En diciembre que ha publicado una reseña* a cargo de Marieta Cantos Casenave, en
Cuadernos de Ilustración y Romanticismo, Revista
Digital del Grupo de Estudios siglo XVIII (Universidad de Cádiz), sobre
el libro* de la oriunda redecillana:
"María
Lorenza de los Ríos, marquesa de Fuerte-Híjar. Vida
y obra de una escritora del Siglo de las Luces".
"Reconstruir una trayectoria vital y literaria, y más en el caso de una
mujer, sigue siendo una tarea casi titánica, dada la escasa documentación con
que suelen contar los historiadores. Ese ha sido el caso de Elisa
Martín-Valdepeñas y Catherine M. Jaffe, experimentadas investigadoras en el
mundo femenino de la Ilustración española, que, a pesar de todas las
dificultades, han logrado levantar el perfil biográfico y bibliográfico de
María Lorenza de los Ríos y Loyo.
Esta gaditana había nacido el día de San Lorenzo de 1761 en el seno de una familia de la burguesía mercantil, formada por Francisco Javier de los Ríos y Mantilla, oriundo de la localidad cántabra de Naveda, que se había asentado en Cádiz —donde encontraría muchas posibilidades de establecer relaciones comerciales, gracias al amplio colectivo de cántabros matriculados en la carrera de Indias existente en la ciudad —, en la tercera o cuarta década del siglo XVIII y por la gaditana Feliciana Joaquina de Loyo y Treviño, de
ascendencia castellana, pues sus progenitores eran naturales de Redecilla del
Camino (Burgos), población que en aquellas fechas pertenecía a la Riojilla
burgalesa y estaba vinculada al Camino de Santiago.
El libro tiene como eje la edición
de las obras de María Lorenza de los Ríos, que viene precedida por una
introducción en la que las autoras explican las dificultades de la
investigación, al contar con un material documental bastante limitado en lo que
se refiere directamente a la gaditana, a pesar de los 24 archivos en los que
han realizado las pertinentes pesquisas. No obstante, esa dificultad inicial se
ha salvado con el recurso a fuentes indirectas, relacionadas tanto con sus dos
matrimonios como con las de otras personas de sus círculos de parentesco,
amistad o de afinidad cultural o social, que ha dado como resultado una sólida
semblanza de 239 páginas, que alumbra no solo su figura sino el contexto
social, económico y cultural en que María Lorenza se desenvolvió como mujer y
como escritora. Bien es cierto que algunos detalles interpretativos como la
«sonrisita» «algo traviesa» (p. 191) del retrato con que se la pintó de recién
casada constituyen una valoración muy subjetiva a tenor de la reproducción
fotográfica de la pintura, lo que resulta casi anecdótico entre las otras
valiosas aportaciones deducidas del resto de retratos, tarjetas y documentos
manejados para rescatar el eco de esta voz femenina.
Por lo que respecta a las obras que se editan de la gaditana, los
manuscritos de sus comedias han sido localizados en la Biblioteca Nacional. No
se precisa la procedencia de las obras que fueron publicadas en vida de María
Lorenza, pero es previsible que se trate de los ejemplares existentes en esta
misma biblioteca, entre los que el Elogio de la Reyna N. S., publicado por
Sancha hacia 1798, cuenta con un ejemplar en la Biblioteca digital hispana de
la citada institución.
En esa misma introducción, las autoras ofrecen el estado de la cuestión
sobre lo que hasta hace poco se conocía de esta mujer y escritora, de la que
hasta el año 2000 apenas si se sabía que era la autora de La sabia indiscreta,
una comedia sentimental en un acto. Enmarcan su edición y estudio en el
reciente interés por las biografías de escritoras del XVIII, Josefa Amar y
Bobón, Inés Joyes y Blake, María Gertrudis de Hore, Rita Barrenechea o María
Rosa de Gálvez, a las que hay que añadir el estudio bio-bibliográfico realizado
en la década de los 70 sobre Frasquita Ruiz de Larrea Aheran, que sigue
necesitando de una semblanza y un estudio más riguroso. Además del interés por
estas escritoras de la modernidad, las investigadoras destacan la atención que
ha concitado en los últimos años la labor educativa, asistencial y cultural
desempeñada por varias mujeres en el ámbito de la sociabilidad dieciochesca de
la Junta de Damas madrileña, cuya labor tuvo cierta continuidad durante la
Guerra de la Independencia en la realizada en Cádiz por la Sociedad de Señoras
de Fernando VII, presidida por la marquesa de Villafranca, mientras la Junta
madrileña, en la que colaboraba María Lorenza de los Ríos, continuaba su
vocación filantrópica en la España josefina.
Destacan las investigadoras que
la gaditana se casó en 1774, a los doce años, con su primo el fiscal de la Real
Audiencia de Santa Fe de Bogotá, Luis de los Ríos, que le llevaba la friolera
de veintiséis años; el matrimonio concertado —como, por otra parte, lo eran
habitualmente los de su entorno— pudo enriquecer culturalmente a María Lorenza,
tanto por el afán epistolar del esposo como por la afición a la historia y a
los periódicos a que se suscribió en cuanto tuvo ocasión. Por otra parte, el
enlace permitió al marido administrar un notable patrimonio que le sirvió para
ayudar a sus parientes y para las obras tanto de la casa solariega de Naveda
como las que inició para edificar una lujosa residencia en Reinosa, en honor de
su joven esposa, «La niña de oro».
La biografía sigue las andanzas del matrimonio en Cádiz, La Coruña,
desde finales de noviembre de 1779 —tras una breve residencia en Madrid— y
Valladolid, adonde llegaron a principios de 1782. Allí, en septiembre de 1786,
moriría Luis de los Ríos y María Lorenza, que para entonces tenía 25 años,
conocería a Germano de Salcedo (nacido en Sto. Domingo de la Calzada), de 38, con el que se casó a los tres meses de
enviudar, lo que fue aprovechado por próximos y extraños para dar rienda suelta
a toda suerte de comentarios malintencionados. Si durante su primer matrimonio
María Lorenza pudo iniciarse en el amor a las letras, su boda con el oidor de
la audiencia le permitió profundizar en la cultura de la Ilustración. Miembro
de la Sociedad Económica vallisoletana y de otras instituciones de la ciudad,
la pareja continuó con estas prácticas culturales en su nuevo destino
cortesano. El matrimonio ya vivía en Madrid a principios de 1789 y Germano
ocupó el cargo de juez subdelegado de Teatros entre 1802 y 1806, lo que
contribuyó a acrecentar la afición teatral del matrimonio y a que María Lorenza
se convirtiera en la anfitriona de una tertulia en la que enriquecerse humana y
literariamente.
Tras la contextualización de la investigación, el estudio preliminar
trata de dar cuenta de los episodios documentados de su vida, desde sus
orígenes, su matrimonio casi infantil, la maternidad frustrada, la dedicación a
la labor educativa y asistencial con la Junta de Honor y Mérito y la Real
Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, los sufrimientos ocasionados
por la guerra, la pérdida del primer esposo, el segundo matrimonio y la
maternidad de acogida en la figura de una niña de la inclusa, así como las
voces de la escritura femenina que asoman tanto tras las obras literarias de
creación como en las de los discursos más institucionales, en los que sin
embargo afloran sus inquietudes por la identidad nacional, las traumáticas
experiencias de muchas mujeres de distinta procedencia social —originadas en
muchas ocasiones por cuestiones de honor—, pero también otros temas
privilegiados por el pensamiento ilustrado como el recurso a la amistad, que en
sus escritos aparecen como consuelo y solución, al menos paliativa, de
difíciles circunstancias vitales.
La segunda parte del libro,
su núcleo, está constituida por la edición de las obras de la marquesa de Fuerte-Híjar:
las comedias El Eugenio y La sabia indiscreta, la oda A la muerte del
Excelentísimo Señor don Francisco Álvarez de Toledo y Palafox, el Elogio de la
Reina Nuestra Señora y la traducción de la Noticia de la vida y obras del conde
de Rumford. A estas se añade un anexo
compuesto de 32 documentos, entre los que figuran otros escritos de María
Lorenza: tres cartas autógrafas, tres testamentos —otorgados en 1788, 1812 y
1816—, la carta de agradecimiento por su admisión como socia de la Junta de Damas,
así como diversos informes, oficios, peticiones y memoriales que María Lorenza
firma bien en calidad de curadora del Montepío de Hilazas, o de la Real Casa de
Niños Expósitos de la Inclusa madrileña, bien como directora de la Real
Asociación de Caridad de Señoras, o en su condición de presidenta y curadora de
la Junta de Damas de Madrid, a los que se añaden varios informes de censura
sobre las memorias de las comisiones de la Junta de Damas madrileña, a las que
perteneció María Lorenza u otros informes relativos a distintas actividades
realizadas por estas instituciones en las que la gaditana participó.
Al frente de la edición figura
una nota donde se explican los criterios seguidos respecto a los manuscritos y
ediciones tenidas en cuenta, así como respecto a la corrección de errores, la
modernización de la ortografía, las abreviaturas y las aclaraciones léxicas.
Quizás se echa en falta la explicación del orden seguido para la publicación de
las obras, puesto que no siguen el cronológico, así como el uso de algunos
signos como las llaves para las acotaciones dramáticas, que no suele ser
habitual.
El libro se cierra con un
apartado de fuentes y bibliografía, así como un útil índice onomástico que
culminan un estudio riguroso, sólido y denso que convierten a esta edición y
biografía en un iluminador retrato de época, que hubiera brillado aún más con
una buena corrección editorial".
Marieta Cantos Casenave
*Cantos Casenave, M. (2019). Elisa Martín-Valdepeñas y Catherine M. Jaffe, «María Lorenza de los Ríos, marquesa de Fuerte-Híjar. Vida y obra de una escritora del Siglo de las Luces». Cuadernos De Ilustración Y Romanticismo, (25), 699-701. https://doi.org/10.25267/Cuad_Ilus_romant.2019.i25.41
* Elisa Martín-Valdepeñas y Catherine M. Jaffe (2019),
María Lorenza de
los Ríos, marquesa de Fuerte-Híjar. Vida y obra de una escritora del Siglo de
las Luces, Madrid - Frankfurt am Main, Iberoamericana - Vervuert (La Cuestión
Palpitante. Los siglos XVIII y XIX en España, 31), 485 pp.
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