Templarios Camino, Redecilla del Camino, 17 de Julio 2020.
Es la reflexión con la que termina su conversación Luis, peregrino de Madrid. Es una obviedad pero lo interesante es que después de 53 años ha llegado a ésa conclusión gracias al Camino.
Todo amanecer es distinto. Todo amanecer es un reinicio de actividad, renovación y resurrección del día que vence a la oscuridad. Una nueva oportunidad.
Contaba que está en Erte a causa del Covid y decidió hacer el Camino sin prisa, es el primero que sale del albergue y el último que llega. Para a contemplar la belleza del paisaje cuándo le apetece, el canto de los pájaros, la arquitectura de los pueblos que cruza, sus iglesias si tiene suerte de encontrarlas abiertas y conversa con quien desee cruzar unas palabras.
Todo lo que el ritmo de vida tan trepidante no le permitía hacer antes.
Es lo que todos necesitamos en algún momento de nuestra vida; parar, reflexionar, contemplar lo que nos rodea y una vez recompuestas las fuerzas seguir caminando.
Todo amanecer es distinto. Todo amanecer es un reinicio de actividad, renovación y resurrección del día que vence a la oscuridad. Una nueva oportunidad.
En el rezo de Laudes de hoy se puede leer:
” Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.
Sólo hay que pararse y contemplar la belleza de otro amanecer sin olvidarse de dar gracias a Dios por la nueva oportunidad que nos ofrece.
” Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.
Sólo hay que pararse y contemplar la belleza de otro amanecer sin olvidarse de dar gracias a Dios por la nueva oportunidad que nos ofrece.
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Un año más la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (Militia Templi) vuelve al Camino de Santiago al servicio de la Iglesia y de los peregrinos.
Éste año la sensación es agridulce, la dulzura de volver a cruzarnos con nuevas experiencias en cada peregrino que entra en contacto con nosotros y la triste sensación de que faltan muchos. Unos por que las circunstancias sanitarias les hacen no ponerse en el Camino y otros por que han iniciado la última peregrinación hacia el Jerusalén Celestial, a todos y en especial a éstos últimos los recordamos cada día en nuestras oraciones.
No ver las sonrisas de los peregrinos oculta tras las mascarillas es una sensación extraña pero pronto aprendes a leer en los expresivos ojos de quien entra en la iglesia de Redecilla del Camino.
Agradecimiento al franquearles la entrada, sorpresa al disfrutar de la belleza de su pila bautismal románica, recogimiento ante el ambiente que invita a la oración y cierto estupor al cruzarse con templarios en el siglo XXI.
El Covid limita nuestras acciones éste año; no hay exposición ni libro de firmas ni apretones de manos pero hay la misma dedicación e ilusión de servicio que el primer día. A mayor gloria de Dios.
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