarios Socialista, Unidas Podemos, Ciudadanos y el Grupo Mixto.
El texto definitivo insta al Gobierno a “la creación de un mecanismo de garantía rural, que debe lograr la adaptación de las políticas públicas al medio y a las sociedades rurales, atendiendo al impacto de la acción política y al diseño y aplicación de leyes y desarrollos normativos.”
Señala que el Mecanismo debe permitir “evaluar los efectos territoriales de toda medida legislativa, presupuestaria y de acción política, de ámbito estatal, autonómico o local, sobre el medio y la sociedad rural”. Además, tiene que integrar “los principios, las recomendaciones y las herramientas relativas al “rural proofing” que está desarrollando la Unión Europea”.
Por otro lado, la PNL aprobada resalta que tienen que promover “mediante la colaboración y cooperación con todos los niveles de gobierno, la definición legal de un mecanismo rural de garantía, en las políticas públicas, en la acción del gobierno, las comunidades autónomas y las entidades locales”. Y finalmente destaca que tiene que incorporar “la participación de las comunidades locales, en el diseño y aplicación del mecanismo de garantía rural.”
Desde Teruel Existe destacan que esta Proposición No de Ley “no se quedará guardada en un cajón, se llevará a cabo”, recordando que en el debate de la misma el PSOE anunció que el Gobierno presentará próximamente una proposición de Ley con la evaluación del impacto demográfico para que todas las normas de rango de Ley y los reglamentos la conlleven. El objetivo es que el Reto Demográfico aparezca de un modo transversal en cualquiera de las políticas públicas que el Gobierno lleve adelante para avanzar hacia un país más justo que reduzcan los desequilibrios territoriales y que garantice la igualdad de oportunidades en todos los territorios.
PRESENTACIÓN PNL Mecanismo de Garantía Rural
DEBATE PNL Mecanismo de Garantía Rural
Intervención de Tomás Guitarte en el debate de la PNL del Mecanismo de Garantía Rural.
"¡Llámenlo como quieran, pero no es carne!": mientras lo invitan a comer un asado, uruguayos responden a Bill Gates
Sigue leyendo: La clara postura de la Sociedad Rural sobre la "carne sin carne".
En los últimos días, Bill Gates manifestó en una entrevista realizada por un prestigioso medio de prensa que la producción de carne es causante de “un desastre climático que provoca el calentamiento global y dejará más muertos que la pandemia del Covid-19”, al tiempo que promociona la "carne" de laboratorio.
Bajo este marco, el Ing. Agrónomo Fernando Mattos, presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC) de Uruguay rechazó estas aseveraciones por "temerarias e infundadas". "No hay evidencia científica que determine tal extremo y tampoco es aceptable que se pueda generalizar ni señalar a la ganadería como causante de tales efectos, mientras se revisan a la baja los cálculos de emisiones del sector, en la medida que se publican estudios más rigurosos".
Según Mattos, las empresas tecnológicas de Bill Gates contratan alrededor del mundo numerosos bufetes de abogados a efectos de controlar, de pleno derecho, el pago de licencias de uso defendiendo la propiedad intelectual y persiguiendo la piratería. "Al mismo tiempo, promociona los productos de empresas de laboratorio que imitan a la carne y de las que es accionista, pretendiendo atribuirse los beneficios y atributos de una industria milenaria, pero denostándola al asociar injustificadamente con un perjuicio ambiental".
El titular de la INAC considera que "eso es un engaño deliberado al consumidor al llamar carne a un producto que no debe denominarse de esa manera". Por ese motivo, la INAC, respetando la consigna número uno de su Plan Estratégico que determina la defensa de las cadenas de carnes ante la sociedad, envió la propuesta al Poder Ejecutivo que el Parlamento convirtió en ley.
"No estamos en contra de ese producto, ni consideramos a estas iniciativas una amenaza. Respetamos a los consumidores que tomen esa opción, pero nos defenderemos de ataques infundados y reclamaremos el derecho de respetar las denominaciones, rechazando cualquier intento de apropiación genérica con el ardid del falso beneficio". "¡Llámenlo como quieran, pero no es carne!", remarca Mattos.
Para bajar el tono de la respuesta, el ing agr señala que comparten algunas manifestaciones de Gates en cuanto a la preocupación con la sustentabilidad de los procesos productivos en ganadería y valoran el reciente apoyo brindado a través de una compra de créditos de carbono a un establecimiento australiano que utiliza sistemas de pastoreo rotativo.
"Invitaremos a Bill Gates a conocer el Uruguay, país con más de 400 años de explotación ganadera en base a pasturas naturales y que es ejemplo de sostenibilidad. No se puede acusar a un sector generalizando, sin respetar a decenas de miles de productores que de generación en generación han recibido y transmitido un estilo de vida, basado en el legado de cuidar del recurso natural que nos otorgó la naturaleza y que deberemos traspasar de la mejor manera", destaca
Apoyo a la respuesta
Desde las Cooperativas Agrarias Federadas (CAF) de Uruguay también respondieron a las declaraciones de Bill Gates y apoyaron la respuesta del Instituto de Carnes: “Las declaraciones de Gates demuestran un total desconocimiento sobre el sistema sustentable y amigable con los animales, el ambiente y los seres humanos, que se desarrolla en Uruguay. Las cooperativas agrarias de nuestro país y nuestros productores están a disposición de las autoridades nacionales para aportar al conocimiento y divulgación del sistema ganadero uruguayo”, enfatizó el delegado institucional en INAC, Dr. Jorge Slavica.
Asimismo, desde CAF se unieron a la invitación de INAC al Sr. Bill Gates a conocer Uruguay y particularmente las cooperativas agrarias: "Organizaciones que operan en torno a sólidos valores y principios, y que históricamente han estado comprometidas con el cuidado ambiental".
lunes, 22 de marzo de 2021
De Ruta por la Riojilla Burgalesa, Concurso de la Mancomunidad Riojilla Burgalesa.
jueves, 18 de marzo de 2021
Guardianes del tiempo: los últimos artesanos
En un mundo en el que tenemos todo lo inimaginable al alcance de nuestra mano –o de nuestro ratón–, ¿esperaría a que su quesero hiciese un reparto mensual si todo le llegase en envases retornables y cajas de cartón? Teresa y Kui abandonaron sus trabajos en Madrid para volver al pueblo a montar una quesería artesana. Con ella reivindican que los saberes tradicionales no son ni una moda ni un lujo solo al alcance de unos pocos: pueden ser la piedra de toque de un modelo más sostenible, cercano y respetuoso con el entorno.
Es sábado por la mañana y no hay ni medio rayo de sol, pero frente a una de sus fachadas se forma una pequeña cola. A simple vista, es más parecido a una vivienda que a uno de los establecimientos que uno espera encontrar en los pueblos de ese tamaño –una carnicería, una panadería, unos ultramarinos, un bar–. Aunque, al acercarse, el letrero indica que es una quesería, la primera impresión no engaña al que se decide finalmente a traspasar el umbral: es la casa de Teresa y Jesús (al que todos llaman Kui), dos madrileños que por estas fechas cumplen un año al frente de La dicha marbana. Eso sí, la historia arranca mucho antes.
Vezdemarbán era el pueblo de la familia de Teresa. Aunque sus bisabuelos se dedicaban precisamente al chocolate, sus padres ya fueron hijos del éxodo rural que, en zonas como esta, casi siempre tuvo como destino Madrid. Desde Carabanchel, hace tres años decidió desandar el camino de las generaciones que la precedieron y, junto a Kui, comenzó a reconstruir la casa que aún conservaban en el pueblo, deshabitada y abandonada. En 2017, se metieron en una obra que, reconocen, no habrían podido hacer sin los vecinos, que les ayudaron durante todo el proceso. Piedra a piedra, ellos mismos levantaron la que sería la vivienda. Durante esos tres años en los que estuvieron yendo y viniendo al pueblo mientras mantenían su trabajo en la capital, su proyecto de vida fue tomando forma. Ambos se dedicaban al mundo de la educación, pero siempre habían estado muy implicados en los movimientos sociales y vecinales, y querían dejar su día a día en la ciudad. A través del Taller de las Tradiciones –una plataforma que tiene por objeto la recuperación de los oficios y productos elaborados por antiguos artesanos–, participaron en diferentes cursos, y uno de ellos fue el de fabricación artesanal de queso. Algo con las nociones básicas, pero que les permitió meter el pie en un sector que desconocían por completo. Mientras lo descubrían, iban levantando su negocio, sin prisa, pero de forma constante. A finales de 2019, La dicha marbana era una realidad. Como logo, escogieron las flores que adornaban uno de los manteos tradicionales que atesoraba la bisabuela de Teresa.
Una red de apoyo
A la hora de arrancar, ambos destacan cómo, además de los vecinos, fue muy importante contar con el apoyo de otros que, como ellos, habían decidido emprender un proyecto así. En concreto, ambos subrayan el trabajo de QueRed, la red española de queserías de campo y artesanas, a través de la que hicieron diferentes cursos en profundidad sobre el oficio y que, sobre todo, les permitió simplificar al máximo la burocracia que implica poner en marcha un negocio. Además de profesionalizar la actividad y asesorar a los socios, la red también sirve como tejido asociativo y como interlocutor con las administraciones para tomar medidas que protejan el sector. «Ninguno nos dedicábamos al mundo empresarial, y no tenemos un plan, pero contar con la red nos permitió centrarnos en nuestro trabajo. No somos unas grandes industrias y no hay competitividad: a todos nos interesa que se extienda este modelo de hacer las cosas, porque hay mercado para todos», explican.
«No se trata de trasladar el día a día de una ciudad a un pueblo. Es otra manera de vivir»
Por ponerlo en perspectiva, si una de las industrias queseras que hay en los alrededores procesa una media de un millón de litros al día, Teresa y Kui emplean unos quinientos litros a la semana para hacer queso, pero también yogures, cuajadas, queso fresco o cremas artesanales. Apenas hay mecanización en un proceso en el que, salvo criar a las cabras y las ovejas, ellos controlan al completo: ellos mezclan, moldean, cortan y salan con sus manos; ellos limpian los tarros, diseñan las etiquetas, envasan y estampan la fecha de caducidad; ellos se encargan de las redes, toman los pedidos y los reparten. Su casa acoge la tienda, pero también el laboratorio y la habitación donde se curan sus lunas. De hecho, aprovecharon la arquitectura tradicional en su obra: la sala de fabricación, levantada sobre las antiguas cuadras, conserva el ventanuco original desde el que se podía ver al ganado, aunque ahora se emplea para saber si entra algún cliente mientras están en el laboratorio.
Lo que unos llaman filosofía slow, ellos lo han reenfocado en, simplemente, dejarse guiar por los ritmos que marca la propia naturaleza. De la mis- ma manera que no hay naranjas todos los meses, tampoco hay leche todos los días del año. Las grandes explotaciones tienen miles de animales para que la producción sea constante, pero eso no siempre sucede cuando se trata de unas pocas decenas de cabezas de ganado. Por ejemplo, hace unas semanas en Facebook e Instagram avisaban a sus clientes de que no podrían adquirir rulos de cabra porque estas, que acababan de parir, aún estaban produciendo el calostro de los primeros días y no podían elaborarlo. Y todos lo entendieron. «Claro que hay veces que queremos las cosas de inmediato, pero hemos notado un gran respaldo de la gente que piensa en comprar de forma diferente y que da valor a otros aspectos. No se compite con un supermercado o con una industria, porque cuando te llevas a casa este tipo de productos no buscas eso», explica Teresa.
Mucho más que cercanía
Precisamente la naturaleza y la sostenibilidad medioambiental eran una de las cosas que más le preocupaban a la hora de abrir el negocio. Hoy, cuando uno pide uno de sus packs, el único plástico que encuentra es el del precinto de la caja: todos sus productos van en papel, en cartón o en envases de vidrio retornables, y el cliente recupera veinticinco céntimos por cada uno que devuelve. Además, la leche con la que se elaboran los quesos procede de pequeñas ganaderías del mismo pueblo, con lo que evitan emisiones del transporte y se impulsa la economía local. Las especias, las hierbas y la miel que se emplean en algunas de las cremas y yogures proceden de la agricultura ecológica y están compradas en herbolarios de la comarca. Eso –sumado a una forma de producción autosuficiente en la que apenas hay intermediarios– también les permite pagar un precio justo por la materia prima sin que el cliente final pague un precio desorbitado: sin contar con el retorno, en un supermercado, un yogur de similares características y envase sigue siendo más caro que el suyo.
Al final, todo se resume en una proximidad que está presente en la propia forma de entender el negocio en sí. En el tiempo de la prisa y de la inmediatez en el que podemos tener un libro en casa en media hora, su quesería es un ejemplo de lo que se puede conseguir apostando por todo lo contrario. No tienen tienda online ni intención de abrirla por el momento porque, aseguran, implicaría subir el nivel de producción y aumentar los recursos físicos y humanos hasta un punto que se les escaparía de las manos fácilmente. De rebote, maximizaría su impacto medioambiental para conseguir que los productos –que, además, requieren refrigeración– llegasen en buen estado. «Cualquier forma de hacerlo requiere más recursos, más tiempo, plástico, residuos… No compensa», explica Teresa. Kui añade: «Nos han vendido que crecer siempre es lo bueno, que cuanto más siempre es mejor, pero nosotros creemos que eso no es así. En nuestro caso, hacerlo supondría muchísima más presión en todos los sentidos. No queremos una enorme industria: abrimos buscando vivir de ello aquí en el pueblo, y de momento, es así. No buscamos nada más».
Así, hoy por hoy, quien quiera comprar sus productos tiene dos opciones: hacer su pedido a través del teléfono o las redes sociales y esperar al reparto a Zamora capital que realizan una vez al mes; o bien acercarse a la tienda física de Vezdemarbán. «Estamos muy orgullosos por haber conseguido que gente de los pueblos cercanos venga hasta aquí. Ahora son malos tiempos para el turismo, pero cuando abrimos nuestra idea era que sirviese como incentivo para la economía local, y que quien viniese con el reclamo de los quesos aprovechase para pasar el día descubriendo la zona y paseando o comiendo en el pueblo», cuentan.
En su caso fue el queso, pero en otras zonas de España se suceden proyectos similares con otros sectores como la cosmética o el aceite –por ejemplo, la iniciativa de Apadrina un olivo en Oliete (Teruel)–. De hecho, apuntan a este tipo de negocios como una manera de reactivar el mundo rural en positivo y lejos del aura de derrotismo que a menudo lo envuelve. Aunque, estadísticamente, su caso no abunda, rehúyen la etiqueta de héroes o de pensar que el suyo es un acto de valentía. «Es un proyecto de vida a largo plazo. Hemos tardado tres años pero, si lo miras bien, no es tanto tiempo. ¿Cuántos años dedicas a esperar un ascenso o a preparar una oposición?», plantea Kui. Si en los últimos meses muchos han vuelto sus ojos al campo, sobre todo quienes pueden acogerse a las nuevas modalidades de teletrabajo, ambos huyen de esa idealización de lo rural, que está muy lejos de ser una Arcadia. «No se trata de trasladar el día a día de una ciudad a un pueblo, en primer lugar, porque es imposible. No tienes la oferta cultural o de otros tipos que hay en Madrid, pero es que la vida tampoco es la misma. Es otra manera de vivir, otra filosofía», apunta Teresa.
A finales de primavera, serán padres por primera vez. Su bebé será una excepción en una España que celebra cada nuevo nacimiento como un milagro. Esta criatura –y la de una pareja vecina– sumarán dos niños más al colegio del pueblo, donde ahora hay trece niños en edad escolar. El invierno no dura siempre y, como siempre, sucede en el campo la vida retoña. También aquí.
lunes, 15 de marzo de 2021
Al resguardo de los Montes de Ayago, en San Vicente del Valle, Marina hace pueblo y comunidad.
Retratos del Burgos olvidado (XVII) | Javier Fesser, Mario Casas, Paco León...
cuando cambió Madrid por San Vicente (al resguardo de los Montes de Ayago)
a aquéllos por amigos como Blanca y Tinín.
Marina Ortiz Lenoir-Grand, directora de producción y empresaria de turismo rural. Foto: Luis López Araico |
Marina es una privilegiada, lo dice ella misma, vivir en un entorno como el que la rodea es eso, un privilegio, como lo es regentar la vivienda turística La Casa de Enmedio, pese a este año tan difícil para el sector por la covid, y como es un privilegio contar con vecinos que son más que eso, son amigos, como Blanca, Tinín, Vito o José Carlos, con los que intenta dinamizar la vida del pueblo, la comarca y unirse a los movimientos que luchan contra la despoblación y por los servicios como sanidad, telefonía o internet. Ella ha tenido que contratar un satélite para poder tener internet y trabajar aquí.
Así que antes se rodeaba de profesionales como Aurelio, el naturalista mano derecha de Rodríguez de la Fuente, presentadores como Jesús Vázquez, directores como Fesser, su hermano Guillermo o Paco León, o actores con los que ha rodado anuncios, como Mario Casas o Úrsula Corberó, y ahora su mundo es más reducido, ya que apenas son una decena los vecinos que residen habitualmente en el pueblo, pero le bastan y dice que cada vez le cuesta más ir a su ciudad, a Madrid, donde esa agresividad que encuentra le incomoda. Agresividad en el sentido de tanta gente, tanta circulación, tanto estrés, tanta actividad... «Seguro que también la había antes pero estaba inmersa en ella, formaba parte de ella y no era consciente, es como lo del bosque que no te deja ver los árboles», dice.
Y a estas alturas del texto surge la pregunta, ¿cómo vino a parar Marina a San Vicente, como es posible que un día, a sus ya 45 años decidiera cambiar ese mundo que desde fuera parece todo glamour por un pequeño pueblo burgalés de la España Vaciada, cuando además desde muy jovencita tenía muy claro que quería dedicarse al mundo de la producción? Su hermano tuvo mucho que ver, porque él fue quien construyó, con sus propias manos, la casa en la que hoy vive Marina, ella en la parte de abajo y en la de arriba los que vienen a alojarse para quizás, como ella hizo un día, alejarse del mundanal ruido. La casa iba a ser para él, pero por diversas circunstancias, finalmente no se quedó a vivir en San Vicente, momento que Marina se la compró... y hasta hoy.
En aquellos momentos, hacia el año 2010, las dificultades eran grandes en el sector del cine y la publicidad en los que trabajaba y decidió dejarlo, consciente de que tenía que reinventarse, en otro mundo que también le gustaba, el del turismo. No se ha despegado del todo, porque aunque sin estar ligada por contrato a la última productora en la que trabajó, Púgil Film, de vez en cuando la llaman para producir algún rodaje, entonces hace la maleta y deja San Vicente por unos días o semanas. También acude a algunos festivales de jurado, como Sitges o Málaga, pero no desde hace un año por la pandemia.
Tras esa primera etapa le llegó el gran salto a Pendelton, la productora de Javier Fesser y Luis Manso, pasando a trabajar en la producción de publicidad en formato cine. Recuerda que su primer anuncio en 35 mm fue de Fairy. Y en Pendelton llegó a ser directora de producción, trabajando en casi todas las películas de Fesser. Después vendría Púgil Film hasta 2013.
Para qué más, con lo que le gusta salir en pijama a coger la leña...
jueves, 11 de marzo de 2021
De matojos silvestres a cultivos: ¿cómo ha domesticado el hombre el trigo, el maíz y otras plantas?.
Todas ellas proceden de un progenitor silvestre, de un matojo de los que nos encontramos cuando paseamos por el campo. Por ejemplo, el maíz desciende de poblaciones naturales de la especie Zea mays ssp. parviglumis (teosinte de Balsas), que habita claros de bosque y sitios abiertos en la cuenca del río Balsas, en México central.
La cebada, por poner un ejemplo más cercano, proviene de la especie silvestre Hordeum spontaneum (cebada silvestre). Esta es prima hermana de otros Hordeum que proliferan en los bordes de los caminos y campos de nuestro país, cuyas pinchudas espigas nos lanzábamos unos a otros de pequeños.
¿De qué manera algunos matojos como el teosinte o la cebada silvestre acabaron convirtiéndose en la base alimentaria de nuestra civilización? El proceso, al que denominamos domesticación, es tan complejo como fascinante.
Nuestra misión es compartir el conocimiento y enriquecer el debate.
El ejemplo del maíz
Se estima que los teosintes silvestres habitan Mesoamérica desde hace al menos 150 000 años, mucho antes de la llegada de los primeros humanos al continente americano.
Las primeras oleadas de cazadores-recolectores llegadas a la región comenzaron a recoger los granos del teosinte de Balsas del medio natural. Estos granos son extremadamente duros y, muy probablemente, su primer uso fue en forma de palomitas de maíz. Este procesamiento rompe la coraza del grano, exponiendo la semilla comestible.
Durante el acarreo, algunos de estos granos probablemente se extraviaban, germinaban y establecían poblaciones espontáneas cerca de los asentamientos humanos, que se empezarían a manejar en lo que llamamos prácticas protoagrícolas. Alternativamente, las poblaciones humanas pudieron, conscientemente, aprender a recolectar granos con el objeto no de consumirlos, sino de germinarlos y cultivarlos de manera activa.
Fuera como fuese, algunas plantas de teosinte empezaron a habitar ambientes protoagrícolas, altamente humanizados. Esto implicó un cambio radical en su régimen de selección.
Si en los hábitats silvestres la selección natural favorecía rasgos que optimizaran la capacidad de dispersión de las plantas, o que ayudaran a lidiar eficientemente con la impredecibilidad de las lluvias, en los hábitats protoagrícolas las fuerzas de selección fueron distintas. Aquellas plantas que producían más y mejores granos, o que eran más fácilmente recolectables, eran favorecidas por los protoagricultores y por tanto aumentaban en frecuencia de generación en generación.
Cambios genéticos
Por ejemplo, en la transición evolutiva entre el teosinte y el maíz agrícola, se seleccionaron mutaciones del gen tb1 que resultan en plantas con crecimiento fuertemente vertical, poco ramificadas y con pocas, pero grandes, mazorcas. El arquetipo de una planta de maíz.
De manera más sutil, pero crítica, transformaciones en genes de las familias ZmSh1 y zagl1 generaron un rasgo clave: la pérdida del mecanismo de dispersión espontánea de las semillas del teosinte.
En el medio silvestre es esencial que, una vez que las semillas maduran, sean dispersadas a localizaciones distintas donde poder germinar y establecerse. Este proceso ocurre mediante diversos mecanismos. En el teosinte, las semillas maduras rompen de manera espontánea su conexión con el eje de la espiga que las sostiene y se desprenden. Este carácter hace muy ineficiente su cultivo ya que, cuando el recolector hiciera su labor, buena parte de la cosecha estaría en el suelo y por tanto perdida.
La aparición de mutaciones en los genes de las familias ZmSh1 y zagl1, que controlan la separación de semilla y espiga, generó plantas que no dispersaban sus semillas, y cuya cosecha madura quedaba retenida y fácilmente disponible al agricultor.
Otros cambios genéticos implicaron la transformación de las semillas, fuertemente encapsuladas, pequeñas y poco numerosas de las espigas del teosinte, en los granos grandes, numerosos y blandos de las mazorcas del maíz.
Algunas de estas variaciones ya existían en las poblaciones silvestres de teosinte, aunque en frecuencias muy bajas, y simplemente fueron favorecidas por la selección del hombre. Otras se generaron de novo por mutaciones espontáneas acaecidas ya en las plantaciones de proto-maíz manejadas.
Estos y otros cambios, que se iniciaron hace aproximadamente unos 9 000 años, tornaron los teosintes silvestres en plantas de maíz con aptitudes agrícolas. Este proceso llevó unos pocos siglos, un lapso de tiempo largo en términos históricos, pero realmente breve en términos evolutivos.
Como se puede intuir, muchos de estos nuevos rasgos eran ineficientes o incluso letales para las plantas en el medio silvestre, pero resultaron muy adaptativos, tanto para los teosintes como para nosotros, en el medio agrícola.
La domesticación fue motor de cambios culturales
Procesos similares dieron lugar a la aparición de otras plantas agrícolas y también a especies animales ganaderas, como la oveja (proveniente del muflón asiático), la cabra (proveniente de la cabra bezoar) o la gallina (proveniente del gallo bankiva).
Para nuestra especie, la domesticación de plantas y animales silvestres marcó la transición a un modo de vida sedentario y agropecuario. Estos eventos ocurrieron de manera independiente en al menos once regiones del mundo, y a lo largo de periodos prolongados de tiempo, desde hace aproximadamente 10 000 a 5 000 años.
Las transiciones agrícolas conllevaron otros cambios en cascada, generando excedentes y por tanto la necesidad de defenderlos mediante estructuras militares, y la proliferación de actividades como la burocracia o el sacerdocio. Probablemente, estas transiciones hayan sido las revoluciones culturales más importantes en la historia de la humanidad.
Consecuencias biológicas de la domesticación
Hasta aquí la historia sencilla y edificante. Pero las plantas no son tornillos, sino seres vivos tremendamente complejos. Cambios tan radicales en su modo de vida hubieron de tener consecuencias sobre muchos otros aspectos de su biología.
Por ejemplo, hoy sabemos que la buena digestibilidad de las especies agrícolas, otro rasgo evolucionado bajo domesticación, no viene gratis. Las plantas se defienden frente a herbívoros y patógenos acumulando compuestos secundarios en sus tejidos. Estos compuestos son astringentes, venenosos, o simplemente poco digeribles.
La selección de plantas agrícolas depauperadas en compuestos secundarios, y por tanto con alta palatabilidad, hace que estas sean más sensibles a las plagas, y por tanto tengamos que defenderlas con fitosanitarios de alto coste económico y ambiental.
De igual forma, el incremento en el rendimiento de estas plantas ha disminuido su calidad nutricional. Por ejemplo, las semillas de las leguminosas de grano han perdido buena parte de los carotenoides, importantes precursores de la vitamina A, que presentaban las semillas de sus progenitores silvestres.
Comprender todas las implicaciones de la domesticación para el funcionamiento de las plantas y campos agrícolas es un ámbito de intensa investigación en la actualidad, y del que podemos aprender para avanzar hacia una agricultura más sostenible y productiva.
lunes, 8 de marzo de 2021
La «mitificación de la letra impresa» en el medio rural.
Buena cuenta se ha dado ya de la prensa local, cuya historia está perfectamente documentada gracias a investigadores apasionados como José María Chomón Serna o Miguel Ángel Moreno Gallo. Sin embargo, las publicaciones rurales constituían un «fenómeno menos estudiado» al que el historiador Juanjo Martín no se resistía a hincar el diente. Sabía que había hambre de información en aquellos tiempos, pero jamás imaginó una «explosión» de tal magnitud fuera de la capital.
Como la curiosidad no mata al gato cuando de historia se trata, Martín hizo lo que mejor se le da. Bucear en todas direcciones hasta descubrir, en un mar de archivos, sorprendentes hallazgos plasmados en forma de artículo: Del Pico de Toralvillo a El Eco de Aranda: compilación de los 77 periódicos rurales burgaleses (1866-1936). Pero antes de entrar en materia, convendría saber a qué se debió que tantos periódicos -la mayoría entre comillas- proliferasen «como setas». La conclusión a la que llega el docente de la Universidad de Burgos (UBU) es que surgen como una especie de contrapeso a la «cultura urbana de la sociedad de masas». El orgullo de la patria chica era innegable y, de esta forma, los municipios podían permitirse el lujo de darse «pequeños aires de capital».
Decíamos al principio de este artículo que la expansión de la prensa fue consecuencia del decreto post-Gloriosa. Pues bien, apenas se conoce una referencia previa editada en Sedano: El Pico de Toralvillo. Después nacería, al albur de la libertad de prensa, El Valle de Salvajina en el «aún más minúsculo Rioseras». Desde entonces hasta 1883, una vez asentado el «modelo liberal en el campo», verían la luz otros seis periódicos, tres en Miranda de Ebro y otros tres en Aranda de Duero. Tan solo eran la punta del iceberg, la avanzadilla de un movimiento informativo y propagandístico imparable que se frenó en seco cuando las tropas de Franco se hicieron con la provincia y empezaron a ejercer una «censura asfixiante». Hasta el punto de afectar a los medios de su misma -o parecida- cuerda ideológica.
Algunos periodistas y editores fueron excomulgados por sus ideas «anticlericales» y la Iglesia llegó a prohibir la lectura de algunas cabeceras a sus fieles.
Tal y como acredita Martín en su investigación, «la mayoría de los periódicos rurales burgaleses tuvieron una vida muy corta, lo que abundó en su escasa difusión». De hecho, en torno al 18% de las cabeceras más allá de Burgos capital «entrarían en la categoría de ‘falsos periódicos’ por su escasa continuidad, ya que fueron publicaciones de número único o, a lo sumo, dos». Efímeros pero vitales, aproximadamente dos tercios del total «no llegaron al año de vida» y tan solo siete superaron el lustro, «destacando los boletines religiosos».
Por comarcas, la del Ebro se lleva la palma. Con poco más de 6.000 vecinos a principios del siglo XX, Miranda era un auténtico hervidero de prensa escrita. También de agitación política, que ya venía de 1881 tras el nacimiento de La Prensa Mirandesa, rebautizada en cuestión de meses como El Nazareno. Fuese para despistar o no, lo cierto es que su «anticlericalismo» tuvo consecuencias. Sus promotores, republicanos convencidos, acabaron siendo excomulgados por el arzobispo de Burgos. Al final, entre unas cosas y otras, la publicación «sucumbió al año siguiente de su aparición».
Similar suerte correría La Concordia (1886), con su director, José Izarra, viéndose envuelto en «problemas judiciales por ser muy crítico con el Gobierno» y la Iglesia pisándole los talones por su «marcado carácter anticlerical». Sobre su «escandalosa» condena llegó a hacerse eco El Papa Moscas, periódico capitalino que confiaba en la desestimación del fallo por parte del Tribunal Supremo y que dejó una frase demoledora recogida por Chomón en Burgos: prensa y periodistas del siglo XIX: «¡Bonito se está poniendo el oficio!».
Portada de 'La Verdad'.
No sería éste el único guiño de El Papa Moscas a sus colegas de profesión en la ciudad del Ebro. «La verdad es que se necesita patriotismo y buen deseo para publicar periódicos en poblaciones de corto vecindario», subraya el rotativo burgalés ante la salida del semanario La Verdad, impulsado por el maestro y edil Raimundo Porres.
Sus ideales republicanos, sus críticas al Gobierno y su profuso análisis de los problemas que atravesaba la sociedad mirandesa se tradujeron en unas cuantas enemistades. También con las autoridades eclesiásticas, que «prohibieron su lectura a los fieles». En cualquier caso, lo cierto es que La Verdad gozó de amplia influencia e incluso pudo presumir de contar con «corresponsales en Barcelona y Madrid». De «agencias», supone Martín, pero corresponsales al fin y al cabo.
El editor de La Voz de la Bureba no dudó en «abroncar» a sus paisanos tras la fría acogida del primer número.
La confrontación ideológica en papel, como hoy en día, también era palpable en la Ribera del Duero. Por un lado, tenemos ejemplos como el de La Tricolor, cuya plantilla fue excomulgada por razones evidentes. Por otro, Martín pone el foco sobre medios como El Eco de Aranda, promovido por misioneros claretianos, o La Voz de la Ribera, una «especie de órgano comarcal del Partido Agrario» concebido por su líder, José Martínez de Velasco, como un trampolín para «consolidar su candidatura como diputado nacional». Es decir, «buscaba una clara rentabilidad política más que económica».
Portada de 'El Eco de Aranda'.
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