En el año 1970:
"El Estado ordena que sus hijos sean escolarizado en la escuela hogar de Villadiego".
Entre 2012 y 2014 este Blog ha venido publicando los poemas de Nati San Martín Monja. Y recopilo toda esa su creación para rememorar lo que para un pueblo no puede ser más que una tragedia:que te quieten tus hijos, por unos supuestos principios sociales(que son mentira)sobre una supuesta mejor educación (que también es mentira).
Y también porque Nati ha sido merecedora de uno de los Premios del Concursos Relatos del Medio Rural que convocó nuestra "Mancomunidad Oca Tirón", por su obra "Mi vida es un poema" .
Nati, a la derecha, recibiendo el Premio. |
Actividad esta de la que estamos muy orgullosos, por muchos y estupendos motivos: porque la poesía de Nati lo merece, porque su contenido antropológico y etnográfico es insuperable, porque recoge la realidad comarcana de la mayoría de los que se ha quedado en los pueblos y de los que se han/hemos tenido que ir, o les/nos han echado, como a los niños de Avellanosa de Rioja, que ahora hace 50 años que los llevaron internos a un colegio, más bien cuartel como dice Nati, dejando al pueblo sin niño, sin futuro, sin vida y con ello asentando la muerte del pueblo.
Tomando las de Villadiego
"Verano de 1970.
A mi casa ha llegado una carta del Estado.
Educación y Ciencia ordena: que, el próximo curso, sus hijos deberán ser escolarizados en la escuela hogar de Villadiego.
La escuela del pueblo se cierra por falta de clientela.
A cada uno, le hará la maleta con la lista completa.
A cada uno le pondrá enseres de aseo y ropa nueva. Ropa para diario y el uniforme para el paseo del domingo.
Todo debe ir bien marcado, desde los calcetines hasta el gorro; con el nombre, el apellido y el número.
A mí, me toca el 28.
Es octubre y hacia el camino de Castildelgado vamos con la yegua y las maletas.
Vamos a lo desconocido.
Vamos entusiasmados, vamos con miedo.
En Castildelgado se queda la yegua; tardaremos a verla.
A Burgos vamos en autobús, donde nos esperan otros niños de otros pueblos.
Adiós decimos a mi madre, porque nos mandan con las maletas en autobús para Villadiego.
En Villadiego nos recibe una señora muy seria que da órdenes.
-¡Niños! Formen en fila. ¡Los niños para un lado, las niñas para otro!
Nos han engañado, esto no es un hogar, esto es un cuartel.
-¡Formen fila!, ¡guarden silencio!
Nos ordenan que vayamos a la ducha para desparasitarnos. Para mí, ¡que vergüenza!, yo que siempre me había lavado en el río o en el caldero.
Nos mandan a la peluquería a cortarnos el pelo, niños y niñas, todos por igual.
El domingo ha llegado, un abrigo azul marino nos dan que huele a alcanfor que tira para atrás.
A la escuela pública vamos a aprender. A mí me toca 4º curso que aprobaré, no sé cómo, porque no me acuerdo". Natividad San Martín Moja.
Natí, hija de Justa, seguro que aprendió de ella todo lo que le ha servido en la vida. Y de ese internado/cuartel, ¿qué aprendió?.
A mi casa ha llegado una carta del Estado.
Educación y Ciencia ordena: que, el próximo curso, sus hijos deberán ser escolarizados en la escuela hogar de Villadiego.
La escuela del pueblo se cierra por falta de clientela.
A cada uno, le hará la maleta con la lista completa.
A cada uno le pondrá enseres de aseo y ropa nueva. Ropa para diario y el uniforme para el paseo del domingo.
Todo debe ir bien marcado, desde los calcetines hasta el gorro; con el nombre, el apellido y el número.
A mí, me toca el 28.
Es octubre y hacia el camino de Castildelgado vamos con la yegua y las maletas.
Vamos a lo desconocido.
Vamos entusiasmados, vamos con miedo.
En Castildelgado se queda la yegua; tardaremos a verla.
A Burgos vamos en autobús, donde nos esperan otros niños de otros pueblos.
Adiós decimos a mi madre, porque nos mandan con las maletas en autobús para Villadiego.
En Villadiego nos recibe una señora muy seria que da órdenes.
-¡Niños! Formen en fila. ¡Los niños para un lado, las niñas para otro!
Nos han engañado, esto no es un hogar, esto es un cuartel.
-¡Formen fila!, ¡guarden silencio!
Nos ordenan que vayamos a la ducha para desparasitarnos. Para mí, ¡que vergüenza!, yo que siempre me había lavado en el río o en el caldero.
Nos mandan a la peluquería a cortarnos el pelo, niños y niñas, todos por igual.
El domingo ha llegado, un abrigo azul marino nos dan que huele a alcanfor que tira para atrás.
A la escuela pública vamos a aprender. A mí me toca 4º curso que aprobaré, no sé cómo, porque no me acuerdo". Natividad San Martín Moja.
Natí, hija de Justa, seguro que aprendió de ella todo lo que le ha servido en la vida. Y de ese internado/cuartel, ¿qué aprendió?.
Nunca aprendemos de estas tragedias: como necios seguimos soñando mundos que no son los nuestros, problemas que nos pintan en el telediario que no son los nuestros; con un fatalismo suicida que sólo puede traer la humillación de no reconocerse en nuestros propios valores, y por tanto en la lucha por nuestros, nuestros derechos.... ¡Los roban los niños y no hacemos nada!.
Cuando se consiente, porque se consiente cuando se calla, se consiente cuando se habla de intereses que no son los nuestros... cuando se consiente que te roben la infancia (da lo mismo las razones, mentiras, escusas... que nos den), cuando no se lucha por el médico que te pertenece, por la cultura que te pertenece, por tu ciudadanía que se pertenece, entonces es que ya estamos muertos: pueden hacer con nosotros los que quieran...
Cuando se consiente, porque se consiente cuando se calla, se consiente cuando se habla de intereses que no son los nuestros... cuando se consiente que te roben la infancia (da lo mismo las razones, mentiras, escusas... que nos den), cuando no se lucha por el médico que te pertenece, por la cultura que te pertenece, por tu ciudadanía que se pertenece, entonces es que ya estamos muertos: pueden hacer con nosotros los que quieran...
Los pueblos no mueren cuando muere el último vecino, mucho antes han muerto cuando no creen en ellos mismos, en su patrimonio, en sus recursos, en sus valores...; lógicamente una vez que no crees en tí mismo, para qué y por qué luchar: es muy fácil soñar con emigrar, total no hay más que encender la tele...: total es cierto: ¡en las ciudades atan los perros con longanizas!
Aquí los enlaces (16) publicados en este blog sobre la obra de Natividad.
Del facebook de Nati: "Sobre el relato de Villadiego, es un pequeño resumen visto a través de los ojos de una niña. Estuvimos un curso, y en los cursos siguientes nos transladaron a Burgos. Esos tres años que estuve interna en un colegio de monjas de clausura, los recuerdo con cariño. Tengo un grato recuerdo del trato que nos dieron las monjas. El tema de obligarnos a ir a la escuela de Villadiego, como niña, no tenía la capacidad de saber si éso estaba bien o estaba mal. Sólo puedo describir los sentimientos y sensaciones que experimenté en la nueva experiencia, y tengo que decir que no fueron muy satisfactorias.
ResponderEliminarTambién tengo que decir que aunque no estuve muy a gusto, no me creó ningún trauma. Son experiencias y vivenvias que nos tocó vivir y que de todo se puede sacar algo bueno.
Hoy en día, los padres y madres, se habrían manifestado para mantener la escuela abierta. Pero en aquellos años, nuestros padres, sólo sabían trabajar de sol a sol y acatar lo que el estdo ordenaba. No había otra opción. Así que, te gustase o no, no quedaba otra que acatar y obedecer. Y lo hacían como buenamente podían o sabían".
Aprendí que no me gustaban sus macarrones. Aprendí lo que era dormir en litera. No comprendí por qué teníamos que vivir separados los niños y las niñas. Solamente nos veíamos cuando salíamos a la calle, a mis hermanos también. Aprendí, de la noche a la mañana, lo que era no ver a mis padres. Ese curso volvimos, como el turrón, por Navidad. "Vaya, como los soldados".
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